El rey Juan Carlos acusa recibo del reclamo de ejemplaridad

24/12/2013 - 4:33 pm

Madrid, 24 dic (dpa) - El rey Juan Carlos de España pronunció hoy el discurso de Nochebuena más difícil de afrontar en sus 38 años de reinado, en medio de una gran crisis de imagen de la Corona, cuando él está a punto de cumplir 76 años y aún se recupera de una operación que volvió a situar su salud en el punto de mira de la opinión pública.

En su mensaje televisado a los españoles Juan Carlos puso fin personalmente a las especulaciones sobre su abdicación que se han extendido a lo largo de todo el año, pero también dejó claro a los españoles que ha recibido el mensaje que muchos han pedido incluso a gritos en protestas en las calles, en las que han arremetido contra la Corona.

Expresando su "determinación" de seguir trabajando de acuerdo a su función constitucional, el rey rechazó de forma sutil pero clara la abdicación, pocos días antes de su cumpleaños, el 5 de enero, y tras haber pasado este año tres veces por el quirófano, la última hace poco más de un mes, suscitando dudas en algunos círculos sobre su capacidad para seguir al frente de la jefatura de Estado.

Sentado en su despacho en el Palacio de la Zarzuela, donde se grabó hace unos días el discurso más importante de los que pronuncia al año y el único que no le escribe el gobierno, sino la Casa del Rey, al monarca se lo vio con buen aspecto.

Habló de "ejemplaridad y transparencia" en un momento en el que la institución monárquica está en una crisis sin precedentes, sobre todo por el escándalo de corrupción en el que está envuelto su yerno, Iñaki Urdangarin, que podría tener que enfrentarse a una petición fiscal de 23 años de cárcel.

Un escándalo que salpica también a la infanta Cristina, su hija pequeña, imputada y desimputada este año y a la espera de ver si el juez instructor decide imputarla definitivamente. Ambos cenaron hoy con los reyes y los príncipes de Asturias en el Palacio de la Zarzuela, según se filtró a la prensa.

La crisis se arrastra también, reforzada, por comportamientos del rey censurados por los españoles, como el polémico viaje a Botsuana de 2012 y su amistad con la alemana Corinna zu Sayn-Wittgestein.

Desde su despacho, no se refirió expresamente a ninguno de esos aspectos, pero sus palabras se interpretan en ese marco. "Quiero transmitiros (...) la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad", dijo.

Una sociedad se define "por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes", indicó.

Unas palabras que bien podrían aludir también a los casos de corrupción que sacuden la vida política española en paralelo a la peor crisis económica en décadas, entre ellos el de la presunta financiación ilegal del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y el que atañe a UGT, uno de los dos grandes sindicatos del país.

"Es indiscutible que la crisis económica que sufre España ha provocado desaliento en los ciudadanos", dijo. "La dificultad para alcanzar soluciones rápidas, así como los casos de falta de ejemplaridad en la vida pública, han afectado el prestigio de la política y de las instituciones".

El de hoy era también un discurso difícil en lo político sobre todo por dos temas: el guante independendentista en Cataluña, donde la consulta de autodeterminación que el gobierno regional acaba de fijar para el 9 de noviembre de 2014 supone el mayor desafío a la unidad de España en la etapa democrática, y la crisis económica, que arroja seis millones de desempleados, un 26 por ciento.

El monarca defendió un modelo de país "libre, justo y unido dentro de su diversidad". La Corona, dijo, "cree en esa España abierta en la que cabemos todos". Y citando a su hijo, el príncipe Felipe, dijo: "España es una gran nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar".

Habló de cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución y por primera vez también de "regeneración".

A la crisis económica aludió nada más comenzar, recordando a los más golpeados: desempleados, desahuciados, jóvenes sin trabajo y pensionistas que sostienen a familias enteras. Y también habló de los inmigrantes, a los que agradeció su aportación a España.

Aunque señaló que hay indicios de recuperación, dejó muy claro que no cree que se haya llegado al final del túnel. "Para mí la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar", proclamó cuando el gobierno de Rajoy asegura que España está saliendo de la situación que arrastra desde 2008.

Por primera vez, la televisión pública de Cataluña no emitió el discurso del rey, si bien no hubo motivación política, sino que se debió a una huelga de trabajadores.

Donde tampoco se vio fue en la televisión pública del País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco (PNV), al regresar al poder, puso fin a la transmisión del mensaje del rey que decidió el Partido Socialista (PSOE) en los tres años que gobernó en la región.El rey Juan Carlos acusa recibo del reclamo de ejemplaridad

Por Sara Barderas (dpa)

Madrid, 24 dic (dpa) - El rey Juan Carlos de España pronunció hoy el discurso de Nochebuena más difícil de afrontar en sus 38 años de reinado, en medio de una gran crisis de imagen de la Corona, cuando él está a punto de cumplir 76 años y aún se recupera de una operación que volvió a situar su salud en el punto de mira de la opinión pública.

En su mensaje televisado a los españoles Juan Carlos puso fin personalmente a las especulaciones sobre su abdicación que se han extendido a lo largo de todo el año, pero también dejó claro a los españoles que ha recibido el mensaje que muchos han pedido incluso a gritos en protestas en las calles, en las que han arremetido contra la Corona.

Expresando su "determinación" de seguir trabajando de acuerdo a su función constitucional, el rey rechazó de forma sutil pero clara la abdicación, pocos días antes de su cumpleaños, el 5 de enero, y tras haber pasado este año tres veces por el quirófano, la última hace poco más de un mes, suscitando dudas en algunos círculos sobre su capacidad para seguir al frente de la jefatura de Estado.

Sentado en su despacho en el Palacio de la Zarzuela, donde se grabó hace unos días el discurso más importante de los que pronuncia al año y el único que no le escribe el gobierno, sino la Casa del Rey, al monarca se lo vio con buen aspecto.

Habló de "ejemplaridad y transparencia" en un momento en el que la institución monárquica está en una crisis sin precedentes, sobre todo por el escándalo de corrupción en el que está envuelto su yerno, Iñaki Urdangarin, que podría tener que enfrentarse a una petición fiscal de 23 años de cárcel.

Un escándalo que salpica también a la infanta Cristina, su hija pequeña, imputada y desimputada este año y a la espera de ver si el juez instructor decide imputarla definitivamente. Ambos cenaron hoy con los reyes y los príncipes de Asturias en el Palacio de la Zarzuela, según se filtró a la prensa.

La crisis se arrastra también, reforzada, por comportamientos del rey censurados por los españoles, como el polémico viaje a Botsuana de 2012 y su amistad con la alemana Corinna zu Sayn-Wittgestein.

Desde su despacho, no se refirió expresamente a ninguno de esos aspectos, pero sus palabras se interpretan en ese marco. "Quiero transmitiros (...) la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad", dijo.

Una sociedad se define "por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes", indicó.

Unas palabras que bien podrían aludir también a los casos de corrupción que sacuden la vida política española en paralelo a la peor crisis económica en décadas, entre ellos el de la presunta financiación ilegal del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y el que atañe a UGT, uno de los dos grandes sindicatos del país.

"Es indiscutible que la crisis económica que sufre España ha provocado desaliento en los ciudadanos", dijo. "La dificultad para alcanzar soluciones rápidas, así como los casos de falta de ejemplaridad en la vida pública, han afectado el prestigio de la política y de las instituciones".

El de hoy era también un discurso difícil en lo político sobre todo por dos temas: el guante independendentista en Cataluña, donde la consulta de autodeterminación que el gobierno regional acaba de fijar para el 9 de noviembre de 2014 supone el mayor desafío a la unidad de España en la etapa democrática, y la crisis económica, que arroja seis millones de desempleados, un 26 por ciento.

El monarca defendió un modelo de país "libre, justo y unido dentro de su diversidad". La Corona, dijo, "cree en esa España abierta en la que cabemos todos". Y citando a su hijo, el príncipe Felipe, dijo: "España es una gran nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar".

Habló de cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución y por primera vez también de "regeneración".

A la crisis económica aludió nada más comenzar, recordando a los más golpeados: desempleados, desahuciados, jóvenes sin trabajo y pensionistas que sostienen a familias enteras. Y también habló de los inmigrantes, a los que agradeció su aportación a España.

Aunque señaló que hay indicios de recuperación, dejó muy claro que no cree que se haya llegado al final del túnel. "Para mí la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar", proclamó cuando el gobierno de Rajoy asegura que España está saliendo de la situación que arrastra desde 2008.

Por primera vez, la televisión pública de Cataluña no emitió el discurso del rey, si bien no hubo motivación política, sino que se debió a una huelga de trabajadores.

Donde tampoco se vio fue en la televisión pública del País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco (PNV), al regresar al poder, puso fin a la transmisión del mensaje del rey que decidió el Partido Socialista (PSOE) en los tres años que gobernó en la región.

en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

Opinión en video