Ciudad de México, 27 de diciembre (SinEmbargo).– Existen ciertos factores implícitos en la fisonomía de los hombres que caracterizan a aquellos que son más exitosos que el resto. Sin embargo, aún cuando la frenología ha sido descalificada desde hace décadas, este tipo de estudios continúan realizándose.
Ahora, una investigación reciente, llevada a cabo por la Singapore Management University, saca a relucir este tema y establece que en los varones existe una relación entre los picos de testosterona durante la pubertad, y la proporción entre el ancho del rostro y la altura desde el maxilar superior hasta el arco ciliar (fWHR).
De acuerdo con el estudio encabezado por los investigadores Katherine A. Valentine y Norman P. Li, en la medida que el cuerpo segrega más testosterona durante la adolescencia, eso condicionaba una personalidad dominante, mientras que la proporción del cráneo se hacía, en líneas generales, más ancha.
Así, desde el punto de vista de las relaciones, un hombre siempre será más atractivo para las mujeres en la medida en que su radio fWHR sea mayor o, dicho en otras palabras, los rostros más anchos y masculinos suelen ser más atrayentes. Sin embargo, existe un inconveniente para los hombres con este tipo de rostro, ya que si estas características faciales son producto de la testosterona, su personalidad será en promedio más dominante y menos confiable.
Por otra partem, el estudio afirma que, desde el punto de vista evolutivo, los hombres de caras anchas serán los predilectos por las mujeres para encuentros fugaces y amoríos ardientes. Sin embargo, y de manera irónica, estos no son los elegidos para relaciones duraderas, ya que cuando entra en juego el factor de protección, una mujer se sentirá más segura con un hombre de alto fWHR por encima de aquellos anchos.
Para poner a prueba su teoría, los científicos analizaron a 77 hombres y a 81 mujeres solteros durante siete eventos de citas rápidas. Mientras tanto, la edad de los hombres oscilaba entre los 20 y 32 años y mientras que la de las damas iba de 18 a 30.
Así mismo, el ancho de la cara de los hombres se calculó con base a su estructura ósea, no en su peso, para garantizar que el fWHR era dependiente de sus genes y no producto de sus hábitos alimenticios.
Las citas, por su parte, se llevaron a cabo en cabinas semiprivadas, donde las mujeres permanecían sentadas y los hombres rotaban cada tres minutos.
Después de cada encuentro, cada una de ellas registraba de manera individual si deseaban tener otra cita con la persona que acababan de ver y qué tan interesadas estaban, en una escala del uno al cinco, en una relación corta, larga o simplemente amistad con dicho hombre.
Finalmente también se formó otro grupo de encuentros rápidos de 11 hombres y 44 mujeres de entre 19 y 25 años, para que las damas evaluaran la fotografía del rostro del varón con el que acababan de tener la cita. Así, mediante una escala que iba del uno al siete, la mitad de ellas calificó qué tan dominantes consideraban a los hombres con los que se vieron, mientras que el resto utilizó esta misma escala para responder a la pregunta: "¿qué tan agresiva es esta persona si es provocada?".
Para muchos especialistas, este factor también concuerda con la agresividad de algunos directores ejecutivos de empresas de éxito, quienes son más combativos y dominantes que los demás, lo que también podría relacionarse con atletas como los boxeadores, cuyos cráneos más anchos son mucho más resistentes. En este caso, esto sería un factor determinante para tener éxito en dicha disciplina en la que la fiereza juega un papel importante.
Sin embargo, es este último aspecto el que desata mayor polémica, ya que la relación entre las características de los rasgos faciales y el comportamiento violento en algunos hombres podría no existir, según un estudio publicado a principios de 2013 en la revista PLOS ONE.
No obstante, los resultados de la Singapore Management University confirmaron que los hombres con rostros anchos eran considerados como más dominantes y agresivos. Así mismo, éstos fueron considerados durante la prueba como candidatos para una relación corta, pero nada a largo plazo.
Por su parte, los investigadores concluyeron que "los resultados complementan y extienden el extenso campo de estudio sobre métrica facial y atracción, así como los trabajos recientes sobre la elección de pareja en contextos de selección de compañero en vivo-interactivo, además de resaltar la importancia de deducir por qué los hombres dominantes son atractivos para las mujeres".