
Ciudad de México, 3 de enero (SinEmbargo).– Los 52 pasajeros del barco ruso Akadémik Shokálskiy, que quedó atrapado en el hielo antártico desde el pasado 24 de diciembre fueron evacuados el día de ayer a través de un helicóptero del buque estatal chino Xue Long (Dragón de Nieve).
Además, la Autoridad Australiana de Seguridad Marítima, coordinadora del operativo, indicó que los 22 miembros restantes de la tripulación permanecerán en el Akadémik Shokálskiy a la espera de que se derrita el hielo para salir de la zona.
El navío ruso, que emitió su llamada de emergencia el miércoles por la mañana, se encontraba rememorando la expedición que hizo hace un siglo Douglas Mawson en la Antártida y además realizaba una expedición científica cuando quedó bloqueado.
Desde que el Akádemik Shokálskiy pidió ayuda el Día de Navidad, el rescate por vía marítima y aérea se vio frustrado varias veces por culpa de las malas condiciones meteorológicas en la bahía de Commonwealth, situada a unos dos mil 778 kilómetros al sur de la ciudad australiana de Hobart, en la isla de Tasmania.
En la última semana se produjeron hasta tres intentos para que los rompehielos llegaran hasta el Akadémik Shokálskiy, cercado por gruesos bloques helados, pero sólo el Aurora Australis consiguió acercarse hasta unos 20 kilómetros.
El plan de Turney era continuar con su expedición, una vez le abrieran paso, pero finalmente optaron por el rescate de los pasajeros y llevarlos hasta Tasmania, dando así fin a la expedición.
Aunque cercado en el hielo, el barco ruso no corría peligro de hundirse y cuenta con suficiente aprovisionamiento de víveres.
¿QUIÉN PAGA EL RESCATE?
Los 52 rescatados no la pasaron tan mal. Tomaron fotos y vídeos, las subieron a redes sociales y dieron la vuelta al mundo. Pero las embarcaciones que acudieron al llamado del rescate no lo tomaron como broma y menos por los altos costos que implicaron.
Christiane Oelrich de la agencia epa indica que los medios australianos calculan que la operación costó varios millones de dólares.
Según los estatutos de las autoridades de salvamento marítimo australianas (Amsa), la institución paga por las acciones de búsqueda y rescate. Pero eso no incluye las posibles reclamaciones de los dueños de los rompehielos que se apresuraron a sumarse a la operación.
El Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (Solas) obliga a los barcos en alta mar a responder de inmediato a las llamadas de socorro, pero normalmente el dueño del barco rescatado suele tener que pagar más adelante los gastos.
El "Shokalskiy" navega bajo bandera rusa, pero está alquilado por la Expedición Australiana a la Antártida 2013/14, y en el caso de un acuerdo charter de este tipo hay que fijar bien quién se hace cargo en casos de salvamento.
Tres rompehielos cambiaron su curso en Nochebuena para ir a ayudar al "MV Akademik Shokalskiy". El barco francés se dio la vuelta después de tres días porque era incapaz de avanzar, pero el chino "Snow Dragon" y el australiano "Aurora Australis" siguieron adelante interrumpiendo durante días las tareas que tenían que llevar a cabo. Tan sólo el "Aurora" cuesta al día unos 50 mil dólares (40 mil euros), según las estimaciones australianas.
Los barcos tenían que hacer además trabajos importantes. El "Aurora" estaba descargando equipos científicos y suministros a la estación australiana Casey en la Antártida. Cuando llegó la llamada de auxilio interrumpió la tarea y se dirigió de inmediato a prestar ayuda, aseguró en un mail Joe McConnell, uno de los científicos de la estación, al "New York Times".
"Las consecuencias a corto y largo plazo para el programa de investigación australiano son enormes, y lo mismo vale seguramente para el programa francés y el chino, porque sus rompehielos fueron desviados", señaló. "Muchas personas no pueden continuar con sus proyectos de investigación, que llevan años preparando, porque su material sigue a bordo del 'Aurora'".
Las preguntas comienzan a surgir, ¿Realmente era necesario que se hiciera el rescate?.
El "Sholaksiy" también estaba en una misión científica. El líder de la expedición, Chris Turney, estudia el cambio climático y quería documentar las modificaciones en el hielo durante el último siglo, para lo cual seguía la ruta que hace 100 años hizo el explorador australiano Douglas Mawson.
El "Shokalskiy" fue construido para servir como barco de investigación polar, por lo que está más que preparado para una expedición como la actual. El hecho de que además de los científicos hubiese turistas a bordo no cambia que la misión estuviese en condiciones de hacer frente a cualquier contingencia. "Las condiciones climáticas son impredecibles", se defendió Turney.
-Con información de EFE y dpa




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