Artesana discapacitada sortea desempleo y emprende microempresas

16/03/2014 - 10:06 am

Puebla, 16 Mar. (Notimex).- “Deja en calma lo que no puedes hacer y dale tolerancia a tu cuerpo, a que hay cosas que no se pueden hacer, pero otras te pueden ayudar a lanzarte hacia arriba”, es la receta que todos los día aplica Liliana Erika Domínguez Becerril, microempresaria.

Mujer de carácter y dinámica, a sus 40 años de edad vive uno de los mejores momentos de su vida al ver crecer las dos microempresas que ha formado: LD Artesanal que se dedica a la joyería artesanal ecológica y Barrocolate, especializada en la elaboración de chocolate de manera artesanal.

Para llegar a este momento, la comunicóloga de profesión desde pequeña ha tenido que sortear diversos obstáculos, siendo el primero de ellos el haber nacido con una discapacidad denominada luxación congénita bilateral de cadera.

“No puedes basar tu vida productiva y tus proyectos en una discapacidad, creo que hay que luchar por las capacidades que tienes en lugar de enfocarte hacia las discapacidades que tienes, eso es ponerte etiquetas y no avanzas porque te asumes como discapacitada y en consecuencia te pones límites”, acotó.

En entrevista con Notimex relató como de niña tuvo que aprender a sortear dificultades, comenzando con los compañeros de primaria que le ponían apodos y se burlaban de su condición física, lo que le hacía llegar a su casa llorando todos los días.

“Un día mi madre me tomó de los hombros y me miró frente a frente, y me dijo que tenía que entender que una discapacidad no me hacía diferente y por el contrario los obstáculos solo estaban en mi cabeza”, citó.

Bajo esa teoría comenzó a vencer los obstáculos que la vida le podía, y llegó a formar parte del equipo de atletismo en su escuela, jugó basquetbol y volibol, y con el maestro Amado Téllez Aragón, aprendió a hacer a un lado su condición física.

“Nunca gané una carrera de atletismo pero la sensación en mi cuerpo era mi premio, sentir que el aire chocaba con mi rostro, con mi cuerpo y que rompía un reto diferente, esa era mi recompensa”, dijo tras reconocer que su hiperactividad le generó acelerar el desgaste en la cadera.

En el último año de secundaria, cuando tenía 15 años de edad, vino la primera cirugía. Lejos estaba de pensar que de entonces a la fecha su cuerpo sería sometido a 20 cirugías en cadera, columna, pies y rodillas.

La más reciente cirugía la recibió hace dos años, esta vez probando medicina alternativa luego que un automovilista la atropelló en una calle del Centro Histórico de Puebla, cuando ella se dirigía a su lugar de trabajo.

La también integrante de la Unión de Artesanos de la Cultura Popular de Analco comentó que la primera cirugía no la detuvo, durante el tiempo de recuperación cumplió con todos los trámites para ingresar al bachillerato y continuar con su preparación académica.

Fue en ese periodo donde recibió una lección más, debía cumplir con su asistencia a clases como todos los alumnos y aprobar las materias como todos, “porque si tú pasas la materia vas a pasar por tus competencias, porque tu enfermedad está en tus piernas, no en tu cabeza”, le dijo su maestro de física.

Ingresó a la universidad, hizo prácticas profesionales en una estación de radio, también se involucró en campañas electorales a nivel local y federal, e incursionar cada vez más a la vida profesional en medios de comunicación alternando sus estudios universitarios.

De sus jefes aprendió que en esta vida hay momentos en los que te llegas a caer, pero tienes que aprender a levantarte por ti sólo porque nadie lo va hacer, aprendió a lidiar con gente que gusta de poner obstáculos en su camino, trabajar sin recibir remuneración económica y de saber aprovechar cada oportunidad que se le presente.

Fue así como, por cada vez más desgastada su cadera dejó de trabajar en medios de comunicación, y decide iniciar con la elaboración de joyería y obtener un ingreso, ya que durante un tiempo fue la proveedora en su casa conformada por sus padres José Víctor Domínguez y María de los Angeles Becerril, ambos de 64 años de edad, debido a que su padre sufrió amputación de una pierna.

Con iniciativa, con la asesoría de una incubadora de negocios, también con crédito bancario, pero sobre todo con decisión, se dedica al diseño y producción de collares, pulseras, anillo, aretes y todo tipo de joyería a base de escamas de pescado, semillas, carrizos, cristales, piedras, perlas, elementos marinos de todo tipo y todo aquello que sea atractivo y bonito para generar un diseño. LD Artesanal es una marca registrada, cuenta con logotipo y catálogo que le ha permitido llevar sus productos a expos en la Ciudad de México, Michoacán, Acapulco y en todos los espacios convocados por Pymes. También ha logrado llevar su artesanía a España y Holanda.

Las ventas en diciembre pasado fueron a la baja, un momento en que en lugar de aventar la toalla la llevan a incursionar en la elaboración de chocolates y comenzó a diversificar su mercado.

Con Barrocolate comenzó a vender sus productos en una dulcería cerca de su colonia Loma Bella, y de ahí comenzó a incursionar en otros comercios, por lo que ahora se pueden conseguir sus productos en tiendas de la calle 6 Oriente, avenida conocida en Puebla por la amplia gama de venta de dulces típicos poblanos.

Chocolate con arándanos, nueces, almendras, avellana, pasas, coco, chocolate blanco, semiamargo o mixto son algunos de los productos que hace Domínguez Becerril, quien también se da espacio para compartir su éxito.

Desde el año pasado colabora cada semana en un programa de televisión local donde enseña a la audiencia cómo elaborar su propia joyería. Tres veces a la semana ofrece talleres donde participan amas de casa, emprendedoras, ancianos, sordomudos y toda persona que desea aprender una manualidad para obtener un ingreso extra en sus hogares.

Su sueño es poder sacar un financiamiento que le permita establecer un local propio y taller fijo para la venta de sus productos, contratar mano de obra con sueldos dignos y llevar sus diseños a ciudades como Los Cabos, Chihuahua, Morelia y Guadalajara.

“Hay mucha falta de empoderamiento para que las mujeres puedan creer en lo que hacen, reconocer que la mujer tiene derecho a su propio espacio para hacer lo que más le guste”, dice.

“Mi consejo es que la gente crea que todos tenemos un potencial, que se enfoquen en cuál es su habilidad más grande, qué es lo que les gustaría aprender o haber aprendido y sobre todo aprender que nunca es tarde. Creer que podemos hacerlo y, creer en uno mismo”, finaliza.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

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