Londres, 18 Ene (Notimex).- Un clérigo populista paquistaní accedió a poner fin a su campaña de protestas, después de haber reunido a miles de seguidores en Islamabad para pedir la renuncia del gobierno y el fin de la corrupción.
Un comité de ministros paquistaníes y de líderes políticos llegaron a un acuerdo con el religioso que encabezó las manifestaciones que exigían la disolución del gobierno e iniciar una cruzada contra la corrupción política, reportó el canal de noticias Samaa TV.
El documento acordado prevé la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas antes del 16 de marzo a cambio de que el religioso zanjara las movilizaciones, que en los últimos cinco días ha sumado cientos de seguidores en la capital paquistaní.
"Los felicito a todos. Hoy es el día de la victoria para el pueblo de Pakistán. Hay que ir a casa tan tranquilamente como venimos", dijo el académico y predicador Tahir-ul Qadri ante sus partidarios después de la firma del acuerdo con el primer ministro, Raja Pervaiz Ashraf.
Qadri, quien estaba asilado en Canadá, había pedido a decenas de miles de sus seguidores acampar frente al Parlamento mientras que él participaba en las negociaciones con los funcionarios del gobierno de Islamabad.
El movimiento de Qadri exigía que el gobierno actual fuera reemplazado por uno provisional e independiente, que en consulta con las fuerzas armadas y el poder Judicial implementara reformas claves antes de la celebración de las elecciones.
Un miembro del equipo negociador confirmó que el gobierno acordó disolver la Asamblea Nacional, pocos días antes de que finalice su mandato en marzo próximo, dando 90 días hasta que se celebren las elecciones.
La declaración entre el gobierno y Qadri fue firmado por Pervaiz Ashraf, así como funcionarios gubernamentales de alto nivel que integraron el equipo de negociación, señaló un funcionario de la oficina del primer ministro.
Las protestas en los últimos cinco días en Islamabad, encabezadas por el clérigo musulmán con una historia de vínculos con los militares, tras apoyar un golpe de Estado en los años 90, desencadenó una crisis política sin precedentes en Pakistán.




