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Periodismo digital con rigor
23-12-2025 - 12:04 am
La dedicación, la ética de la periodista Regina Martínez, siempre del lado de las víctimas de injusticias, la llevó a revelar de manera respetuosa, empática, valiente, los abusos contra Ernestina Ascencio, y ahora, a 18 años de aquel primer trabajo periodístico que Regina publicó sobre el caso, con la sentencia de la Corte Interamericana, los familiares podrán ver que se haga valer la justicia.
Hacer periodismo en tiempos del Gobierno de Fidel Herrera y su sucesor Javier Duarte en Veracruz y de Felipe Calderón en la Presidencia, era enfrentar amenazas, agresiones, violencias múltiples y el riesgo de ser asesinado.
A Fidel Herrera se le conocía como “el Zeta 1” porque en su mandato Los Zetas –el grupo criminal que formaron exmilitares– hicieron de Veracruz epicentro de sus operaciones, clave para su expansión en otras entidades.
Los despliegues militares que Calderón ordenara como parte de su fallida Guerra (carente de toda estrategia pero que impuso pretendiendo legitimar su Gobierno), lejos de desarticular al crimen organizado, lo que provocó fue que se incrementara el poderío de los grupos criminales, también cooptando militares, pero además se acrecentaron las agresiones y violaciones a los derechos humanos por parte de los militares.
Los soldados ejercían todo tipo de abusos contra las comunidades, con total impunidad les robaban sus pertenencias, torturaban, abusaban sexualmente de las mujeres.
Fue ese periodo que Veracruz se tornó en la entidad más letal para los periodistas. Era ese el contexto en el que la periodista Regina Martínez recorría comunidades para mostrar las condiciones reales en que vivía la población, para evidenciar las injusticias y abusos de las que eran víctimas; evidenciaba la corrupción de las autoridades, denunciaba las injusticias, siempre empática con las víctimas. Escribió también Regina de los casos de colegas desaparecidos o asesinados.
Regina fue la periodista que en 2007 reveló y documentó el caso de Ernestina Ascencio Rosario, víctima de violación sexual y tortura por parte de militares, víctima también de la falta de atención médica oportuna, revictimizada por muchos funcionarios gubernamentales, revictimizada por el entonces Presidente.
Ernestina Ascencio era indígena náhuatl de 73 años de edad, madre de cinco hijos, quien vivía en Tetlatzinga, comunidad del municipio Soledad Atzompa en la Sierra de Zongolica, y quien cada mañana salía de su casa a llevar a pastorear un rebaño de borregos. El domingo 25 de febrero de 2007 fue golpeada, violada sexualmente y sometida a graves lesiones y ataques por los soldados.
En su texto “Fueron los soldados, m’ija”, Regina escribió:
“La indígena nahua Marta Inés Ascencio encontró a su madre moribunda, con el cráneo y las costillas rotas. Yacía sobre la hojarasca, en un frío paraje de la comunidad de Tetlatzinga sombreado por enormes pinos.
–¿Qué tiene, madre? ¿Qué le pasó? –le preguntó angustiada.
Y su madre, la anciana Ernestina Ascencio Rosario, le respondió con mucho esfuerzo:
“Fueron los soldados, m’ija. Los soldados me golpearon, me amarraron y me taparon la boca. Traían sus cartucheras repletas de balas”, así comienza el texto en que Regina detalló lo ocurrido.
Por años Regina Martínez dio seguimiento puntual al caso, exponiendo los abusos, maltrato y discriminación del que eran víctimas los hijos de Ernestina en el proceso de denuncia.
La respuesta de Calderón fue revictimizante y discriminatoria, aseguró que la muerte se debió a una “gastritis crónica no atendida”, infame versión convalidada por el entonces titular de la CNDH José Luis Soberanes, y por la entonces titular del Inmujeres, todos ellos revictimizando a Ernestina Ascencio y a su familia.
Regina adelantó también que, ante la falta de justicia, el caso se llevaría ante instancias internacionales. El 1 de noviembre de 2011 escribió que en virtud de que se habían agotado los procedimientos legales en las instituciones mexicanas sin ningún resultado en la aplicación de la justicia, las abogadas de la Asociación de Abogados por la Defensa de los Derechos Humanos, preparaban el recurso correspondiente para presentarlo ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.
Catorce años después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió su sentencia contra el Estado Mexicano, cuya resolución se hizo pública hace unos días.
La Corte Interamericana concluyó que Ernestina Ascencio fue víctima de violación sexual por parte de miembros del Ejército mexicano, lo que constituyó una forma de tortura; que la violación sexual y la tortura cometida contra Ernestina Ascencio y la falta de atención médica adecuada fueron la causa de su muerte y que, en consecuencia, el Estado es responsable de la violación de la obligación de respetar el derecho a la vida.
La Corte determinó que a Ernestina Ascencio se le violentaron sus derechos a la vida, a la integridad personal, a la honra y la dignidad, su derecho a la salud; fue víctima de violencia contra la mujer, víctima de tortura, de discriminación, como lo fueron también sus familiares.
El Estado incumplió también su obligación de investigar, con independencia y objetividad, las violaciones a los derechos humanos sufridos por Ernestina. La sentencia de la Corte Interamericana detalla las irregularidades en las investigaciones ministeriales que se hicieron en aquellos tiempos en las que diversas autoridades emplearon estereotipos de género, étnicos y de posición económica para descalificar las declaraciones de la señora Ernestina y “normalizar” su muerte.
En la sentencia de la Corte Interamericana se señalan prácticas de discriminación acumuladas de las que fueron víctimas Ernestina y su familia, miembros de una comunidad en situación de pobreza multidimensional y condiciones sociales como el origen étnico, y que, en consecuencia, como parte de esa discriminación de la que fueron víctimas sus hijos no se les brindó asesoría jurídica ni se les tradujo a náhuatl la resolución ministerial que archivó la investigación, además, en esos tiempos se les alejó físicamente de Veracruz mientras transcurría el plazo para impugnar la determinación ministerial.
El tribunal internacional alude a las declaraciones hechas por múltiples autoridades que resultaron discriminatorias y revictimizantes, incluidas las de Calderón y de sus subalternos.
La Corte Interamericana hace notar que las declaraciones realizadas por múltiples autoridades, algunas de ellas inspiradas en estereotipos discriminatorios, violaron las garantías de independencia e imparcialidad y, en tal sentido, condujeron a la violación de la obligación de investigar con debida diligencia.
Subraya la Corte Interamericana que “la muerte de la señora Ernestina, la ausencia de una investigación imparcial, completa y efectiva ocasionaron un ‘gran sufrimiento’ a su núcleo familiar que constituye, en sí mismo, una afectación a la integridad psíquica y moral”, sumado a los hostigamientos sufridos por sus familiares.
En su sentencia mandata que el Estado Mexicano debe conducir una investigación penal exhaustiva y seria sobre la violación sexual, tortura y muerte de la señora Ernestina Ascencio para identificar, procesar y sancionar a los responsables materiales e intelectuales. Dicha investigación debe regirse por los estándares de debida diligencia, incorporar perspectiva étnica y de género y excluir la aplicación de estereotipos discriminatorios.
También el Estado deberá realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional en relación con los hechos y las violaciones a sus derechos de las que fueron víctimas Ernestina Ascencio y sus familiares.
Como parte de las medidas reparatorias el Estado debe brindar atención médica, psicológica o psiquiátrica gratuita, prioritaria, cultural y lingüísticamente adecuada y efectiva a través de instituciones de salud especializadas, en beneficio de las hijas e hijos de Ernestina Ascencio. También otorgarles becas de estudio.
Como medidas de no repetición, se deberá fortalecer el Centro de Salud de Soledad Atzompa con servicios ampliados.
Se deberá emitir un protocolo que incluya medidas adecuadas de atención en materia de salud y acceso a la justicia de mujeres indígenas víctimas de violencia por razones de género, sin discriminación, y establecer una estrategia para superar las barreras lingüísticas que afectan el acceso a la salud y a la justicia de las personas y comunidades indígenas en Veracruz.
También crear un Registro Nacional de Intérpretes y Traductores en Lenguas Indígenas para los sistemas de salud y justicia, integrado con la participación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y representantes de los pueblos indígenas.
Y garantizar que el Hospital Regional de Río Blanco y la Fiscalía de Veracruz cuenten con intérpretes y traductores que faciliten la adecuada atención y acompañamiento a las personas indígenas monolingües; entre otras medidas.
Regina Martínez no alcanzó a conocer la sentencia que la Corte Interamericana daría al caso de Ernestina Ascencio, porque en abril de 2012 fue asesinada. A Regina le quitaron la vida en tiempos del Gobierno mafioso del criminal Javier Duarte.
La dedicación, la ética de la periodista Regina Martínez, siempre del lado de las víctimas de injusticias, la llevó a revelar de manera respetuosa, empática, valiente, los abusos contra Ernestina Ascencio, y ahora, a 18 años de aquel primer trabajo periodístico que Regina publicó sobre el caso, con la sentencia de la Corte Interamericana, los familiares podrán ver que se haga valer la justicia.
La sentencia implica un reconocimiento a Ernestina Ascencio y su familia como víctimas, y será también la posibilidad de reivindicar el trabajo de Regina, quien ejercía el periodismo como la posibilidad de contribuir a un país menos desigual y más justo, en que ningún funcionario público use el cargo para maltratar, discriminar, violentar, revictimizar, como lo hicieron con Ernestina Ascencio autoridades de todos niveles en aquellos tiempos infames del infame gobierno de Calderón.
Es deber del Gobierno actual cumplir lo que el tribunal internacional le mandata en la sentencia, y eso incluye llegar hasta el fondo de la investigación en el caso de Ernestina Ascencio y que se aplique la ley a cada responsable, ya sea por acción, pero también por omisión. Es deber moral también en memoria de Ernestina y en memoria de Regina.
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23-12-2025 - 12:03 am
Ahora que nos hemos dado cuenta de la importancia estratégica que tendrán las tierras raras en el futuro, ¿no sería inteligente utilizar la gran experiencia que tiene el sector privado mexicano en la inversión productiva para que se le permita participar con todas las facilidades del mundo en el desarrollo de esta industria?

El discurso del llamado nearshoring, que estuvo muy en boga durante y después de la pandemia, ha dado lugar a otro de prosperidad compartida que pone el acento en la soberanía.
La filosofía económica detrás del Plan México - impulsado por una nueva política arancelaria - es que México no sea solamente una parte de las cadenas productivas globales, sino que desarrolle su propia industria autónoma o semiautónoma. En este sentido, el Gobierno mexicano se está tratando de acoplar al paradigma impulsado por el gobierno de Donald Trump.
Ya veremos si esto se sostiene en el futuro. Por lo pronto, el geopolítico estadounidense, Peter Zeihan, señala que a Estados Unidos le llevaría probablemente más de cuarenta años reemplazar las cadenas globales de producción de computadoras y teléfonos celulares si quiere producir todo internamente.
Una paradoja de la situación actual es que los países que mantienen mejor salvaguardada su soberanía son aquellos que ofrecen buenas condiciones para la inversión, sea pública o privada.
Revisemos el caso de las tierras raras en China y México. Más allá de que Beijing controla más del 70 por ciento de la producción mundial de estos elementos, lo cierto es que los miembros del Politburó chino decidieron desde hace tiempo que utilizar esa riqueza en la mayor extensión posible es un motor privilegiado en el siglo XXI para promover la seguridad nacional y la prosperidad económica.
La comparación con nuestro país no es muy halagadora para nosotros. Aunque, al igual que el actual Gobierno mexicano, el Estado chino es el mayor inversor en la industria de las tierras raras, en México tal inversión pública - ya no se diga la privada - ha brillado por su ausencia.
Aunque hay indicios de que en estados como Oaxaca, Sonora, Chiapas, Hidalgo, Coahuila, Durango, Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas, Chihuahua, Zacatecas y Guerrero existen concentraciones prometedoras de diversas tierras raras, estamos aún muy lejos de producir y refinar estos elementos a una escala comercial.
Y aquí cabe hablar de una distinción fundamental entre el desarrollo chino y el mexicano. Aunque con Deng Xiaoping, China entendió que su futuro estaba en desarrollar la economía privada junto con la pública, la verdad es que México es una nación en la que la iniciativa privada ha tenido históricamente un mayor papel en la economía que el país de Confucio.
Ahora que nos hemos dado cuenta de la importancia estratégica que tendrán las tierras raras en el futuro, ¿no sería inteligente utilizar la gran experiencia que tiene el sector privado mexicano en la inversión productiva para que se le permita participar con todas las facilidades del mundo en el desarrollo de esta industria?
En todo esto no ayuda - como lo comentaron varios analistas - la reforma a la Ley Minera publicada en 2023, que introdujo varios cambios que han aumentado la incertidumbre para la inversión privada en el sector, que incluye las tierras raras. Esperemos que, a pesar de todo, México pueda utilizar sus recursos de la manera más racional y razonable en el futuro.
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23-12-2025 - 12:02 am
La Concordia deja una lección relevante. La justicia restaurativa no es una alternativa blanda ni una renuncia al Estado de derecho. Es, en contextos de daño masivo, una forma de colocar a las víctimas en el centro, activando la responsabilidad económica de los responsables.

El caso de la tragedia en el puente de La Concordia, donde murieron 32 personas, pone en el centro de la conversación la forma como responde el Estado cuando el daño es irreversible y las víctimas requieren algo más allá de una condena.
La resolución impulsada por las autoridades capitalinas optó por una vía que, sin sustituir la investigación penal ni diluir responsabilidades, incorporó un principio fundamental de la justicia restaurativa: atender de manera inmediata los efectos del daño.
No se trató de cerrar el caso ni de negociar la impunidad, sino de activar un mecanismo para restituir, en la medida de lo posible, las condiciones materiales de las víctimas y sus familias.
Como señaló la Jefa de Gobierno de la CdMx, Clara Brugada, se trata de acuerdos reparatorios de carácter histórico, no por su monto únicamente, sino por el mensaje jurídico: el daño debe repararse y el responsable debe responder de manera inmediata.
Desde una investigación penal técnicamente sólida, la Fiscalía General de Justicia, encabezada por Bertha Alcalde, acreditó con claridad las responsabilidades del conductor de la pipa por el exceso de velocidad y la pérdida de control del vehículo. Ese sustento jurídico ha sido clave para que el acuerdo alcanzado no fuera discrecional ni opaco. La reparación no fue una concesión, sino una obligación jurídicamente exigida.
El monto económico logrado a través de la mediación asciende a 480 millones de pesos, a cargo de la empresa Silza, perteneciente al grupo Tomza. A la fecha, 430 millones han sido entregados —un avance cercano al 90 por ciento— y de las 144 víctimas directas e indirectas, incluidas quienes tuvieron daños en negocios, 127 ya recibieron su pago. Quienes aún no aceptan los acuerdos reparatorios podrían judicializar su caso.
Desde la óptica de la justicia restaurativa, la reparación no borra la pérdida ni sustituye el duelo. El derecho no puede devolver la vida ni sanar por completo las heridas, pero puede intervenir en las consecuencias estructurales del daño, como la pérdida del ingreso familiar o la vulnerabilidad económica que suele acompañar a las tragedias.
En la práctica, este esquema evita que familias, tras perder a su principal proveedor o enfrentar lesiones permanentes, queden atrapadas en procesos judiciales sin alivio material. La reparación temprana permite estabilizar condiciones de vida, reducir la precarización y ofrecer un mínimo de certidumbre.
La Concordia deja una lección relevante. La justicia restaurativa no es una alternativa blanda ni una renuncia al Estado de derecho. Es, en contextos de daño masivo, una forma de colocar a las víctimas en el centro, activando la responsabilidad económica de los responsables.
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22-12-2025 - 12:08 am
Porque ese es el plan. Siempre lo ha sido. Los paleoliberales, como se les conoce, tienen años soñando con un Estados Unidos blanco y son los creadores de la filosofía que pugna por una monarquía donde los gerentes y dueños de las empresas tecnológicas, los que aparecieron con Trump en el Capitolio el día que asumió la Presidencia, sean la corte.
Pataleó. Blasfemó. Y de amar a Andrés Manuel López Obrador pasó a odiarlo. Lloró, o casi lloró en público. Habló mal de la Virgen de Guadalupe y luego se retrató junto a un estandarte guadalupano. Habló mal de México y de su Presidenta y prometió nunca rendirse. Y luego se rindió, pero ante un Presidente extranjero. Y volvió a patalear. Y blasfemó otra vez y acosó a mujeres desde su cuenta de X y ofendió a millones de mexicanos que son zurdos, llamándolos “mierda”. Atacó a las lesbianas, a los homosexuales, a los pobres, a mayorías y minorías. Se burló de los populistas y luego se dio cuenta de que para populistas, su amor imposible: Donald Trump.
Se rodeó de intelectuales, siempre hambrientos de apapachos, y a unos les dio de comer y a otros los hizo sus empleados. De hecho, creó toda una red de comunicadores, académicos, escritores, intelectuales y parásitos de las redes que se alimentan de él mientras hacen como que piensan. Y él conspiró contra México y usó su televisora para azuzar, para arengar, pensando que reuniría masas. Pero las masas lo conocen bien porque por años han lidiado con sus cobradores. Llámenlo “Tío Richi”, si quieren, pero es el mayor usurero del país y las masas saben quién es. Masas que él menosprecia y que tienen nombre y apellido. Masas que son individuos que piensan, que se organizan en familias y saben que su televisión es chatarra, que todo lo que hace y lo que vende es chatarra, como aquella licuadora que dejó de funcionar años atrás y les siguen cobrando.
El tipo lleva dos años escupiendo para arriba. Porque, llore o patalee, tendrá que pagar sus impuestos. Así conspire contra el país que le ha dado todo lo que es, tendrá que pagar lo que le debe. Y si quiere puede volver a pagar boletos caros para ir a Mar-a-Lago, que sus impuestos no van a ningún lado. Acá lo esperan. Acá lo estaban esperando la semana pasada mientras hacía turismo caro en la Casa Blanca.
Se llama Curtis Guy Yarvin, pero durante años ocultó su identidad con el seudónimo “Mencius Moldbug”. Su mecenas es Peter Andreas Thiel, cofundador de PayPal junto con Elon Musk y uno de los principales financieros de la extrema derecha estadounidense. Yarvin está relacionado con Breitbart News y con su creador, Steve Bannon, y puede decirse que es uno de los ideólogos que alimentaron en Donald Trump la idea de fundar una Presidencia imperial.
Porque ese es el plan. Siempre lo ha sido. Los paleoliberales, como se les conoce, tienen años soñando con un Estados Unidos blanco y son los creadores de la filosofía que pugna por una monarquía donde los gerentes y dueños de las empresas tecnológicas, los que aparecieron con Trump en el Capitolio el día que asumió la Presidencia, sean la corte.
Es curioso cómo se cruzan los intereses de todos ellos y cómo el dinero termina por resolver sus diferencias. La ultraderecha estadounidense es profundamente antisemita, pero eso lo deja para después. Por ahora es aliada de los sionistas. Ya resolverán qué hacer, más adelante. Judíos radicales y ultraderechistas tienen por ahora más intereses que los unen. Son profundamente antimexicanos, creen en el antigualitarismo y en el inicio de una “Ilustración oscura”; los mueve la idea de las “razas superiores” y defienden la esclavitud, aunque sostienen que algunas “razas inferiores” son mejores que otras para ser esclavizadas.
Y conspiran. Siempre están conspirando. Ava Kofman cuenta que fue en 2013, en un artículo en el sitio de noticias TechCrunch, cuando se reveló que “Mencius Moldbug era el alias cibernético de un programador de cuarenta años de San Francisco llamado Curtis Yarvin”.
“Fundó una empresa a la que llamó Tlon, por el cuento de Borges ‘Tlön, Uqbar, Orbis Tertius’, en el que una sociedad secreta describe un elaborado mundo paralelo que comienza a superar la realidad. A medida que recaudaba dinero para su empresa emergente, Yarvin se convirtió en una especie de Maquiavelo para sus benefactores de las grandes tecnológicas, que compartían su visión de que el mundo estaría mejor si ellos estuvieran a cargo. Los inversores de Tlon incluían las empresas de capital de riesgo Andreessen Horowitz y Founders Fund, esta última fundada por el multimillonario Peter Thiel”, cuenta Kofman en un reportaje publicado en The New Yorker que se volvió viral en enero de 2025, hace casi un año.
La revista francesa Le Grand Continent contó, un día después de que Trump llegó al poder para un segundo mandato, que Yarvin se llama a sí mismo “el Sith Lord del pensamiento neorreaccionario”, sugiriendo que está trabajando para construir “un Imperio con ayuda de la ‘Fuerza Oscura’”, como el personaje de ficción Palpatine, que establece un Imperio galáctico tras un golpe de Estado en la serie de películas de La Guerra de las Galaxias.
“Esta crítica radical a la democracia y la invitación a crear un imperio-startup reaccionario desde las filas de los ingenieros informáticos de Silicon Valley podrían resultar risibles, si no tuvieran una influencia directa y creciente en la administración Trump, que desde ayer está al frente de la primera potencia mundial. Curtis Yarvin no sólo es un gurú de la techright y la altright —el sitio web Breitbart lo sitúa en lo más alto de su lista de influencias intelectuales—, sino que también es influyente con figuras de la administración Trump, como J. D. Vance, que lo cita regularmente”, agrega el texto de la publicación francesa.
Y The New Yorker sostiene: “En 2011, Yarvin dijo que Trump era una de las dos figuras que parecían ‘biológicamente aptas’ para ser monarca estadounidense. (El otro era Chris Christie). En 2022, recomendó que Trump, de ser reelegido, nombrara a Elon Musk para dirigir el poder ejecutivo. En un podcast con su amigo Michael Anton, ahora director de planificación de políticas del Departamento de Estado, Yarvin argumentó que las instituciones de la sociedad civil, como Harvard, tendrían que ser clausuradas”.
En la primavera y el verano de 2008, cuando Donald Trump aún era demócrata registrado, “un bloguero anónimo conocido como Mencius Moldbug publicó un manifiesto serial bajo el título ‘Carta abierta a los progresistas de mente abierta’”, cuenta Ava Kofman.
“Escrita con la desafección burlona de un excreyente, la carta de ciento veinte mil palabras argumentaba que el igualitarismo, lejos de mejorar el mundo, era en realidad responsable de la mayoría de sus males. Que sus lectores bienpensantes pensaran lo contrario, sostenía Moldbug, se debía a la influencia de los medios de comunicación y la academia, que colaboraban, aunque inconscientemente, para perpetuar un consenso entre la izquierda liberal. A esta nefasta alianza le dio el nombre de ‘La Catedral’. Moldbug exigía nada menos que su destrucción y un reinicio total del orden social. Propuso ‘la liquidación de la democracia, la Constitución y el Estado de Derecho’, y la eventual transferencia del poder a un director ejecutivo (alguien como Steve Jobs o Marc Andreessen, sugirió), quien transformaría el gobierno en ‘una corporación ultrarrentable y fuertemente armada’”, agrega la autora.
Kofman dice que Curtis Guy Yarvin, con el seudónimo de Mencius Moldbug, pugnaba en 2008 por un nuevo régimen de extrema derecha que liquidara las escuelas públicas, destruyera las universidades, aboliera la prensa y encarcelara “a las ‘poblaciones descivilizadas’”. Y que también despidiera masivamente a los funcionarios públicos e interrumpiera las relaciones internacionales, incluyendo “las garantías de seguridad, la ayuda exterior y la inmigración masiva”.
Y 17 años después, Donald Trump cumpliría los deseos de Yarvin casi al pie de la letra.
Yarvin advertía en la “Carta abierta a los progresistas de mente abierta”: “Claramente, si resulta ser Hitler o Stalin, acabamos de recrear el nazismo o el estalinismo”. Pero veía como una debilidad que estos líderes dependieran del apoyo popular, dice Kofman. Confiaba más en las masas virtuales, creadas en Internet.
Lo que resulta impresionante es que Trump sea considerado una especie de héroe para una parte de los judíos. El Presidente de Estados Unidos está inspirado por un supremacista blanco, adorador de Hitler, y una parte de los judíos lo abraza por haber facilitado el genocidio en Gaza.
Y me resulta todavía más trágico que Enrique Krauze, judío, así como sus alumnos y los miembros de su clan se hayan aliado a Ricardo Salinas Pliego, cuyo padre, Hugo Salinas Price, es un antisemita. Y aplauden al dueño de TV Azteca porque paga un boleto de 100 mil dólares para cenar (junto a 850 personas más) con Donald Trump, un ultraderechista que si pudiera, los metería a todos en campos de concentración.
Y es francamente patético que Héctor Aguilar Camín, sus empleados y seguidores, hagan equipo con Salinas Pliego a sabiendas de que es un evasor de impuestos, un radical de derechas, un antisemita, un supremacista que piensa como Curtis Guy Yarvin, conocido con el seudónimo de Mencius Moldbug. Digo, se podrían haber quedado en la foto con Xóchitl Gálvez; de alguna manera se entendía, por el profundo odio que le tienen a López Obrador. ¿Pero hacer equipo con Salinas Pliego? ¿No es ya un nuevo nivel de decadencia? ¿Qué no se ven a sí mismos? ¿O la amargura nos transforma en eso, en el último tramo de nuestras vidas?
Salinas Pliego pasó de amar a López Obrador a odiarlo, sólo por el dinero. Habló mal de la Virgen de Guadalupe y luego se retrató junto a un estandarte guadalupano sólo porque pensó que eso le ayudaría en su cruzada para NO pagar los impuestos que debe. El muy vendepatrias habló mal de México y de su Presidenta y prometió nunca rendirse, pero luego se rindió ante un Presidente extranjero. Y atacó a las lesbianas, a los homosexuales, a los pobres, a mayorías y minorías.
¿No consideran a Salinas Pliego una piltrafa de ser humano? ¿De qué le sirvió a las mafias de Aguilar Camín y Krauze haberse llamado “liberales” si iban a terminar en el rebaño de una escoria supremacista?
Pero, bueno, cada quién.
La próxima vez que pague boletos caros para ir a Mar-a-Lago deberían pedirle que les financie los suyos también. De una vez deberían ir a besarle los pies a Trump, aunque sea de lejitos. De todas maneras los impuestos de Salinas Pliego no van a ningún lado. Acá lo esperan. Acá lo estaban esperando la semana pasada, mientras hacía turismo caro en la Casa Blanca.
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22-12-2025 - 12:04 am
Estados Unidos mantiene un gran poder militar y hará lo que sea por conservar su doctrina y su poder hegemónico en América. Si no es con las enormes presiones del cerco militar y del embargo, los ataques escalarían muy posiblemente a las tierras de Venezuela directamente.

El profundo declive de Estados Unidos y la pérdida de su otrora hegemonía se hacen patentes de muchas maneras en los últimos tiempos. El desgaste de su infraestructura, el declive de sus ciudades, sus liderazgos erráticos, la desprofesionalización en el servicio público, los múltiples problemas sociales, la epidemia de adicción a las drogas sintéticas, la enorme polarización política y económica, así como el deterioro del sistema educativo y el nivel de vida en ese país, reflejan la realidad de un imperio en franca decadencia. Estados Unidos ya no es lo que era antes y su papel en el mundo se encuentra bastante disminuido. Por ello, Trump ganó dos veces la Presidencia al prometer “volver a hacer a América grande”. En la era presente, dicha nación pierde su influencia en varias regiones del mundo y se repliega para concentrarse mayormente en su propio continente.
No es entonces sorprendente que la otrora potencia mundial dé la espalda a quienes fueran sus aliados en diversas partes del globo terráqueo. Tampoco sorprende que abandone su papel como supuesto redentor y policía del mundo, ni su liderazgo en el sistema internacional—que dicha nación llegó a crear y a encabezar para su beneficio después de la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, Estados Unidos da un viraje fundamental en su política exterior y vuelve a mirar hacia adentro, concentrándose en lo que llama el “hemisferio occidental”. La reafirmación de la Doctrina Monroe en lo que hoy se denomina el “Corolario Trump”—como parte toral de la actual "Estrategia de Seguridad Nacional" —parece ser la pieza clave que define un nuevo orden y papel de Estados Unidos en un mundo multipolar en el cual va perdiendo influencia a pasos agigantados.
Así, recordando que supuestamente “América es para los americanos”, la administración trumpista intenta recuperar el control del continente, empezando por Groenlandia, declarando una emergencia nacional (con todo lo que ello implica), librando una especie de guerra contra lo que ahora denomina “narcoterrorismo” y prometiendo reconquistar el Canal de Panamá. Así, desde Washington, Trump amenaza a México con una intervención militar y se intenta imponer un cambio de régimen en Venezuela, al tiempo en que se incautan buques petroleros y se bombardean embarcaciones en aguas internacionales con la excusa del combate al tráfico de fentanilo—droga ahora considerada como “arma de destrucción masiva” para abonar a la legitimación del militarismo en América.
La realidad es que la nueva política exterior estadounidense no parece tener nada que ver con el tráfico de drogas, sino que más bien parece derivar de un intento desesperado por retomar el control de todas las áreas perdidas del continente y eliminar la influencia que ahora ejercen otras potencias (principalmente China) en América. Venezuela, su petróleo, su tierra y sus otros recursos, son ahora, para Estados Unidos, una prioridad. Si Trump no puede sacar a Maduro del poder y no recupera las zonas de influencia perdidas en América se moriría la Doctrina Monroe. Por ello, vivimos en tiempos muy peligrosos. Estados Unidos mantiene un gran poder militar y hará lo que sea por conservar su doctrina y su poder hegemónico en América. Si no es con las enormes presiones del cerco militar y del embargo, los ataques escalarían muy posiblemente a las tierras de Venezuela directamente. Y el siguiente objetivo quizás sería México. Aún no sabemos a ciencia cierta cómo se hará realidad el corolario Trump en el resto del continente en tiempos de declive de Estados Unidos y el fin de un orden liberal.
Vivimos tiempos de profundo cambio y el futuro de México parece incierto en medio de una crisis de liderazgo en el país vecino. No obstante su enorme riqueza, sus recursos tan abundantes y su gran poder armamentista, Estados Unidos se desmorona por dentro, la polarización económica y social son extremas, reinan las contradicciones y quienes toman las decisiones más importantes en esa nación no parecen ser personas serias, ni capaces, ni profesionales. El país es ahora mismo dirigido por influencers, presentadores de televisión y personajes sin autoridad moral, cuestionados por el escándalo, los conflictos de interés y los compromisos con actores que reclaman tierra y poseen intereses estratégicos fuera del continente. Así las cosas en América, que no parece hoy por hoy ser un lugar pacífico ni seguro para todos los americanos.
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22-12-2025 - 12:03 am
Hay quienes afirman que para controlar la corrupción y disminuir la impunidad es necesario construir una ciudadanía informada, participativa y activa. Pero lo que ha construido la Cuatroté es una clientela que le llena el Zócalo, acude a sus marchas en acarreos y vota en masa los candidatos al Poder Judicial determinados en acordeones.

Quién no recuerda aquella "mañanera" en la que Andrés Manuel López Obrador, a unos meses de haber asumido el poder, sacaba un pañuelo blanco y lo ondeaba hasta donde le alcanzaba la mano para decretar que la corrupción se había acabado. Nada más lejano de la realidad. Ni él mismo pudo escapar, porque al final de su periodo admitió que la corrupción localizada en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) había sido la mancha que se llevaba consigo. Hasta el final de ese sexenio la paraestatal había acumulado 156 denuncias ante la FGR por actos de corrupción y un desvío por dos mil 700 millones de pesos.
Claudia Sheinbaum, la sucesora de AMLO, le cambió el nombre a Segalmex por el de Alimentación para el Bienestar, pero a mediados de este 2025 brotó ahí de nuevo la corrupción: cinco empresas relacionadas entre sí, creadas exprofeso, fueron utilizadas para obtener contratos por casi dos mil millones de pesos, y una de ellas llegó al nivel de robar la identidad de una mujer desempleada y enferma para firmar contratos por 256 millones con Diconsa, fusionado a la nueva institución morenista.
Es un patrón que se repite una y otra vez en el país, y la llamada Cuatroté no ha estado exenta de ese tipo de escándalos que, más que romper los vínculos con el pasado neoliberal, que el morenismo ha convertido en una bandera, suponen una extensión de los tentáculos del tan odiado prianismo. En el balance, el año que está a punto de terminar ha sido profuso en hechos de corrupción, prácticamente desde su inicio, en diferentes niveles y en múltiples actores ligados al actual régimen.
Y van desde el enriquecimiento inexplicable de personajes como el Diputado Sergio Gutiérrez Luna y su esposa, Diana Karina Barreras; Mario Delgado; Andy López Beltrán; el exasesor de AMLO, Alfonso Romo; Gerardo Fernández Noroña; y Ricardo Monreal, quien fue denunciado incluso por su colega de partido, Adán Augusto López, de “malos manejos” en el Senado por 150 millones de pesos. En este último caso, considerado en el argot político como “fuego amigo”, fue sofocado por la Presidenta Sheinbaum en un momento dado.
Pero si el caso de Fernández Noroña fue escandaloso no sólo por la exhibición cínica de su vida de lujos y viajes por Europa y el Medio Oriente, sino por la compra de una casa por 12 millones de pesos en Tepoztlán, Morelos, la que vendría casi a la par en el caso del llamado “huachicol fiscal”, cuyas redes de corrupción penetraron a las Fuerzas Armadas y sus altos mandos, estremeció a los pilares que sostienen como endebles alfileres la credibilidad de un Gobierno que se asume impoluto.
Luego, los vínculos de Adán Augusto López con el crimen organizado en Tabasco significaron el colmo. Las acusaciones de corrupción contra Adán Augusto López se centran principalmente en una red de tráfico de influencias, asignación de contratos gubernamentales a empresas vinculadas a socios y prestanombres, desvío de fondos públicos y discrepancias fiscales. Y a pesar de sus vínculos con líderes criminales, como su exsecretario de seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, detenido en septiembre en Paraguay y extraditado a México inmediatamente, tales señalamientos no han resultado en causas penales hasta la fecha. Es decir, no existe formalmente ninguna investigación por ninguna autoridad; en cambio, el Senador goza de una abierta protección política: “¡No estás solo!, ¡no estás solo!”, le gritaban sus correligionarios en los eventos que se presentó apenas revelado el escándalo.
A todo eso se suman casos de desvío de recursos, moches con empresarios, contratos a modo, nepotismo, tráfico de influencias, y la lista puede irse incrementando.
Hay quienes afirman que para controlar la corrupción y disminuir la impunidad es necesario construir una ciudadanía informada, participativa y activa. Pero lo que ha construido la Cuatroté es una clientela que le llena el Zócalo, acude a sus marchas en acarreos y vota en masa los candidatos al Poder Judicial determinados en acordeones. “Amor con amor se paga”, demandaba el expresidente de Morena, Mario Delgado.
El pasado 9 de diciembre fue declarado por la ONU como el Día Internacional contra la Corrupción y, paradójicamente para México, el Inegi publicó su informe Estadísticas a propósito del Día Internacional contra la Corrupción, en el que se revela que el 45 por ciento de los ciudadanos en zonas urbanas fue víctima de la corrupción en 2025.
Dice además el informe que el Estado de México y Campeche, ambos gobernados por Morena, “lideran la lista de estados con más sanciones emitidas contra servidores públicos”.
El tema, como se ve, no está ni cerca de esfumarse del país, y no es con un pañuelito blanco como se esparce el tufo de su fetidez. Basta con tener voluntad política y dejar de tolerar a los corruptos del rebaño, de hacerse de la vista gorda sólo porque son del propio partido o sus aliados.
La promesa de “ser diferentes” ya no se sostiene. Nunca se ha sostenido en la realidad; lo demostró el año que concluye. El 2025 no fue halagüeño para la vida democrática del país y, ante este panorama, de 2026 sólo puede decirse que por la víspera se sacan los días.
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Con este artículo aprovecho la oportunidad para comunicarle a los lectores que regresó a este espacio en enero de 2026. ¡Felices fiestas!
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21-12-2025 - 12:04 am
El umbral de corrupción es el nivel aceptable de corrupción que una sociedad está dispuesta a tolerar antes de que realmente reaccionemos ante ella. Y así como tenemos muchos altos en umbral al dolor, hasta dónde toleramos el dolor. Más allá del dolor que nos cause la corrupción, el umbral de nuestra sociedad está más allá de lo que se puede pensar.
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21-12-2025 - 12:03 am
Un mexicano con ingresos de salario mínimo que quisiera comprar ese boleto de reventa de más de 22 millones de pesos tendría qué destinar 197 años de sus ingresos completos sólo para asistir al partido final del mundial.

La creciente tendencia del capitalismo contemporáneo hacia la comercialización de todos los eventos, incluidos los más masivos y famosos del planeta, como la Copa Mundial de Futbol que se celebra cada cuatro años, ha provocado que los precios para el Mundial 2026 sean inaccesibles a la mayoría de los espectadores que quisieran acudir y lo han convertido, en los hechos, en un Mundial para ricos.
El afán de lucro de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) se ha propuesto como objetivo más que duplicar las ganancias que obtuvo en el pasado mundial celebrado en 2022 celebrado en Qatar. Para el Mundial del próximo año que por primera vez se celebra en tres países (México, Canadá y Estados Unidos), la FIFA espera tener unos 14 millones de dólares (mdd) en ganancias. Los ingresos de la FIFA se obtienen de la venta de derechos de transmisión en televisión y otras plataformas, en la venta de artículos relacionados y de la venta misma de las entradas a los partidos de futbol. Y estas extremadamente caras.
La FIFA fijó precios de los boletos de entrada para la fase de grupos desde 60 dólares (mil 077 pesos) y de hasta seis mil 730 dólares (125 mil 960 pesos) para la final. Si un mexicano que gana un salario mínimo quisiera asistir al partido de la final tendría que destinar sus ingresos de todo un año y un mes más para pagar su boleto para ver el partido que se celebrará en el estadio MetLife en Nueva Jersey. Con el aumento autorizado de 13 por ciento para el salario mínimo, el próximo año el salario mínimo aumentará hasta nueve mil 582 mensuales para anual de 114 mil 984 pesos.
Pero los precios lanzados oficialmente aumentarán significativamente por dos prácticas que ocurren ya cotidianamente en el negocio mundial del futbol: los precios dinámicos y la reventa de los boletos fuera de los canales oficiales. Esto lleva a que en plataformas de reventa como StubHub los costos van desde 64 mil 900 pesos para el partido Argelia-Austria, el 27 de junio en Kansas City, hasta 22 millones 730 mil 486 pesos en la zona más exclusiva en la final de la copa el 19 de julio en Nueva Jersey (La Jornada, 8 diciembre).
Un mexicano con ingresos de salario mínimo que quisiera comprar ese boleto de reventa de más de 22 millones de pesos tendría qué destinar 197 años de sus ingresos completos sólo para asistir al partido final del mundial.
En este momento la plataforma StubHub ofrece los boletos para asistir a la final del Mundial 2026 el 19 de julio en Nueva Jersey desde el más bajo por 160 mil 970 pesos, hasta un millón 561 mil 976 pesos por el más caro. El primero equivale a un año y cuatro meses de trabajo asalariado y el segundo a trece años y medio de trabajo asalariado.
Pero no sólo son los partidos finales los que tienen precios estratosféricos. En la misma plataforma de reventa (StubHub) se pueden ver paquetes de hasta 160 mil 526 pesos por los tres partidos de la selección en fases de grupos, con el añadido de que los partidos se celebrarán aquí en Guadalajara como Ciudad de México, por lo que habría que considerar además costos de transporte, hospedaje y alimentación.
Para uno de los partidos más esperados en la fase de grupos, el encuentro entre Uruguay contra España en el estadio de las Chivas, los precios se cotizan entre 20 mil 368 el más bajo hasta 108 mil 170 el más caro. Estamos hablando de cotizaciones a más de medio año del Mundial, por lo que cabe esperar que los precios sigan aumentando hasta llegar a multiplicarse.
En esta misma plataforma el partido de inauguración del Mundial de 2026, que se juega en el estadio Azteca entre México y Sudáfrica el 11 de junio del próximo año, los precios van desde 56 mil 925 pesos hasta 427 mil 881 pesos, poco menos de lo que cuesta una casa de interés social y equivalente a unos tres años de trabajo asalariado.
No siempre los precios fueron tan caros. Para el Mundial de 1986 celebrado en México había paquetes de 13 partidos por 135 mil pesos de la época, equivalente a 300 dólares (Eréndira Palma, La Jornada, 19 diciembre 2025) e incluso se podía llegar el día del partido a comprar una entrada para asistir al evento.
Como cabría esperar estos precios estratosféricos han levantado críticas y cuestionamientos entre los aficionados duros a este espectáculo. Paco de Rubén, uno de los líderes del grupo de animación Cielito lindo, el cual sigue a la selección mexicana desde hace una década, declaró a La Jornada: “Sabíamos que los precios serían caros, no somos ingenuos, aunque el aumento es increíble. Para ir a Qatar pagué seis mil 500 dólares por todo el viaje, incluyendo una escala en Barcelona. Por Rusia pagué cuatro mil 500 en un periplo de 35 días. Ahora ir sólo a un partido cuesta casi lo mismo” (La Jornada, 19 diciembre 2025).
Desde Europa, Ronan Evain, director ejecutivo de Aficionados al Futbol en Europa, puso la crítica en el centro del problema: "Se trata de un puñado de personas que intentan sacar el máximo dinero posible del torneo. Y creemos que este enfoque está poniendo en riesgo la naturaleza misma de la misma competencia" (La Jornada, 12 dic. 2025).
En efecto, la naturaleza de las competencias de futbol nació de los barrios y la clase obrera inglesa para convertirse en deporte y entretenimiento más popular de Europa y luego del mundo. Es indignante que ahora el Mundial sea sólo para los ricos.
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21-12-2025 - 12:02 am
Me despedí, con un abrazo, de cada una de ellas. Con esos abrazos quisiera traerlas conmigo a ver el mar, que tan lejos les queda ahora.
¿Me dejan contarles una historia? Empieza así: Frente a un grupo de mujeres que tienen entre 23 y 60 años, empiezo a hablar sobre Rosario Castellanos. Es la primera sesión de nuestro club de lectura, les he llevado ejemplares de La rueda del hambriento y otros cuentos, casi flamante publicación de Libros UNAM, y estamos a punto de sumergirnos en el genial cuento “Lección de cocina”. A los pocos minutos una de las más jóvenes interrumpe: “Perdón, ¿usted no dio una conferencia en el CCH Sur hace algunos años?”. “Sí, claro. Varias”, le contesto. “¡Es que yo la escuché ahí!”, agrega con entusiasmo, mientras codea a su compañera como diciendo “¿Ves? Te lo dije”. Le pregunto si estudió en el CCH y me dice que sí y que es, además, egresada de la Facultad de Contaduría y Administración.
Este diálogo no sería especialmente extraño, si no fuera porque tuvo lugar en la cárcel de mujeres de La Habana. Y ella es una de las once mexicanas que están allí internas.
Hace tiempo me contó el Embajador de México en Cuba, Miguel Díaz Reynoso, que parte del trabajo que se hace a través de nuestro Consulado consiste en atender a nuestras y nuestros compatriotas presos en la isla. ¿Hay muchos?, pregunté. “En La Habana son alrededor de 30 hombres y 11 mujeres”. “¿Y si armamos un club de lectura para ellas?”, propuse. Para no hacerles el cuento largo, finalmente después de trámites burocráticos entre un país y otro, y gracias al Cónsul Ignacio Cabrera y a su equipo, fui al “Establecimiento Penitenciario Mujeres de Occidente”.
No es la primera vez que vivo algo así. Me “estrené” en 2016, en la cárcel de Iquique, cuando México fue el país invitado a la Feria del Libro de Santiago, y un avión me llevó al norte de Chile a dar un taller.
Me dijeron “Iquique”, y mi tendencia natural a la memoria y a la melancolía me trasladó a la adolescencia, a los amigos chilenos del exilio y, por supuesto, a Quilapayún y a su Cantata. ¿Cuántas veces habré escuchado la historia de la matanza de obreros en la escuela Santa María?
Señoras y Señores / venimos a contar / aquello que la historia /no quiere recordar. / Pasó en el Norte Grande, / fue Iquique la ciudad. / Mil novecientos siete / marcó fatalidad. / Allí al pampino pobre / mataron por matar.
Así empezaban los versos de Luis Advis, que volvieron a resonar en mi cabeza después de recibir aquella llamada. Más de dos mil trabajadores que habían ido a la huelga reclamando mejores condiciones de trabajo en la época de auge de la industria salitrera, fueron asesinados por las fuerzas armadas del Presidente Pedro Montt. La fecha: 21 de diciembre de 1907. Hoy, que ustedes me leen o me escuchan, se están cumpliendo 118 años. El lugar: la escuela Domingo Santa María del puerto de Iquique. Allí estaba la cárcel a la que me invitaban.
El paisaje me dejó sin aliento: mar azul profundo y montañas absolutamente desérticas que caen a pique sobre el agua –ni una piedra, ni un arbusto, sólo enormes superficies arenosas cuyo dorado-cobrizo va cambiando a lo largo de las horas-. No sé por qué tengo especial amor por el desierto. Ese vacío imponente me estremece.
Pero más me estremecen las historias de la gente, claro. Desde ese momento, Iquique tiene para mí no sólo la resonancia de aquella canción de la adolescencia, sino también los rostros de Verónica, de Rocío, de Matilde, de Solange, de todas las otras chicas del grupo: de la boliviana cincuentona, guapa y “polentuda” que construye su propia genealogía recordando que también su Presidente y Nelson Mandela estuvieron presos, de la preciosa y triste paraguaya, de las dos chicas con sus bebés de los que tendrán que separarse cuando los chiquitos cumplan dos años.
Todas vuelven una y otra vez al dolor por las familias. “Yo quiero que ellos sepan que estoy bien”. “No quiero que mi mamá vuelva a vivir angustiada por mí”. “Extraño a mis hijos”. Bajan la voz. Se quedan pensativas. “A veces perder la memoria ayuda”. Recordar u olvidar aquello que lastima. “Usted tiene que volver acá para tener historias”, me dicen. Y yo quiero escuchar todos sus relatos, conocer todos sus miedos, saber con qué sueñan, qué las angustia. Sigue la conversación, nos reímos, juego con los bebés, se me acercan, nos abrazamos; a mitad de camino entre una charla entre amigas y una clase. Pero yo me despido y salgo de la cárcel. Ellas se quedan. Duele. Cada tanto repetían: “Desde acá no se ve el mar”. Conozco bien la nostalgia de horizonte en la mirada.
Sus palabras se me quedaron tatuadas en el corazón. Ahora llevo tatuada también la visita a “mis chicas de La Habana”. A esa cárcel en mitad del campo, pequeña, pobre, con el mismo dolor, con la misma tristeza en los ojos de todas ellas. Somos el primer consulado que propone una actividad como ésta, me dijo el Cónsul. Con su uniforme azul claro, cada una pudo pensar durante un par de horas no en su propia situación sino en el maravilloso relato de Castellanos. Si no lo han hecho, léanlo, por favor. Hablamos entonces largo y tendido del matrimonio, del papel que la sociedad les asigna a las mujeres, de violencia de género, de cuerpos y sexualidades. Como hace casi diez años en Chile, se repetía la magia: un cuento hacía que olvidaran su encierro, que pudieran verse a sí mismas desde otro lugar, que conversaran y discutieran como en cualquier salón de clase.
“Por favor, regrese”, “¿Cuándo la vemos otra vez?”, me decían, y me llenaron de papelitos con mensajes cariñosos. Yo sé que no es a mí realmente a quien esperan, sino a la libertad que sintieron al sumergirse en las páginas de un libro.
Me despedí, con un abrazo, de cada una de ellas. Con esos abrazos quisiera traerlas conmigo a ver el mar, que tan lejos les queda ahora.
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21-12-2025 - 12:01 am
Es una Ley que no sólo suena bien, sino que parece necesaria en trabajos que implican decenas de horas a la semana parados.

Desde hace un par de semanas vi que pusieron unos bancos altos en las cajas del súper al que voy. Asumí, de inmediato, que se debía a la entrada en vigor de la “Ley Silla”, la que obliga a los patrones a facilitarle un lugar donde sentarse a los empleados que, por el tipo de trabajo que desempeñan, se pasan la mayor parte de su jornada laboral de pie. Es una Ley que no sólo suena bien, sino que parece necesaria en trabajos que implican decenas de horas a la semana parados. Que haya sido necesaria una Ley para “sensibilizar” a ciertos empleadores, resulta un tanto oscuro. La pregunta es clara: ¿por qué, tras años en el negocio (cuando no décadas), a nadie se le había ocurrido que sería una buena idea que sus empleados pudieran sentarse?
Vi, entonces, esas sillas que eran, más bien, como bancos altos con un respaldo mínimo. De ésos que tienen un sistema hidráulico para ajustar la altura, de acuerdo con la estatura de los usuarios. Noté, también, que en las varias cajas que había abiertas (la temporada navideña ayuda a que abran más), ninguna de las cajeras estaba sentada.
Platiqué con una de ellas mientras pasaba mis productos.
Resulta que los patrones decidieron cumplir la Ley y compraron esos bancos para cada una de las cajeras. Muy bien. El problema es que no pensaron en el resto del mobiliario. Tras la banda por donde pasan los productos está la caja, sostenida por un mueble que va desde el piso hasta la altura de la cintura. Arriba de éste está la caja con sus diferentes accesorios. ¿Y las piernas de los cajeros? No tienen lugar para ponerse, es evidente.
Basta con echar un vistazo rápido para darse cuenta de que las sillas por sí mismas sirven de poco si no se pueden acomodar de forma tal que le permita realizar su trabajo a los empleados. En el súper (que es donde lo podemos ver con claridad), no hay forma de que se sienten y pongan las piernas en una posición cómoda. Las pueden poner de lado, es cierto, o más lejos de la banda, lo que implica un esfuerzo mayor a la hora de jalar los productos de la cinta transportadora para escanearlos. No digamos, ya, lo difícil que es usar el teclado a esa distancia.
Lo que evidencia esta “Ley Silla”, su cumplimiento obligatorio y que no haya habido patrones conscientes desde un principio (¿o ustedes recuerdan un súper donde haya sillas desde hace años y modo de usarlas?), es lo poco que les interesan a los patrones sus empleados. Más allá de la relación laboral existente, también habla mucho de la humanidad de quienes toman esas decisiones. En verdad, no parece tan difícil tener una consideración de este tipo.
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