Opinión en video
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27-04-2024 - 12:05 am
Las estrategias de las corporaciones alcoholeras en México han sido múltiples, tanto para penetrar a través de publicidad, promoción, precios y alta disponibilidad como, a través de su captura del Estado evitando que en el país sea establecida una política nacional sobre consumo de alcohol.
¿Se imagina a una corporación cervecera preparando comentaristas indígenas para transmitir en sus lenguas los partidos de futbol de la Copa Mundial de 2022, a través de estaciones de radio regionales, para así poder publicitar su bebida alcohólica directamente a estas poblaciones que ya sufren de un consumo problemático de alcohol? No sólo debe imaginárselo, eso ha ocurrido en nuestro país. Pero pongámonos en contexto.
Las grandes corporaciones del alcohol no sólo han convertido a los Estadios de Futbol en cantinas en nuestro país, no sólo han asociado este deporte, el más seguido por los mexicanos con el consumo de cerveza, se ha utilizado la atracción de este deporte para, incluso, penetrar, de manera especializada en las comunidades indígenas, sin importar los impactos que el alcohol ha tenido y tiene en las comunidades indígenas.
La cerveza Corona, fundada en México en 1926, ahora propiedad de la empresa belga Anheuser-Busch InBev, utilizó la Copa Mundial de 2022 para lanzar una campaña dirigida a las comunidades indígenas con el fin de incrementar sus ventas en esta población.
Si el alcohol es la droga con mayores impactos sociales en la población mexicana en general, ligada a la descomposición familiar, a la violencia contra las mujeres, a la violencia intrafamiliar y comunitaria, entre la población indígena sus daños son mucho mayores. Y, sin duda, esto tiene que ver con las prácticas comerciales, la publicidad y la penetración de estas corporaciones, penetración que provoca una altísima disponibilidad, presencia, sin ningún tipo de regulaciones, sin políticas.
En pláticas públicas, ante auditorios concurridos, hemos pedido que levante la mano quien tiene algún familiar, de primero o segundo grado, con consumo problemático de alcohol que ha afectado a sus parientes. La mayor parte de los asistentes levanta la mano. Eso nos da idea de la penetración y daño de estas bebidas.
Volvamos a Corona que aprovechó la Copa Mundial de Futbol 2022 para aumentar su penetración en las comunidades indígenas, siendo que casi un millón de personas en México que no podían seguir a la selección nacional por el hecho de que las señales de televisión e internet son deficientes en las zonas rurales, porque existen 68 lenguas nativas y porque las transmisiones en radio en esas regiones se realizan, principalmente, en español.
Si la violencia a las mujeres, en general en el país, se asocia en más de un 20% al consumo de alcohol por parte del agresor, en las comunidades indígenas llega hasta más del 70%, como se ha llegado a registrar en las comunidades Raramuris. Como lo hemos mencionado anteriormente, el crecimiento de feligreses en las iglesias evangélicas y pentecostales en poblaciones indígenas ha tenido una de sus principales razones en el interés de las mujeres de llevar a sus familias a ellas por los votos que tienen contra el consumo de alcohol, intentando así lograr que sus parejas dejen de consumir y con ello dejen de violentarlas y sean más responsables con la manutención de sus familias.
El interés de Corona, hay que decir, de la trasnacional AB InBev, por penetrar aún más en las poblaciones indígenas la llevó a realizar toda una estrategia para transmitir, a través de las estaciones de radio regionales, los partidos de eliminación al mundial y el partido entre Polonia y México en Qatar en diversas lenguas indígenas: náhuatl, mixe, maya, chatino, mixteco y zapoteco.
Corona lo cuenta así: “Capacitamos a una nueva generación de presentadores deportivos nativos y les permitimos contar la historia de los últimos partidos de clasificación de México para la Copa del Mundo 2022… Nuestra idea era crear un nuevo tipo de transmisión deportiva, en las principales lenguas indígenas”. Como siempre, este tipo de estrategias son maquilladas de responsabilidad social y no de mercadeo de sus productos, de esa manera Corona explicó su objetivo: “Lo más importante es que logramos unir a los indígenas mexicanos con su pasión por el fútbol”. ¿Era, realmente, ese el interés de Corona?
Las transmisiones en lenguas indígenas en diversas regiones del país, a través de radiodifusoras regionales, como explica la cervecera belga AB InBev, propietaria de Corona, señaló que amplificaba su mensaje “utilizando medios pagos, como promociones y menciones antes, durante y después de los juegos”.
Entre los logros de la campaña citados por la corporación estuvo que “15 millones de personas escucharon los partidos en su propio idioma por primera vez”, no subraya que logró exponer a esa misma población a anuncios de Corona antes, durante y después de los partidos. ¿No era ese su objetivo exponer a la población indígena a su publicidad? ¿No era llegar a esa población vulnerada donde se reconocen los estragos del consumo de alcohol?
En otra parte de la información de Corona sobre esta campaña deja ver lo que claramente era su objetivo: aumentaron sus ventas 21 por ciento durante los partidos.
La asociación de la cerveza con el futbol, es perversa y genera muchos daños. Desde los estadios como cantinas, convertidos en grandes catedrales cerveceras – como el Estadio Corona, así se llama, en La Laguna – los logos de estas bebidas en las propias camisetas de los equipos, hasta sus estrategias publicitarias durante las transmisiones. Todo ello normaliza el consumo de alcohol en eventos, fundamentalmente, familiares. Ligar el deporte al consumo de alcohol no estaría muy lejos de ligar el deporte a fumar. La liga de Coca-Cola con el futbol también es muestra de esta irracionalidad y de la captura del deporte por empresas cuyos productos no son saludables.
Las estrategias de las corporaciones alcoholeras en México han sido múltiples, tanto para penetrar a través de publicidad, promoción, precios y alta disponibilidad como, a través de su captura del Estado evitando que en el país sea establecida una política nacional sobre consumo de alcohol. Esta industria tiene un fuerte cabildeo y puertas giratorias que han sido muy efectivas para proteger sus intereses y evitar cualquier regulación.
Desgraciadamente, no vemos entre las candidatas y candidatos ninguna mención al daño que provoca el alcohol en la sociedad mexicana, tampoco menciones sobre el impacto del tabaco y nada sobre la comida chatarra y las bebidas azucaradas. Estos productos, en su conjunto, son los principales determinantes comerciales de la enfermedad, es decir, son la principal causa de enfermedad y muerte. Cada uno de estos productos, por si solos, es responsable de más muertes que el crimen organizado. Existen políticas muy exitosas para bajar el consumo de estos productos sin establecer ninguna prohibición, solo aplicando regulaciones.
Ya es tiempo de que quienes buscan puestos de elección popular se manifiesten al respecto, ¿o tienen miedo de enfrentar los intereses de estas corporaciones?
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27-04-2024 - 12:04 am
Tal vez en la exhibición curada por Santamarina podamos encontrar algunas aproximaciones, siempre irónicas y ambiguas. Y ese es el arte de Tin Larín, jamás dar por hecho nada, no existen las respuestas absolutas.
Cada uno puede tener su opinión sobre el Tin Larín. Habrá quien reconozca sus méritos o quien minimice sus aportes. Da igual. En lo que todos deben coincidir es en que, cuando se habla de cambio en el arte contemporáneo mexicano, es una omisión imperdonable no traer a cuento a Guillermo Santamarina, mejor conocido como Tin Larín. En estos días, con su exposición ¿Hecho consumado? se apodera del otrora ostentoso “hogar” de los presidentes. Cargado de historias de corrupción y privilegios, hoy abierto para ser visitado por quien quiera, Los Pinos se transforma en espacio de emergencia artística. Tomar y apropiarse los sitios y convertirlos en un relato personal ha sido la manera de funcionar del ya legendario curador.
La historia del arte de nuestro país, a partir de los ochenta, es mucho más interesante cuando se toma como protagonista a Guillermo. Ya sea como artista con ideas y acciones por demás originales; elaborando nociones complejas dentro de casi todos los foros de especialistas (poniendo en jaque a uno que otro pedante); organizando las primeras ferias de arte contemporáneo; involucrado como curador dentro de instituciones vanguardistas como El Eco, Ex Santa Teresa, Carrillo Gil, Centro morelense de las artes o MUAC; como el gran divulgador que es, dando clases a nuevas generaciones con una generosidad inusual en el medio; renovando su lenguaje en prácticas performáticas que son registro fiel de sus ideas o estableciendo nuevos paradigmas, y con esto me refiero a su más reciente exposición en Le Laboratoire: Fetiches de la condición apolar, de lo mejor y que salva la infestada de frivolidad semana del arte. Y con miedo a que se me escapen un montón de cosas, no puedo dejar a un lado la que debe ser su modalidad favorita y en la que nadie sabe lo que él, me refiero al arte sonoro y la música, deleitándonos con sus exploraciones que quedan como playlists publicadas con el título Tinlarinitis en Facebook.
No resulta fácil definir a Guillermo sin considerarlo una institución o más bien hay que decir que ha hecho de la institución lo que se le ha pegado la gana. Y este es precisamente su valor, haberse escapado de los títulos rimbombantes, de las poses de eruditos que usan los puestos públicos para enarbolar su ego y utilizan un lenguaje rebuscado para ocultar el lastre que les ocasiona la burocracia institucional llamada hueso del sexenio. Aún dentro de las instituciones, Santamarina huye bien librado de las cortes que se van pasando el poder de mano en mano, en los “me leés, te leo” del sistema. Así se mantiene porque es su naturaleza, libre, espontánea, divertida, profunda, sagaz, sarcástica. En una palabra, brillante.
Eternamente fugado de los sistemas, evasor de las clasificaciones, Tin Larín no se detiene. Y no puede evitarlo, su oficio combativo e irreverente reta a la institución, la seduce, la crece, la cambia y luego, se va. El desafío de Guillermo revela conocimiento y respeto profundo por su contrincante; de una ironía que escapa a muchos, pero que siempre deja algo a nuevas formas de aprendizaje y reflexión.
Descubrir su impronta en las instalaciones (sitio-específico), elaborada con un tejido fino, sensible, inteligente en la exhibición ¿Hecho consumado?, no solo es un paso adelante en la noción de curaduría conceptual de la que fue pionero, hoy abaratada por la cantidad de improvisados, además Guillermo juega con ella, la renueva y le inyecta ideas.
Los Pinos simboliza la toma colectiva por edicto presidencial. En una época en la que las jacarandas florecen como en ningún sitio, las rejas se abren para dar acceso a un mundo que fue prohibido para todos nosotros durante décadas. Penetrarlo hace pensar en ciertas escenas de películas: el pueblo entrando a Versalles después de ver las cabezas de los reyes absolutos rodar por el cadalso; o Bertolucci en El último emperador delante de la Ciudad prohibida. También nos invita a evocar las noticias, aquella entrada de los revolucionarios a la casa de Gadafi o el allanamiento del palacio de Ceausescu en Rumanía.
La Casa Miguel Alemán provoca una sensación de ansiedad, en ella reverberan las voces mezquinas de sus gobernantes; de las familias y los abusos cometidos, de la corrupción de un Estado Mayor Presidencial que vivió para cumplir los caprichos de los mirreyes y las niñas bien que pasaban seis años viviendo como potentados a costillas del pueblo. Pareciera que eso ha quedado en el pasado, pero ¿es un hecho consumado?
Tal vez en la exhibición curada por Santamarina podamos encontrar algunas aproximaciones, siempre irónicas y ambiguas. Y ese es el arte de Tin Larín, jamás dar por hecho nada, no existen las respuestas absolutas. Preguntar y dejar que las ideas se tejan en una compleja red; casi como si ejecutara una danza muy en su estilo performático, muy en su lenguaje lleno de referentes necesarios y de una que otra anécdota vivida. Por ejemplo, de cómo ha visto crecer a quienes fueron los artistas emergentes que respaldó con sus ideas y en sus históricas exhibiciones. Y estamos hablando de ya consagrados como Gabriel Orozco y Damián Ortega o, quienes participan en esta exposición, como Daniel Guzmán y Eduardo Abaroa.
A través de ellos y de las siguientes generaciones, Guillermo nos va adentrando a las nuevas voces, al giro que el arte ha tomado por una necesidad de consciencia política y del planeta. En la exposición abundan archivos, documentales, registros, instalaciones. Guillermo navega sin problema en estos lenguajes.
Con su generosa curaduría, Santamarina narra las hazañas de los artistas a los visitantes, desde los sabios del sistema hasta uno que otro despistado que recorre los pasillos. Todos sacan algo de esta visita.
Las nuevas arqueologías que se ven reflejadas en la obra de Adriana Salazar y su Museo animista del Lago de Texcoco o en El desalojo; en una bellísima instalación de Arturo Hernández Alcázar, Tierra perdida, que denuncia los abusos de la industria minera; o dentro del closet presidencial la ocurrente pieza de Balam Bartolomé, Pisa y corre, prótesis encarnada en un bat de beisbol que emula la pierna perdida del dictador Santana y que, dice la leyenda, terminara siendo usada para batear pelotas. Increíble la presencia del también ya parte de nuestra historia Daniel Guzmán con su serie “El hombre que debiera haber muerto, pero resucitó a otra vida”.
Casi al final del recorrido, una pieza que todos los mexicanos deberíamos ver. Sarcástica e increíble por su valor artístico, la magnífica apropiación de Gabriel Garcilazo a un códice náhuatl del siglo XVI, sirve para narrar el pacto de García Luna y el Cártel de Sinaloa durante la guerra contra el narco de Felipe Calderón, titulada El lienzo de Felipe. Y del mismo artista, una apropiación del Códice Mendoza con el título Códice FMI, que nos cuenta el proceso de consolidación del estado neoliberal, un imperdible por su caricaturización brillante. Sobre la alfombra, de Gina Arizpe, un tejido elaborado con las camisetas de los migrantes en el que despuntan los materiales que podrían identificar a cada uno de ellos. No se puede dejar fuera la pieza ya emblemática de Ilan Liberman y que estremece tan solo de pensarla: Niño perdido, cien dibujos en miniatura, réplicas de las fotografías de niñas y niños desaparecidos publicadas y que el artista nos obliga a observar a través de una lupa.
Quizá la parte más divertida sea el absurdo ascenso de las escaleras expresidenciales con un candil que no tiene desperdicio por lo kitsch que resulta. La genialidad de Santamarina, colocar la extensa Cenefa, del colectivo Tercerunquinto, formada con frases utilizadas por los partidos durante sus campañas. Una gozada leer las promesas de los candidatos para seducir a los votantes, como ustedes comprenderán. Estas piezas y otras del mismo nivel y calidad, en un discurso muy a lo Santamarina.
¿Hecho consumado? permite asomarnos a los errores, a las metáforas, a las desgracias, a las vergüenzas de nuestra historia de una forma poética, sin resentimiento, con la posibilidad de ver el asco que podemos ser como sociedad y el milagro del artista que sabe leer quiénes somos. Gracias Tin Larín. @Suscrowley
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27-04-2024 - 12:04 am
"La única forma de sanear rápido y profundo al poder judicial es con una mayoría indiscutible, imponente, debemos superar el 70% de los votos en el Congreso de la Unión".
En una república, el poder del estado está dividido en tres grandes funciones, la presidencia de la república, los legisladores y los jueces.
Para poder desarrollar un proyecto de nación es indispensable que los tres coincidan en dicho proyecto en lo general y sean independientes en lo particular.
Los problemas y dificultades que enfrentamos quienes tratamos de construir una nación solidaria y de bienestar para todos, son resultado de la incompletitud en La toma del poder, ingenuamente se creyó que era suficiente con ganar la presidencia de la república, y la mayoría del Congreso de La Unión. Triunfos estos que dependían fundamentalmente del voto popular y dimos por hecho que ganando las elecciones a los adversarios políticos, ideológicos e históricos, estábamos tomando el poder. Por eso los festejos de 2018 fueron tan emotivos.
Ciertamente que para AMLO era difícil dar un golpe para cambiar a todo el poder judicial durante los primeros tres años, pues primero tenía que consolidar la estructura de gobierno y una sólida mayoría en el congreso.
Las dificultades para consolidar una dirección política fuerte y reconocida en Morena, ocasionaron que en las elecciones de mitad de camino, se perdiera la mayoría calificada de dos terceras partes del Congreso de La Unión y con ello se fue la oportunidad de sanear el poder judicial y asumir una verdadera toma del poder para el nuevo proyecto de nación
Esos son los grandes inconvenientes de los procesos pacíficos de transformación histórica de un país.
Y activando el mundo de mis utopías juveniles, A mediados de los 70s formaba parte de un grupo político que trabajábamos en Ciudad Juárez, para impulsar una cada vez más cercana Revolución Proletaria, teníamos una percepción tomada de los libros y análisis políticos que se habían hecho en los tiempos de Marx, Engels y durante las revoluciones Rusa y Mexicana de 1917, sazonada con la información emocionante de La hazaña cubana que destituyó a Batista e inició un proceso socialista en América.
Nos reuníamos cada semana en un local del doctor Roberto Vázquez Muñoz, un verdadero héroe ciudadano en esta frontera, planeábamos y organizábamos La lucha de sindical y obrera en las maquiladoras, y otras empresas.
Además, parte del tiempo de reflexión lo dedicábamos a discutir cómo debía ser la toma del poder por el proletariado, la expropiación a los expropiadores, la construcción del estado proletario y el proceso a largo plazo para la destrucción total de la sociedad de clases sociales. Y la construcción de una nueva y lejana sociedad de igualdad total. Comunista.
Las experiencias históricas que nos servían de referencia y que eran los elementos de análisis de la situación concreta, eran revoluciones sociales, donde el asalto violento al poder por un nuevo sector social, con una vanguardia consciente y organizada empezó a destruir lo que debiera destruir de la vieja sociedad, transformar lo recuperable y construir nuevas instituciones y nuevas formas de gobierno.
El presupuesto era un evento revolucionario y la toma violenta del poder, por lo que la inercia revolucionaria limpiaría las estructuras del estado.
En las charlas ensoñadoras de cómo serían los primeros meses después del asalto al poder, era singularmente placentero imaginarnos cómo se irían deteniendo y procesando los funcionarios que habían sido derrotados por la revolución.
Muchos de nosotros que habíamos lidiado con la parcialidad y la corrupción de los tribunales establecíamos como prioridad la sustitución de todos los jueces por nuevos tribunales en donde incluso en primera instancia fueran las comunidades directamente afectadas por los delitos o las violaciones a la ley, los que hicieran justicia en tribunales populares.
Pero en el México actual se está construyendo un Estado de derecho, honrado, de bienestar y solidario, que tal vez sea el inicio, de los primeros pasos, de los prolegómenos, de los preliminares del socialismo.
Y se llegó al poder pacíficamente, no es posible fusilar a los jueces, pero si es indispensable tomar esa función del poder. Necesitamos hacerlo por el sendero constitucional, por la vía pacífica mediante el uso del voto, por lo que en el próximo proceso electoral no podemos tener incertidumbres, no podemos tener reservas políticas o intelectuales con relación a los candidatos que se someten a la elección, si no logramos la fuerza suficiente para liquidar la contrarreforma del PRIAN con Peña Nieto y las que hiciera la pandilla de la época negra del neoliberalismo, seguiríamos ganando las elecciones pero no tomando el poder del Estado.
La única forma de sanear rápido y profundo al poder judicial es con una mayoría indiscutible, imponente, debemos superar el 70% de los votos en el Congreso de la Unión, porque solo así la alianza del poder ejecutivo y legislativo pueden transformar la sociedad mexicana.
Por eso hago un llamado a compañeros progresistas para qué terminen con sus discusiones bizantinas, sus reservas ideológicas, políticas o moralinas y se pongan a trabajar con todo para ganar cada quien en su territorio, la elección de presidenta de la república, las elecciones de diputados locales y federales, y municipales, no se aceptan dudas el voto es todo Morena.
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27-04-2024 - 12:03 am
"El escorpión pregunta: ¿quién y por qué querría gobernar la Ciudad de México?"
El sino del escorpión fue vivir en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) durante más de 65 largos años, antes de tomar la decisión de abandonar la mega urbe y buscarse la vida en otro lado. El alacrán tiene una relación de amor-odio con la ciudad, tal como la tenía Efraín Huerta y la describió en su poema “Declaración de odio”: “¡Los días en la ciudad! Los días pesadísimos / como una cabeza cercenada con los ojos abiertos. // Estos días como frutas podridas. // Días enturbiados por salvajes mentiras”. Pero Huerta escribió también una “Declaración de amor”: “Ciudad que llevas dentro / mi corazón, mi pena… // Ciudad que lloras, mía, / maternal, dolorosa, / bella como camelia / y triste como lágrima”.
Cuando el escorpión nació, gobernaba la ciudad Ernesto P. Uruchurtu, llamado El Regente de Hierro por su mano dura e intolerante. Se mantuvo al mando de la capital más de una década, durante los sexenios de los presidentes Ruiz Cortínez y Adolfo López Mateos. Bajo la presidencia de Díaz Ordaz, regenteó la ciudad Alfonso Corona del Rosal, y con Echeverría llegó Alfonso Martínez Domínguez, de nefasta memoria, pues tuvo que dejar el cargo al asumirse responsable del “halconazo” de 1971. La ciudad siguió así gobernada por “ilustres” priistas: Octavio Sentíes (1971-1976), el político rico Carlos Hank González (1976-1982), Ramón Aguirre Velázquez (1982-1988), un regente inútil y disminuido durante el sismo del 85; Manuel Camacho Solís, el regente de Salinas de 1988 y hasta 1993, cuando se distanció del ejecutivo al no ser nominado como candidato a la Presidencia. Manuel Aguilera Gómez pasó efímeramente por el cargo hasta que Zedillo designó a Óscar Espinosa Villarreal (1994-1997), también de triste memoria al ser acusado y aprehendido por corrupción mientras huía por Nicaragua.
Fue entonces, en 1997, cuando la Ciudad de México logró la “mayoría de edad” electoral, y pudo elegir por primera vez a su gobernante, Cuauhtémoc Cárdenas. También de forma efímera, éste fue sustituido por Rosario Robles cuando “El Ingeniero” lanzó su candidatura a la presidencia en 1999 y perdió. No obstante, la izquierda, entonces perredista, volvió a ganar la Ciudad con Andrés Manuel López Obrador (2000-2005). Alejando Encinas lo sustituyó un año, mientras López Obrador desarrollaba su campaña presidencial y perdía por claro fraude en 2006. De cualquier forma, la ciudad se mantuvo en manos de la izquierda con Marcelo Ebrard (2006-2012), antes de que ocurriera ese raro accidente político denominado Miguel Mancera, quien gobernaría la ciudad de forma poco transparente y dudosa en nombre del PRD de 2012 a 2018. Lo demás es de sobra conocido, Claudia Sheinbaum gobernó la ciudad hasta lanzar su campaña presidencial y Martí Batres la sustituye hasta ahora en el cargo.
Muchos años de gobiernos “de izquierda”, perredista y morenista, ha atestiguado ya el venenoso y, no obstante, en 2021 la coalición derechista del PAN-PRI-PRD obtuvo más votos y ganó nueve de las 16 alcaldías, dejando sólo siete para Morena. De igual forma, esa coalición ganó 13 distritos de las disputaciones federales, mientras Morena y el PT se adjudicaron 11 distritos. Desde 1997, siempre habían sido ganadoras los candidatos de la izquierda en la Ciudad de México, hasta el pasado 2021.
Cuatro factores, escribe la analista Violeta Vázquez Rojas en su columna de Milenio, han sido suficientes para infundir ánimo en la oposición y zozobra en el obradorismo: a) los resultados de 2021, b) la concentración de sectores ‘desencantados’ con la 4T, c) la ventaja muy relativa de Morena sobre la oposición, y d) el viraje anti-izquierdista de las grandes ciudades capitales de América Latina, y aunque la analista no ve en estos factores la fuerza suficiente para derrotar a la candidata de Morena, Clara Brugada, en la elección por el gobierno de la Ciudad de México, lo cierto es que la moneda podría estar aún en el aire si la oposición no hubiera escogido al peor candidato, Santiago Taboada, inescapablemente enredado en una trama de corrupción inmobiliaria innegable.
Con todo, tal como lo hizo en su columna de la semana pasada, el escorpión pregunta: ¿quién y por qué querría gobernar la Ciudad de México?, monstruo de mil cabezas, tumultuoso y violento, sobrepoblado y en crisis, al pie de un volcán activo, sobre un lago y en una zona telúrica. ¿Tiene remedio la crisis de transporte público y movilidad? ¿Alguien evitará las disputas ante la escasez inminente de agua? ¿Es viable tan mayúscula concentración humana, comercial, industrial y urbana, y, sobre todo, es vivible? Por lo pronto, la ventaja de Clara Brugada sobre Santiago Taboada ronda los 13 puntos.
El arácnido vuelve a su refugio junto al mar, no sin antes invocar de nueva cuenta a Efraín Huerta, porque en esta ciudad: “Uno pierde los días, la fuerza y el amor a la patria, / el cálido amor a la mujer cálidamente amada / la voluntad de vivir, el sueño y el derecho a la ternura…”
@Aladelagarza
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27-04-2024 - 12:02 am
En la lógica de las encuestas, nada afecta, pareciera que los resultados antes de provenir del sentir ciudadano son producto de una estrategia de propaganda que busca instalar en el inconsciente colectivo lo irremediable del triunfo de Morena y aliados, y la fatalidad de la derrota de la oposición.
Estos días abundan las encuestas de intención de voto con una constante: el triunfo de Morena y sus aliados es irreversible. Nada parece influir en ese resultado cantado: No influirán los más de 180 mil homicidios dolosos y el más del 95 por ciento de impunidad, la crisis profunda del sistema de salud o de educación, el rechazo del Presidente de reunirse con los padres de los ya 42 de Ayotzinapa o las madres con hijos de desaparecidos, el enriquecimiento a la Nahle, la corrupción en Segalmex y las obras emblemáticas de este Gobierno, las Afores, las reformas a la Ley de Amparo…
En la lógica de las encuestas, nada afecta, pareciera que los resultados antes de provenir del sentir ciudadano son producto de una estrategia de propaganda que busca instalar en el inconsciente colectivo lo irremediable del triunfo de Morena y aliados, y la fatalidad de la derrota de la oposición.
Me pregunto, ¿qué podría sustentar que los ocho millones de votos perdidos por Morena y sus aliados en 2021, estarán de regreso el 2 de junio, garantizando el triunfo amplio de Claudia Sheinbaum y la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, y poner en marcha el llamado Plan C? Que, recordemos, significaría el segundo piso del pretendido cambio de régimen del Presidente López Obrador.
O en sentido contrario, qué pudo haber sucedido para pensar que la oposición toda junta -incluido MC- habiendo obtenido más votos que Morena y sus aliados en 2021, ¿no conservará o superará los más de 23 millones votos obtenidos en esa elección intermedia?
A bote pronto se podrá decir que toda elección es diferente a la anterior menospreciando las tendencias pautadas por la elección anterior y el cruce con los estudios demoscópicos más confiables en materia de ciclos electorales.
Quien escribe sostiene la hipótesis que la intención de voto no ha cambiado mucho, que se ha solidificado, y la oposición toda seguirá teniendo la preferencia de la mayoría de la gente, salvo que haya una caída de la participación por la intervención del crimen organizado.
Si la gente sale a votar va a reeditarse lo sucedido en 2021, los votos acumulados por la triada PAN-PRI-PRD podrían no ser superiores a los de Morena-PT-Verde, porque los que necesita para superar los tendrá Movimiento Ciudadano, es decir, ese seis o siete por ciento que trae de intención de voto el candidato Álvarez Máynez.
Si esta hipótesis, se cumple, tendremos que el primer efecto será que el llamado Plan C será el derrotado porque la coalición Juntos Hacemos historia difícilmente obtendría la mayoría calificada por más esfuerzos que están haciendo por intentar ir en candidaturas comunes en la elección de diputados federales y con candidatos propios, en la elección de senadores, buscando de esta forma, no sólo obtener la fórmula de mayoría, sino la de primera minoría en los estados donde van de esa manera.
O sea, el resultado probable, es un Gobierno sin mayoría en ambas cámaras, lo que desde el punto de vista democrático es el ideal -según el politólogo catalán Josep Colomer- porque un escenario de ese tipo obligaría a la titular del Poder Ejecutivo a negociar con la oposición los presupuestos generales, como también, la vigencia de las instituciones de nuestra democracia.
Pero algo más. Un escenario de Gobierno sin mayoría, o un Gobierno dividido, cae, lo han dicho varios analistas, como anillo al dedo a Claudia Sheinbaum, porque la ausencia de mayoría absoluta o calificada sería el fracaso de López Obrador porque debilitaría el chantaje que ejerce sobre su candidata presidencial.
Y es que Claudia en un escenario fragmentado de este tipo estaría obligada a voltear a ver, no a su tutor político, sino hacia la oposición, que tendría los votos que necesita para sus políticas. Claro, en el supuesto caso, que ella gane la elección presidencial.
Ahora bien, si observamos la nueva publicidad oficialista que está circulando en los medios de comunicación Claudia Sheinbaum en el segundo debate “saldrá a defender los logros del Gobierno de López Obrador” cuando el cálculo político invitaría a la prudencia y a tomar una distancia razonable de Palacio Nacional.
Sheinbaum, en esta nueva publicidad, está dirigiéndose a los leales del obradorismo, los inamovibles, cuando debería dirigirse a los votantes indecisos, a los electores switchers, que serán quienes definirán el resultado en la elección presidencial.
Y eso, seguramente, ya lo vio el cuarto de guerra de Xóchitl Gálvez para ir por ellos con una postura más independiente y, hasta crítica, hacia los partidos que la postulan como candidata presidencial.
Por eso, este segundo debate, reviste un interés especial, porque Claudia Sheinbaum llegará con la presión de AMLO y eso, podría hacerla retroceder, porque estaría enfocada a satisfacer el ego del residente de Palacio Nacional. No a ampliar su base de votantes; y, Xóchitl Gálvez, llegará, seguramente, más suelta, con la lección aprendida, sólo con la presión razonable de las encuestas buenas en contra, pero, sabe, que al estar abajo en la mayoría de las encuestas todo es ganancia y es probable, que su estrategia sea más confrontativa e hincará la uña en la llaga de los incumplidos, las mentiras y burlas o los desaires del Presidente López Obrador.
Ahora bien, es probable que en el debate del próximo domingo aumente la audiencia que tuvo el primero pues, de acuerdo con el INE, sólo alcanzó 13.7 millones de los casi 100 millones de personas con credencial para votar, o sea, en términos absolutos, esta participación ciudadana fue baja, lo que habla de que la mayoría de los ciudadanos todavía están en otra frecuencia y lo político electoral no es su primera preocupación.
Y por eso muy probable que segmentos de indecisos y pragmáticos switchers se acerquen al televisor o a las redes, para escuchar y empezar a proyectar la dirección de su voto o de sus votos.
En definitiva, la sombra de los resultados de las elecciones de 2021, hoy, más que nunca, se hacen presentes, porque no está claro qué es lo que llevaría a un ciudadano a votar distinto a lo que votó en aquellas elecciones intermedias. Las que emparejaron el piso electoral de los dos bloques partidarios cuando hay elementos en uno y otro sentido, que pueden definir el resultado en esta contienda histórica. A mi entender, hay más agravantes que logros para presumir. Al tiempo.
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26-04-2024 - 12:05 am
"No existe algún indicio estadístico o de otra naturaleza, para imaginar que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz tuviera oportunidad de ganar la Presidencia de la República".
Aunque en política nada está escrito por anticipado, hay herramientas que sí permiten calcular un resultado. La distancia que existe entre la candidata de Sigamos Haciendo Historia, Claudia Sheinbaum Pardo, y la abanderada de la alianza Fuerza y Corazón por México, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, en el preámbulo del segundo debate entre aspirantes a la Presidencia de la República y a un mes de que terminen las campañas rumbo a los comicios del domingo 2 de junio del 2024, permite escriturar la crónica de una derrota largamente anunciada.
La única duda es cuál será la diferencia entre Claudia y Xóchitl, pero también si el tercer candidato en discordia, Jorge Álvarez Máynez, del partido Movimiento Ciudadano, logra acercarse estadísticamente a Xóchitl para poner en riesgo su segundo lugar en la contienda, lo que sin duda repercutiría en un golpe brutal para PAN, PRI y PRD, que quedarían prácticamente marginados del poder real en las cámaras de diputados y senadores. Y por supuesto, este hipotético escenario aumentaría, sustancialmente, las posibilidades de que Morena, PT y PVEM logren la mayoría calificada en las dos cámaras del Congreso de la Unión, para profundizar las reformas constitucionales que consoliden el proyecto de la Cuarta Tranformación.
En las ponderaciones que hasta el mes de abril han llevado a cabo tres plataformas agregadoras de encuestas, la distancia entre Claudia y Xóchitl es tan amplia, que resulta imposible suponer que la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD pudiera siquiera inquietar a la abanderada de Morena, PT y PVEM. Así lo reflejan las ponderaciones que hasta la fecha han hecho el Barómetro Electoral Bloomberg; la plataforma agregadora de encuesta Oraculus y el Obsevatorio Electoral 2024 del Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas.
En el debate de este domingo 28 de abril de 2024 los temas que abordarán las candidatas y el candidato, serán referidos a crecimiento económico, empleo e inflación; infraestructura y desarrollo, pobreza y desigualdad; cambio climático y desarrollo sustentable. El domingo 19 de mayo del 2024 será el tercero y último debate con los temas Política social; inseguridad y crimen organizado; migración y política exterior; democracia, pluralismo y división de poderes.
Según las ponderaciones del Barómetro Electoral Bloomberg, desde noviembre del 2023 a abril del 2024, Claudia Sheinbaum Pardo perdió, en promedio, el 3.9% por ciento del respaldo electoral, pero se mantiene como puntera, con mucha ventaja en las encuestas rumbo a la elección presidencial del domingo 2 de junio del 2024; en tanto que en el mismo periodo Bertha Xóchitl Gálvez ganó 6.3% por ciento de apoyo. Claudia ha perdido, en promedio poco más de medio punto cada 30 días y Xóchitl ha ganado un punto por mes. En estas circunstancias es prácticamente imposible que en poco más de 30 días que restan de campaña Xóchitl pueda acercarse a Claudia. La candidata de Sigamos Haciendo Historia cierra abril con 60.2 por ciento de las preferencias electorales, contra el 31.6 por ciento de la aspirante de Fuerza y Corazón por México, en tanto que el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez registra 8.1 por ciento.
Este martes 23 de abril del 2024, Bloomberg, la agencia informativa especializada en asuntos financieros y de negocios, con sede en la ciudad de Nueva York publicó: “La candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, está reforzando su ventaja en la contienda para convertirse en la próxima presidenta de México. Tres nuevas encuestas añadidas al Barómetro Electoral Bloomberg la sitúan 28.6 puntos por delante del principal rival de la oposición, Xóchitl Gálvez”.
El Barómetro Electoral de Bloomberg es una plataforma agregadora de encuestas basada en criterios que incluyen la precisión histórica y la metodología de los estudios demoscópicos. Bloomberg utiliza como insumos para sacar sus promedios, las encuestas de Votia, Grupo Reforma, Covarrubias y Asociados, De las Heras-Demotecnia, Consulta Mitofsky, Buendía y Márquez, El Financiero, Mendoza Blanco y Asociados, ISA, Campañas y elecciones, Enkoll, FactoMétrica, poligramas, SIMO y Áltica.
Por su parte, la plataforma agregadora de encuesta Oraculus, en su actualización hasta el jueves 25 abril del 2024, concluye que, entre noviembre del 2023 y abril del 2024, Claudia Sheinbaum Pardo perdió 3 por ciento de respaldo. En promedio, medio punto porcentual por mes. Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, por su parte, ganó 5 por ciento en el mismo periodo. En promedio, menos de un punto porcentual por mes. A ese ritmo, en los 33 días que restan de campañas para los comicios del domingo 2 de junio del 2024, es estadísticamente imposible que la candidata de Fuerza y Corazón por México pudiera acercarse a la aspirante de Sigamos Haciendo Historia. En el promedio que Oraculus registra en el mes de abril, Claudia tiene 58 por ciento de las preferencias; por 34 por ciento de Xóchitl y 8 por ciento de Jorge.
El Observatorio Electoral 2024 del Colegio de Especialista en Demoscopía y Encuestas, incluye 44 estudios demoscópicos publicados entre noviembre del 2023 y abril del 2024. En su promedio ponderado hasta este jueves 24 de abril del 2024, atribuye a Claudia Sheinbaum Pardo un 60.7 por ciento en las preferencias electorales, contra el 32.7 para Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz y 6.6 por ciento para Jorge Álvarez Máynez.
Entre marzo y abril del 2024, el mejor registro de Xóchitl fue de un 37.8 por ciento de respaldo, en la encuesta de GEA-ISA, en tanto que en el mismo periodo, Claudia marcó como máximo 66 por ciento de las preferencias, en el ejercicio demoscópico de la consultora De las Heras-Demotecnia.
El Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas utiliza como referencias los estudios de algunas consultoras como Berumen, Parametría, Buendía y Márquez, Enkoll, Covarrubias y Asociados, Grupo Reforma, De las Heras-Demotecnia, Consulta Mitofsky y Mendoza Blanco y Asociados, entre otras.
Cuando falta un mes para que terminen las campañas y 36 días para los comicios del domingo 2 de junio del 2024, no existe algún indicio estadístico o de otra naturaleza, para imaginar que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz tuviera oportunidad de ganar la Presidencia de la República.
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26-04-2024 - 12:04 am
"Habla de 'segundo piso', pero no logra describir el primero".
No soy ingeniero. Ni arquitecto. Tampoco maestro de obras, o peón de obra. Vamos, ni a chalán llego. Y sin embargo entiendo que para construir un segundo piso hace falta que haya un primer piso. Elemental, digo. Cualquiera lo sabe.
Excepto, parece, la candidata del oficialismo. Ella ofrece eso, como propuesta central de su campaña. “Vamos a construir el segundo piso de la Cuarta Transformación”, dice en sus spots de campaña, en sus mítines, en sus entrevistas, en sus mensajes en las redes. Pero, ¿cuál es el primer piso de la supuesta transformación? ¿En qué consiste? ¿Cuáles son sus cimientos, y sus logros?
Me parece que doña Claudia confunde la construcción con la demolición, de lo cual si hay abundantes muestras en los últimos cinco años y medio. Habla de “segundo piso”, pero no logra describir el primero. A no ser que esté pensando levantar ese supuesto segundo piso sobre los cadáveres de los 200 mil asesinados en el sexenio de Andrés Manuel o de los 800 mil muertos de la pandemia, 224 mil de los cuales no debieron haber fallecido.
Y no es que la que fuera secretaria del Medio Ambiente en el gobierno capitalino de López Obrador (2000-2006) no sepa de segundos pisos. Los conoce perfectamente… incluidos los misterios de su financiamiento. Lo que pasa es que esos son otros segundos pisos, construidos a base trabes, puentes y ballenas, no de logros gubernamentales tangibles y perdurables, realmente transformadores de la realidad.
Tal vez ella contemple vaciar el segundo nivel arriba de proyectos tan exitosos como el Tren Maya, la refinería de dos Bocas, el aeropuerto “Felipe Ángeles” el tren inter urbano o la nueva Mexicana de Aviación. Puede ser.
Y sí, Claudia Sheinbaum Pardo ofrece –con tamaña cara dura–, “más trenes de pasajeros, carreteras, corredores industriales, aeropuertos, modernización de puertos, planes hídricos, soberanía energética… Y lo ratifica: “¡Así se ve el segundo piso de la Cuarta Transformación!”.
Ofrece también más ciencia, más energías renovables, mas movilidad, más cultura (sic). Está en sus menajes, en sus twits, en sus discursos. Y lo dice muy en serio, entusiasta. Se la cree. O al menos eso parece.
Sin embargo, habría que empezar por clarificar que es eso de la “Cuarta Transformación”. Se entiende que es ponerse a la altura de las tres anteriores: la Independencia de México, la Reforma juarista, la Revolución mexicana. Bien, pero cuáles son las “transformaciones” de este gobierno del primero los pobres que harían a su autor –¡vaya soberbia!– digno de incluir su busto al lado de los de Miguel Hidalgo y Costilla, Jesé María Morelos y Pavón, Benito Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río, en el membrete oficial de la administración.
El primer mito es que se trata de un gobierno “de izquierda”. ¿Cuáles son en concreto los cambios estructurales promovidos por este gobierno para avalar su dicho de que vivimos un cambio de régimen, como sería al menos una reforma fiscal a fondo, redistribuidora en serio de la riqueza nacional?
Lo que hemos vivido en estos casi seis años es un cuento chino, una entelequia que hoy nos venden como un país maravilloso, aunque inexistente. Seguimos en una vilipendiada economía neoliberal en la que los apapachos son precisamente para los grandes empresarios, los odiados explotadores que se apropian de la plusvalía generada por del trabajadores con el sudor de su frente.
¿O no es así?
A mi entender, no es lo mismo un gobierno revolucionario en el mejor sentido, un régimen realmente “de izquierda”, por así etiquetarlo, que un gobierno populista y demagogo que simula su opción por lo pobres mediante programas sociales asistencialistas, dádivas esencialmente electoreras.
No supondrá Andrés Manuel que de veras va a modificar de raíz las injusticias sociales a base de duplicar, triplicar o cuadriplicar acaso las pensiones a los viejitos, las becas a los jóvenes, los apoyos a los campesinos para que siembren arbolitos aunque al rato se sequen.
Quizá su mayor desmentido sea el desbordamiento de la violencia en el país, –donde mueren asesinados un promedio de 85 mexicanos cada día, según cifras oficiales–, pese al reparto de dinero a los jóvenes con la cancina idea de evitar que sean cooptados por los malandros. Los resultados demuestran que esa es otra falacia.
Tenemos en cambio algo constatable: en nada más allá que en los dichos demagógicos han cambiado la desigualdad, la pobreza, la explotación, la enfermedad, la ignorancia que padecen los pobres de este país. Cuáles si no son los resultados ciertos –no “los otros datos”— en materia de seguridad, combate a la corrupción, salud, educación, desigualdad, pobreza extrema, combate al crimen organizado o crecimiento económico.
Sería bueno entonces que en lugar de prometer una continuidad de lo inexistente la candidata empezara por explicarnos en qué consisten los cambios introducidos por la autollamada Cuarta Transformación. Cuáles son los cambios que según la propaganda han transformado al país, hoy convertido en “envidia” de las naciones todas en el orbe, como asegura sin siquiera enrojecer la morenista Sheinbaum Pardo.
Lo enfatizó ella misma en esta frase que no tiene desperdicio: “Les voy a decir una cosa: en el mundo entero envidian en este momento a México porque somos un país que ama a su historia y porque tenemos un presidente que representa los intereses de la Nación”.
Lo más patético del caso es que Sheinbaum Pardo se vea obligada a recurrir a mentiras flagrantes y frases huecas para fincar sobre ellas su segundo piso. Y ofrecer, textual, “seguir haciendo de México el mejor país del Mundo”. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
SEGUNDO DEBATE, SEGUNDO. En el encuentro del próximo domingo entre las dos candidatas punteras a la Presidencia de la República, Xóchitl Gálvez deberá dar prioridad a ratificar con todos los recursos que estén a su alcance que los programas sociales son inamovibles y comprometerse a mantenerlos y aun ampliarlos. Ese es el único tema que puede incidir realmente en el resultado de la elección del 2 de junio. Y tanto el señor de Palacio Nacional como su candidata lo saben. Ojo.
@fopinchetti
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26-04-2024 - 12:03 am
"Si el golpeteo contra Nahle sigue en ascenso y prende el cerro, va a contaminar la elección federal y terminará por arrastrar al propio Presidente de la República".
Rocío Nahle comienza a ser un lastre para Morena. Su repentino enriquecimiento, el uso de recursos públicos e ilícitos en su campaña (una camioneta propiedad municipal y otro robada entre las que la acompañan todos los días) y el rechazo de los veracruzanos por su falta de arraigo han puesto en jaque su campaña. El problema que ya no es solo un foco rojo para la elección en ese estado sino para todo Morena. El efecto Nahle va más allá del litoral del golfo de México.
Perder la gubernatura de Veracruz sería un fracaso, aunque siendo sinceros, el gobierno de Cuitláhuac García ha tan malo que una derrota el 2 de junio sería perfectamente explicable dentro de las filas de Morena. La candidata Rocío Nahle podría acudir a la excusa favorita de todos los políticos – “me dejaron un desastre”- y no habría manera de rebatirla. El problema es que la derrota de la candidata al gobierno del estado arrastre varios distritos federales con ella. Veracruz es el cuarto estado que más aporta diputados al Congreso Federal con 19, solo detrás de Estado de México, que aporta 40, Ciudad de México 22 y Jalisco 20. Perder Veracruz es, pues, un golpe al hígado para el famoso Plan C.
El otro ingrediente es que Rocío Nahle no era una funcionaria cualquier en el gobierno de López Obrador. Fue la encargada directa de la construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, y por tanto responsable de que la refinería, que costó el doble de lo presupuestado, no funcione. Que una obra termine con sobre precio y fuera del tiempo prometido parece ser la regla en toda la obra pública mexicana; que a la responsable de la obra le aparezcan más propiedades que al nopal o al ginseng, no. Rocío Nahle es el símbolo perfecto de la corrupción en el gobierno de López Obrador y los tiburones ya olieron la sangre. Su historia es un regalo para la oposición.
La candidata aparece ligada a propiedades en Villa Hermosa, Tabasco; en Boca del Río, Veracruz, en Garza García, Nuevo León y en Manhattan, Nueva York. Ella se la ha pasado tratando de explicar lo inexplicable; su forma de vida y la de su familia que cambió radicalmente desde que llegó al gobierno federal en 2018.
Si el golpeteo contra Nahle sigue en ascenso y prende el cerro, va a contaminar la elección federal y terminará por arrastrar al propio Presidente de la República. Durante meses la oposición concentró los ataques en los hijos de López Obrador sin mayores consecuencias. Por lo pronto el ataque a Nahle ya logró un primer objetivo: sacarla de la campaña para obligarla a dedicar tiempo y esfuerzo para dedicarlo defenderse.
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26-04-2024 - 12:02 am
"No importan los signos políticos, si se declaran de 'derecha' o 'izquierda', la deriva autoritaria es indiscutible".
El informe “Normalizar la Excepción: El estado de la libertad de expresión en Cuba, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras” lanzado por Artículo 19 el lunes 22 de abril, muestra la falta de garantías para un periodismo libre e independiente, resultado del declive de las condiciones democráticas que ha marcado a la región. La violencia desde el Estado, la incapacidad u omisión de este para proteger a periodistas y el uso indebido de la ley y los aparatos de justicia minan al periodismo independiente.
Durante cinco años, en Centroamérica hemos documentado las derivas autoritarias que se han vivido en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, mientras que en Cuba hemos monitoreado el uso del aparato de Estado para controlar los flujos informativos, la diversidad de voces y de pensamiento, para silenciar y castigar.
No importan los signos políticos, si se declaran de “derecha” o “izquierda”, la deriva autoritaria es indiscutible. Los gobiernos, electos en procesos electorales transparentes y democráticos o no, consideran al periodismo libre como un enemigo y, ante esto han optado por obstaculizar su ejercicio, en el marco de la cultura política autoritaria que prima en América Latina y el Caribe.
En Cuba, el ejercicio del periodismo independiente ha continuado bajo los constantes ataques del Departamento de Seguridad del Estado y de la Policía Nacional Revolucionaria. En 2023, ARTICLE 19 registró un total de 274 agresiones contra personas periodistas y activistas con motivo de haber ejercido su derecho a la libertad de expresión. Entre las agresiones más recurrentes destacan la detención arbitraria con 103 registros, la suspensión del servicio de internet con 60 registros, las amenazas con 25 registros, la vigilancia policial con 22 registros y el arresto domiciliario con 21. Ello ha orillado al exilio forzoso de decenas de activistas y periodistas.
En El Salvador se han identificado tendencias peligrosas para la democracia y los derechos humanos: 1) la normalización de lo excepcional: violaciones a los derechos y libertades fundamentales para gobernar; 2) la vigilancia y espionaje a periodistas y activistas; 3) el exilio preventivo ante la amenaza de encarcelamiento; 4) los discursos estigmatizantes y de odio desde el poder como armas que silencian y agreden, y 5) el uso ilegítimo del aparato legal para de inhibir el ejercicio de la libertad de expresión y el acceso a la información. En este contextode asedio, un medio referencial como El Faro ha tenido que trasladar su estructura administrativa a Costa Rica.
En Guatemala, la violencia en contra de las personas periodistas y comunicadoras sociales ha sido constante. Sufren amenazas, acoso judicial, agresiones y asesinatos. Además de encarcelamientos por su labor periodística, como sucede con José Rubén Zamora Marroquín. Muchos de los casos abiertos en contra de personas periodistas son espurios y no cuentan con pruebas suficientes. Al menos 26 personas periodistas han salido al exilio de 2021 a 2023. El gobierno de Bernardo Arévalo, que enfrentó la andanada de ataques desde la Fiscalía General y el Poder Judicial para evitar su llegada al poder tiene ante sí el reto de desmontar un aparato cooptado por élites rancias, que se ensaña contra su promesa democrática y contra actores sociales como el movimiento indígena, periodistas y activistas.
En Honduras, un estado de excepción prolongado, declarado el 6 de diciembre de 2022 a través del Decreto Presidencial, ha marcado el gobierno de Xiomara Castro. En este contexto, la ONU-DH documentó el asesinato de 15 defensores de derechos humanos y, de al menos, un periodista entre enero y septiembre de 2023, periodo en el que registró 297 agresiones a activistas y comunicadores de diversa índole. Las esperanzas de cambio democrático profundo -después de la narcodictadura de Juan Orlando Hernández- se diluyen cuando quienes ejercen la libertad de expresión son etiquetados de “adversarios y opositores al gobierno”, llegando a sufrir campañas de difamación o agresiones verbales por parte de funcionarios públicos.
Por su parte, en Nicaragua el gobierno ha cerrado medios independientes locales, principalmente radios y medios comunitarios. Hasta marzo de 2023, según datos de PCIN (Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua) indicaban que había 33 radiodifusoras, 16 canales de televisión y ocho periódicos cancelados y confiscados. La FLED (Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia) señala que en cinco de los 17 departamentos de Nicaragua ya no hay medios independientes. También denuncia que al menos 242 personas periodistas y trabajadoras de medios han sido forzadas al exilio desde 2018. Todo ello en un marco de persecución y destierro a la oposiión política, la Iglesia católica y otras voces disidentes.
Pero ante estas malas noticias, se mantiene la esperanza. En la región también hemos documentado la resistencia de personas defensoras de derechos humanos, comunicadoras comunitarias y periodistas, que muestran su compromiso de informar a la sociedad para que cuente con los elementos suficientes en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Cada vez más alianzas regionales y cada vez más periodismo independiente que habla a una sociedad que clama justicia.
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25-04-2024 - 12:04 am
"Xóchitl es culpable de muchas cosas, pero no es la principal responsable de la derrota electoral del frente opositor".
Tras el primer debate presidencial y el goteo irreductible de las encuestas que confirman el naufragio del barco opositor, han comenzado a pulular las columnas que ven en Xóchitl Gálvez la principal responsable de la más que probable derrota del 2 de junio.
Las imputaciones a Xóchitl me remiten a la gran novela Ensayo sobre la Ceguera del portugués José Saramago. Ésta comienza con un hecho fantástico: los habitantes de una pequeña ciudad comienzan a quedarse progresivamente ciegos. Es una ceguera blanca que, como epidemia, va extendiéndose por cada rincón de la ciudad. No hay explicación aparente. Todo sucede de un momento a otro. Como es natural, pronto comienzan a buscarse culpables, chivos expiatorios que son señalados como responsables del inexplicable hecho. Así comienzan las peleas de los unos contra los otros.
La epidemia de ceguera que retrata la novela de Saramago es una buena metáfora del estado de la oposición. A palos de ciego, y sin dirección, apuntan con el dedo a Xóchitl Gálvez. Es ella la culpable de la ceguera, afirman.
Seamos serios.
Xóchitl es culpable de muchas cosas, pero no es la principal responsable de la derrota electoral del frente opositor. Esa estaba cantada desde hace mucho. En pocos meses era imposible remontar el desprestigio acumulado de años de los partidos que la abanderan. Culpar a Xóchitl de la ceguera es injusto. Y mezquino.
¿De qué sí es culpable la candidata? De errores elementales, pero ninguno definitorio. Pudo no haber avalado el fraude partidista y forzar a una elección primaria contra Beatriz Paredes. Es verdad. Esa simple acción, a la que temió su círculo cercano, hubiera dotado de algo de legitimidad su frágil candidatura.
Pudo haberse rodeado, como lo prometió en un principio, de ciudadanos libres en lugar de permitirse quedar atrapada entre las garras de los dirigentes partidistas. Avalar con su silencio las listas de candidatos plurinominales del PRI y el PAN fue una de tantas pruebas de su debilidad.
Xóchitl tuvo la oportunidad de alzar la voz contra los acuerdos de Marko Cortés en Coahuila y quitarse —al menos en parte— la carga que implica caminar al lado de un aprendiz de bandido. Y, claro, en el camino pudo no haberse comportado como una improvisada: no involucrar a su hijo en la campaña, realizar un debate medianamente decente y no cometer errores infantiles en cada oportunidad.
Claro, pudo haber sido mejor candidata (o menos peor). ¿Pero, habría hecho alguna diferencia? Sostengo que no. Esa candidatura nació condenada. La alianza entre el PRI y el PAN se fraguó entre la deshonestidad y la desvergüenza con un único objetivo: vencer a López Obrador. Y, a estas alturas, ya debió haberle quedado claro a los dirigentes partidistas que eso no es suficiente para ganar una elección.
Hacia el futuro, mal haría la oposición en fijar el fracaso de su resultado electoral en Xóchitl Gálvez. Cometerían el mismo error que en 2018: interpretar su derrota como un “accidente histórico” (Beatriz Paredes, dixit) y no como una manifestación de un cambio profundo en la sociedad.
Queda poco más de un mes para el 2 de junio. Como es inevitable, comenzarán los ataques ad hominem contra la candidata. Olvidarán, sin embargo, que antes de la llegada de Xóchitl a la vida nacional, la ceguera ya estaba ahí.
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