Susan Crowley
“La Viena imperial, la vieja emperatriz, a pesar de su caída se sostiene como la sabia de la que todos deberíamos aprender”.
Más allá de las hegemonías, participan los países emergentes y las naciones recién independizadas, que están encontrando en la Bienal el sitio idóneo para expresarse. No se trata de salidas fáciles o retóricas, en sus reflexiones encontraremos propuestas que, sin mayor presupuesto, recurren al talento para exponer.
Me pregunto ¿qué pasaría si en sitios como Venecia una de las restricciones fuera que los turistas dejen el celular y vivan siquiera un capítulo o una escena de Mann o Visconti. Creo que es pedirles algo imposible. Sería, literal, muerte en Venecia.
Por más que lo intenten, no ha existido aún el artista que logre abarcar por completo la experiencia vivida. Hasta al más grande genio se le escapa algo. Y de eso se trata el arte, de exprimir los sentidos y arrojarlos en la hoja, en el lienzo o en una partitura.
Fama, éxito, fracaso, se miden a partir de la última función en la que una vez más se pone a prueba la voz. Puede haber trayectorias impecables, pero solo se recuerdan, la noche del triunfo en la que el público ovacionó de pie y la del fracaso en la que la diva fue abucheada.
El trabajo desarrollado por ellas ha traído beneficio económico a la comunidad, además les ha devuelto la confianza y la seguridad; sentirse valiosas y no solo eso, al trabajar en la zona han recuperado su herencia y sienten el orgullo de la pertenencia, agradecen y reconocen como propio el legado del pasado.
“No es poca cosa cuando se piensa en el tamaño de la responsabilidad como titular de una convulsa secretaría Los recursos serán limitados”.
“Cuatro minuto y medio más tres segundos. La obra sigue creando abismos de angustia. Sus no escuchas se preguntarán, ¿qué clase de pianista es este? Se le paga para tocar ¿no?”.
Hoy, el futuro de México se juega en términos de educación, llevamos años tratando de parchar un sistema que parece creado para homogeneizar las capacidades y obsesionado con una visión material del éxito. Ha sido ineficaz e injusto.
La música es un arte capaz de curar el alma, gracias a ella se puede reconstruir el tejido social, rehabilitar las fisuras generadas aún en el seno materno, la orfandad, las carencias, los traumas acontecidos en la infancia. En manos de un niño la música se convierte en un instrumento de crecimiento y una verdadera oferta de esperanza.
Los nuevos protagonistas de la cultura ya no van de “intelectuales” ni “cultos” y menos “dueños de la verdad” que “nos liberan de las cadenas”, más bien son personas sensibles y de mentes brillantes.
Una obra artística diversa y compleja, pero con un propósito común: lograr que la justicia y la belleza sean restituidas en esas periferias que quedaron olvidadas. Occidente destruyó a África con el pretexto de “ayudarlos”.
Deseo que la voz de tantas mujeres agredidas se escuche muy lejos y muy fuerte y que crezca el número de las que sepan defenderse; y así, cada vez habrá menos osos salvajes en las calles, a plena luz del día.
Tal vez en la exhibición curada por Santamarina podamos encontrar algunas aproximaciones, siempre irónicas y ambiguas. Y ese es el arte de Tin Larín, jamás dar por hecho nada, no existen las respuestas absolutas.
Ahora bien, la era de frivolidad que Hirst retrata habla de la insatisfacción perenne por encontrar la juventud perdida no importa el precio. La única obsesión, la misma que Hirst plantea en muchas de sus obras. La conciencia de muerte y la intención de detener la vida; apropiarse del misterio del paso del tiempo con resultados desastrosos.
Los últimos encuentros de arte presionan a los mercados con nuevas ideas, una de ellas es salvar al planeta cuya situación desesperada está a punto de alcanzar una crisis irreversible.