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Alejandro De la Garza

27/04/2024 - 12:03 am

La disputa por la ciudad

“El escorpión pregunta: ¿quién y por qué querría gobernar la Ciudad de México?”

La Bandera monumental ondeo en todo lo alto en la plancha del Zócalo.
“¿Tiene remedio la crisis de transporte público y movilidad? ¿Alguien evitará las disputas ante la escasez inminente de agua? ¿Es viable tan mayúscula concentración humana, comercial, industrial y urbana, y, sobre todo, es vivible?”. Foto: Moisés Pablo Nava, Cuartoscuro.

El sino del escorpión fue vivir en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) durante más de 65 largos años, antes de tomar la decisión de abandonar la mega urbe y buscarse la vida en otro lado. El alacrán tiene una relación de amor-odio con la ciudad, tal como la tenía Efraín Huerta y la describió en su poema “Declaración de odio”: “¡Los días en la ciudad! Los días pesadísimos / como una cabeza cercenada con los ojos abiertos. // Estos días como frutas podridas. // Días enturbiados por salvajes mentiras”. Pero Huerta escribió también una “Declaración de amor”: “Ciudad que llevas dentro / mi corazón, mi pena… // Ciudad que lloras, mía, / maternal, dolorosa, / bella como camelia / y triste como lágrima”.

Cuando el escorpión nació, gobernaba la ciudad Ernesto P. Uruchurtu, llamado El Regente de Hierro por su mano dura e intolerante. Se mantuvo al mando de la capital más de una década, durante los sexenios de los presidentes Ruiz Cortínez y Adolfo López Mateos. Bajo la presidencia de Díaz Ordaz, regenteó la ciudad Alfonso Corona del Rosal, y con Echeverría llegó Alfonso Martínez Domínguez, de nefasta memoria, pues tuvo que dejar el cargo al asumirse responsable del “halconazo” de 1971. La ciudad siguió así gobernada por “ilustres” priistas: Octavio Sentíes (1971-1976), el político rico Carlos Hank González (1976-1982), Ramón Aguirre Velázquez (1982-1988), un regente inútil y disminuido durante el sismo del 85; Manuel Camacho Solís, el regente de Salinas de 1988 y hasta 1993, cuando se distanció del ejecutivo al no ser nominado como candidato a la Presidencia. Manuel Aguilera Gómez pasó efímeramente por el cargo hasta que Zedillo designó a Óscar Espinosa Villarreal (1994-1997), también de triste memoria al ser acusado y aprehendido por corrupción mientras huía por Nicaragua.

Fue entonces, en 1997, cuando la Ciudad de México logró la “mayoría de edad” electoral, y pudo elegir por primera vez a su gobernante, Cuauhtémoc Cárdenas. También de forma efímera, éste fue sustituido por Rosario Robles cuando “El Ingeniero” lanzó su candidatura a la presidencia en 1999 y perdió. No obstante, la izquierda, entonces perredista, volvió a ganar la Ciudad con Andrés Manuel López Obrador (2000-2005). Alejando Encinas lo sustituyó un año, mientras López Obrador desarrollaba su campaña presidencial y perdía por claro fraude en 2006. De cualquier forma, la ciudad se mantuvo en manos de la izquierda con Marcelo Ebrard (2006-2012), antes de que ocurriera ese raro accidente político denominado Miguel Mancera, quien gobernaría la ciudad de forma poco transparente y dudosa en nombre del PRD de 2012 a 2018. Lo demás es de sobra conocido, Claudia Sheinbaum gobernó la ciudad hasta lanzar su campaña presidencial y Martí Batres la sustituye hasta ahora en el cargo.

Muchos años de gobiernos “de izquierda”, perredista y morenista, ha atestiguado ya el venenoso y, no obstante, en 2021 la coalición derechista del PAN-PRI-PRD obtuvo más votos y ganó nueve de las 16 alcaldías, dejando sólo siete para Morena. De igual forma, esa coalición ganó 13 distritos de las disputaciones federales, mientras Morena y el PT se adjudicaron 11 distritos. Desde 1997, siempre habían sido ganadoras los candidatos de la izquierda en la Ciudad de México, hasta el pasado 2021.

Cuatro factores, escribe la analista Violeta Vázquez Rojas en su columna de Milenio, han sido suficientes para infundir ánimo en la oposición y zozobra en el obradorismo: a) los resultados de 2021, b) la concentración de sectores ‘desencantados’ con la 4T, c) la ventaja muy relativa de Morena sobre la oposición, y d) el viraje anti-izquierdista de las grandes ciudades capitales de América Latina, y aunque la analista no ve en estos factores la fuerza suficiente para derrotar a la candidata de Morena, Clara Brugada, en la elección por el gobierno de la Ciudad de México, lo cierto es que la moneda podría estar aún en el aire si la oposición no hubiera escogido al peor candidato, Santiago Taboada, inescapablemente enredado en una trama de corrupción inmobiliaria innegable.

Con todo, tal como lo hizo en su columna de la semana pasada, el escorpión pregunta: ¿quién y por qué querría gobernar la Ciudad de México?, monstruo de mil cabezas, tumultuoso y violento, sobrepoblado y en crisis, al pie de un volcán activo, sobre un lago y en una zona telúrica. ¿Tiene remedio la crisis de transporte público y movilidad? ¿Alguien evitará las disputas ante la escasez inminente de agua? ¿Es viable tan mayúscula concentración humana, comercial, industrial y urbana, y, sobre todo, es vivible? Por lo pronto, la ventaja de Clara Brugada sobre Santiago Taboada ronda los 13 puntos.

El arácnido vuelve a su refugio junto al mar, no sin antes invocar de nueva cuenta a Efraín Huerta, porque en esta ciudad: “Uno pierde los días, la fuerza y el amor a la patria, / el cálido amor a la mujer cálidamente amada / la voluntad de vivir, el sueño y el derecho a la ternura…”

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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