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María Rivera

06/02/2025 - 12:01 am

Emperador

"Trump logró incubar en Estados Unidos un movimiento político que cuenta con amplias bases sociales, con fanáticos y con una élite capaz de continuar en el poder cuando su presidencia termine".

Emperador por María Rivera.
"Desde la Segunda Guerra Mundial no había habido en el mundo un déspota tan poderoso capaz de poner en jaque la legalidad y los acuerdos civilizatorios entre naciones". Foto: X @POTUS

Qué semana, querido lector. Donald Trump no solo no se ha detenido, sino que ha continuado amenazando al mundo, como sabemos. No ha habido otro tema de conversación más que el asombro y la indignación. Una barbaridad, cómo pasamos de la imposición de aranceles un domingo a la suspensión temporal el lunes. México y Canadá como rehenes del presidente de Estados Unidos para negociar acuerdos que más bien son prórrogas. Diez mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera a cambio de que México no sea lanzado a una recesión económica. Casi los mismos términos para Canadá. Al buly no le importa nada más que salirse con la suya: primero pone de rodillas a sus contrincantes, después les confiere indultos (e insultos, según sea el caso). 

Nada hay ganado, querido lector, más que tiempo y muy probablemente sea Trump quien lo use a su favor ¿cuánto exigirá para seguir extendiendo la prórroga de imponer aranceles ilegales a México y Canadá? ¿qué más exigirá, en el segundo capítulo que se desarrollará en un mes?

No hay que ser ingenuos: el presidente de Estados Unidos se cree emperador del mundo y los emperadores, para serlo, necesitan parecerlo, es decir, demostrar su poder. A estas alturas, empieza a parecer no solo creíble sino probable que Trump sea capaz lanzar un ataque militar a nuestro país, para demostrarle al pueblo norteamericano su poder, es decir, que use a México para hacer política interna. En realidad, querido lector, es lo que ha estado haciendo desde su primer mandato. Solo está extremando la narrativa que le dará el pretexto de intervenir militarmente en nuestro país, para “acabar” con los grupos criminales mexicanos. A Trump no le importa nada, salvo la imagen que proyecte hacia el interior de Estados Unidos. Es un fascista y como tal, desprecia infinitamente a los otros y cuenta con una pandilla de funcionarios tan radicales como él para usar el poder.

Desde la Segunda Guerra Mundial no había habido en el mundo un déspota tan poderoso capaz de poner en jaque la legalidad y los acuerdos civilizatorios entre naciones. Amenaza, dice barbaridades que indignan a otros países como a Panamá o Dinamarca, como a Sudáfrica o como a los palestinos de Gaza. La brutalidad es enorme: se le ocurre, por ejemplo, la idea de deportar de Gaza a todos los sobrevivientes palestinos del genocidio israelí para ocuparla y convertirla en la “Riviera del Medio Oriente”. Inenarrable… y nazi. No hay otra palabra, querido lector. 

La verdad es ya inocultable y está frente a los ojos del mundo entero. Donald Trump no es un loco inofensivo, es un presidente fascista que lleva a cabo deportaciones masivas, criminaliza a los migrantes y piensa en Guantánamo como un moderno campo de concentración, para encarcelarlos, sin derecho alguno. 

Por supuesto, no sabemos si llegue a aplicar todas sus amenazas, pero sí sabemos, reconocemos en ellas, signos ominosos que pensamos, al menos yo, que no vería durante mi tiempo de vida. Quizás lo más angustiante de todo sea que Trump logró incubar en Estados Unidos un movimiento político que cuenta con amplias bases sociales, con fanáticos y con una élite capaz de continuar en el poder cuando su presidencia termine. 

En estos duros años, el gobierno de Claudia Sheinbaum tendrá que ser no solo cauto e inteligente, sino tener una determinación férrea por defender la soberanía nacional, cueste lo que cueste. Porque a mi parecer es muy evidente que la jugada que llevó a cabo el presidente Trump estos días, no solo fue un medio para imponer aranceles o negociar acuerdos, sino para designar al gobierno de México como cómplice del narcotráfico, es decir, como un narcogobierno. Esta mentira podría convertirlo, en la narrativa de Trump, en una organización terrorista… Es, obviamente, de suma gravedad lo que ocurrió, aunque los aranceles se hayan pausado y la presidenta Sheinbaum haya conseguido un mes de prórroga. Lo cierto es que Estados Unidos hizo una declaración gravísima que podría convertirse en un arma letal en el futuro, cuando Donald Trump decida usarla.

La verdad, querido lector, se vislumbran tiempos oscuros para el mundo y especialmente para los más débiles, los migrantes pobres, los palestinos, y para quienes no se hinquen ante quien se comporta como un emperador, o podríamos decir, como un Fhürer. Nos tocó, por desgracia renovada, ser sus vecinos. No nos quedará más que defendernos y no ceder, ni un ápice, en lo que debe ser un límite infranqueable: nuestra libertad y soberanía. Porque el peligro que nos acecha es, lamentablemente, muy real. Ojalá, querido lector, que se quede en eso solamente, una amenaza. Seguro lo sabremos en los meses y años por venir. 

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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