Héctor Alejandro Quintanar
07/03/2025 - 12:05 am
Silvano Aureoles y ¿Latinus o Ladinus?
La orden de aprehensión del experredista y prianista Silvano Aureoles, de ese modo, debería significar un golpe brutal a la línea de flotación del proyecto de Latinus. O, por lo menos, debería revelar que en aquel tuit de marzo de 2021, el señor Loret efectivamente dijo hacer periodismo, cuando en realidad ha acreditado hacer perredismo: comportarse como un porro para quien la política es una plataforma de lucro personal.
El treinta de marzo de 2021, el montajista falsario Carlos Loret de Mola publicó un tuit que decía, íntegramente, lo siguiente: “Le duele mucho Latinus. Le duele que lo exhibamos. Le duelen el video de Pío, los contratos de Felipa, las casas de Bartlett. Frente a sus amenazas, insultos, intimidaciones y elucubraciones, nosotros hacemos periodismo. Sencillamente periodismo”.
El comentario de Loret iba dirigido al Presidente López Obrador, pero en realidad era una especie de reacción a una investigación del periodista Álvaro Delgado, quien acreditó, en un reportaje del 29 de marzo de 2021, los vínculos de la familia del mapache priista Roberto Madrazo y el exgobernador perredista Silvano Aureoles en la construcción y manutención del portal digital Latinus, espacio que, disfrazado de noticiario, se fundó como panfleto de golpeteo de la oposición partidista en México.
Ante el tuit cínico y mentiroso de Loret, quien esto escribe redactó una respuesta que planteaba lo siguiente: “Silvano Aureoles está detrás de ustedes. Lo que en realidad quisiste decir es “nosotros hacemos perredismo. Sencillamente perredismo”. (Y hoy a estas alturas hacer perredismo es la forma porril del PRI y del PAN)”. Hasta aquí la cita del tuit de hace tres años.
Valga la anécdota para comentar algo que tiene que ver con nuestra coyuntura actual, donde se observa que, con el paso del tiempo, se acreditó por completo que lo que hay detrás de Latinus es un intento de hacer perredismo, entendido esto como un acto porril y de corrupción, que nada tiene que ver con el interés público.
El portal fue fundado en enero de 2020 y desde ese momento debió despertar sospechas ante todos, porque su conductor estelar es el señor Carlos Loret de Mola. Señalar esto no es ningún ad hóminem, sino denunciar un espacio ilegítimo de enunciación, por una cuestión fundamental: los periodistas que merecen tal nombre viven de su prestigio y credibilidad, labrados ambos con su trabajo. ¿Cuál es el caso del señor Loret?
Nunca será ocioso recordar que el 9 de diciembre de 2005, Loret se prestó para organizar lo que pretendió ser una detención en vivo de una banda de secuestradores, cuando en realidad todo era un montaje, del cual Loret fue puntualmente informado por la periodista Laura Barranco, quien trece veces le exigió que detuviera la supuesta pieza periodística, cosa que, cínicamente, el impostor de Televisa continuó, a sabiendas de que era una farsa, porque eso le redituaba en el rating. Ese operativo gansteril afectó a una ciudadana francesa y escaló en una tensión internacional y mantiene en la cárcel, luego de dos décadas, a un hombre sin sentencia, Israel Vallarta.
A eso se le añade el hecho de que el operativo fue organizado por Genaro García Luna, entonces director de la Agencia Federal de Investigación, la desaparecida AFI, con el Gobierno de Vicente Fox. A estas alturas, y luego de la sentencia a ese funcionario foxista-calderonista emitida en febrero de 2023, debe decirse, sin ningún tipo de cortapisa, que ese tipo de operaciones mediáticas eran una variante televisiva de las narcomantas. Loret se prestó a eso, ni más ni menos.
Ese hecho debió desacreditar para siempre la credibilidad del personaje. Pero no fue así. Y ahonda la crisis ideológica de las derechas saber que el señor Loret también gestó una operación fraudulenta cuando fue enviado como presunto reportero de guerra en Afganistán y gestó un montaje de un supuesto tanque en terreno, cosa que era falsa, como señaló en su momento el periodista Jaime Hernández.
Años después, en 2016, Loret se prestó para organizar una entrevista a modo al pillastre Javier Duarte, exgobernador de Veracruz quien un año más tarde sería preso por diversas corruptelas y que en ese momento requería un lavado de rostro ante las cámaras de algún noticiario. La plataforma perfecta para tal canallada no podía ser otra que la de Carlos Loret.
Ya en el colmo del absurdo, rayano en lo surreal, fue el montaje que Loret encabezó en el año 2017, ante el temblor que sacudió a la Ciudad de México, cuando Televisa infló la imagen de una niña fantasma presuntamente atrapada en los escombros y que resultó no sólo una farsa periodística, sino una telenovela inmunda que se burló de la sociedad mexicana en un momento muy vulnerable como el procesamiento de una tragedia colectiva: el caso de Frida Sofía.
Ese currículum de horror hace a Loret no tanto un pésimo periodista, profesión a la que nunca ha pertenecido, sino un excelente porro mediático. Un golpeador sin escrúpulos donde las conductas impostoras, las engañifas y los montajes al aire han sido no errores excepcionales, sino actitudes sistemáticas y deliberadas.
Eso debió ser suficiente para desconfiar de Latinus. Hoy, la situación de uno de sus soportes detrás, Silvano Aureoles, debe indignarnos, pero no sorprendernos. En días recientes, luego de diversas fiscalizaciones por parte de la Auditoría Superior de la Federación, el exgobernador michoacano recibió una orden de aprehensión por el delito de peculado, por tres mil 400 millones de pesos, por obras de instancias de seguridad no cumplidas, en un crimen que se acredita no sólo por las finanzas investigadas, sino por el dispendioso modo de vida de ese sujeto y su entorno.
En ese sentido, sobresale su exsecretario, Miguel Alonso Olamendi, vinculado por supuesto al turbio Gobierno de Michoacán de Aureoles y quien fuera operador económico para la construcción de Latinus, y, tal cual lo reseñaron diversos videos en redes, apareció muy contento al lado del porro Loret en las gradas de un partido del Mundial de Qatar en 2022.
La condición actual de Aureoles es la de ser un prófugo de la justicia. Y han sido sus tentáculos y sus empleados los que ayudaron a dar vida a uno de los proyectos mediáticos más importantes de la oposición partidista mexicana. No es poca cosa que el exgobernador de Michoacán sea un vil pillastre, y haya dedicado tiempo y recursos a gestar una plataforma que presuntamente investiga escándalos y corrupción. Se puede aventurar, sin embargo, que a pesar de esa mancha indeleble, Latinus no perderá credibilidad ante las derechas, del mismo modo que cuando Marcial Maciel fue hallado pederasta, de todos modos muchos Legionarios de Cristo siguieron exaltándolo. Cuando hay una necesidad de creer, poco importa que detrás de tu credo haya un delincuente.
A esta situación se le adhiere el hecho de que el otro personaje detrás de Latinus, el clan Madrazo, es asimismo un grupúsculo que entraña grandes débitos antidemocráticos, donde destacan amaños electorales, un dispendio en 1994 en Tabasco que rebasó incluso los gastos de la campaña presidencial estadunidense y conductas porriles. Resulta extrañísimo que una corriente de opinión en México siempre esté dispuesta a asegurar sin tapujos que, por ejemplo, López Obrador es un narco y usan como evidencia para ello su saludo irrelevante a una anciana.
Pero a ese mismo sector que le basta esa inicua anécdota para lanzar acusaciones gravísimas, no le es suficiente la evidencia y son incapaces de medir con el mismo rasero a un grupúsculo que se disfraza de periodismo pero en realidad es obra de dos políticos desacreditados por completo, hoy uno de ellos prófugo por corrupción permanente, mientras todo es presentado por un impostor profesional cuya vida mediática es un cúmulo sistemático de engaños y montajes deliberados.
La orden de aprehensión del experredista y prianista Silvano Aureoles, de ese modo, debería significar un golpe brutal a la línea de flotación del proyecto de Latinus. O, por lo menos, debería revelar que en aquel tuit de marzo de 2021, el señor Loret efectivamente dijo hacer periodismo, cuando en realidad ha acreditado hacer perredismo: comportarse como un porro para quien la política es una plataforma de lucro personal. Ojalá que Latinus termine pronto en el mismo lugar que el otrora partido de Silvano Aureoles, el PRD: la ignominia.
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