Salvador Guerrero Chiprés
13/05/2025 - 12:03 am
Maternidad sin infancia
Las niñas embarazadas tienen cinco veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el parto que las mujeres adultas.
La ayuda en una estación del Metro en el parto de una niña de 13 años coloca en el centro de atención el embarazo infantil, una maternidad impuesta donde no hubo deseo, ni libertad, ni consentimiento.
El pasado 10 de mayo, el Día de las Madres, la menor de edad, quien iba con su mamá, fue auxiliada por personal del Sistema de Transporte Colectivo y policías auxiliares. En la oficina del Jefe de Estación de Deportivo 18 de Marzo dio a luz.
En el mundo, cerca de 12 millones de niñas entre 15 y 19 años dan a luz cada año, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Y más alarmante aún: al menos un millón de esos partos son de niñas menores de 15 años. Un patrón persistente y global que afecta de forma desproporcionada a menores pobres, rurales, racializadas. El embarazo infantil es el rostro más cruel de la desigualdad.
Las niñas madres son casi siempre pobres, vulnerables y sin redes. Perfiles tan previsibles como trágicos: baja escolaridad, escaso acceso a servicios de salud sexual, padres ausentes o abusivos, comunidades donde la sexualidad femenina está marcada por el silencio o el control.
Según el Consejo Nacional de Población, 70 por ciento de las adolescentes embarazadas en México abandonan la escuela. Sólo una de cada tres regresa a clases después del parto. La maternidad las arranca del aula.
Evidencias de estructuras que normalizan la violencia sexual, de comunidades donde la maternidad adolescente se concibe como “parte de la vida”. En muchos poblados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, las niñas no sólo son madres, sino esposas, entregadas en muchos casos a hombres mayores a cambio de dinero, animales o favores.
En Guerrero, el problema se ha hecho visible por su crudeza. Apenas la semana pasada se hizo pública la fiesta que formalizó la unión de un niño de 13 y una niña de 14 años en la comunidad de San Pedro Cuitlapan, en el municipio de Tlacoachistlahuaca. Lonas, baile y comida en la normalización de usos y costumbres.
Las consecuencias son devastadoras. Las niñas embarazadas tienen cinco veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el parto que las mujeres adultas. Según la Organización Mundial de la Salud, las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años en el mundo.
En la defensa del derecho a ser niñas se requiere educación sexual integral desde la infancia, acceso real y confidencial a métodos anticonceptivos, protocolos en hospitales y escuelas para detectar casos y actuar sin dilación y, sobre todo, ruptura radical con la idea de que su sexualidad puede ser negociada, escondida o ignorada.
Maternidad sin infancia es una forma sofisticada de tortura social.
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