La festividad futbolera apaga su llama; manifestaciones en Brasil contra la Copa Confederaciones se endurecen

18/06/2013 - 12:30 am

Por Dante Emiliano García  y Roberto Quintanar

Foto: Facebook
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Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo/LaCiudadDeportiva).- En Brasil no todo es alegría. La Copa Confederaciones no sólo trajo al país de la samba a las mejores selecciones de futbol del mundo; arrastró también el descontento social de un grupo de residentes inconformes ante las políticas del gobierno de su país. El balón rueda a costa de un sector de la población carioca que se muestra inconforme ante el gran gasto de su gobierno.

Las manifestaciones de inconformidad se han hecho presentes en los principales estadios brasileños. En un principio, la quema de unos 200 neumáticos a las afueras del estadio Mané Garrincha ponían en duda la tranquilidad y ambiente festivo que se supone se respiraría en sudamérica.

La policía local ha actuado de diversas maneras para frenar el ímpetu de los manifestantes. Balas de goma, gas lacrimógeno y hasta embestidas de parte de la policía montada son los recursos de los que se ha valido la autoridad para dispersar las protestas. Las críticas no se han hecho esperar y se cuestiona un posible uso excesivo de la fuerza.

A pesar de las “críticas” constantes que tienen encasillada a la policía como un grupo de villanos, Federico Caldas, coronel brasileño ha dado la cara por la manera de actuar de sus hombres. “Lo que ustedes llaman exceso, nosotros lo llamamos un uso gradual de la fuerza para garantizar la seguridad de todos”.

La gran inversión en la construcción de estadios y diversos preparativos de cara al máximo torneo de naciones se ha combinado con el alza al costo del transporte público, teniendo como consecuencia un cúmulo de quejas de parte del poblado carioca. Los cientos de personas que se dieron cita a las afueras de los estadios pegaron el grito en el cielo, exigiendo al gobierno encabezado por Dilma Roussef una inversión a causas sociales, similar a los 600 millones de dólares que se han invertido para la Copa del Mundo 2014.

“Ese estadio no atiende a las necesidades de la población y la sociedad de Brasilia ya lo ha entendido: lo que la gente quiere es que se gaste lo mismo en los barrios pobres” afirmó uno de los líderes de las recientes protestas, en referencia al recinto, Mané Garrincha. Otro de los mensajes que ha enviado la población brasileña al mundo es “Estadios no. Salud y educación”; dejando en claro que no todo es júbilo después de la designación sudamericana para albergar el próximo mundial de futbol.

Las protestas también pagaron su boleto para la inauguración de la Copa Confederaciones, y se hicieron presentes por medio de silbidos y abucheos proferidos hacia la mandataria brasileña y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Las máximas autoridades a cargo del próximo mundial y de la actual Confecup, se sintieron agredidos a causa de una bienvenida que no esperaban.

A pesar de la molestia de dos grandes autoridades, Dante, central del Bayern Munich justifica a la población, bajo una postura responsable y visiblemente neutral: “Brasil no es fácil. Parte de la gente es muy rica, otros no tienen nada. Es una oportunidad para que el pueblo exprese lo que piensa. Nuestro país es grande, y ahora todo el mundo nos mira a nosotros”

Tras la primer jornada de la Copa Confederaciones 2013, un ambiente tenso se vive a las afueras de los estadios. Mientras unos dejan fluir un grito de gol a través de su garganta, otros preguntan “¿Copa para quién?”. Las manifestaciones y las anotaciones no se han hecho esperar. El olor a gloria que emanan los estadios se confunde con el olor a caucho quemado que se inhala fuera de ellos. La fiesta vivida al interior de los distintos recintos brasileños tiene su resaca alrededor de los mismos; con un descontento social a la vista de todo el mundo.

EL GRITO EN 200 CIUDADES BRASILEÑAS 

El sonido de las manifestaciones inició como un murmullo lejano al que las autoridades brasileñas no concedieron demasiada importancia. Poco a poco, el ruido se hizo más grande. Las quejas por los gastos millonarios para la realización de la Copa Confederaciones y el aumento en el costo del transporte público han ido más allá.

Este plus ultra es un clamor que rebasó la frontera que en un inicio pensaban las autoridades que podría tener el movimiento social brasileño. Ahora, los jóvenes ya no se limitan a cuestionar los quince mil millones de dólares usados para la organización del torneo en curso y el Mundial del próximo año; servicios deficientes, como educación y salud, la violencia desatada el jueves pasado en Sao Paulo y la corrupción de los políticos se suman a los “yo acuso” que los manifestantes pretenden dar a conocer ante el mundo en el momento en que se realiza un evento deportivo de carácter internacional.

Mientras ambiente puesto por mexicanos e italianos en el estadio Maracaná daba un sabor futbolero, a las afueras del inmueble las voces eran silenciadas con gases lacrimógenos y balas de goma.

Con energía en su voz, el Ministro de Deportes Aldo Rebelo lanzó a través de la prensa brasileña una advertencia a los manifestantes: “No permitiremos que esto perturbe los eventos que nos comprometimos a realizar. Quien crea que puede impedir la realización de esos eventos, enfrentará la determinación del gobierno de impedirlo. Ese será el límite de nuestra tolerancia”.

Y aunque los líderes policiacos declararon que ya no se usarán balas de goma ni métodos violentos a menos que los manifestantes causen destrozos o amenacen el torneo organizado por FIFA, en los próximos días podrían existir nuevos choques toda vez que los líderes del movimiento han lanzado una convocatoria para que en distintas ciudades de Brasil y el mundo se lleve a cabo una gran manifestación de protesta contra las autoridades del país amazónico.

La convocatoria se ha lanzado para más de 200 ciudades a través dela red social Facebook. Pero las fronteras brasileñas no impiden que ese grito llegue a ciudades como México, Buenos Aires, Chicago, Bruselas y Frankfurt.

El murmullo se ha tornado en un grito gigantesco que ha llamado la atención de la prensa internacional más allá del rectángulo verde, donde ocho equipos buscan levantar el trofeo del torneo de ensayo para la Copa del Mundo.

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