El público va a encontrar en la celebración del día de muertos, un Zócalo inundado con 120 trajineras al modo de Xochimilco, que harán esta remembranza de los vehículos que llegaban hasta lo que hoy es nuestro centro histórico, pero transformadas cada una en un altar de muertos que exhiba la preocupación ecológica de la ciudad.
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— Eduardo Vázquez M. (@VazquezMartin) 20 de octubre de 2016
Ciudad de México, 20 octubre (EFE).- Las celebraciones del Día de Muertos en la Ciudad de México cobrarán este año una nueva dimensión con un primer desfile-carnaval que retomará elementos de la más reciente película de James Bond y la instalación de una ofrenda en el Zócalo que rendirá tributo a la ciudad azteca de Tenochtitlán.
El secretario de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez, indicó hoy que, como cada año, las celebraciones en 2016 presentarán del 29 de octubre al 2 de noviembre un recuento festivo de las tradiciones que han contribuido a hacer de esta conmemoración una tradición única en el mundo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Por primera vez, la fiesta que retoma “nuestros orígenes populares, donde se unen nuestras más antiguas tradiciones con procesos de mestizaje en el país”, tomará una dimensión mucho más completa, dijo en rueda de prensa.
Una vez más, el centro de la celebración es la monumental ofrenda en la plaza principal de la capital, el Zócalo, que este año será convertida bajo la guía creativa de la artista visual Betsabeé Romero en un “Canto al Agua”.
La creadora decorará el Zócalo con 120 trajineras (canoas) convertidas en altares, con el doble propósito de celebrar el Día de Muertos y conmemorar este medio de transporte de la Gran Tenochtitlán, al tiempo que se manda un mensaje de preocupación por el agua en la capital.
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“El público va a encontrar un Zócalo inundado con 120 trajineras al modo de Xochimilco, que harán esta remembranza de los vehículos que llegaban hasta lo que hoy es nuestro centro histórico, pero transformadas cada una en un altar de muertos que exhiba la preocupación ecológica de la ciudad”, señaló Romero.
Esta instalación, definida por la artista como “un gran reto arquitectónico y urbanístico por la enorme escala del Zócalo (46 mil 800 metros cuadrados)”, integrará los elementos más tradicionales, como las flores, el papel picado y el pan, dispuestos para acoger a los visitantes.
“La instalación busca la participación activa del público, que sea transitable, que no sea una pieza para ser vista desde afuera, sino que la gente se la apropie y pueda agregar sus recuerdos”, explicó.
Las celebraciones se iniciarán el sábado 29 de octubre con un magno desfile de inauguración, que partirá del monumento conocido como Ángel de la Independencia y concluirá en el Zócalo, y en el que participarán más de mil voluntarios, danzantes tradicionales, marionetas gigantes, alebrijes (efigies de animales fantásticos), mojigangas y grupos musicales.
El desfile se desarrollará en tres segmentos -Viaje al Mictlán, La Muerte Niña y Pa’l Panteón-, que sintetizan el culto a la muerte y su celebración en México desde la época prehispánica hasta nuestros días.
Las representaciones de las deidades en los códices prehispánicos, los glifos y los tzompantli -hileras de cráneos humanos de los sacrificados a los dioses y expuestos en una suerte de altar- integran el material visual para el desarrollo del primer segmento.
La Muerte Niña reúne elementos visuales de una tradición propia del México virreinal que permanece viva hasta las postrimerías del siglo XIX y principios del XX: retratos -primero en pinturas al óleo sobre tela o sobre lámina y luego por medio de la fotografía- de infantes fallecidos ricamente ataviados.
El tercer segmento rinde culto a la muerte y a la vida después de la muerte, y es absolutamente sincrética y arraigada en el imaginario colectivo de los mexicanos.
Cuenta con la participación de 581 artistas voluntarios, un gran equipo de coreografía y de vestuario, así como un trabajo que retoma la utilería y el vestuario de la conocida película Spectre de la saga del agente secreto británico James Bond, que mostró una representación ficticia de la celebración del Día de Muertos.
El segmento muestra la celebración como se conoce en la actualidad, y su origen en la iconografía evocada por el artista José Guadalupe Posada, creador de la elegante Calavera Catrina.
Igualmente se muestra la influencia de la obra de la artista Frida Kahlo, referente indiscutible que identifica “lo mexicano” en el mundo entero.
