Hijo de mexicana muerta en dictadura chilena pide reapertura de caso

22/12/2014 - 2:50 pm

Santiago, 22 Dic (Notimex).- Ernesto Yoliztly Lejderman Ávalos, hijo de la única mexicana ejecutada durante la dictadura militar chilena (1973-1990), María del Rosario Ávalos Castañeda, reiteró su interés por la reapertura del caso para juzgar a todos los culpables.

“Pedimos la reapertura del caso para que se investigue a todos los culpables del crimen de mis padres, un crimen de lesa humanidad que tiene que tener una sanción que corresponda a los hechos. Además, el Estado chileno tiene que reconocer estos crímenes como de lesa humanidad”, dijo en entrevista con Notimex.

María del Rosario Ávalos Castañeda, mexicana y de 24 años al momento de su muerte, estudió Sociología en la UNAM y trabajó como bibliotecaria en esa misma casa de estudios. En 1970 contrajo matrimonio en el Distrito Federal con Bernardo Mario Lejderman Konujowska, argentino y de 30 años al momento de fallecer.

La pareja argentino-mexicana llegó a Chile en 1971 atraídos por el proceso político que se vivía en este país sudamericano con el gobierno del presidente socialista Salvador Allende, quien fue derrocado por los militares el 11 de septiembre de 1973. Ambos se establecieron en la norteña ciudad de Vicuña tras el nacimiento de Ernesto Yoliztly, en junio de 1971 en Santiago.

María del Rosario y Bernardo fueron asesinados por una patrulla militar el 8 de diciembre de 1973 al interior de la Región de Coquimbo, distante unos 500 kilómetros al norte de Santiago, ante la presencia del pequeño Ernesto Yoliztly, quien sólo tenía dos años y medio de edad.

La pareja se encontraba oculta con su hijo en unas cuevas ubicadas en los cerros de la localidad de Gualliguaica con la intención de cruzar la Cordillera de Los Andes rumbo a Argentina, pero un campesino confesó bajo torturas su ubicación y una patrulla del Ejército llegó al lugar para matarlos.

Ernesto Yoliztly, con nacionalidad mexicana y quien reside en Buenos Aires, pudo reconstruir en 1990 la historia de la muerte de sus padres con la ayuda de ese campesino, Luis Ramírez, quien no sólo debió entregar la ubicación de la pareja sino también enterró en el lugar a la ciudadana mexicana tras ser acribillada por los militares.

“En 1990 este campesino me miró a los ojos y me contó todo tal como fue. Me contó que se vio obligado a conducir a los militares tras ser torturado, pero nunca se imaginó que los iban a matar. Él, que ya falleció, era un hombre de bien, actuó como pudo y sobrevivió porque no lo mataron, pese a que fue el único testigo civil del crimen de mis padres”, enfatizó.

Recordó que en 1994 llegó con Ramírez hasta el lugar donde fueron acribillados sus padres “y compartimos varias cosas, como lo terrible que fue ver el crimen. Los militares le ordenaron enterrar a mi mamá en el lugar de los hechos, pero cuando quiso enterrar a mi papá le dijeron que querían que se lo comieran los pájaros, por eso dejaron botados los restos de mi padre”. Al día siguiente, Ramírez volvió al lugar y enterró los restos de Lejderman Konujowska.

“Yo en esa oportunidad podría haber sido víctima de las balas porque mi mamá me tenía en brazos y me ocultó tras una piedra para que no me llegaran los disparos, por lo que sobreviví, casi me llegan las balas a mí también”, apuntó Ernesto Yoliztly con base en el relato y recuerdos del campesino.

Señaló que en abril de 1974 la embajada de México en Chile “pidió los restos de mi madre, se armó una comitiva militar y con un funcionario de la embajada mexicana fueron al lugar donde mis padres fueron asesinados y desenterraron a mi madre”.

“Una casa de sepelios llevó a mi mamá al Cementerio General de Santiago, donde sus restos están hasta diciembre de 1998, cuando en forma arbitraria los incineraron y los depositaron en un cinerario común, o sea, se perdieron. Por eso digo que mi madre está desaparecida”, dijo.

Explicó que los restos de su madre fueron cremados “dos meses después de la detención de Pinochet en Londres porque constituían una prueba en su contra. Nadie sabe quiénes hicieron esa operación”.

El pasado 9 de diciembre, unas 70 personas, entre ellas el ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, llegaron en compañía de Ernesto Yoliztly al lugar donde fueron ejecutados sus padres y se realizó un sencillo homenaje en su recuerdo con la asistencia de pobladores del lugar, autoridades locales y representantes de la embajada de México y de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

“Estuve muy emocionado… fue un homenaje muy lindo, una caricia al corazón. Allí existe un monolito con una cerámica que tiene los nombres de mis padres. Además, el Ministerio de Bienes Nacionales colocó una placa metálica en el lugar. Simbólicamente eso es muy fuerte”, aseguró.

Precisó que el caso de la ejecución de sus padres está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “porque de los 20 militares que participaron en los hechos sólo se condenó a tres y a penas muy bajas. Además, son los tres militares de menor rango del grupo y los más importantes quedaron sin ser investigados ni procesados”.

Lejderman Konujowska, quien era profesor de educación física, recibió el año pasado un homenaje de la Cámara de Diputados de Buenos Aires, al cual asistieron autoridades y organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Ernesto Yoliztly expresó, al respecto, su deseo porque en México pudiera organizarse -por parte de la sociedad civil, entre otras instancias- un homenaje similar a su madre.

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