Opinión en video
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18-03-2024 - 12:05 am
Arrastraron a Xóchitl (sumo a los calderonistas) a golpear a López Obrador como estrategia única. Está bien por ellos, que quieren vengarse. ¿Pero le servirá a ella? Mi respuesta es contundente: NO. Por la evidencia acumulada en los últimos seis años. Las mediciones al Presidente dicen que crece o se mantiene entre más le pegan y las encuestas electorales siguen casi iguales que hace seis meses, y a este paso, según mis cálculos, si Gálvez saca la mitad de los votos que sacaron PRI, PAN y PRD en 2018, será un verdadero milagro.
Xóchitl Gálvez ya no es la misma. Cualquiera podría explicarlo con el argumento de que es un acomodo natural de personalidad porque intenta hacerse ver como presidenciable. Pero no es la evolución per sé (que podría ser comprensible en alguien que pasa de ser “trotskista” a abrazar a las derechas), sino hacia dónde se movió. Lo que ha perdido es aquello que la hacía auténtica y distinta; lo que le permitía tomar distancia de los intereses que la rodean.
Quizás deba explicarlo de manera distinta. Lo voy a intentar.
Xóchitl era promovida como una ciudadana (aunque es panista) desinteresada en los grupos de poder (aunque viene de ellos), que no gravitaba en la grilla de los partidos ni se resbalaba con la baba de las élites intelectual, mediática y académica y que, por lo tanto, no iba a subordinarse a ellas. Se le hizo ver como una outsider del tipo Milei o Trump; la que irrumpe en la escena, se sobrepone a las agendas ya manoseadas y sorprende a todos. Esos personajes son los peligrosos. Ella así parecía. Pero ha renunciado a serlo.
Creo que, en busca de una imagen que corresponda a quienes manejan su campaña, dejó de lado a la Xóchitl anterior y se fue comprando las agendas que era previsible que se comprara, digamos, un Santiago Creel Miranda. En aquel discurso en el que el dirigente panista llora por razones incomprensibles estaba la agenda más obvia: que el presidente es un desgraciado y que cómo se atrevió (léase lo anterior con gritos ahogados y lágrimas en los ojos). El odio a “López” estaba allí, en Creel, cantado. Pero Xóchitl parecía decir: a ver, no me tengan miedo que no vengo a destruirlo todo sino a mejorarlo todo; no vengo, como pedía Vicente Fox, a poner a trabajar a los adultos mayores ni a restituir las pensiones de los expresidentes, no; vengo a mejorar las pensiones y a confirmar lo que se ha ganado en Estado de bienestar. Y eso la hacía peligrosa porque coqueteaba con los votantes de Morena al tiempo que ofrecía un cambio a los duros del PRIAN.
Sin embargo, esta nueva Xóchitl está concentrada en López Obrador. Intenta hacerlo ver como un narcotraficante, a la manera Claudio X. González; dirige ataques a los hijos sin que existan datos comprobables de sus supuestos delitos, salvo las diatribas que difunden los periodistas agrupados por el clan Roberto Madrazo. Su campaña se transformó en una especie de vendetta personal contra el Presidente porque combina los deseos de dos grupos muy específicos que lo odian: las élites, y los calderonistas.
Xóchitl estaba quizás en otro lado cuando el odio de intelectuales, académicos, periodistas y un grupo de empresarios llevaron al PRIAN al fracaso, en tiempo récord. Los jefes de esas élites (Claudio X. González padre, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín) tenían y tienen ganas de vengarse de López Obrador porque es una afrenta muy personal lo que ha hecho con su reputación, justo en el último tramo de sus vidas. Y quieren vengarse, hundirlo, destrozarlo con los dientes. Y arrastraron a esa estrategia (que no es estrategia) a los dirigentes del PRI, PAN y PRD, y se entiende porque Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano no son muy inteligentes que digamos. El asunto es que esas élites no acompañaron el odio con una estrategia electoral; simplemente jalaron con todo lo que había disponible para golpear a “López” sin pensar si con eso ganaban votos. Y ya vimos: no ganaron votos.
Arrastraron a Xóchitl (sumo a los calderonistas) a golpear a López Obrador como estrategia única. Está bien por ellos, que quieren vengarse. ¿Pero le servirá a ella? Mi respuesta es contundente: NO. Por la evidencia acumulada en los últimos seis años. Las mediciones al Presidente dicen que crece o se mantiene entre más le pegan y las encuestas electorales siguen casi iguales que hace seis meses, y a este paso, según mis cálculos, si Gálvez saca la mitad de los votos que sacaron PRI, PAN y PRD en 2018, será un verdadero milagro.
No quiero darle consejos a nadie, mucho menos a un proyecto basado en el odio. Pero es bueno dejar claras las responsabilidades, porque esas élites han actuado durante décadas detrás de las cortinas y nunca se llevan la culpa en los fracasos aunque sí cobran los triunfos. La nueva Xóchitl es básicamente un muestrario de los odios de todos los grupos que quedaron fuera del poder con la llegada de AMLO a la Presidencia. Seguramente ellos estarán satisfechos. Pero no veo cómo podría jalar los votos que no tiene y que están en la izquierda.
Hay un núcleo duro de derechas que ve un país deshecho; un Presidente narco y dictador; una economía derrumbándose y ciudadanos que marchan por “las libertades que se han perdido”. Ese núcleo, que no siempre se reconoce de derechas y muchas veces se hace pasar por “ciudadano”, ve el fin de las instituciones y de la democracia y está convencido de que así es y así se despierta por las mañanas: busca en la prensa una confirmación de lo que cree, y rechaza las noticias que lo conduzcan a otra idea.
Ese núcleo está convencido de que López Obrador lleva a México hacia la pobreza y lo rechaza incluso desde antes de que asumiera la Presidencia. Se explica bien en aquél video del día de la elección (en 2018), donde una jovencita llora desconsolada y dice: “Vine a votar y estoy llorando y estoy muy triste porque todo el mundo está votando por AMLO. Vamos a ser pobres todos por elección propia y no lo puedo creer. Neta, estoy asustada de que todos estén votando por AMLO. Vamos a vivir como Venezuela. Todos vamos a ser pobres y nos vamos a morir de hambre porque están votando por AMLO todos aquí. Estoy harta”. Y llora, y llora. Desconozco si su opinión ha cambiado desde entonces pero es altamente probable que no.
No tiene hambre, cinco años después, pero no es necesario: está convencida de que en algún momento la tendrá. Y en el fondo desea que México se desplome de golpe, porque de esa manera satisface lo que cree. Nadie quiere llorar en vano, por fantasmas.
A ese núcleo es al que se dirige la nueva Xóchitl Gálvez, influenciada por las élites y los calderonistas. Le habla al oído, le dice que el Presidente es un dictador y que el país se encuentra en ruinas y ellos contentos. ¿Quién no lo va a estar, si confirma lo que piensa desde hace muchos años? El problema de esa campaña es cuando sale del núcleo duro. Para alguien más, el diagnóstico parece una broma pesada, producto de campañas mediáticas, y le da razón al Presidente cuando dice que es víctima constante de la desinformación.
Lo mismo le pasó al PRI, PAN y PRD: se compraron el discurso radical de las élites y se pusieron a predicarle a los conversos sin armarse siquiera un plan alternativo de Nación. Se dedicaron a bloquearlo en el Congreso tenga o no tenga razón. El resultado es un desplome histórico. Es probable que incluso los intelectuales, académicos, medios y ese grupo de empresarios en el fondo tampoco vean al Presidente como un dictador y que el país se encuentra en ruinas; no ven todo color de rosa, por supuesto, pero no ven blanco y negro. Pero a ellos no les importa la verdad o construir una estrategia electoral: buscan venganza. Se las debe López Obrador y quieren hundirlo, destrozarlo con los dientes. Y en la tarea de vengarse no les importó hundir al PRIAN como tampoco les importa hundir a Xóchitl.
A las élites se les olvidó por qué la habían seleccionado y ella rápido se abandonó a sí misma para compararse la agenda de las agruras. En seis años, ni partidos opositores ni élites pudieron armar una propuesta para el país y se dedicaron a odiar al Presidente. Y Xóchitl hace lo mismo, y ni siquiera dicho por mí (que así lo creo) sino por los que se identifican con ella, como Jesús Silva-Herzog Márquez, quien escribía en Reforma: “La campaña de Xóchitl Gálvez no ha resuelto sus contradicciones. Sigue siendo una campaña que arranca y se detiene, que da un campanazo y se atasca poco después. No ha logrado cuadrar el sentido de la coalición que la respalda ni formular una propuesta que sea, al mismo tiempo, sensata y atractiva. Lo que conocemos de su plan de gobierno, que no es mucho, es un listado de iniciativas dispersas que no encuentran una cuerda de enlace y que están lejos de presentarle a la ciudadanía un relato seductor”.
Xóchitl supo decirles que no, y aceptó las mismas piedras con las que ya habían preparado el caldo aguado que los llevó a la desnutrición. Ahora lamen juntos las piedras en busca de que les salga algo. Y no, a las piedras no les sale nada. Estaba comprobado. Desde endenantes.
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18-03-2024 - 12:04 am
"La agenda pública es un termostato de las preocupaciones y prioridades de los ciudadanos en un momento dado, influyendo en la dirección de las discusiones políticas y las acciones gubernamentales".
La información es poder, pero su verdadero valor yace, no sólo en poseerla, sino en nuestra capacidad para cuestionarla, comprenderla y utilizarla para desafiar las estructuras existentes, transformándola así en un cambio consciente y deliberado en la trama de nuestra sociedad.
La agenda pública muchas veces la identificamos solamente con la agenda política, pero Ortega y Gasset la definió como: “la agenda que engloba los asuntos académicos, intelectuales, sociales, religiosos e, incluso, de usos y costumbres como la gastronomía y estilo de vida”. Si tomamos esto como cierto, podemos definir que la agenda pública es sinónimo de vida social y para ello, entonces entramos en la actividad de la participación ciudadana en los asuntos públicos.
La agenda pública muestra lo que una sociedad quiere y valora, lo que nos preocupa, indica lo que nos es importante para la comunidad con sus diferencias de perspectivas y valores. Este aspecto de la vida social es crucial para la democracia y tiene el potencial de transformar sociedades enteras, derribar barreras injustas y forjar un futuro más equitativo y democrático para todos.
La utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) están revolucionando la forma en que los ciudadanos interactúan en los espacios públicos y privados, e incluso los políticos. Decía Franz Fanon: “lo que importa no es conocer el mundo, sino cambiarlo”.
La Inteligencia Artificial (IA) se está utilizando de forma analítica para mejorar la comunicación entre los ciudadanos y los representantes políticos. Los chatbots, por ejemplo, pueden proporcionar información instantánea sobre trámites gubernamentales, políticas públicas o eventos políticos, facilitando una mayor interacción ciudadana.
Otras de las tecnologías adoptadas es la Realidad Aumentada (RA) y Virtual (RV) para la Educación Cívica. Ambas son tecnologías emergentes que pueden ser usadas para crear experiencias inmersivas que nos enseñen sobre la historia, el sistema político o los procesos legislativos, y así, fomentando una comprensión y compromiso más profundo con los asuntos públicos.
Herramientas de Vigilancia Ciudadana y Reporting, cómo el Centro de Integración Ciudadana (CIC), que permiten a los ciudadanos reportar problemas locales (baches, fallas en servicios públicos, lugares o actos inseguros etc.) directamente a las autoridades y así, mejor la eficiencia de comunicación y más fácil la respuesta de los servicios públicos.
Datos Abiertos y Big Data: los gobiernos y las organizaciones están utilizando estas herramientas para mejorar la transparencia y permitir un análisis más profundo de los problemas públicos.
Sin embargo, en la utilización de las TIC’s existen riesgos que deben de ser considerados ya que estas facilitan una rápida difusión de la información falsa, lo que conocemos como FAKE NEWS. Esto puede llegar a confundirnos y polarizar aún más los debates afectando la realidad, la calidad del discurso democrático y manipular la opinión pública.
Por ejemplo, el uso de bots y trolls en redes sociales para influir en los procesos electorales; recordemos los casos de Cambridge Analytica o la manipulación de los menajes que llevaron a los hechos violentos del 6 de enero del 2021 en el capitolio en Washington DC.
La agenda pública es, por tanto, un termostato de las preocupaciones y prioridades de los ciudadanos en un momento dado, influyendo en la dirección de las discusiones políticas y las acciones gubernamentales. Utilicemos las herramientas para compartir, informar, generar criterios y empoderarnos como ciudadanos de forma responsable, y cuidando su buen uso; pues hoy son fundamentales en la vida de la mayor parte de la sociedad.
No podría dejar de mencionar la importancia que estas tecnologías tienen en los jóvenes que son hoy el grupo más importante al que motivar para que participe en política, ejerciendo la acción básica que es el ir a VOTAR de manera informada para su mejor futuro. #OpiniónCoparmex
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18-03-2024 - 12:03 am
"Hoy creo haber abierto la última capa que guardaba de sabiduría esa experiencia y, también, lo que encierra ese nuevo viaje que Tiresias aconseja a Odiseo, y que yo hice prematuramente".
Hay ideas que uno busca, las persigue; son escurridizas, no se dejan atrapar, y hay otras, en cambio, que salen al camino y se instalan de modo taladrante sin que uno entienda por qué, pues no parecen prometer nada importante. A veces estas últimas se fijan como una obsesión impertinente y reaparecen una y otra vez en el escenario de la conciencia.
Hace meses, releí la Odisea de Homero con enorme cuidado y, como siempre, me detuve con deleite en el Canto XI donde ocurre la visita de Odiseo al inframundo, el hades. Ahí seguía Tiresias, el adivino que aún después de muerto conserva su sabiduría y su poder vaticinador, y ahí se encuentra la idea que se me quedó prendida sin darme tregua. De hecho, esta formulada en las últimas palabras que Tiresias dice a Odiseo: luego de prevenirlo de los peligros que habrá de vencer para volver a Ítaca y de los que encontrará en su palacio, le aconseja que una vez que todo esté resuelto, emprenda otro viaje: pero esta vez tierra adentro.
Ha de llevar un remo en la mano y cuando llegue a un punto donde nadie sepa qué es un remo y nadie haya nunca oído hablar del mar, ahí debe clavar el remo, pues entonces, y sólo entonces, podrá regresar a vivir en paz con su familia hasta una edad avanzada en la que le sobrevenga una “dulce muerte”. ¿Por qué este ultimo viaje para llevar a cabo una acción tan extraña: cargar un remo hasta un lugar donde nadie sepa que es un remo ni nadie sepa nada sobre el mar? Qué insensato, qué oscuro designio. ¿Para qué…? Esta idea, en un principio, me pareció un despropósito, un mero capricho de Tiresias. Odiseo ha pasado por tanto que lo que uno esperaría es que al cumplir con su máximo deseo —volver a Ítaca— y superar tantos obstáculos, incluso en su propia casa, se quede ya instalado a disfrutar la vida… ¿Por qué otro viaje y, además, para llevar a cabo una misión que no tiene sentido: un remo tierra adentro?
Hoy creo haber descubierto el sentido del enigmático Tiresias, y lo encontré en mi propio pasado: hace más de 50 años, cuando me iniciaba como profesor de filosofia, por razones que no vienen al caso, conocí a una anciana que vivía en una humilde cabaña en la cima de una cerro. Era muy amable y me preguntó que a qué me dedicaba. Yo había comenzado a impartir la cátedra de Ontología, y de cien maneras distintas traté de explicárselo. En algún momento, viéndome derrotado ella me dijo: “Ya, joven, ya. No se apure. Yo cardo lana desde que era niña y le voy a enseñar lo que hago”. Tomo un poco de las pelusas ya escarmenadas de borrego que tenía en un cesto a su lado y con el pulgar y el índice fue sacando un hilo muy fino que monto en un uso que hacia girar y en menos de un minuto hiló la lana y llenó medio carrete. La mire extasiado. “Ándele, joven, anímese”, me dijo. Hundí mis dedos en la cesta y poco a poco fui aprendiendo a hilar, aunque mi hebra salía de distintos calibres. “No le jales tan fuerte”, me decía.
Bajé de aquel cerro avergonzado, prometiéndome abandonar mi cripticismo, ser siempre claro, diáfano: que el hilo de mi discurso fuera tan fino como el de la anciana. Sin embargo, aunque su enseñanza me fue de mucho provecho, no comprendí a fondo el significado de mi encuentro con esa anciana. Solo entendí una parte.
Hoy creo haber abierto la última capa que guardaba de sabiduría esa experiencia y, también, lo que encierra ese nuevo viaje que Tiresias aconseja a Odiseo, y que yo hice prematuramente. Yo llegue muy temprano a un punto del camino donde una anciana no reconoció mi remo y nunca había oído hablar de filosofia. Y sé cuál es el sentido de llevar un remo a ese remoto viaje: hay que ir hasta el sitio donde todo lo que ha sido importante para uno, ni siquiera sea reconocible para los demás. Odiseo (guerrero que había vivido siempre junto a los remos y bogado sobre el mar) debía ir a un sitio donde su vida no tuviese sentido para nadie, pues solo así, dándose cuenta de la futilidad de sus hazañas, de sus anhelos, de sus guerras… en la absoluta incomprensión de los demás, se percataría de lo vano de todo aquello a lo que entregó su vida y, entonces sí, podría esperar una “dulce muerte”.
Twitter @oscardelaborbol
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18-03-2024 - 12:02 am
Es muy posible que sea Claudia Sheinbaum quien refuerce y lleve más adelante un proyecto de “nación” que va en la misma sintonía de las élites en un marco de redefinición de las cadenas de suministro globales.
Conforme el tiempo pasa, es cada vez más claro que la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo —Coordinadora de Defensa de la Cuarta Transformación (4T) y candidata única de la alianza Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde para la Presidencia de México— será la triunfadora en el proceso electoral del 2 de junio del presente año. Todas las encuestas y proyecciones varias le dan un amplio margen de ventaja. Ella, además de ser la favorita de las mayorías que apoyan al Presidente Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, parece contar también con la venia de las élites globales. Asimismo, tiene la fortuna de contar con una rival que deja bastante que desear en todos los sentidos. Cabe destacar que es cada vez más evidente la enorme fragilidad del proyecto opositor que esta última dice representar.
La Sra. Xóchitl Gálvez—a la que algunos se refieren como la “Sra. X” o la “Señora Tache”—junto con la mayoría de los candidatos de oposición, parecen tener una enorme desventaja en relación con los representantes de la alianza morenista. En efecto, la alianza opositora en México no parece tener un proyecto de nación articulado o viable, ni una plataforma coherente que convenza a las mayorías en un país cansado de los pésimos resultados de las anteriores administraciones del PRI y el PAN. Dicha fuerza política, parece reciclar a políticos rancios que se apoyan en voceros, intelectuales y comunicadores ya bastante desprestigiados. Asimismo, sus liderazgos en el sector empresarial navegan entre la torpeza y desatino (véase texto titulado: “El fracaso de un ‘junior’ equis” en https://www.sinembargo.mx/28-11-2022/4290617).
En lo que va del proceso electoral, la candidata presidencial de la alianza opositora y sus asesores han jugado un papel francamente bochornoso. Desde lo que pareció la pegada de un chicle debajo de una silla en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral (INE) hasta sus desafortunados discursos—muchos de ellos carentes de propuestas o contenido serio—Xóchitl Gálvez sigue dejando mucho que desear. Sus apariciones recientes en distintos foros, incluyendo los estadounidenses, la han dejado muy mal parada. Impreparada, obtusa y a veces prepotente e irrespetuosa para con el electorado mexicano en lo general, Gálvez insiste en exhibirse y en construir lo que parece el preámbulo de un rotundo fracaso.
Más allá de las preferencias electorales y las ideologías, sólo algunos despistados como el periodista y columnista Andrés Oppenheimer, rancios opositores o fanáticos cegados por su anti-obradorismo pueden pensar que la llamada Sra. X es “formidable” o que tiene posibilidades reales de gobernar México. Lo que parece verdad es que la Sra. Xóchitl Gálvez se aleja cada vez más de la victoria y ha resultado ser un verdadero lastre para el movimiento opositor en el país. No obstante lo anterior, esto no parece ser su culpa; en realidad, fue elegida por las cúpulas que ostentan el poder real dentro del movimiento opositor. Dicha decisión resulta sorprendente, pues parecería lógico que una persona con sus características y limitaciones nunca llegaría a ser presidenta de México—sobre todo en las condiciones que se viven actualmente en el país y con los grandes apoyos que ha cultivado el movimiento obradorista.
Es especialmente interesante, en medio de una estrategia electoral aparentemente fallida en extremo, analizar la dirección del discurso de la candidata presidencial opositora. Es curioso detectar las características básicas de su plataforma electoral que cristalizan en el entreguismo ante el vecino país del norte y la sumisión ante los grandes capitales. Llaman la atención sus discursos locuaces y serviles con los más ricos, que prometen no subir impuestos, cancelar importantes refinerías del noreste mexicano (claves para el desarrollo de México), además de retomar el aeropuerto de Texcoco. Asimismo, destaca el panorama negro para la democracia y las instituciones que pinta, junto con otros opositores, haciendo un llamado a la intervención de actores externos en la resolución de los problemas nacionales.
La Sra. X es muy ocurrente; es hasta cómica; incluso dice groserías y se altera o salta de júbilo según sea la ocasión. A veces nos recuerda a la conocida actriz y comediante mexicana Maribel Fernández, en sus roles más icónicos en cine y televisión. En sus spots de campaña ha llegado incluso a utilizar el llamado “chingonario”, que es un diccionario que se centra en un solo verbo utilizado popularmente en México: “chingar”. Esto lo hace para presentarse [disculpen la frase] como una “chingona” y denostar, en su percepción, al gobierno actual. La Sra. Gálvez es todo un personaje. Hasta pareciera que está ahí para hacernos pasar un rato alegre, mientras dinamita lo que queda de la oposición.
Hasta pareciera que con sus impertinencias, ocurrencias y desvaríos, la Sra. Gálvez estuviera haciendo proselitismo a favor de la Dra. Claudia Sheinbaum y la continuidad de proyecto de la Cuarta Transformación. En el espectáculo actual de la política mexicana, desviamos nuestra atención con los dislates de una candidata que ofende y se embrolla a menudo; por ejemplo, recientemente dijo que la fascinante ciudad de Tijuana no es un lugar “nada bonito como Cancún” y confundió la ubicación de la llamada “ruta del vino” [dijo que está en Mexicali].
Mientras los candidatos opositores, encabezados por Gálvez, se abocan a hacer una representación cada vez más burda en el espectáculo de la política mexicana, la Cuarta Transformación avanza a pasos agigantados. No sorprendería que ganaran una supermayoría en el Congreso, lo que les permitiría aprobar el Plan C y lograr la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). Entre las ocurrencias de Gálvez, la ausencia de proyecto de nación alterno, así como la superficialidad y banalidad de gran parte de los candidatos del bloque opositor, avanza el Partido Morena y sus aliados, se perfila la Dra. Sheinbaum como futura presidenta y se consolida el proyecto de la Cuarta Transformación.
En otras palabras, se avanza hacia un régimen de partido dominante—quizás único efectivamente—que lo “atrapa todo” y “de todo” y que responde al llamado de “unidad” de quien toma el bastón de mando. En este nuevo contexto—que más bien nos recuerda a la era priista—las fuerzas armadas ocuparían un papel central que se extendería más allá del monopolio legítimo de la violencia. Siguiendo un pragmatismo multifacético en el ejercicio del poder, se romperían los contrapesos democráticos que obstruyen decisiones clave para ejercer la autoridad. Bajo este nuevo esquema, el entreguismo descarado de Gálvez no resultaría ser tan apetecible para los grandes capitales. Se avanza, en este sentido, por el otro lado.
Los antecedentes profesionales de la Dra. Sheinbaum como científica ecologista, su preparación, disciplina y su compromiso con el movimiento progresista parecen ser mucho más atractivos para las agendas de la élite global. Militarismo, ambientalismo, asistencialismo e hipervigilancia en el marco de un partido efectivamente dominante podrían constituir el panorama más deseable para los grandes capitales. Entonces, es muy posible que sea Claudia Sheinbaum quien refuerce y lleve más adelante un proyecto de “nación” que va en la misma sintonía de las élites en un marco de redefinición de las cadenas de suministro globales. Por lo tanto, no resulta descabellado decir que en este 2024 #EsClaudia y que sí arrancará el “segundo piso” de la Cuarta Transformación.
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18-03-2024 - 12:01 am
En todo esto no está de más reivindicar el principio histórico de la separación de las iglesias y el Estado, obra de Juárez y los liberales del siglo XIX, pero que no llegó sola sino de la mano de separarlo también del poder castrense, que ahora recorre como fantasma todo el país.
El actual proceso electoral, fundamentalmente el que tiene que ver con el relevo en la Presidencia, está marcado por la agenda de seguridad pública. La presencia del crimen organizado y el temor de la incidencia del narcotráfico, han sido puestos en la mesa por voces muy calificadas en las que se incluyen organismos muy influyentes, que van desde La Internacional Socialista, las Naciones Unidas, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, medios de comunicación poderosos y hasta el Tribunal Electoral de la Federación.
Todo parece indicar que el mantra de la narcopolítica ronda por prácticamente todo el país. En ese contexto se publicó el documento “Compromiso por la Paz”, emitido por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y otras corporaciones religiosas y organizaciones de la sociedad civil.
En el arranque de la campaña presidencial, esta convocatoria contó con la presencia de los tres candidatos registrados. La fuerza no alcanzó para que esta presencia fuera simultánea, sino que fue escalonada y en tiempos diferentes para que no se cruzaran en el mismo lugar, particularmente Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, que son las que realmente están en la contienda.
Reconozco que el documento emitido es un esfuerzo que se centra en la paz y que da pie a la apertura del diálogo en un país altamente polarizado, en el que deliberar y hacerlo en público es algo que se va estrechando peligrosa y lamentablemente.
De esta manera, el que haya habido una convergencia de los actores políticos, llama la atención, aunque no deslumbra. El documento realmente fue consultado y consensuado ampliamente en todo el país, a través de las redes muy tupidas de la Iglesia católica, exaltándose por algunos analistas que la presencia de la Compañía de Jesús le da la presunción de certeza dado el rigor intelectual de algunos de los soldados de Ignacio de Loyola.
Empero, bien mirado el documento, no es más que un extenso manojo de propuestas que ya se han presentado en otras ocasiones, convirtiéndose en letra muerta porque nunca se asumen los compromisos implícitos en una agenda gubernamental, de hechos tangibles y medibles.
Pero aún así, valen las propuestas. Tanto es así que los aspirantes presidenciales lo suscribieron, más como una muestra de buena intención que como una plataforma a tomar en cuenta a la hora de diseñar el Plan Nacional de Desarrollo, en este delicado tema de la seguridad pública que mantiene al país literalmente en llamas y que no se puede remediar sin el respeto integral de los derechos humanos.
Las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez llegaron al evento acompañadas de parte de sus respectivos equipos y asesores de campaña, quizás algunos integrantes de lo que se denomina “cuartos de guerra”, en esta ocasión atinadamente, pues lo que tenemos en presencia es una guerra.
Menudearon las presencias de personajes impresentables a estas alturas de la crisis de México, como la mala compañía de “Alito” Moreno con Xóchitl, y Eruviel Ávila con Claudia. Son dos políticos que en los hechos ya demostraron que no están a la altura de las circunstancias que reclama México en este momento. Pero a final de cuentas, vale pronunciar el conocido refrán, “dime con quién andas, y te diré quién eres”.
En toda esta parafernalia, ni siquiera los candidatos se han percatado de que esas presencias son absolutamente innecesarias, que la forma en que se hacen las cosas revela el fondo que a la postre se va imponiendo en compromisos y trabas para encarar graves problemas nacionales, uno en especial: la seguridad del país, pero sobre todo de su gente.
El documento de la CEM está redactado con la finalidad de obtener consensos, y ahí está su debilidad. Y esa debilidad la mostró al reseñar, y sólo pongo un ejemplo, el tema de la militarización creciente y la impunidad que se ampara en deficientes aparatos de justicia, fiscalías de todo nivel y poderes judiciales también de todo nivel.
Claudia Sheinbaum le puso algunos sinembargos al documento. Subrayó sus “no coincidencias” y además pidió que su texto denominado “Sigamos Dialogando” se anexara al de “Compromisos por la Paz”. En otras palabras, que corran en paralelo ambas visiones, con sus coincidencias, divergencias y disensos.
No podía ser de otra manera si tenemos presente que Claudia Sheinbaum es la candidata del oficialismo, de la continuidad, de quien pretende seguir “haciendo historia”, en la línea del que a todas luces aparece como el coordinador de su campaña: Andrés Manuel López Obrador.
No obstante eso, hay una lógica que explica que la señora Sheinbaum haya reaccionado de la manera que lo hizo: en primer lugar, su corresponsabilidad en lo que actualmente tenemos, aunque ella presuma, en exclusividad, lo que hizo en la Ciudad de México.
La fábula habla de ella, y por tanto es explicable que respingue en temas tales como el futuro de la Guardia Nacional, el sentido de la militarización del país, el continuar en la línea de responsabilizar a Felipe Calderón, y en general al pasado neoliberal, desentendiéndose de que si llegaron al poder fue para corregir las cosas, y esto no ha sucedido.
Sheinbaum tuvo que hacer lo que a su juicio es el Debe y el Haber, pues ella es parte sustancial de lo que tenemos ahora. En otras palabras, ella es parte del problema. Por eso se opone a que haya mecanismos internacionales de supervisión de la impunidad, atrocidades y corrupción que subsisten en el país y que se han agravado.
Hasta ahora es obvio que ni Felipe Calderón, ni Enrique Peña Nieto, han sido tocados por el brazo de una justicia que se ofreció como implacable.
Finalmente, conviene enfatizar dos aspectos: explícitamente o entre líneas está refrendando que el proceso de militarización continuará y que la destrucción del Poder Judicial de la Federación, que ciertamente requiere reformas a fondo, contarán con su venia para que jueces, magistrados y ministros hasta eventualmente sean producto de la tómbolacracia.
Hay ceguera en la visión de Claudia Sheinbaum cuando afirma en su documento que México inició un proceso democrático en 2018. Es el regateo a reconocer que la ruptura sucedió en 1988, precedida por la de Chihuahua en 1983, y que desde entonces el régimen de partido de Estado se vio condenado a la desaparición inevitable, y que ahora se quiere reeditar al abrigo del uso ventajoso de la historia.
En todo esto no está de más reivindicar el principio histórico de la separación de las iglesias y el Estado, obra de Juárez y los liberales del siglo XIX, pero que no llegó sola sino de la mano de separarlo también del poder castrense, que ahora recorre como fantasma todo el país.
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17-03-2024 - 12:05 am
"Más allá de lo que a cada quien le merezca esta propuesta, encierra en el fondo el reconocimiento de una terrible realidad: no importa lo que haga Xóchitl, el resultado no va a depender de ella".
Que Xóchitl es frívola e inconsistente es lo menos que se dice en las redes sociales afines al obradorismo. En lo personal no tengo una mala impresión de la candidata, con quien conversé en un par de ocasiones por razones periodísticas cuando ella era Delegada en Miguel Hidalgo. Me pareció un cuadro político peculiar, no particularmente dotada para la administración pública, pero muy crítica de las malas prácticas del PRI, con buena dosis de sentido común y no se le advertía la voracidad que caracteriza a la mayor parte de sus colegas de la clase política. Si la escena pública fuera una obra teatral, me pareció que sería una buena actriz de reparto, de aquellas capaces de provocar la carcajada en medio de la trama en la que se desangran los personajes centrales. Si fuera jugador de futbol sería un hábil driblador de una jugada por partido, pero con escasa visión de conjunto del juego y pocas veces decisivo en la anotación de los goles. Cuando se disfrazó de dinosaurio en el Senado me pareció confirmar aquella primera impresión.
El problema fundamental de Xóchitl Gálvez es la escasa sustancia presidencial que se le percibe. Visto así, la responsabilidad, más allá de haber aceptado la candidatura, no es suya sino de quienes la pusieron. Dentro de lo que cabe, con aciertos y desaciertos, ha hecho un esfuerzo para dotar de mayor contenido a sus frases; se ha multiplicado para aprovechar todas las oportunidades para subirse al ring a partir de expresiones de López Obrador y Claudia Sheinbaum; intenta ser ingeniosa, provocadora, convertirse en lo que cada auditorio, por distinto que sea, desearía ver. No está funcionando, o al menos no para hacer alguna diferencia.
Jorge Castañeda ha dicho que la única posibilidad de que Xóchitl remonte la considerable distancia que le saca la puntera residiría en una guerra sucia, mentiras incluidas, capaz de dañar a su rival. Más allá de lo que a cada quien le merezca esta propuesta, encierra en el fondo el reconocimiento de una terrible realidad: no importa lo que haga Xóchitl, el resultado no va a depender de ella. Las esperanzas de la oposición no residen en mostrar las supuestas virtudes de su candidata para sentarse en la silla presidencial, porque en sí misma no las tiene. No, el argumento más bien reside en movilizar el voto para que Claudia no sea la que se siente en esa silla.
Lo anterior refleja una realidad aún más preocupante para los adversarios del Gobierno de la 4T. López Obrador ganó con 53 por ciento de los votos, algo que no sucedía desde Carlos Salinas, hace cuatro décadas, cuando el PRI podía generar las mayorías que necesitaba. En este voto se mezclaron dos cosas: la esperanza de un cambio a partir de lo que prometía el tabasqueño, pero también un rechazo a lo que ofrecían los gobiernos del PAN y del PRI. Eso nunca lo entendió la oposición. Durante cinco años se dedicaron a criticar al nuevo Gobierno, confiados en “desenmascarar el engaño del populista”, pero se desentendieron de la verdadera tarea que era construir un proyecto alternativo para apelar al voto inconforme que había dejado de creer en ellos. Bien mirado lo que está sucediendo en la campaña, apelar al voto negativo, no a apostar por el positivo, es lo que la oposición hizo a lo largo de todo el sexenio.
Incluso si hubiera funcionado muy posiblemente no hubiera tenido éxito. Me explico: si su narrativa antilopezobradorista hubiera logrado que la aprobación de AMLO se desplomara ¿qué habría sucedido? ¿los votos habrían regresado al PRI y al PAN? A saber, pero lo que vimos en Nuevo León o en Jalisco es que los ciudadanos salieron a buscar lo que pudieron encontrar que no fuera una cosa ni la otra. Queda para la especulación, obviamente, porque López Obrador conservó el apoyo popular y nunca se creó el vacío para el surgimiento de alguna figura carismática. Cosa que sí sucedió con Macron en Francia, que ganó con un partido nuevo, o con Trump y Bolsonaro, en Estados Unidos y Brasil respectivamente, que utilizaron una fuerza existente de la que prácticamente se apropiaron.
Durante un sexenio la oposición dinamitó irresponsablemente la imagen de la opción que había dado esperanza a mayorías molestas, sin saber realmente que habría pasado de haber tenido éxito. ¿Un regreso a ellos? ¿inestabilidad política por el desencanto de los inconformes y la desconfianza en las opciones políticas? ¿surgimiento de un Trump, un Bronco a nivel nacional?
La oposición nunca hizo la tarea. El triunfo de Morena en 2018 revelaba el desacuerdo de muchos con el modelo existente. Las élites adversas a la 4T tendrían que haber construido una propuesta que tuviera sentido para esas mayorías respecto a la pobreza, la corrupción, la inseguridad o la desigualdad social. No lo hicieron. Les resultó más sencillo e, insisto, irresponsable, simplemente acribillar lo que hacía el Gobierno sin ofrecer nada a cambio, salvo, y de manera implícita, un regreso a lo que había antes.
Lo que hicieron esas fuerzas políticas y sociales a lo largo del sexenio es, insisto, lo que están haciendo en la campaña; es decir, atacar a su rival, no construir una propuesta para solicitar el voto.
Xóchitl está allí porque fracasaron en la tarea de erosionar el apoyo del que goza López Obrador. Se vieron obligados a escoger a una candidata que ni siquiera es plenamente uno de ellos. Fueron por la que menos “desentona” con las mayorías que no pudieron quitarle a Morena. Se trajeron una manzana para hacer limonada.
Los que no quieren a la 4T comentan preocupados sobre la estrategia de campaña de Xóchitl Gálvez. Leo y escucho comentarios de lo que debería hacer o dejar de hacer. Me parece que es pedir demasiado y, en cierta forma, descargar su propia irresponsabilidad en un cuadro político que no estaba en condiciones de echarse la obra de teatro sobre sus hombros o conducir la remontada histórica en un partido de futbol en desventaja. La derrota se había cocinado a lo largo del sexenio.
@jorgezepedap
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17-03-2024 - 12:04 am
Es más que razonable el enojo contra el grupo mafioso de la ASF ante la indolencia de los grupos políticos.
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17-03-2024 - 12:03 am
"E Presidente recibía a los padres, madres y a sus abogados y representantes al menos una vez al mes. Ahora ya ha transcurrido medio año sin un encuentro entre el mandatario y los padres que exigen saber qué pasó con sus hijos hace casi diez años".
Las relaciones entre los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa con el Gobierno federal que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador están en su peor momento en todo lo que va del actual Gobierno, me dijo en entrevista Vidulfo Rosales, abogado que acompaña a los familiares de los estudiantes desaparecidos desde 2014.
Una muestra palpable y trágica de esta pésima relación, es el asesinato del estudiante de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Yanqui Kothan Gómez Peralta a manos de policías estatales de Guerrero el pasado 7 de marzo, y el intento de culpar a los estudiantes de iniciar la agresión contra los uniformados. El episodio se agravó cuando además se encubrió inicialmente a los policías agresores que derivó en la fuga del policía responsable de disparar en contra de Yanqui Kothan Gómez Peralta.
La relación entre López Obrador y los padres de los 43 normalistas desaparecidos, si bien no ha estado exenta de controversias, no era mala como lo es hoy en día. De hecho, como Presidente electo y ya en su primer año de Gobierno, el Presidente recibía a los padres, madres y a sus abogados y representantes al menos una vez al mes. Ahora ya ha transcurrido medio año sin un encuentro entre el mandatario y los padres que exigen saber qué pasó con sus hijos hace casi diez años.
En entrevista para Radio Universidad de Guadalajara, Vidulfo Rosales precisó los tres momentos que en dos años han fracturado la relación. Un primer momento fue cuando se empezó a exigir la apertura de los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y cuando los padres señalaron directamente a militares, al menos por encubrimiento, pero el mandatario defendió a las Fuerzas Armadas.
Un segundo momento de tensión fue en agosto de 2022 cuando el entonces Fiscal de la Unidad Especial para la Litigación e Investigación del caso Ayotzinapa (UELICA), Omar Gómez Trejo, anuncia una consignación de casi 180 personas que incluye a varios funcionarios, policías estatales y federales y 20 militares. Fue entonces cuando López Obrador dijo que era “un intento de dinamitar las investigaciones” y que “se quería provocar una asonada dentro de las Fuerzas Armadas”. Son “elucubraciones que hizo entonces y reproduce ahora”, señala el abogado Rosales. “Esa fue una crisis muy dura y ahí empezó el desmantelamiento de este gran mecanismo extraordinario de justicia que se creo para resolver el caso Ayotzinapa que era la UELICA y la Comisión de la Verdad”.
El tercer momento de tensión ocurrió el año pasado. Vidulfo Rosales explicó que el Comité de Padres se dedicó en 2023 a exigir la reactivación de las órdenes de aprehensión que, finalmente, se lograron en junio de 2023. A partir de entonces se centraron en exigir la entrega de 866 folios de la Sedena y la información relacionada con 17 jóvenes normalista que fueron trasladados de barandilla municipal de Iguala a otro lugar. Pero el Gobierno no entregó la información y hay total cerrazón de parte de las Fuerzas Armadas. “Y desde septiembre de 2023 llegó a este nivel de crisis que ha resquebrajado y provocado una ruptura con el Gobierno y esto nos tiene así sin diálogo con el Presidente”.
Pero la situación es más tensa que antes, como se demostró cuando en más de diez días que los padres estuvieron en plantón en el Zócalo de la Ciudad de México, ni el Presidente ni ningún funcionario del Gobierno federal los recibió.
Lo peor es que desde el comité de padres creen que el Presidente alienta la estigmatización contra los normalistas y provoca encono, y se generan “marcos permisibles para la agresión en contra de los normalistas”, sostuvo Vidulfo Rosales.
Es muy preocupante este clima porque la estigmatización desde el poder alienta posibles hechos de represión y eso es algo que los normalistas de Ayotzinapa han padecido a lo largo de su historia. Vidulfo Rosales sostuvo que desde de octubre de 1988 al menos once normalistas han sido asesinados por la policía o en episodios donde participan fuerzas armadas. La muerte más reciente de un normalista fue la de Yanqui Kothan el pasado 7 de marzo.
Es muy preocupante lo que ocurre ahora con los padres y los normalistas porque todo indica que el sexenio terminará sin que el Presidente cumpla con su promesa de encontrar la verdad y la justicia para el caso Ayotzinapa. Por eso el Gobierno de López Obrador debe corregir y debe restablecer el diálogo y reencausar la investigación del caso. Resolver el caso Ayotzinapa fue una de las 100 promesas de su Gobierno, y hasta ahora parece que no cumplirá.
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17-03-2024 - 12:02 am
El exilio es también la opción estética del que prefiere ubicarse más allá de las fronteras, sean estas geográficas o genéricas (de géneros sexuales y literarios). Ser exiliado es entonces buscar la libertad de creación por fuera de cánones y hegemonías impuestas.
Llego a un departamento en Buenos Aires, en la calle Charcas al tres mil y tantos. Tocamos el timbre y abre Male, María Elena Delledonne, la madre de Manuel Puig. La amiga que me acompaña me presenta: «Ella viene de México». «¡Ah, de México!», contesta con un suspiro. Siempre hemos pensado –ella, yo, todos– que él se hubiera salvado si hubiese llegado a un buen hospital. «Vení, vení a saludar a Manuel», me dice (o quizás me haya dicho, vení a saludar a Coco, como lo llamaban en la familia). «Está en el living».
Manuel Puig, el autor de tantos libros ya clásicos como Boquitas pintadas, La traición de Rita Hayworth o El beso de la mujer araña, escribió, «Ya había pasado por México varias veces como turista y siempre me había resultado difícil irme. Muchas cosas me atraían. Ante todo, cierta alegría de vivir. Me daban ganas de quedarme».
Él que había vivido en Brasil, en Nueva York, en Europa, era un enamorado de México. Por eso se dejó seducir por los colores y las texturas mexicanas, por los sonidos y la memoria; por eso se instaló en Cuernavaca, entre las bugambilias. Y en Cuernavaca murió, en julio de 1990.
Sobre la repisa de la chimenea hay una urna con las cenizas. Su madre la acaricia, mientras le/me habla. Esta escena también forma parte de mi educación sentimental, como como Molina diciendo: «Los boleros cuentan montones de verdades», en El beso de la mujer araña. Imposible olvidar a esos dos personajes: el revolucionario y el homosexual que poco a poco se van acercando y comprendiendo, en un mundo convulso, prejuicioso, violento.
México era el cine, los boleros, las canciones de José Alfredo Jiménez y un cierto modo de relacionarse con la cultura popular que Puig sintió cercano al propio; menos rígido, más “cachondo”, quizás, que el de la sociedad argentina.
Las fantasías del viajero se mezclan en él con los dolores del exiliado; los límites entre ambos sentimientos son, muchas veces, borrosos. Cada nuevo país puede ser el sitio del deseo y la creación, o el modo de seguir pensando la propia tierra, frente a las recurrentes dificultades con la censura y la inestabilidad política características de la Argentina, y que Manuel Puig padeció tanto.
El exilio es también la opción estética del que prefiere ubicarse más allá de las fronteras, sean estas geográficas o genéricas (de géneros sexuales y literarios). Ser exiliado es entonces buscar la libertad de creación por fuera de cánones y hegemonías impuestas.
Él y yo compartimos dos patrias -Argentina y México- y varias pasiones. Lo leo con la ansiedad de quien busca huir de la nostalgia de la exiliada. Como la poeta uruguaya Cristina Peri Rossi, también nosotros queremos creer que «De todas las catástrofes, incluida la del exilio, nos salva la libido». Me la paso buscando señales que me digan que no fue ésta la vida equivocada. La persona que amo me canta las canciones de José Alfredo. Esa es una buena señal. Tal vez yo no tenga más hogar que su cuerpo, Manuel. Ni aquí ni allá: un hilván de palabras para sostener este frágil entrevero que habita mi cabeza. Un hilván de palabras y su piel. Por eso vuelvo siempre a tus páginas, por eso vuelvo siempre a aquellas canciones: «Cuando te hablen de amor y de ilusiones / Y te ofrezcan un sol, y un cielo entero…».
Cuando voy a aquella ciudad al sur, paso por Charcas al tres mil y tantos, creo que simplemente para recuperar, también de aquel lado del mundo, una cierta alegría de vivir .
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16-03-2024 - 12:05 am
"El maíz transgénico es un maíz diseñado con dos objetivos: como alimento para animales destinado a aumentar su peso, y como grano para la producción de azúcar (jarabe de maíz de alta fructuosa). De ahí, que introducirlo a nuestra tortilla, como testimonian varios agricultores estadounidenses, significa degradarla por tratarse de un producto no para alimentar, un producto de muy mala calidad".
Entre la guerra de los pasteles contra los franceses y la guerra de la tortilla contra los estadounidenses han pasado 185 años. En la primera llegaron 26 navíos de guerra franceses a nuestras costas veracruzanas, en la segunda, el Gobierno estadounidense amenaza con severos castigos comerciales a México, los nuevos tanques de guerra son las sanciones comerciales para proteger a las grandes corporaciones globales.
La primera fue bautizada como la guerra de los pasteles por un panadero francés que exigía se le indemnizara por los daños que había sufrido por el levantamiento armado en años anteriores, demanda levantada contra el Gobierno mexicano por un grupo de franceses que viviendo en México exigían indemnización por los daños sufridos.
La segunda, la guerra actual, la guerra de la tortilla, surge por años de resistencia contra la introducción del maíz transgénico en nuestro territorio, y, en especial, contra su uso en la elaboración de nuestra tortilla. Un maíz transgénico cuya siembra se ha prohibido en varias naciones, un maíz que contiene altas cantidades de residuos del herbicida glifosato por el cual la compañía Monsanto-Bayer ha tenido que pagar millones de dólares en indemnizaciones por sus afectaciones en salud a agricultores en los propios Estados Unidos.
Pero no se trata de una demanda del Gobierno mexicano al estadounidense por su responsabilidad de introducir a nuestro país una semilla transgénica con altos residuos de glifosato, no se trata por el hecho de que estas semillas han llegado a contaminar variedades criollas en este país que es centro de origen de este cultivo. El reservorio genético de maíz que representan las variedades criollas es un patrimonio de la humanidad, ya que se trata del maíz que es el cultivo de mayor importancia en el mundo por la cantidad en que se produce.
Una y otra vez, el Gobierno estadounidense y sus aliados mexicanos, que en realidad se trata de aliados de las grandes corporaciones de agroquímicos y semillas, que son las mismas, argumentan que no hay evidencia científica para prohibir la entrada de maíz transgénico a México, que no hay evidencia de sus daños en salud. Lo dicen sobre una semilla y un herbicida ligado a esa semilla íntimamente, porque la semilla no se puede cultivar sin ese herbicida, producidos por una empresa, Monsanto, que tiene una muy larga lista de productos introducidos al mercado que han tenido que salir por severos daños a la salud y los ecosistemas. Y el retiro de estos productos del mercado se ha dado después de muy largos procesos en que la empresa y sus aliados seudocientíficos y funcionarios, negaron sus daños a la salud y el medio ambiente.
Reclaman que no hay evidencia científica cuando la autorización de estas semillas y agroquímicos se han dado sin evaluaciones independientes, sin que las autoridades regulatorias estadounidenses hayan realizado las evaluaciones necesarias, cuando sus autorizaciones se han dado a partir de información proporcionada por las propias empresas, cuando a los investigadores independientes que han advertido sus daños se les retiran los fondos para evitar que continúen con sus trabajos.
El Gobierno mexicano ha entregado una respuesta a esta disputa comercial entablada por el Gobierno estadounidense contra el mexicano por la decisión de prohibir la importación de maíz transgénico para la elaboración de la tortilla. Llama la atención que en este proceso no hayan mencionado nada con relación a la prohibición de la importación del glifosato. El Gobierno estadounidense, al no volver a mencionar el tema del glifosato muestra claramente que no quiere tocar el tema por la evidencia abrumadora sobre los graves efectos que provoca este herbicida en la salud, teniendo como telón de fondo las mencionadas multas millonarias que Bayer-Monsanto ha tenido que pagar en los propios Estados Unidos a agricultores por los daños en salud que les ha provocado y, teniendo también como telón de fondo el anuncio de Bayer de que está desarrollando un sustituto al glifosato, aunque vuelve a repetir que es seguro: ¿por qué entonces paga multas millonarias aafectados? ¿Por qué anuncia un sustituto?
El tema aquí, en otro momento se puede hablar de los riesgos del maíz transgénico en la salud y el medio ambiente, es la exclusión que está haciendo el Gobierno de Estados Unidos de la discusión del glifosato. La organización Friends of the Earth presentó una postura sobre el caso señalándolos riesgos potenciales a la salud del consumo de maíces transgénicos que contienen proteínas insecticidas (maíces que contienen la toxina Bt) y/o que presentan residuos del herbicida glifosato. La respuesta del secretariado del Panel al respecto llamó a: “excluir cualquier discusión sobre herbicidas a base de glifosato y endotoxinas Bt; que es una cuestión de hecho que no está ante este Panel, y centrarse únicamente en los impactos a la salud humana y el medio ambiente del maíz transgénico”.
La evidencia científica, presentada por el Gobierno mexicano al Panel, incluye 66 referencias a artículos científicos publicados en revistas revisadas por pares sobre el maíz transgénico resistente a insectos BT. Las referencias a 74 artículos académicos publicados en revistas científicas sobre el riesgo potencial del consumo de maíz transgénico con residuos de glifosato, residuos que se han comprobado estar presentes en la tortilla en México. Esta situación se da a pesar de que está prohibida la siembra de maíz transgénico en México y a que cultivamos suficiente maíz blanco para elaborar la tortilla, por lo cual se justifica plenamente la prohibición en la elaboración de la masa para la tortilla que se da principalmente por las grandes harineras como Maseca.
Entre la evidencia presentada sobre los riesgos potenciales del consumo de maíz transgénico se encuentra las propias advertencias de la comunidad científica estadounidense libre de conflicto de interés. Un ejemplo es el de la Academia Americana de Pediatría que por su naturaleza es cauta en cuanto a evaluar efectos a mediano y largo plazo. “No existen estudios epidemiológicos a largo plazo que hayan sido publicados para evaluar el potencial impacto en salud de los alimentos transgénicos y la exposición a los herbicidas asociados, así que las conclusiones acerca de la salud se realizan en ausencia de datos disponibles”.
El consumo de maíz es diez veces mayor en México que en los Estados Unidos, esto significa, en el caso del consumo de maíz transgénicos, que nuestra exposición puede ser mucho mayor. Por otro lado, el maíz transgénico es un maíz diseñado con dos objetivos: como alimento para animales destinado a aumentar su peso, y como grano para la producción de azúcar (jarabe de maíz de alta fructuosa). De ahí, que introducirlo a nuestra tortilla, como testimonian varios agricultores estadounidenses, significa degradarla por tratarse de un producto no para alimentar, un producto de muy mala calidad.
La guerra de la tortilla, es una guerra entre: de un lado, la defensa de nuestro principal cultivo, nuestro principal alimento, nuestra semilla resultado de 9 mil años de agricultura; y del otro, las grandes corporaciones de los agroquímicos y las semillas que devastan la tierra y la salud.
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