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Los cinco exagentes del Departamento de Policía de Memphis implicados en el incidente fueron despedidos y acusados de asesinato y otros delitos por la muerte de Nichols tres días después del arresto.
De acuerdo con testigos, uno de los oficiales le tiró el producto al piso e intentó robarle por lo que, al encararlos, estos reaccionaron sometiéndolo; la Comisión de Derechos Humanos en el estado ha iniciado una queja oficiosa por lo ocurrido.
Los oficiales pidieron al joven hispano Luis Herrera que soltara el arma, que parecía ser un rifle, cuando salía de su casa; la víctima había reportado al 911 un incidente de violencia doméstica, altercado que resultó ser falso.
“El Colombiano” es el mote con el que conocen a Miguel Santiago Solís, el líder de la delegación de la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (Amotac) en Puebla.
Un hombre esposado de Connecticut se rompió el cuello en la parte trasera de una camioneta de la Policía, después de que el conductor frenó repentinamente, lo que provocó quedar paralítico.
En las imágenes se puede ver cómo el oficial Guetschow, que trabajaba como guardia de seguridad en la escuela, presiona la cabeza de la niña contra el piso y coloca su rodilla en su cuello durante medio minuto aproximadamente, antes de esposarla y sacarla de la cafetería.
El rechazo fue con un 56% en contra al referéndum para abolir el actual Departamento local de Policía y sustituirlo con una nueva agencia de seguridad que atendiera crisis de emergencia sin el uso de la violencia.
“Una preparación plena para los elementos policiales requiere, además de técnicas de sometimiento y manejo de armas, comprensión de los niveles en el uso de la fuerza y respeto a los derechos humanos”.
La muerte de Victoria causa indignación tras difundirse este domingo el vídeo, grabado el sábado, en el que uno de los cuatro policías de Tulum que pueden verse coloca su rodilla en el cuello de la víctima, que solo alcanza a gemir.
Autoridades y activistas identificaron este domingo como migrante salvadoreña a la mujer asfixiada hasta la muerte con la rodilla de un policía mexicano del municipio turístico de Tulum, en Quintana Roo, en medio de quejas internacionales y denuncias de racismo.
Juan Carlos “N” fue sometido por golpes, fue esposado y subido a la caja de la camioneta RAM, sin placas de circulación.
La cadena de supermercados Carrefour lamentó lo ocurrido y anunció que romperá nexos con la empresa encargada de la seguridad del establecimiento.
“Ya llévenselos, pero ya no les peguen”, pide.
El Partido del Trabajo (PT), desde el Congreso de Puebla, buscará castigar a manifestantes y personas encapuchadas que realicen actos vandálicos contra los bienes muebles e inmuebles durante protestas; en caso de aprobarse, se podrían castigar las pintas y daños con entre 3 y 10 años de prisión.
Matar es grave y peor argumentar que “lo confundieron con un maleante”. Ese intento de “justificación” muestra la severa normalización de la brutalidad y abuso policial: que los policías creen que pueden disponer de la vida de alguien, sin juicio previo.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) denunció que “se realizaron detenciones fuera de todo protocolo”.