Fernando Guzzoni

Blanquita, cinta que expone el caso de la red pedofila de la élite de Chile

Fernando Guzzoni

Blanquita, cinta que expone el caso de la red pedofila de la élite de Chile

Fernando Guzzoni

Blanquita, cinta que expone el caso de la red pedofila de la élite de Chile

11/11/2022 - 12:02 am

Blanquita es un duro relato que desde los tintes de la ficción muestra los privilegios de la élite empresarial y política de Chile que quedaron al descubierto cuando salió a la luz su red de pedofilia. El filme se encuentra en competencia en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos en su edición número 11.

Los Cabos, Baja California, 11 de noviembre (SinEmbargo).– Basada en el escandoloso Caso Spiniak, sobre una red de prostitución infantil y pedofilia dirigida por un poderoso empresario chileno, nace Blanquita, filme del director Fernando Guzzoni que se encuentra dentro de la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Los Cabos en su edición número 11 que se lleva a acabo hasta el próximo 13 de noviembre en el destino turístico.

La cinta ganadora del Premio a Mejor Guion en la sección Orizzonti en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Venecia recrea uno de los casos más turbulentos de la judicial y política de Chile que tuvo lugar a inicios de los años 2000.

“Se trata de una chica (Blanquita) de 18 años que vive en un hogar de menores dirigidos por un sacerdote católico y que comienza un proceso contra de una red de abuso y de explotación infantil liderada por un empresario de la elite económica y también de un político muy emblemático de la derecha. En ese proceso vamos relevando cierto entramado que tienen los personajes, no sólo el de Blanquita, sino también de ese sacerdote y también todo ese entramado de poder que hay detrás de esa asociación ilícita”, cuenta Fernando Guzzoni en entrevista con SinEmbargo.

Interpretada por la actriz Laura López, Blanquita se convierte en la única testigo de la red de trata de aquel lugar que explota a menores sexualmente para políticos poderosos.

Pero su declaración desata una ola de amenazas de círculos privilegiados conforme avanza la investigación que sigue los pasos de poderosas figuras.

“Me pareció muy importante poder interpretar a un personaje que no fuera sólo una cara, que fuera multifacético que tuviera todos estos lados oscuros, brillantes, matices que que es lo más real de lo que somos como seres humanos, por supuesto no somos solamente lo que mostramos sino que también nuestras experiencias, nuestras miedos, nuestros traumas, por lo tanto me gustó poder interpretar ese tipo de personaje y que no fuera algo sólo como tan artificial, como a veces se muestran en algunas películas, a unos de los personajes de este tipo”, destaca la actriz Laura López que debuta en la actuación con este papel.

El empresario chileno de origen judío Claudio Spiniak fue detenido en 2003 acusado de ser la cabeza de toda red de pedófilos en Santiago de Chile donde organizaba reuniones exclusivas y privadas en las que involucraba a menores de edad que eran abusados sexualmente por figuras del escenario político y empresarial de aquel país.

Volcarse en este tema para su filme representó para Fernando Guzzoni mucha investigación y poner atención en las víctimas para darle profundidad al caso que expuso a la élite de Chile encubierta por el sistema que sólo da justicia a unos cuantos:

“Yo pienso que uno no puede absorber la complejidad de un caso de esa envergadura con una sentencia, con un axioma, una idea, tan totalizante. Creo que se estaban fraguando demasiadas cosas en ese caso, habían demasiados elementos en juego y no sólo tenían que ver con el abuso infantil que ya era terrible, sino que tenían que ver con una discusión sobre cómo se conjuga el poder en nuestra sociedad y cómo la institución establece estas categorizaciones de personas de primera y de segunda categoría donde sólo unos pueden acceder a los derechos humanos o la justicia”, señala Guzzoni.

“En las tragedias siempre hay un crimen inexpiado y desde eso crimen inexpiado surge una moral enferma, entonces yo pienso que esto es lo mismo, que la película tiene que ver con eso, con ese crimen fundante que tiene que ver con la injusticia y de cómo hay personas como los presos de Guantánamo que pareciera que viven en un mundo paralelo donde nunca van a tener acceso a un juicio o una relación con la justicia de manera simétrica, pienso que eso pasa con estos cuerpos históricamente excluidos, racionalizados, entonces siento que la película habla más de eso, de esa falla estructural”, recalca.

Blanquita es el cuarto largometraje de Fernando Guzzoni que ha explorado el documental y la ficción a través de La Colorina (2008), Carne de perro (2012) y Jesús (2016).

Pablo Zimbrón, Fernando Guzzoni y Laura López. Foto: Bianka Estrada, SinEmbargo

En este filme, el director eligió alejarse de escenas explícitas o violentas, para ir contando al espectador una historia llena de dolor en la que sus víctimas no encuentran justicia.

“Yo pienso que hay una ancla en la película que tiene que ver con la idea de la palabra, hay un traspaso ahí, hay una palabra que tiene muy mala prensa pero que a mí me gusta mucho que es la palabra ‘Telepatía’, que fue una palabra que me acompañó mucho en el proceso de escritura, y la palabra Telepatía se divide en ‘Tele’ que significa lejos o distante, y ‘Empatía’ que viene de ‘Patos’ que significa dolor, entonces la telepatía no solamente es una transmisión psíquica sino que es la transmisión de un dolor lejano y yo sentía que la película se trataba de eso, de la transmisión de un dolor lejano, pero en vez de psíquico, oral, entre ese niño, Carlitos, y esta niña Blanquita, donde hay esa suerte de acto de generosidad y pacto de entender que ellos eran unos pares, unos iguales que estaban siendo víctimas de esta falla estructural y donde ella dice ‘hay algo aquí que yo no pueda racionalizar políticamente o discutir discursivamente, pero si estos es incómodo y me molesta, entonces voy a hacer algo por esto’”.

El filme es una coproducción entre Chile, México, Francia, Luxemburgo y Polonia, y será la encargada de representar a Chile en el camino a la próxima entrega del Óscar en la categoría de Mejor Película Internacional. Pablo Zimbrón de Alva, productor del filme que también estuvo presente en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos habla sobre esta distinción:

“Creo que es algo excepcional y magnífico darle una voz a un personaje así, y que sea reconocido, es una película que tiene además de guión sólido y una imagen potente, una calidad impecable y creo que es algo que se logra en este trabajo en conjunto, entre los países que colaboraron y creo que es un orgullo para cada uno de los que esté ahí”.

Foto: Varios Lobos Producciones