María Rivera
08/05/2025 - 12:01 am
Pinchazos
Éste es el momento para que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, entienda que no, no tranquiliza que diga que nadie ha muerto por la misteriosa sustancia; hay muchísimas consecuencias graves de salud que pueden causar agujas contaminadas, y sustancias desconocidas y absolutamente ninguna mujer debería ser agredida de esta manera ni vivir con miedo.
Como si las mujeres no tuviéramos suficiente con lo que ya sucede todos los días en nuestro país, ahora las mujeres de la Ciudad de México se tienen que preocupar de una nueva manera de agresión en el transporte público. Sí, no sólo tienen que tolerar agresiones y acoso, ahora también tienen que cuidarse de criminales que de manera subrepticia están inyectándoles una sustancia desconocida mientras viajan en el metro. La sustancia busca que pierdan el conocimiento y se queden vulnerables.
Múltiples casos han aparecido en la prensa y en las redes las últimas semanas con los testimonios de mujeres que han sido pinchadas en el brazo o la espalda que rápidamente se sintieron mal, algunas perdieron el conocimiento, otras se enfermaron por intoxicación con la sustancia y acabaron en el hospital donde han tratado de descubrir qué sustancia les inyectaron. Uno de esos testimonios, en redes, habla de que incluso una de ellas fue abusada sexualmente al perder el conocimiento y despertar en un hotel del Estado de México. Todas las publicaciones buscan alertar a las mujeres de la nueva modalidad de agresión. Las autoridades han puesto a disposición teléfonos de denuncia, más vigilancia y solicitan que ante un pinchazo se busque apoyo con policías del metro.
A mí, querido lector, todo esto me parece aberrante, indignante pero sobre todo, muy grave. Las autoridades no han detenido estas agresiones y no parece que a la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, le importe lo suficiente y es que habría que preguntarle ¿quién está cometiendo estos crímenes y para qué? No basta con que pongan vigilancia y un protocolo de actuación, es necesario que la policía se encargue de darle seguimiento a las denuncias y que realmente investigue para detener a los responsables. Y es que la Jefa de Gobierno dijo hace unos días que hasta ahora la sustancia no ha puesto en riesgo a la vida de las víctimas, tratando de minimizar los hechos, como si no existieran riesgos y muy graves por recibir una inyección con una aguja y una sustancia de origen desconocido; desde la transmisión de enfermedades hasta el daño que la misma sustancia puede causar ¿cómo no va a ser gravísimo? Eso sin mencionar el daño emocional que causa, tanto a las mujeres agredidas como a sus familiares.
Pero no sólo eso, ahora resulta que tenemos que estar, todas las mujeres, preocupadas porque alguien pueda inyectar una sustancia a cualquier mujer que va a su trabajo, sale de la escuela, tome el metro o el transporte público, que hará que se enferme, pierda el conocimiento y pueda ser agredida. Es totalmente inadmisible que el Secretario de Gobierno, César Cravioto, se atreva a decir en entrevista, intentando minimizar los hechos, que el transporte de la Ciudad de México “es muy seguro”. Una ofensa a todas luces, querido lector.
Y es que aquí hay que recordarle a la Jefa de Gobierno que es responsabilidad del Estado proveer la seguridad pública, es su responsabilidad cuidar a los usuarios, y en específico a las usuarias, no de la ciudadanía cuidarse de los criminales.
Y esto es lo que enoja y explica por qué las mujeres se manifiestan todos los años con rabia y hartazgo. Porque estamos hartas, realmente hartas, de que el problema sistémico de la violencia no sea atendido de manera profesional, eficiente y expedita para detener a los responsables; hartas de que se minimicen las agresiones que sufrimos y que no se implementen medidas para detenerlas, de manera tajante. Hartas y furiosas, así vi a varias mujeres en la estación Hidalgo, que exigían que se detuvieran ya estas violencias con una manifestación rabiosa. Y la verdad, tienen razón: ya basta.
¿Por qué tenemos que vivir en estado de terror permanente?
Así que este es el momento para que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, entienda que no, no tranquiliza que diga que nadie ha muerto por la misteriosa sustancia; hay muchísimas consecuencias graves de salud que pueden causar agujas contaminadas, y sustancias desconocidas y absolutamente ninguna mujer debería ser agredida de esta manera ni vivir con miedo, más del que ya cotidianamente vive en este país feminicida; que no basta con que dé una conferencia de prensa sobre los hechos, sino que detenga hoy las agresiones, que los responsables sepan que no pueden hacer lo que están haciendo sin enfrentar las consecuencias.
Vendría a ser tiempo de que Brugada se acuerde de que las mujeres tenemos derecho a vivir una vida libre de violencia y que ella es la máxima autoridad en la ciudad y quien tiene que hacer efectivos nuestros derechos. Que al menos, si no pudo evitar la deshonra de designar a Adrián Rubalcava como director del Metro, evite que en sus instalaciones se siga agrediendo a mujeres. Porque sí, querido lector, ya basta.
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