Opinión en video
Opinión en video
Periodismo digital con rigor
21-12-2025 - 12:04 am
El umbral de corrupción es el nivel aceptable de corrupción que una sociedad está dispuesta a tolerar antes de que realmente reaccionemos ante ella. Y así como tenemos muchos altos en umbral al dolor, hasta dónde toleramos el dolor. Más allá del dolor que nos cause la corrupción, el umbral de nuestra sociedad está más allá de lo que se puede pensar.
LEER
VER MENOS
21-12-2025 - 12:03 am
Un mexicano con ingresos de salario mínimo que quisiera comprar ese boleto de reventa de más de 22 millones de pesos tendría qué destinar 197 años de sus ingresos completos sólo para asistir al partido final del mundial.

La creciente tendencia del capitalismo contemporáneo hacia la comercialización de todos los eventos, incluidos los más masivos y famosos del planeta, como la Copa Mundial de Futbol que se celebra cada cuatro años, ha provocado que los precios para el Mundial 2026 sean inaccesibles a la mayoría de los espectadores que quisieran acudir y lo han convertido, en los hechos, en un Mundial para ricos.
El afán de lucro de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) se ha propuesto como objetivo más que duplicar las ganancias que obtuvo en el pasado mundial celebrado en 2022 celebrado en Qatar. Para el Mundial del próximo año que por primera vez se celebra en tres países (México, Canadá y Estados Unidos), la FIFA espera tener unos 14 millones de dólares (mdd) en ganancias. Los ingresos de la FIFA se obtienen de la venta de derechos de transmisión en televisión y otras plataformas, en la venta de artículos relacionados y de la venta misma de las entradas a los partidos de futbol. Y estas extremadamente caras.
La FIFA fijó precios de los boletos de entrada para la fase de grupos desde 60 dólares (mil 077 pesos) y de hasta seis mil 730 dólares (125 mil 960 pesos) para la final. Si un mexicano que gana un salario mínimo quisiera asistir al partido de la final tendría que destinar sus ingresos de todo un año y un mes más para pagar su boleto para ver el partido que se celebrará en el estadio MetLife en Nueva Jersey. Con el aumento autorizado de 13 por ciento para el salario mínimo, el próximo año el salario mínimo aumentará hasta nueve mil 582 mensuales para anual de 114 mil 984 pesos.
Pero los precios lanzados oficialmente aumentarán significativamente por dos prácticas que ocurren ya cotidianamente en el negocio mundial del futbol: los precios dinámicos y la reventa de los boletos fuera de los canales oficiales. Esto lleva a que en plataformas de reventa como StubHub los costos van desde 64 mil 900 pesos para el partido Argelia-Austria, el 27 de junio en Kansas City, hasta 22 millones 730 mil 486 pesos en la zona más exclusiva en la final de la copa el 19 de julio en Nueva Jersey (La Jornada, 8 diciembre).
Un mexicano con ingresos de salario mínimo que quisiera comprar ese boleto de reventa de más de 22 millones de pesos tendría qué destinar 197 años de sus ingresos completos sólo para asistir al partido final del mundial.
En este momento la plataforma StubHub ofrece los boletos para asistir a la final del Mundial 2026 el 19 de julio en Nueva Jersey desde el más bajo por 160 mil 970 pesos, hasta un millón 561 mil 976 pesos por el más caro. El primero equivale a un año y cuatro meses de trabajo asalariado y el segundo a trece años y medio de trabajo asalariado.
Pero no sólo son los partidos finales los que tienen precios estratosféricos. En la misma plataforma de reventa (StubHub) se pueden ver paquetes de hasta 160 mil 526 pesos por los tres partidos de la selección en fases de grupos, con el añadido de que los partidos se celebrarán aquí en Guadalajara como Ciudad de México, por lo que habría que considerar además costos de transporte, hospedaje y alimentación.
Para uno de los partidos más esperados en la fase de grupos, el encuentro entre Uruguay contra España en el estadio de las Chivas, los precios se cotizan entre 20 mil 368 el más bajo hasta 108 mil 170 el más caro. Estamos hablando de cotizaciones a más de medio año del Mundial, por lo que cabe esperar que los precios sigan aumentando hasta llegar a multiplicarse.
En esta misma plataforma el partido de inauguración del Mundial de 2026, que se juega en el estadio Azteca entre México y Sudáfrica el 11 de junio del próximo año, los precios van desde 56 mil 925 pesos hasta 427 mil 881 pesos, poco menos de lo que cuesta una casa de interés social y equivalente a unos tres años de trabajo asalariado.
No siempre los precios fueron tan caros. Para el Mundial de 1986 celebrado en México había paquetes de 13 partidos por 135 mil pesos de la época, equivalente a 300 dólares (Eréndira Palma, La Jornada, 19 diciembre 2025) e incluso se podía llegar el día del partido a comprar una entrada para asistir al evento.
Como cabría esperar estos precios estratosféricos han levantado críticas y cuestionamientos entre los aficionados duros a este espectáculo. Paco de Rubén, uno de los líderes del grupo de animación Cielito lindo, el cual sigue a la selección mexicana desde hace una década, declaró a La Jornada: “Sabíamos que los precios serían caros, no somos ingenuos, aunque el aumento es increíble. Para ir a Qatar pagué seis mil 500 dólares por todo el viaje, incluyendo una escala en Barcelona. Por Rusia pagué cuatro mil 500 en un periplo de 35 días. Ahora ir sólo a un partido cuesta casi lo mismo” (La Jornada, 19 diciembre 2025).
Desde Europa, Ronan Evain, director ejecutivo de Aficionados al Futbol en Europa, puso la crítica en el centro del problema: "Se trata de un puñado de personas que intentan sacar el máximo dinero posible del torneo. Y creemos que este enfoque está poniendo en riesgo la naturaleza misma de la misma competencia" (La Jornada, 12 dic. 2025).
En efecto, la naturaleza de las competencias de futbol nació de los barrios y la clase obrera inglesa para convertirse en deporte y entretenimiento más popular de Europa y luego del mundo. Es indignante que ahora el Mundial sea sólo para los ricos.
LEER
VER MENOS
21-12-2025 - 12:02 am
Me despedí, con un abrazo, de cada una de ellas. Con esos abrazos quisiera traerlas conmigo a ver el mar, que tan lejos les queda ahora.
¿Me dejan contarles una historia? Empieza así: Frente a un grupo de mujeres que tienen entre 23 y 60 años, empiezo a hablar sobre Rosario Castellanos. Es la primera sesión de nuestro club de lectura, les he llevado ejemplares de La rueda del hambriento y otros cuentos, casi flamante publicación de Libros UNAM, y estamos a punto de sumergirnos en el genial cuento “Lección de cocina”. A los pocos minutos una de las más jóvenes interrumpe: “Perdón, ¿usted no dio una conferencia en el CCH Sur hace algunos años?”. “Sí, claro. Varias”, le contesto. “¡Es que yo la escuché ahí!”, agrega con entusiasmo, mientras codea a su compañera como diciendo “¿Ves? Te lo dije”. Le pregunto si estudió en el CCH y me dice que sí y que es, además, egresada de la Facultad de Contaduría y Administración.
Este diálogo no sería especialmente extraño, si no fuera porque tuvo lugar en la cárcel de mujeres de La Habana. Y ella es una de las once mexicanas que están allí internas.
Hace tiempo me contó el Embajador de México en Cuba, Miguel Díaz Reynoso, que parte del trabajo que se hace a través de nuestro Consulado consiste en atender a nuestras y nuestros compatriotas presos en la isla. ¿Hay muchos?, pregunté. “En La Habana son alrededor de 30 hombres y 11 mujeres”. “¿Y si armamos un club de lectura para ellas?”, propuse. Para no hacerles el cuento largo, finalmente después de trámites burocráticos entre un país y otro, y gracias al Cónsul Ignacio Cabrera y a su equipo, fui al “Establecimiento Penitenciario Mujeres de Occidente”.
No es la primera vez que vivo algo así. Me “estrené” en 2016, en la cárcel de Iquique, cuando México fue el país invitado a la Feria del Libro de Santiago, y un avión me llevó al norte de Chile a dar un taller.
Me dijeron “Iquique”, y mi tendencia natural a la memoria y a la melancolía me trasladó a la adolescencia, a los amigos chilenos del exilio y, por supuesto, a Quilapayún y a su Cantata. ¿Cuántas veces habré escuchado la historia de la matanza de obreros en la escuela Santa María?
Señoras y Señores / venimos a contar / aquello que la historia /no quiere recordar. / Pasó en el Norte Grande, / fue Iquique la ciudad. / Mil novecientos siete / marcó fatalidad. / Allí al pampino pobre / mataron por matar.
Así empezaban los versos de Luis Advis, que volvieron a resonar en mi cabeza después de recibir aquella llamada. Más de dos mil trabajadores que habían ido a la huelga reclamando mejores condiciones de trabajo en la época de auge de la industria salitrera, fueron asesinados por las fuerzas armadas del Presidente Pedro Montt. La fecha: 21 de diciembre de 1907. Hoy, que ustedes me leen o me escuchan, se están cumpliendo 118 años. El lugar: la escuela Domingo Santa María del puerto de Iquique. Allí estaba la cárcel a la que me invitaban.
El paisaje me dejó sin aliento: mar azul profundo y montañas absolutamente desérticas que caen a pique sobre el agua –ni una piedra, ni un arbusto, sólo enormes superficies arenosas cuyo dorado-cobrizo va cambiando a lo largo de las horas-. No sé por qué tengo especial amor por el desierto. Ese vacío imponente me estremece.
Pero más me estremecen las historias de la gente, claro. Desde ese momento, Iquique tiene para mí no sólo la resonancia de aquella canción de la adolescencia, sino también los rostros de Verónica, de Rocío, de Matilde, de Solange, de todas las otras chicas del grupo: de la boliviana cincuentona, guapa y “polentuda” que construye su propia genealogía recordando que también su Presidente y Nelson Mandela estuvieron presos, de la preciosa y triste paraguaya, de las dos chicas con sus bebés de los que tendrán que separarse cuando los chiquitos cumplan dos años.
Todas vuelven una y otra vez al dolor por las familias. “Yo quiero que ellos sepan que estoy bien”. “No quiero que mi mamá vuelva a vivir angustiada por mí”. “Extraño a mis hijos”. Bajan la voz. Se quedan pensativas. “A veces perder la memoria ayuda”. Recordar u olvidar aquello que lastima. “Usted tiene que volver acá para tener historias”, me dicen. Y yo quiero escuchar todos sus relatos, conocer todos sus miedos, saber con qué sueñan, qué las angustia. Sigue la conversación, nos reímos, juego con los bebés, se me acercan, nos abrazamos; a mitad de camino entre una charla entre amigas y una clase. Pero yo me despido y salgo de la cárcel. Ellas se quedan. Duele. Cada tanto repetían: “Desde acá no se ve el mar”. Conozco bien la nostalgia de horizonte en la mirada.
Sus palabras se me quedaron tatuadas en el corazón. Ahora llevo tatuada también la visita a “mis chicas de La Habana”. A esa cárcel en mitad del campo, pequeña, pobre, con el mismo dolor, con la misma tristeza en los ojos de todas ellas. Somos el primer consulado que propone una actividad como ésta, me dijo el Cónsul. Con su uniforme azul claro, cada una pudo pensar durante un par de horas no en su propia situación sino en el maravilloso relato de Castellanos. Si no lo han hecho, léanlo, por favor. Hablamos entonces largo y tendido del matrimonio, del papel que la sociedad les asigna a las mujeres, de violencia de género, de cuerpos y sexualidades. Como hace casi diez años en Chile, se repetía la magia: un cuento hacía que olvidaran su encierro, que pudieran verse a sí mismas desde otro lugar, que conversaran y discutieran como en cualquier salón de clase.
“Por favor, regrese”, “¿Cuándo la vemos otra vez?”, me decían, y me llenaron de papelitos con mensajes cariñosos. Yo sé que no es a mí realmente a quien esperan, sino a la libertad que sintieron al sumergirse en las páginas de un libro.
Me despedí, con un abrazo, de cada una de ellas. Con esos abrazos quisiera traerlas conmigo a ver el mar, que tan lejos les queda ahora.
LEER
VER MENOS
21-12-2025 - 12:01 am
Es una Ley que no sólo suena bien, sino que parece necesaria en trabajos que implican decenas de horas a la semana parados.

Desde hace un par de semanas vi que pusieron unos bancos altos en las cajas del súper al que voy. Asumí, de inmediato, que se debía a la entrada en vigor de la “Ley Silla”, la que obliga a los patrones a facilitarle un lugar donde sentarse a los empleados que, por el tipo de trabajo que desempeñan, se pasan la mayor parte de su jornada laboral de pie. Es una Ley que no sólo suena bien, sino que parece necesaria en trabajos que implican decenas de horas a la semana parados. Que haya sido necesaria una Ley para “sensibilizar” a ciertos empleadores, resulta un tanto oscuro. La pregunta es clara: ¿por qué, tras años en el negocio (cuando no décadas), a nadie se le había ocurrido que sería una buena idea que sus empleados pudieran sentarse?
Vi, entonces, esas sillas que eran, más bien, como bancos altos con un respaldo mínimo. De ésos que tienen un sistema hidráulico para ajustar la altura, de acuerdo con la estatura de los usuarios. Noté, también, que en las varias cajas que había abiertas (la temporada navideña ayuda a que abran más), ninguna de las cajeras estaba sentada.
Platiqué con una de ellas mientras pasaba mis productos.
Resulta que los patrones decidieron cumplir la Ley y compraron esos bancos para cada una de las cajeras. Muy bien. El problema es que no pensaron en el resto del mobiliario. Tras la banda por donde pasan los productos está la caja, sostenida por un mueble que va desde el piso hasta la altura de la cintura. Arriba de éste está la caja con sus diferentes accesorios. ¿Y las piernas de los cajeros? No tienen lugar para ponerse, es evidente.
Basta con echar un vistazo rápido para darse cuenta de que las sillas por sí mismas sirven de poco si no se pueden acomodar de forma tal que le permita realizar su trabajo a los empleados. En el súper (que es donde lo podemos ver con claridad), no hay forma de que se sienten y pongan las piernas en una posición cómoda. Las pueden poner de lado, es cierto, o más lejos de la banda, lo que implica un esfuerzo mayor a la hora de jalar los productos de la cinta transportadora para escanearlos. No digamos, ya, lo difícil que es usar el teclado a esa distancia.
Lo que evidencia esta “Ley Silla”, su cumplimiento obligatorio y que no haya habido patrones conscientes desde un principio (¿o ustedes recuerdan un súper donde haya sillas desde hace años y modo de usarlas?), es lo poco que les interesan a los patrones sus empleados. Más allá de la relación laboral existente, también habla mucho de la humanidad de quienes toman esas decisiones. En verdad, no parece tan difícil tener una consideración de este tipo.
LEER
VER MENOS
20-12-2025 - 12:05 am
Aceptar hoy el razonamiento de Trump implicaría abrir la puerta a que Estados Unidos reclamara no sólo el petróleo mexicano, sino también la industria eléctrica nacionalizada en 1960 por el Presidente Adolfo López Mateos, incluida la Comisión Federal de Electricidad.

Para quienes hemos vivido y observado la evolución política de América Latina desde mediados del siglo XX, resulta profundamente desconcertante escuchar al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmar que el petróleo que se encuentra en el subsuelo de Venezuela es propiedad de su país y que los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro lo habrían “robado”, otorgando así —según su razonamiento— el derecho a Estados Unidos de “recuperarlo”.
Esta afirmación no sólo es inesperada: contradice de manera frontal el derecho internacional vigente. Desde hace décadas, la comunidad internacional reconoce sin ambigüedad que los Estados son soberanos sobre su territorio y sobre los recursos naturales que se encuentran en él, incluido el subsuelo.
Ese principio está expresamente consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, que en su artículo 2 reconoce la igualdad soberana de los Estados y prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial de cualquier país. Más aún, la Resolución 1803 (XVII) de la Asamblea General de la ONU, adoptada en 1962, establece el principio de la soberanía permanente de los pueblos y las naciones sobre sus recursos naturales, señalando que dichos recursos deben servir al desarrollo nacional y al bienestar de sus pueblos.
Desde entonces, este principio se convirtió en una norma central del derecho internacional contemporáneo, particularmente para los países de América Latina, África y Asia, que lo impulsaron precisamente para poner fin al despojo histórico ejercido por las potencias coloniales y sus empresas.
Para México, el precedente que pretende establecer Donald Trump es especialmente grave. Bajo esa lógica, Estados Unidos podría declararse propietario de los recursos naturales del subsuelo de cualquier país latinoamericano. En el caso mexicano, basta recordar que tras la expropiación petrolera de 1938, decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas, empresas inglesas y norteamericanas iniciaron intensos litigios internacionales. Sin embargo, ningún organismo internacional reconoció jamás que esas empresas —ni sus Estados de origen— fueran propietarias del petróleo mexicano.
Aceptar hoy el razonamiento de Trump implicaría abrir la puerta a que Estados Unidos reclamara no sólo el petróleo mexicano, sino también la industria eléctrica nacionalizada en 1960 por el Presidente Adolfo López Mateos, incluida la Comisión Federal de Electricidad. Sería un retroceso histórico que anularía décadas de construcción jurídica internacional.
Esta visión corresponde a la lógica de los imperios conquistadores de la antigüedad: la Roma de los tiempos de Cristo, la Grecia de cinco siglos antes de nuestra era o las campañas de Gengis Kan en Asia. Es una concepción basada exclusivamente en el poder del más fuerte, incluso más primitiva que la del colonialismo moderno. Españoles e ingleses, al menos, pretendían justificar sus conquistas con argumentos —sofistas, sin duda— de evangelización, civilización o progreso. Aquí ya no hay ni siquiera ese disfraz ideológico: basta con haber explotado un recurso en el pasado para reclamarlo como propio.
Llevada a sus últimas consecuencias, esta lógica supone que un país poderoso puede apropiarse del subsuelo, de los recursos naturales y eventualmente de la fuerza de trabajo de los pueblos considerados incapaces de gobernarse a sí mismos. Puede parecer una exageración, pero no lo es más que lo que nos habría parecido, a quienes nacimos antes de 1960, que un Presidente se declarara dueño del subsuelo de otro país y anunciara su intención de “recuperarlo”.
No se trata de una idea nueva. Aristóteles, en su obra Política, escrita en el siglo III antes de Cristo, justificaba la esclavitud como parte natural de la economía griega afirmando que “los poetas tienen razón cuando dicen que los griegos tienen derecho a esclavizar a los bárbaros”. Esa misma lógica —la del fuerte sobre el débil, la del supuesto superior sobre el inferior— reaparece hoy, despojada de cualquier barniz civilizatorio.
La diferencia es que, desde la segunda mitad del siglo XX, el mundo decidió jurídicamente que ese tipo de razonamientos eran inaceptables. Desconocer la soberanía de un pueblo sobre sus recursos naturales no es una opinión política: es una negación del orden internacional construido tras dos guerras mundiales.
LEER
VER MENOS
20-12-2025 - 12:03 am
La hermanastra fea ha logrado todo lo que el género de terror anhela y que por desgracia se ha abaratado al usar fórmulas efectistas. Es en la mejor de las formas un cine manierista, pastiche visual que transforma fantasías y metáforas de otros tiempos en una modernización.
Ópera prima de la directora noruega Emilie Blichfeldt La hermanastra fea (The Ugly Step Sister), es una comedia negra, gore. Atrevida actualización del clásico de los hermanos Grimm y del francés Giambattista Perrault, Cenicienta, es mucho más cruda y oscura que la popular adaptación llena de clichés y edulcorada de Walt Disney. Es lo que La Sustancia de Coralie Fargeat, tendría que haber sido, pero que a pesar de su arranque espectacular terminó en efectismos y lugares comunes repetitivos. O lo que no consiguió Del Toro, tan genial en sus primeras películas como Hellboy o el Laberinto del Fauno, pero que seducido por los altos presupuestos y criterios hollywoodenses termina en la sosa adaptación de Frankenstein.
Y es que La hermanastra fea no busca complacer al público. Llena de claroscuros, en una refinada atmósfera neo-barroca y posmoderna, retrata los cuentos de terror y del Romanticismo alemán del siglo XIX, manifestación del espíritu del pueblo, de sus tradiciones y leyendas populares con personajes fantásticos pero humanos. Arquetipos que plasman las pulsiones de lo que somos.
La hermanastra fea ha logrado todo lo que el género de terror anhela y que por desgracia se ha abaratado al usar fórmulas efectistas. Es en la mejor de las formas un cine manierista, pastiche visual que transforma fantasías y metáforas de otros tiempos en una modernización que expone las conductas actuales: la eterna lucha entre el bien y el mal, la muerte, la pobreza, la tristeza, la amargura, la ambición. Como un claro ejemplo de la era del espectáculo, como lo diría Debord, la belleza convertida en don maldito, por el que se es capaz de arriesgarlo todo, incluso la vida. La obsesión cosmética que debería empezar a preocuparnos.
La protagonista no es Cenicienta, sino Elvira, la hermanastra fea de la bella e insulsa Agnes. Usa braquets, tiene una nariz espantosa, es gorda. Ella y su hermana son hijas de una ambiciosa y sensual mujer, la madrastra, que se casa con el padre de Agnes creyendo que es rico. Al morir éste, quedan en la miseria. La madrastra somete a Elvira a todo tipo de torturas para volverla bella y casarla con el bobo pero guapo príncipe. La lucha por conseguirlo se convierte en un infierno que parece no terminar.
Un proceso que tiene un exquisito gusto dionisiaco, el regodeo en la sangre, en la putrefacción, nos lleva a revisitar a los Grimm, que fueron quienes decidieron cortar los pies de las hermanastras para que les quedaran las zapatillas. Antes de vivir ese último suplicio, Elvira sufrirá cuando le arranquen los braquets, le martillean la nariz para dejarla respingada y le cosan las pestañas postizas en los párpados. Y no sólo eso, Elvira, en homenaje a la legendaria María Callas, se traga el huevo de una solitaria para poder bajar de peso.
Desesperada al no lograr la perfección, la fatalidad se le viene encima. Al perder el pelo le es colocada una peluca rubia. El hambre la lleva a consumir cantidades absurdas de comida que alimentan al monstruo que ha engendrado. Todo este espanto, se convierte en una estampa perfecta que podría haber sido pintada por un genio barroco. Son pliegues visuales de artistas como Archimboldo o El Bosco.
Escenas de una fotografía espectacular, con un diseño de vestuario bellísimo. Flores y brocados forman los hermosos atuendos. Decorados exultantes en los que hasta lo podrido y tumefacto tiene un reducto de belleza. Un logro a la altura de Visconti o Bergman en su Fanny y Alexander. La obra de Blichfeldt no es sólo una película de asombrosa estética que habla de una fea. Es, además, inteligente, aguda y voraz, elegante, decadente. Se necesita valor y mucha inteligencia para verla porque es un cine exigente en todos los sentidos.
Y la moraleja, que me parece lo más importante en una audiencia actual. La cosmética siempre ha sido una tortura. Aunque cada vez se sofistica más. Someterse a una sesión de inyecciones de bótox, exponerse a los rellenos que engrosan los labios, permitir que hilos de oro penetren nuestra dermis para estirarla y las muchas y variadas intervenciones para cambiar nuestro físico, ser más bellas y recuperar la juventud. Un negocio millonario. Cada vez más mujeres se someten sin darse cuenta de que las están convirtiendo en monstruos de bocas gigantes, ojos empequeñecidos, pieles reventadas de tanto estirarlas y sin lozanía, expresiones duras y lo peor, idénticas unas a otras.
Es la otra lectura de la película: el vicio consumista de una sociedad que se aterra con la vejez y la muerte y lo único que muestra es la absoluta negación de valores. Olvidar que ser más viejo es ser más consciente, negar la vejez es querer detener el tiempo, con un deseo imposible que sólo provoca ansiedad y vacío.
La belleza es un concepto que cambia con el tiempo. En el pasado se prolongaba por épocas completas con un mismo estilo. Con la vertiginosidad de nuestros días, cambia incesantemente. Las redes sociales atienden el ego de quien sigue el patrón de moda; al promotor cosmético le interesa que los cambios sean pasajeros y superficiales para que el consumo no se detenga. Por eso la frustración y los intentos fallidos son cada vez más dolorosos y costosos, caducan en tres meses. Lo que podríamos intentar que dure más es la belleza interior que podría contribuir a que cierta luz de experiencia, de aprendizaje y sabiduría se refleje en el rostro. No puede haber una verdadera belleza si carece de esencia. El atractivo auténtico emana de las personas, es el valor que crece o no, al paso del tiempo. Es la luz a un rostro, el encanto de las arrugas cuando la sonrisa sale de adentro. Pero si no dejamos que esto aflore sólo quedan máscaras vacías circulando. Al final, a pesar de que se cumple el designio de que gane la buena y bonita, me parece que lo que nos propone Blichfeldt es que, lejos de conseguir la belleza de Agnes, en realidad todos somos Elvira.
@Suscrowley
LEER
VER MENOS
20-12-2025 - 12:02 am
La idea de que el crecimiento económico era la única vía para el desarrollo fue impulsada por corrientes del modernismo económico y, más tarde, por el neoliberalismo (el llamado Consenso de Washington); instituciones como el FMI y el Banco Mundial la promovieron mediante condicionalidad y manipulación, préstamos buitres y asesorías políticas.

El sino del escorpión se ha demorado recorriendo las viejas ideas del desarrollo económico propuesto por el capitalismo del siglo pasado y aún de este, para terminar convencido de que el mentado crecimiento económico como requisito para el desarrollo es un dogma al que se ha recurrido hasta el hartazgo. En tanto, los críticos de este concepto sostienen que el crecimiento ilimitado es insostenible ecológica y socialmente, y ante ello proponen alternativas como el decrecimiento, la economía del estado estacionario, la economía del donut y enfoques centrados en la redistribución.
La idea de que el crecimiento económico era la única vía para el desarrollo fue impulsada por corrientes del modernismo económico y, más tarde, por el neoliberalismo (el llamado Consenso de Washington); instituciones como el FMI y el Banco Mundial la promovieron mediante condicionalidad y manipulación, préstamos buitres y asesorías políticas. Y eso que, añade el alacrán, desde su surgimiento estas ideas ya eran criticadas desde las academias y desde los hechos prácticos por sus efectos limitantes.
La noción tiene raíces en la teoría de la modernización de mediados del siglo XX, que planteaba que los países “atrasados” debían seguir el modelo de industrialización y mercado de los países avanzados. Las primeras críticas a este dogma partieron de la teoría de la dependencia y los estudios críticos que documentaban cómo ese enfoque ignoraba las relaciones históricas de desigualdad, las estructuras de poder y los efectos de la inserción en la economía mundial.
En la práctica, la idea se institucionalizó en políticas de estabilización, liberalización y privatización resumidas por el Consenso de Washington (1989) y promovidas durante más de medio siglo por actores como el FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro estadounidense. Todo ello no obstante los probados fracasos de estas políticas en casos como el de Chile, donde el crecimiento sostenido durante las décadas de la dictadura de 1970–1990, originó y mantuvo elevados y persistentes niveles de desigualdad hasta nuestros días.
O bien el caso argentino, donde el crecimiento temporal de los años noventa fue seguido por una crisis profunda en 2001 y gravísimos retrocesos económicos y sociales provocados por la liberalización rápida de mercados, convertibilidad cambiaria y elevado endeudamiento externo. Esto resultó en la expansión de la brecha de la desigualdad y se repite de nuevo hoy en ese país.
Por fortuna hoy la investigación académica y la puesta en práctica de otras políticas apuntan ya claramente a demoler ese dogma del crecimiento económico en sí y para sí, recapitula el alacrán. Críticos como Jason Hickel han estudiado el decrecimiento necesario ante los límites biofísicos, al argumentar que el crecimiento agregado choca con los límites planetarios: para cumplir los objetivos climáticos es necesario reducir el flujo material y energético de la economía y reorientar la producción hacia el bienestar social, no hacia la expansión del PIB (¡tómala Banco Mundial!).
A su vez Kate Raworth, autora del volumen Doughnut Economics (Economía del donut), propone un diferente marco normativo: la economía debe operar dentro de un marco social mínimo (derechos y necesidades humanas) y por debajo de los límites planetarios. Su tesis central es que la política económica debe garantizar el bienestar sin sobrepasar fronteras ecológicas.
También se extienden las críticas a otro tótem del desarrollo económico: el crecimiento del Producto Interno Bruto como única meta. El economista de origen indio Amartya Sen cuestiona la primacía del crecimiento medido por el PIB como indicador de progreso; su enfoque en las capacidades humanas sitúa la libertad y las oportunidades reales de las personas como objetivo último de la política, no el mero aumento de producción agregada.
Thomas Piketty, viejo conocido de este espacio, ha aportado sus bien sustentadas críticas en textos como Crecimiento, desigualdad y legitimidad, donde si bien no apoya el decrecimiento, sí critica la fe en el crecimiento como solución automática a la desigualdad, pues la propia dinámica del capital genera concentración de riqueza, por lo que demanda políticas redistributivas y fiscales para corregirla.
Quien de plano es radical en sus propuestas es el académico Tim Jackson, cuando sostiene que la prosperidad no depende necesariamente del crecimiento continuo; sino que es posible diseñar una economía post-crecimiento que garantice bienestar mediante redistribución, trabajo decente y límites ecológicos, Jackson ofrece incluso rutas políticas para lograr esta transición.
La propuesta económica desarrollada por Herman Daly, impulsa una “economía del estado estacionario”, que estabilice población y capital físico dentro de límites ecológicos, priorizando la sostenibilidad sobre la expansión continua del producto. Georgescu-Roegen, un pionero de la economía ecológica, ha introducido también en la discusión la idea de que los procesos económicos están sujetos a la ley de la entropía. Que resume tajantemente así: los recursos finitos y la degradación irreversible implican que el crecimiento material indefinido es físicamente imposible y exige repensar la producción y el consumo.
Para rematar, hay quien, con tintes ya más ideológicos, sostiene que el decrecimiento es también una crítica cultural, cuestiona la lógica consumista y propone una convivialidad económica que reduzca la producción y el consumo innecesarios priorizando la justicia social y la autonomía local.
Estas corrientes comparten la idea de que el crecimiento por sí solo no garantiza bienestar ni sostenibilidad, y sus diferencias en énfasis y propuestas —desde reformas fiscales y redistributivas hasta límites materiales y transformaciones culturales— enriquece y amplía la discusión exigiendo la reorientación de políticas hacia la equidad y la viabilidad ecológica.
Es bueno escuchar esta diversidad de propuestas distintas al dogma del crecimiento económico como panacea, sobre todo por estos lares económicos donde dogmas como el de la imposibilidad de subir el salario mínimo o de establecer la semana laboral de 40 horas siguen siendo armas de control económico de los poderosos.
LEER
VER MENOS
20-12-2025 - 12:01 am
La evidencia permite formular esta hipótesis cuando existe un bajo rendimiento en salud y materia de seguridad, déficit en la lucha contra corrupción y una inquietante inestabilidad por un bajo crecimiento económico.

“Esto no se va a dar en México. Hay mucho apoyo popular al Gobierno porque estamos cumpliendo”, afirmó, convencida, la Presidenta Sheinbaum, refiriéndose a la derrota de la izquierda chilena el pasado domingo.
Suena, sorpresiva, esa declaración, porque en otras derrotas o fraudes electorales, como los ocurridos Ecuador o Venezuela, ha evitado hacer este tipo valoraciones que dejan mal parada a la izquierda chilena.
Y es que de acuerdo con su dicho, los progresistas chilenos no habrían cumplido sus promesas electorales y la verdad, es que la izquierda chilena ha dado muestra de ser una izquierda madura e institucionalizada y eso no parece gustar a la más radical de Latinoamérica.
La expresión de Sheinbaum es por lo demás una autovaloración optimista del desempeño de su Gobierno, muy segura de sí misma, de lo contrario, llamaría a sus correligionarios a redoblar esfuerzos para que no suceda en México la derrota de Chile.
Sin embargo, ese optimismo, quizá no radica en el buen desempeño, sino en la captura de las instituciones de la transición democrática que dan una ventaja que no tuvo, ni buscaría tenerla, la izquierda chilena, por institucionalidad democrática.
Para comprobarlo basta leer a Jeannette Jara, la candidata presidencial de la coalición “Unidad por Chile”, sobre su derrota en segunda vuelta ante el republicano José Antonio Kast.
“Hoy día la democracia habló fuerte y claro… -comenzó diciendo la también exministra del Trabajo para cerrar con cortesía democrática- Hace pocos minutos me comuniqué con el Presidente electo José Antonio Kast para desearle éxito por el bien de Chile y de todas las personas que viven en nuestro país. Lo hice porque estoy convencida de que nuestra democracia se fortalece cuando respetamos la voluntad ciudadana, especialmente en los momentos difíciles, porque es la derrota donde más se aprende”.
En clave de juego democrático, la reflexión de la Presidenta Sheinbaum tendría que estar basada en la indispensable “incertidumbre democrática”, en la voz de las urnas.
Pero en el imaginario de Palacio Nacional no parece existir incertidumbre cuando tiene una visión más bolivariana que chilena; más cerca de Petro y Maduro que de Boric y Lula.
El optimismo de la Presidenta Sheinbaum está anclado en la idea de la invencibilidad de la coalición gobernante que tiene una estructura clientelar operando y están ganadas las instituciones electorales, lo que, en un escenario competitivo, como el que se prefigura para 2027, podría significar la diferencia entre ganadores y perdedores a nivel de los distritos electorales federales y los 16 gobiernos estatales y los cientos municipales.
Eso, sin contar, con lo que pueda favorecer la nueva Ley Electoral diseñada no en el consenso, sino en clave de partido hegemónico, como lo hacía el PRI, bajo el principio de: “quien hace la Ley, hace la trampa”.
Sin embargo, en política electoral nada es definitivo, los humores públicos son veleidosos como los vimos en este año en varios países latinoamericanos, donde liderazgos y partidos como los de Evo Morales, Rafael Correa o Cristina Kirchner, han sido derrotados ampliamente por candidatos de centro derecha y esta avalancha de derrotas podría tener algún efecto domino en el comportamiento electoral mexicano.
La evidencia permite formular esta hipótesis cuando existe un bajo rendimiento en salud y materia de seguridad, déficit en la lucha contra corrupción y una inquietante inestabilidad por un bajo crecimiento económico.
Y, también, juega, el factor psicológico sobre todo cuando se ve un final de ciclo político y la evidencia lo indica contundentemente en Ecuador, Bolivia, Argentina, Honduras, Chile.
Y en eso, será importante, el trabajo de la oposición en un caldo de cultivo favorable para aprovechar los pasivos de los gobiernos de la 4T y lo que puedan aprender de los triunfos opositores en otros países para aumentar sus posibilidades de éxito electoral.
Además, no hay que olvidar que en la elección de diputados federales en 2024 la oposición toda junta obtuvo el 44 por ciento de la votación emitida y hoy, las condiciones para hacer un contra relato esperanzador.
También, es de tomar en cuenta la presencia activa de Trump en la escena electoral latinoamericana como lo reclama Xiomara Castro, Presidenta de Honduras, que desconoce los resultados electorales bajo el argumento que el Presidente estadounidense se metió, opinando, en la elección presidencial.
También, también la izquierda peronista en la elección del Poder Legislativo argentino algunos analistas vieron que Trump había sido decisivo en el resultado cuando condicionó un préstamo de 20 mil millones de dólares a que triunfara la coalición de la Libertad Avanza.
Y este tipo de coacción del voto probablemente podríamos verla en el corto plazo Brasil, Colombia en 2026 y en el mediano plazo México en 2027, por razones estratégicas y será, muy importante, seguir las presiones previas a las negociaciones del T-MEC porque podría ser el insumo en la atmósfera electoral.
Estados unidos, en esa negociación, buscará equilibrar su balanza comercial con México, lo que podría significar vender menos o un mayor incremento de los aranceles estadounidenses.
En esas condiciones adversas, las narrativas de justicia social podrían llegar a un punto insostenible que atizaría la inconformidad y aumentaría el riesgo de una mayor conflictividad social y política terminando por complicar los márgenes de actuación del Gobierno.
Claro, también, será importante lo que haga la oposición partidaria especialmente si se fragmenta por no tener una bandera política común y cada uno de sus partidos iría por lo suyo y los partidos de nueva creación, especialmente, Somos México, tendrá que cumplir con el derecho de admisión con el mismo o el nuevo umbral electoral de la nueva legislación electoral.
En definitiva, el varapalo electoral en serie al progresismo latinoamericano lo ha dejado mal parado y frente a los comicios que vienen en los siguientes años son todo un desafío para izquierdas y derechas, y las elecciones intermedias de 2027 no serán fáciles para el oficialismo por el marcado desgaste en el ejercicio de gobernar, o sea, aun con todo eso o por eso, podríamos tenerlas en México con incertidumbre como lo fueron las chilenas.
LEER
VER MENOS
19-12-2025 - 12:05 am
Muchas veces, las personas evaluadas en, por ejemplo, las "mañaneras", no son asépticos ciudadanos que dicen luchar contra la corrupción, sino personajes con un pasado no muy halagüeño, y que han pertenecido y aún pertenecen a grupos de poder sumamente cuestionables. Ése es el caso de la señora María Amparo Casar, y hay que decirlo con firmeza: describir a esta persona como "periodista crítica" y suponer que ésa es la razón por la que se le investiga hoy desde la FGR, no es un argumento, es un vil chantaje.
LEER
VER MENOS
19-12-2025 - 12:04 am
El hombre naranja ya metió su nariz en los comicios de Bolivia, Argentina, Honduras y Chile, para inducir y presionar las votaciones en favor de candidatos de ultraderecha que simpatizan con el imperio y están dispuestos a someterse a los caprichos de Donald Trump, pero particularmente, abiertos a entregar sus riquezas naturales y su soberanía a los caprichos del gobierno gringo.
Las riquezas naturales de América Latina y el Caribe siguen siendo el más apetecido botín para el imperio más depredador de la historia de la humanidad. Por eso las amenazas y agresiones de Donald Trump, el abusivo, procaz y arrogante Presidente de Estados Unidos contra los mandatarios de países que resisten y defienden la soberanía de sus naciones como son los casos de Venezuela, Cuba, México, Brasil y Colombia. Nuestra región concentra un porcentaje muy importante de las reservas mundiales de petróleo, gas natural, minerales críticos fundamentales para la transición energética, como el litio; además de cobre y tierras raras, elementos químicos esenciales para nuevas tecnologías y aplicaciones modernas en electrónica, semiconductores, energías renovables, vehículos eléctricos y armamento de última generación, según establece la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en informes publicados entre 2023 y 2025.
Hasta el martes 16 de diciembre del 2025 la cadena estadounidense de noticias CNN había documentado 25 botes destruidos y 95 personas asesinadas por órdenes de Donald Trump, en aguas del Mar Caribe y en el Océano Pacífico. Ejecuciones extrajudiciales, en franca violación al derecho internacional y a los derechos humanos, cometidos en forma sistemática desde el 2 de septiembre del 2025, en aguas internacionales, contra embarcaciones que presuntamente transportaban narcóticos, según ha dicho el gobierno de Estados Unidos sin haber presentado, hasta la fecha, alguna información que corrobore o justifique sus afirmaciones.
Habría que recordar que el miércoles 10 de diciembre del 2025 todos los medios de información del planeta dieron testimonio de que barcos de guerra estadounidenses interceptaron un buque petrolero frente a las costas de Venezuela. “Acabamos de incautar un petrolero frente a la costa de Venezuela, un petrolero grande, muy grande; de hecho, el más grande que se haya incautado jamás", declaró el Presidente estadounidense, Donald Trump, en una conferencia en la Casa Blanca. El gobierno de Venezuela calificó la acción estadounidense como “un robo descarado y un acto de piratería internacional que responde a un plan deliberado de despojo de nuestras riquezas energéticas".
El martes 16 de diciembre del 2025, con la arrogancia y la grosera insolencia que caracteriza al sátrapa estadounidense, Donald Trump publicó un mensaje en su red social: “Venezuela está completamente rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica. Esta sólo crecerá, y la conmoción para ellos será como nunca antes la han visto, hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron previamente”.
Y el ladrón que representa los intereses de la nación más voraz y depredadora de la historia agregó: “Estados Unidos no permitirá que criminales, terroristas ni otros países roben, amenacen o dañen a nuestra nación, ni permitirá que un régimen hostil se apodere de nuestro petróleo, tierras ni ningún otro activo, todo lo cual debe ser devuelto a Estados Unidos inmediatamente”.
El hombre naranja ya metió su nariz en los comicios de Bolivia, Argentina, Honduras y Chile, para inducir y presionar las votaciones en favor de candidatos de ultraderecha que simpatizan con el imperio y están dispuestos a someterse a los caprichos de Donald Trump, pero particularmente, abiertos a entregar sus riquezas naturales y su soberanía a los caprichos del gobierno gringo.
¿Por qué le interesa tanto al imperio tener en América Latina gobiernos títeres, de extrema derecha, que comulguen con sus intereses y los intereses de una oligarquía empresarial que pretende dominar al mundo? Porque en América Latina y el Caribe se concentra una parte importante de los minerales críticos para la transición energética. Por ejemplo, Chile cuenta con el 31.3 por ciento de las reservas mundiales de litio, Argentina con el 13.3 por ciento y Brasil con el 1.3 por ciento. Con respecto al litio, México posee reservas que ascienden a 1.7 millones de toneladas, lo que le ubica como el noveno país del mundo con el 1.9 por ciento y el tercero en América Latina, sólo superado por Chile y Argentina.
La Universidad de Chile explica que el litio se utiliza como un elemento energético, en almacenamiento de energía, en la fabricación de baterías y tecnología termosolar, en la eficiencia energética y en la producción de reactores para generar energía, se advierte en el informe 2025 sobre Inversión Extranjera Directa, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Nuestra región se ubica como la segunda productora mundial de litio, con una participación del 33 por ciento. Chile se destaca como segundo productor mundial de litio, con el 20.8 por ciento, mientras que Argentina es el cuarto productor mundial de litio con el 7.6 por ciento, y el Brasil el quinto, con el 4.2 por ciento.
Con respecto al cobre, Chile posee el 19.4 por ciento de las reservas mundiales, Perú el 10.2 por ciento y México el 5.4 por ciento. Estima la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que la región es la principal productora de cobre de mina del mundo, con una participación del 38 por ciento. Chile es el primer productor mundial de este mineral, con el 23.7 por ciento, y Perú el segundo, con el 10.2 por ciento de la producción mundial de cobre.
En el caso de las tierras raras, Brasil se posiciona como el segundo país con mayores depósitos del mundo, con el 23 por ciento, sólo superado por China. Las tierras raras son elementos químicos esenciales para nuevas tecnologías y aplicaciones modernas en electrónica, semiconductores, energías renovables, vehículos eléctricos y armamento de última generación.
Estados Unidos está muy interesado en doblegar al gobierno de Venezuela e imponer un gobierno títere por una razón económica muy simple, pero al mismo tiempo muy abusiva y mezquina. La región de América Latina y el Caribe cuenta con importantes reservas de petróleo y gas natural, la mayoría de las cuales se concentran en la República Bolivariana de Venezuela y el resto en unos pocos países, sobre todo la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana, México, Perú, Surinam, y Trinidad y Tobago. La República Bolivariana de Venezuela posee el 17.5 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, las más importantes de todo el planeta, y los demás países de la región, el 1.5 por ciento. La relación entre reservas y producción indica actualmente que la región podría producir crudo durante 113 años más como máximo.
La situación es similar en el caso del gas natural. La República Bolivariana de Venezuela posee el 3.3 por ciento de las reservas mundiales de gas natural, y el resto de la región, el 1.0 por ciento. Nuestra región presenta una relación entre reservas y producción relativamente cómoda, de por lo menos 42.4 años, se concluye en el informe Panorama de los Recursos Naturales en América Latina y el Caribe 2023, publicado por la División de Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Este miércoles 17 de diciembre del 2025, por la tarde, Donald Trump insistió: “Recuerden que nos quitaron todos nuestros derechos energéticos. Nos quitaron todo nuestro petróleo no hace tanto. Lo queremos de vuelta. Nos quitaron nuestros derechos petroleros, a pesar de que hay mucho petróleo allí, como saben, expulsaron a nuestras empresas, y lo queremos de vuelta”.
En el mismo tono, Katherine Dueholm, Subsecretaria Adjunta Principal del Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, dijo al comparecer ante el Senado de su país, que “el Departamento de Estado continúa presionando a México para que desempeñe un papel regional constructivo alineado con los objetivos de la política exterior de Estados Unidos".
Y desde lo más profundo de su arrogancia, desafiando la memoria de los agravios que Estados Unidos le ha infringido a México, la funcionaria estadounidense agregó: "Desafortunadamente, al apegarse a su política exterior no intervencionista, tal como establece su Constitución, la actual Administración [de Sheinbaum] ha actuado con frecuencia de maneras que contradicen lo que consideramos nuestros valores compartidos y los objetivos de Estados Unidos. Esto incluye, su apoyo al régimen cubano, brutal, corrupto y económicamente disfuncional".
Siempre acosado por el imperio, víctima de sus apetitos y su arrogancia, así se ha escriturado la historia de la nación mexicana. Hemos caminado durante más de dos siglos por terrenos muy accidentados, agrestes, peligrosos, y a pesar de todo, el país ha salido adelante en busca de su propio futuro, por encima de las acechanzas externas y las traiciones internas, que casi siempre llegan juntas. La historia de nuestro país es la de un pueblo rabiosamente fuerte y digno, con un celo salvaje por su libertad e independencia.
De 1833 a 1855 el país padeció la dictadura de su “Alteza Serenísima”, Antonio López de Santa Anna, quien ejerció el poder durante nueve periodos. En esa época, México enfrentó la guerra con Estados Unidos, declarada por el Presidente estadounidense James J. Polk, el 25 de abril de 1846, por la disputa del territorio de Texas. Ese conflicto terminó el 10 de marzo de 1848, con la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo, en los que nuestro país fue despojado de la Alta California, Nuevo México y Texas, a cambio de 15 millones de dólares, precio impuesto a punta de bayonetas y estruendo de cañones. Desde entonces, el imperio ha mostrado sus amenazantes dientes y sus siempre insanos apetitos.
La siniestra sombra del imperio estuvo en la conjura que en 1913 apoyó la rebelión de Bernardo Reyes y Félix Díaz, quienes el 17 de febrero apresaron al Presidente constitucional Francisco I. Madero, el “Apóstol de la Democracia”, y al Vicepresidente José María Pino Suárez, quienes con la complacencia y complicidad del Embajador estadounidense Henry Lane Wilson, fueron asesinados en la noche del 22 al 23 de febrero, por órdenes del chacal Victoriano Huerta, que con el aval del Gobierno de Estados Unidos usurpó el poder.
El riesgo es muy grande para México y América Latina. Habría que observar en nuestro país, con mucha atención, a los traidores que nacieron con corazón gringo, inspirado en la presunta gracia divina, ellos, los exquisitos y los acaudalados, los que se asumen como gente decente y de bien, que comparten las certezas del destino manifiesto, que por derecho, deber y mandato divino, tiene escriturada la supremacía del gobierno de Estados Unidos desde Alaska hasta tierra del fuego. Esos vendepatrias son mucho más peligrosos que los enemigos que potencialmente podrían invadir nuestro territorio para robarse las riquezas naturales de nuestra patria.
LEER
VER MENOS
Opinión en video
Opinión en video

