Artes de México

REVISTA ARTES DE MÉXICO | 400 años de Cervantes en México

03/03/2018 - 12:03 am

En la dedicatoria al Conde de Lemos de la segunda parte del Quijote, Cervantes le informa a su mecenas que: “El grande emperador de China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió […] suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote”.

Por Emanuel Bravo Gutiérrez

Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).-La historia tenía como fin crear una hiperbólica ilustración de la lealtad que tiene el autor hacia el Conde de Lemos —porque a la petición del emperador viene un rotundo rechazo. Sin embargo, el tiempo convirtió esas palabras en una profecía y la fama de su obra se extendió por todo el orbe: el 25 de febrero de 1605, a bordo del navío San Pedro y Nuestra Señora del Rosario de la flota de Tierra Firme, viajaban recién impresos cinco ejemplares de la Primera parte de Don Quijote hacia la recién fundada Nueva España. Tanto gustó la obra que no pasó más de un mes para que se embarcaran en cantidades mucho más generosas. Génesis de la afición por una locura repartida entre dos protagonistas que hizo que uno de sus lectores proclamara: “¿Por qué relegar de portada adentro a Sancho, siendo así que vale casi tanto como su amo?”. Así, queda en estas actas mercantiles que no se llevan embalados libros de Don Quijote, sino Don Quijote y Sancho Panza. Desde este momento vemos una diferencia en la manera en que se leía desde este lado del Atlántico. Un lector acaso más democrático, más renuente a la aceptación de las jerarquías y que exige un mismo honor al amo como al siervo.

Cómo fue recibida la obra en México, su representación pictórica y teatral, el impacto que tuvo en el pensamiento novohispano y su lugar en la literatura contemporánea son las coordenadas que ordenan el nuevo libro de la editorial Artes de México: 400 años de Cervantes en México.

Barco de versos en el que viaja Cervantes con otros poetas españoles, en Viage al Parnaso. Madrid: Antonio de Sancha, 1784.

Lo primero que sorprende al tener este libro entre manos es la cuidadosa selección que reunió, en un solo espacio, diferentes perspectivas, opiniones e ideas en torno a la obra cervantina a través de textos de reconocidos escritores, investigadores, académicos, filólogos, y, a su vez, de una gran cantidad de ilustraciones de artistas que a lo largo de estos cuatro siglos, han buscado representar la imagen del Ingenioso hidalgo de las maneras más fieles o variopintas posibles.

Explicar el Quijote para explicarnos, encontrar las claves de nuestra identidad a partir de la lengua y a partir de ella reconfigurar el orden impuesto por la realidad y la Historia. Si bien como se declara en la contraportada: “desde hace 400 años, México ha sido una parte de algún lugar de La Mancha”, el libro permite ahondar y cuestionar la naturaleza de esta afiliación.

Los textos que corren a cargo de Antonio Alatorre, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Amado Nervo, Sergio Pitol, David Huerta, José Emilio Pacheco, Rafael Vargas, entre tantos otros, buscan establecer distintas problemáticas como la filiación de Cervantes y Sor Juana en el texto de Julio Ortega: La hipótesis del barroco; en Cervantes en el arte mexicano de José Rojas Garcidueñas, se nos hace una cronología detallada que parte del vistoso episodio de una mascarada ocurrida la noche del domingo 24 de enero de 1621 en la que Don Quijote y Sancho Panza hacen aparición pública en medio de una corte de enmascarados por las calles de la Ciudad de México.

“Don Quijote preso en la jaula”, Gustave Doré, en L’Ingénieux hidalgo don Quichotte de la manche. París L. Hachette et C., 1858.

Cada lectura parte de distintos puntos, y por ello la riqueza de este libro —no sólo interés filológico o histórico—. Existen lugares más cercanos para hablar como pueden ser los recuerdos infantiles; en el texto de José Emilio Pacheco: De otra realidad llamada el Quijote, se nos narra de manera vívida su primer contacto con la obra a través del recuerdo de una visita a Bellas Artes para ver una representación teatral para niños. Juan José Arreola en su Teoría de Dulcinea recrea una imagen melancólica de un hombre lleno de despropósitos, incapaz de confesar lo que siente y que vuelca en las páginas y las letras lo que no puede conseguir a través de la carne.

A menudo resulta abrumador acercarse a lo que se ha dicho sobre Cervantes y su obra, bibliotecas enteras podrían llenarse con los libros que han desmenuzado hasta el mínimo punto y aparte de cada capítulo. Sin embargo, al concluir la lectura de 400 años de Cervantes en México obtenemos una visión profunda del panorama crítico de una de las obras que revolucionó (y continúa haciéndolo) la literatura universal desde una geografía compartida que tuvo que conformar a sus protagonistas a partir de otras necesidades imaginarias.

“Retrato de Cervantes”, José del Castillo, en El ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha, Joaquín Ibarra (ed.). Madrid: Real Academia de la Lengua Española, 1780.

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