LAS PATRONAS: 20 AÑOS DE DAR TODO A CAMBIO DE NADA

06/02/2015 - 12:00 am

“Las Patronas” es un grupo de 14 mujeres que el próximo 14 de febrero cumplirán 20 años dedicadas a alimentar a los migrantes centroamericanos que todos los días pasan por Amatlán, Veracruz, montados en el tren llamado “La Bestia”, con la ilusión de encontrar un mejor futuro en Estados Unidos. Ahí llegan guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, salvadoreños, en su mayoría, siempre con hambre y buscando un lugar para descansar.

Para las integrantes de la organización este es un momento peligroso para  los migrantes, no sólo porque en su camino al sueño americano se han vuelto víctimas del llamado “Plan Sur” del Estado mexicano, desplegado en los límites entre Guatemala y Chiapas, y donde ahora operan 600 elementos reforzando esa frontera, lo que los obliga a buscar caminos donde están expuestos a peligros mayores que van desde la delincuencia organizada hasta animales, agua contaminada e inclemencias del tiempo.

Por estos días, dicen sus responsables, esperan las visitas de muchos políticos, pero no porque quieran ayudar a la causa sino porque en año electoral buscan a los migrantes y a los grupos que los protegen para hacer proselitismo.

En 2013, Las Patronas se hicieron acreedoras del Premio Nacional de Derechos Humanos, lo que ayudó a que más agrupaciones, incluso la prensa extranjera, conocieran su labor. Esto, opinan,  ha ayudado a concientizar a una mayor parte de la población sobre la situación de indefensión en la que se encuentra el migrante, y las nulas condiciones de seguridad que les ofrece el gobierno de México.

Foto: Cuartoscuro
En Amatlán, Veracruz, “Las Patronas, un grupo de mujeres de diferentes edades, realiza todos los días una labor altruista en favor de los migrantes. Foto: Cuartoscuro

Por Laura Rojas, especial para SinEmbargo

Amatlán, Veracruz, 6 de febrero (SinEmbargo/blogexpendiente).– En medio de la situación de inseguridad, violencia e injusticia social que vive la Nación y también el estado de Veracruz, existe un grupo de mujeres que no se cansa de trabajar por los migrantes de Centroamérica, que diariamente pasan por estas tierras en busca del “sueño americano”: son Las Patronas, quienes el próximo 14 de febrero cumplirán 20 años de servicio.

Es un quinto de siglo dedicado a ayudar a gente desconocida, por el puro gusto y la esperanza de saber que algún día puede terminarse este problema, considerado grave por instancias internacionales, y alimentado por la desigualdad, la injusticia y la pobreza extrema, denuncian las propias activistas.

Conscientes de que la migración no sólo se vive en nuestro país, sino también en otras naciones, en otros continentes, como África y Europa, Las Patronas han peregrinado por varios lugares para llevar el mensaje de dar sin recibir nada a cambio.

Hoy, la situación que vive el país y el estado, en poco o nada ayudan a solventar este fenómeno, más cuando políticos y candidatos a puestos de elección popular sólo llegan a los albergues de migrantes en tiempos electorales, para prometer ayuda y luego ya no vuelven, ya no cumplen su palabra. Así esperan volver a verlos este año, porque ya empiezan a oírse los pasos de los candidatos, que empiezan a engrasar “la maquinaria” para salir con todo por un puesto público.

Dentro de las celebraciones que preparan Las Patronas por sus dos décadas de existencia como grupo civil, se encuentran actividades, como la misa que vendrá a oficiar el obispo de la Diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera. Por eso han pedido al Alcalde Amatleco, Miguel Ángel Castro Rosas, que al menos mande a reparar las luminarias inservibles que han en la entrada de su albergue.

La ocasión ha provocado también la llegada de visitantes, especialmente periodistas extranjeros, interesados en conocer y difundir la obra de este grupo de mujeres.

Reporteros de la televisión pública de Bélgica visitaron el albergue hace unos días, para realizar un documental; también el corresponsal holandés Jan Albert Hootsen vino a elaborar un extenso trabajo, y de paso lamentó públicamente la situación en que vive la libertad prensa en Veracruz y el mundo entero.

Las Patronas es un grupo de 14 mujeres que desde hace casi 20 años se dispusieron dar de comer a los centroamericanos que iban de paso en el tren, mejor conocido como “La Bestia”, con la ilusión de encontrar un mejor futuro en los Estados Unidos. Por Amatlán pasan guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses, salvadoreños, en su mayoría, siempre con hambre y buscando un lugar para descansar.

La tarea no ha sido fácil, pero son ya dos décadas, una lucha que las llena de orgullo por servir todos los días, desde que amanece y hasta que anochece, siempre pendientes del paso de los indocumentados, esperando a las orillas de las vías con varias cajas y carretillas repletas de “lonches” y botellas con agua que, previamente, han sido acondicionadas con gazas de hilo, a fin de que los migrantes puedan sujetarlas.

En la tarde o ya entrada la noche se escucha el silbato del tren y es cuando las mujeres se aprestan a movilizarse para entregar la ayuda, y hacerlo rápido, pues son pocos minutos o quizás segundos en los que pasa la “La Bestia”, y tal vez muchos migrantes se queden sin el alimento.

Aquí no hay pago, no hay gratificación, ni compensación, mucho menos premio. La recompensa es saber que los hermanos tendrán algo, si acaso, para mitigar su hambre en su peregrinar incierto, lleno de peligros por el riesgo de caer del tren y morir o ser asaltado y hasta asesinado.

Norma Romero Vázquez, coordinadora del grupo de Las Patronas, con su rostro cansado, pero firme y orgullosa de servir como dice, anuncia que “Raúl Vera, Obispo de Saltillo, Coahuila, llegará el día 14 de febrero para oficiar la misa, además de que se va a hacer una procesión con un diálogo de sacerdotes y un diálogo de voluntarios que han estado sirviendo al comedor”.

A nombre de los 14 voluntarios que integran la organización expone  que “nos estamos organizando para dar gracias a Dios de que nos haya dado la oportunidad de conocer lo que es el amor al prójimo, porque muchas veces lo desconocemos, pensamos que ir a la iglesia es lo más importante; pero lo que Dios quiere de nosotros es el compromiso hacia aquel que sufre y tiene necesidades, como los migrantes”.

”ES UN ORGULLO”: NORMA

Norma Romero, la octava de 12 hijos del matrimonio que formaron Crisóforo Romero y Leonila Vázquez, cuenta que estos 20 años han sido de lucha, de cosas malas y cosas tristes porque los gobiernos no hacen nada para resolver el problema y por eso siempre habrá migración. Sin embargo, para ella y sus colaboradoras es un orgullo servir a los migrantes en su paso por Las Patronas.

Cuenta que desde 1995, año en que empezó a trabajar por los migrantes, no ha descuidado a su familia. Hoy su hijo Yasef tiene 22 años y estudia la carrera de Derecho. Su esposo Faustino Figueroa, quien tiene seis años de fallecido, siempre la alentó a trabajar por esta causa, con la recomendación de tener cuidado porque antes ayudar a los migrantes era un delito.

“Yo creo que para hacer esta labor tenemos que estar al pendiente de nuestros hijos. Mi esposo siempre me decía que me cuidara, porque antes ayudar al migrante era un delito”, relata.

El terreno donde se construyó el albergue se lo dio su padre, Crisóforo Romero. “Esta casa yo la hice, pero nunca pensé en qué la iba yo a ocupar. Los migrantes son personas que vienen, descansan, se bañan y se van. Todo lo comparto, porque no es mío, no somos dueños de nada”, afirma la activista, quien dice no agotada a sus 44 años de edad.

“Yo vine a este mundo a servir, no a estar postrada viendo quien pasa; ando predicando, actuando, porque Dios quiere compromiso, eso lo aprendí desde 1996, aquí es de tener acción”, afirma.

Ella ha trabajado al lado en el grupo de 14 mujeres, incluidas sus hermanas Rosa, Bernarda, María Antonia y Sonia, así como su madre Leonila.

Menciona que “cumplir 20 años se dice fácil, pero hemos tenido bastante aprendizaje, de parte de Dios y de los migrantes que nos han enseñado que no importa cuántas veces se caigan, pero se levantan”.

Estos 20 años, agrega, “significan mucha lucha, mucha entrega y sobre todo mucha satisfacción como persona, como mujeres, ha habido malos momentos, buenos momentos, tristes momentos, pero eso no quiere decir que lo vamos a dejar de hacer. Mentras la migración exista, aquí estaremos, la migración es un tema mundial, que no creo que se acabe, porque nuestros gobiernos no se ponen a pensar en la situación”.

Al hablar del fenómeno migratorio del que se han ocupado ella, sus ocho hermanas y su madre, explica que “la gente que está saliendo es por la necesidad de no tener trabajo, para sostener a sus familias, eso hace que la gente sufra, no sólo aquí en México, sino en Centroamérica, unos en la “bestia” y otros en lancha, como los africanos. Mientras no haya trabajo, mientras no haya oportunidades, habrá migración; si hubiera más educación otra cosa sería, los jóvenes están mal porque no hay becas, no hay trabajo, no hay deporte, lo que como mujeres nos preocupa porque los países están exportando jóvenes”.

”LA GENTE DEL CAMPO ESTÁ JODIDA”

En Amatlán, Veracruz, reparten todos los días cientos de paquetes de alimentos para los migrantes que viajan hacia EU. Foto: Cuartoscuro
En Amatlán, Veracruz, reparten todos los días cientos de paquetes de alimentos para los migrantes que viajan hacia Estados Unidos. Foto: Cuartoscuro

Norma también es productora de caña, abastecedora del ingenio San Nicolás, donde alguna vez su esposo fue dirigente; pero lo que obtiene como ganancias, al igual que miles de cañeros, no es suficiente para atender sus necesidades.

“Lo que nos da tristeza es que la gente del campo está viviendo cosas muy difíciles y como mujeres queremos que ojalá y los gobiernos volteen a vernos, los apoyos deben de llegar a quienes verdaderamente están trabajando, no que se queden en el camino”, exige.

“A lo menos los cañeros estamos esperando el apoyo que nos van a dar por Sagarpa [Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación], anunciado desde octubre, y no nos los han dado; ya metimos los papeles desde hace ratito, y no tenemos esa ayuda. Lo que nos dan es irrisorio: son mil 500 [pesos] por hectárea y con eso no podemos seguir manteniendo el campo, eso no alcanza ni para dos bultos de fertilizante”.

En defensa de la gente del campo dice: “Esa gente es la más valiosa porque de ella comemos miles y miles de familias, y es importante que los gobiernos volteen a ver a esa gente; pero sobre todo que valoren a cada productor”.

Ojalá y nuestros gobiernos volteen a vernos, insiste, “que no sean indiferentes, ya que hay mucha gente pobre que solo quiere tener un buen trabajo, bien remunerado, los sueldos están muy mal y no alcanza el dinero para la comida, el vestido, la educación, están jodidos tanto los empleados como campesinos”.

LOS OJOS DEL MUNDO ESTÁN SOBRE VERACRUZ

Las Patronas quieren que estos 20 años sirvan para que las personas vean que lo que se da tiene recompensa: “Nosotros hasta ahorita nunca nos hemos quedado sin comer, porque mientras das, más se te multiplica”.

Ha venido gente de muchos países a ver lo que se está haciendo. Ha venido gente de Egipto, de Colombia, de Siria, de Finlandia vino una periodista, también de Bélgica y Holanda están aquí, cuenta.

“Somos un grupo de mujeres que no recibimos remuneración; pero estamos contentos con lo que hacemos y toda la gente que ha colaborado se siente feliz, podemos verlo en los comentarios. La pregunta es por qué gente de otros países viene a ver lo que muchos no quieren ver, o no quieren entender”. Nosotros hacemos la comida, y damos pláticas en universidades, hacemos talleres a organizaciones, vamos a estar en Sonora, la gente nos llama para ir a dialogar con ellos”, comenta en la entrevista.

Por ejemplo, en mayo pasado, Norma visitó Londres, Inglaterra, y plantea: “También fui a Madrid, quienes nos invitan son los que nos pagan y nosotros vamos a dar el mensaje; visitar Roma fue algo que sólo en sueños podría yo visitar, Dios es el que nos ha hecho ir allá, donde él anduvo predicando”.

Sin dejar el tema por un momento, narra: “Fui a hablar sobre el tema de la migración, lo que sucede aquí en México, lo están viviendo en otros países de África, como Rumania, Bangladesh, gente que está llegando a España por lanchas”.

Son 14 mujeres, entre ellas las cuatro hermanas: Rosa, Bernarda, María Antonia y Norma Romero Vázquez, junto con su madre Leonila Vázquez Alvízar y la “Patrona Mayor” que es la virgen.

Norma también recuerda: “La gente fue la que nos bautizó, la localidad es La Patrona, aquí se venera a la Virgen de Guadalupe, y entonces nos dijeron: ‘ustedes son las patronas’. Nosotros lo portamos con orgullo, la virgen es la mujer que ha caminado de la mano de los pobres, que ha visto por los pobres”.

Suena el tren junto al albergue. Norma comenta: “En estos 20 años yo creo que han sido miles y miles de migrantes los que hemos visto pasar por aquí, no sabemos cuántos más van a pasar porque no creo que el tema de la migración vaya a parar. Si los países de origen no tienen trabajo, la gente va a seguir subiendo”.

“Con los niños que hemos visto pasar nosotras como mujeres sentimos feo, porque ellos no tienen necesidad de viajar; pero esperamos en Dios que esto pueda parar algún día, que se queden en sus hogares, y que los mexicanos también se queden, que no se lleven los talentos, porque luego pasa que nos enteramos que en Estados Unidos un mexicano inventó esto y decimos que si le hubieran dado la oportunidad en México no se hubieran ido”.

Debido a la implementación del Plan Sur en la frontera con Guatemala y Chiapas, Norma comenta que se han cerrado las fronteras, ahora los migrantes están más expuestos, hay más de 600 elementos reforzando la frontera; pero eso no es una solución, porque los migrantes no van a dejar morir a sus familias, ellos le van a buscar, agrega.

Los presidentes, acusa la hermana Norma (como le llaman las mujeres que se encargan de prender el bracero y la estufa para cocinar los alimentos) deberían hablar con los gobiernos de Estados Unidos y México para otorgarles visas y permisos de trabajo; pero no hay interés, aunque pueden hacerlo, pero lo complican mucho, seguiremos escuchando más muertes, más desaparecidos y secuestrados”.

También, la activista lamenta que aunque hay leyes “quienes las hacen no las ejercen porque si las respetaran todo sería distinto: pero las leyes las hacen y las arrumban. Como colectivo, el objetivo es ver como se les puede apoyar a los migrantes”.

MIGRANTES INTERESAN SÓLO EN ELECCIONES

Cada vez que hay cuestiones políticas, se acercan los políticos, y después ya no los volvemos a ver, acusa la mujer.

“Aquí estuvo la Diputada federal Leticia López Landeros, Lety López, nos dijo que nos iba a ayudar, pero hasta ahorita no le hemos vuelto a ver la cara. Si cumplieran lo que prometen no habría tanto problema. Mejor que no prometan nada y las puertas de nuestros compañeros están abiertas para todos”, plantea un poco desanimada.

“Tuvimos ese acercamiento con la Diputada y también estuvo aquí el dirigente del partido AVE, Pepe Sierra, quien también vino; pero ya no lo volvimos a ver ni cuando fue regidor de Córdoba. Ya sabemos que eso así funciona y por eso ya sabemos que por acá los vamos a tener de nuevo este año, con lo de las elecciones”, comenta.

EL TRABAJO DIARIO

La labor en el campamento empieza desde muy temprano. Foto: Cuartoscuro
La labor en el campamento empieza desde muy temprano. Foto: Cuartoscuro

El trabajo para atender a los migrantes empieza a las 10 de la mañana y se prolonga hasta alrededor de las 9 de la noche, porque a las 10 pasa el último tren.

Las mujeres, antes de ir al albergue tienen que atender a sus hijos, darles de comer y despacharlos para la escuela. Es como una regla, que las mujeres que vienen a servicio primero tienen que atender su familia antes de salir de su casa: despiden al esposo, al hijo, por la mañana se dedican a su familia y luego vienen. Es el caso de  Rosa, quien tiene que ver el arroz, el frijol, porque hay que revisar el estado en que se encuentra la comida, no pueden dar comida descompuesta.

A últimas fechas, dicen, “el volumen de migrantes que pasan ha bajado por la vigilancia que ha habido en la frontera sur. El tren pasa a las 3 ó a las 6 de la tarde y hemos concientizado a los maquinistas para que bajen la velocidad y poder entregar los paquetes con comida; a los maquinistas también se les da un lonche y por eso bajan la velocidad”.

Romero Vázquez, precisa: “Somos un grupo de 70 albergues en todo el país, desde Chiapas: está el padre Alejandro Solalinde en Oaxaca, está Fray Tomás en Tenosique, el padre Germán en Huixtla, en Arriaga, Palenque, Medias Aguas, Coatzacoalcos, Tierra Blanca”.

Cuenta que la situación está muy difícil en Tenosique [Tabasco], ya que han baleado a migrantes, y por eso trabajan en la concientización a la sociedad civil, las universidades y al gobierno: “A nosotros nos duele la situación del migrante, por el hecho de que los maten, ya que lo único que quieren es pasar y entonces es algo muy doloroso”.

Norma comenta además que el grupo ha recibido capacitación en derechos humanos: “Agustín Pro [el centro especializado] es uno de los primeros que nos vino a dar talleres de diplomado, también gente de Puebla y Estados Unidos que trabaja en favor de los derechos humanos y con los abogados, porque hay mucha denuncia de los migrantes en otros estados, como Saltillo y Sonora, por ejemplo”.

Con el gobierno del Estado también se ha trabajado en equipo: “Con el INM hubo un encuentro con el Gobernador Javier Duarte y el licenciado Tomás Carrillo, quien se comprometió a ayudar”, por eso el grupo condenó el hecho de que hace unos días, en Córdoba, fueron detenidos 32 migrantes en un autobús.

Sobre el reconocimiento que les dio el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, Norma dice: “Ha servido de mucho porque de esa manera podemos defender los derechos de los migrantes; pero eso implica compromiso para trabajar en favor de los derechos de migrantes e indígenas”.

Las Patronas han invitado a su celebración a documentalistas, medios de prensa, estaciones de radio que han dado a conocer el trabajo, porque lo importante es servir y convivir, una motivación para seguir luchando, consideran.

Fueron a ver al Alcalde de Amatlán, Miguel Ángel Castro Rosas, para invitarlo al evento; pero además porque cerca del albergue hay unas lámparas que están fundidas, lo invitaron para que participe en el evento y también para que los apoye con las lámparas.

LA VIOLENCIA EN VERACRUZ

El periodista holandés Jan Albert Hootsen, corresponsal en varios países como Bélgica, Holanda y Estados Unidos, fue uno de los que recientemente llegaron a entrevistar a Las Patronas, y además ayudó a sus colegas de la televisión pública de Bélgica a realizar un documental sobre el mismo tema.

Jan, quien trabaja para el Trow Holanda y del portal Vocativ de Estados Unidos, vino a trabajar en calidad de productor con tres de sus compañeros de la televisión pública de Bélgica para hacer un reportaje de tres personas que están trabajando para el bien de la sociedad mexicana, comenta.

“También vamos a Acapulco, a entrevistar a los peritos forenses que están trabajando con los desaparecidos de Ayotzinapa, y de ahí vamos a Michoacán a entrevistar a un comandante de las autodefensas reales del sur del estado”, cuenta de entrada.

Si vamos a trabajar con el tema de migración, dice, qué mejor que hablar de Las Patronas. Hay albergues donde no quieren ayudar, pero el único lugar donde no sólo dan alojamiento y van más allá del trabajo es en Las Patronas, mujeres de campo y activistas, destaca.

Siendo periodista “me preocupo mucho por lo que le pasa a los colegas aquí en Veracruz, como Moisés [Sánchez], y la compañera Saida [Chiñas] de Notisur, que le quitaron su trabajo por criticar al gobierno. Yo, por ejemplo, estoy llevando un caso de desaparición casi igualito que lo que pasó en Iguala, lo que está pasando en Veracruz es igual de preocupante que lo que pasa en Michoacán y en Guerrero, pero la diferencia es que en Veracruz casi nadie sabe”, considera el corresponsal.

Esto es más preocupante, dice, “porque tenemos una situación aquí donde ciertos poderes fácticos; no voy a decir nombres, creo que todo mundo sabe quién es, están emitiendo una situación impunidad extrema, una situación de injusticia tremenda, no sólo los activistas, los periodistas, todo mundo aquí en México están bajo una amenaza fuerte”.

Acusa que “también hay una incidencia, una cobija de silencio sobre lo que está pasando en Veracruz, que es uno de los estados más importantes del país, tanto económica como culturalmente, y es una grosería para toda la República que no salga esa información, y yo digo que está mal Veracruz en ese sentido, ya que a mí en lo personal también me duele, porque me gusta el estado”.

Esta es una situación que se da por igual en toda la República, afirma el periodista: “Tú escoge el estado y yo te digo el caso, he pasado tres años en el estado de México y es lo mismo: el problema está encobijado; Coahuila, Tamaulipas que quizás es el peor y por la falta de medios libres, pero también están Michoacán, Guerrero y Chiapas, nómbrame el estado y yo te doy 100 casos”.

Jan vino a investigar un caso en Veracruz, “que por razones de seguridad mantengo en silencio, por seguridad de la gente no puedo mencionar porque tienen miedo, a lo mejor aquí ya se sabe, es algo similar a lo que pasó en Iguala”.

El periodista también vino en apoyo del camarógrafo Filit Huygelf y los reporteros Jorif Vemrost –el periodista más conocido de Bélgica, según Jan–, Rubi Vranckx, y Jan Bicke, todos de la UVRT.

Pese a las condiciones, el corresponsal saluda, de parte de los periodistas de Holanda y Bélgica, a los periodistas de Veracruz: “Que sepan que no están solos, hay gente aquí en México, pero también en el extranjero, que están pensando en ellos, que están en pensando en lo que pueden hacer por la libertad de prensa aquí Veracruz, que sufren, en eso estamos todos ustedes, igual que yo, tratando de resolver los problemas que tiene todo el mundo”.

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