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Su Dios, su lengua, su color de piel: todo pondrá en peligro a las minorías en el “América” de Trump

10/11/2016 - 12:07 pm

El pasado martes, Donald Trump recibió votos de minorías en su sorpresivo triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton, y aunque en su discurso triunfal hizo comentarios conciliadores sobre la unidad, además de que ha intentado retractarse de algunos de sus comentarios de campaña más duros, como el haber llamado “violadores” a los inmigrantes mexicanos, proponer una prohibición para que los musulmanes ingresen a Estados Unidos, y defender las deportaciones masivas, algunos de los ciudadanos de minorías que no votaron por el republicano dijeron que temen lo que les podrían deparar en los próximos cuatro años.

Por Jay Reeves

Alabama, EU, 10 de noviembre (AP) — A lo largo y ancho de Estados Unidos, muchos miembros de las minorías despertaron el miércoles bajo una realidad que apenas un día antes parecía una imposible pesadilla: Donald Trump, Presidente electo.

Tras una contienda que despedazó las normas de civilidad y moderación, el ascenso de Trump hacia la Casa Blanca con el abrumador respaldo de los blancos, dejó en algunos una pesimista sensación de que ahora habitan un país en el que ellos simplemente no importan. Incluso algunos se mostraron preocupados de que sus vidas podrían correr peligro debido al color de su piel, el Dios al que veneran o el idioma que hablan.

“Literalmente en estos momentos soy como un enemigo para el Estado”, dijo el activista de Black Lives Matter, Mercutio Southall, de 32 años y quien fue agredido por simpatizantes de Trump hace un año luego de interrumpir uno de los mítines del candidato en Birmingham.

Trump recibió votos de minorías en su sorpresivo triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton, y en su discurso triunfal hizo comentarios conciliadores sobre la unidad. Pero algunos de los ciudadanos de minorías que no votaron por el republicano dijeron que temen lo que les podrían deparar los próximos cuatro años.

“Parece que volveremos a la parte trasera del autobús”, dijo el miembro de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Raza Negra (NAACP por sus iniciales en inglés), George Rudolph, de 65 años, un veterano de la Guerra de Vietnam y cuya esposa, Sarah, resultó herida en el ataque del Ku Klux Klan con explosivos contra una iglesia de Birmingham en 1963, en el cual murieron cuatro niñas de raza negra.

Rudolph dijo que la elección de Trump evoca a una época décadas atrás en la que el gobernador segregacionista de Alabama, George Wallace, arengaba a las multitudes con discursos similares.

En Los Ángeles, horas después de que Trump se proyectara como el próximo Presidente, Martha Arévalo, del Centro de Recursos para Centroamérica, dijo que su oficina ya recibía llamadas de inmigrantes que temían ser objeto de deportación bajo el mandato de Trump.

“Es muy, muy aterrador para nuestras familias, y tienen miedo”, dijo Arévalo, directora ejecutiva del centro. “Lo que les decimos es que seguiremos en la lucha y seguiremos tratando de protegerlos lo más que se pueda”.

La naturaleza del voto dividido es parte de las preocupaciones. Luego de prometer “hacer nuevamente grande a Estados Unidos” — lo que para algunos suena como el llamado al retorno del país a una época en la que los blancos estaban a cargo de casi todo — Trump obtuvo la presidencia con un abrumador respaldo de los hombres de raza blanca. Las encuestas de salida y los registros no oficiales reflejaron que sus seguidores eran personas mayores, en su mayoría hombres, y en una proporción abrumadoramente blanca, en comparación con las personas que votaron por Clinton.

Clinton obtuvo el apoyo de una coalición diversa similar a la que eligió en dos ocasiones como Presidente a Barack Obama. Atrajo a las mujeres, los jóvenes y las personas de distintas razas en cantidades que podrían, de hecho, otorgarle la mayoría del voto popular nacional y, al mismo tiempo, hacerle perder la contienda electoral.

En la Universidad Central de North Carolina en Durham, Jamon Carlton dijo que aún no averiguaba cómo es que Trump había ganado en un país que parecía albergar esperanza y la inclusión de todos hace tan solo ocho años. Le preocupa que la victoria de Trump desenmascare a los intolerantes de armario y eso lleve a despliegues de ira más peligrosos.

“Podría convertirse en una situación de conflicto. Espero que no lleguemos a eso”, dijo Carlton, quien votó por Clinton.

Bennett McAuley y Derrick Swick, una pareja gay-transexual de Durham, dijo que se sienten particularmente vulnerables a tan solo unas semanas de que Trump tome el poder. “Vamos, soy un hombre blanco y esta es una mañana realmente incómoda”, comentó Swick.

Apenas horas después de la elección de Trump, el líder de la congregación islámica más grande de Alabama, dijo que despertó con los mensajes de mujeres musulmanas preocupadas sobre su seguridad al utilizar sus vestimentas religiosas en público.

“Las personas en redes sociales y otros medios están preocupadas sobre todo eso de prohibir a los musulmanes y obligarlos a registrarse, hay mucha preocupación”, comentó Ashfaq Taufique, presidente de la Sociedad Islámica de Birmingham.

Trump ha intentado retractarse de algunos de sus comentarios de campaña más duros, como el haber llamado “violadores” a los inmigrantes mexicanos, proponer una prohibición para que los musulmanes ingresen a Estados Unidos, y defender las deportaciones masivas. Su discurso triunfal mantuvo un tono más conciliador, lo que para algunos es alentador, mientras que Clinton reconoció que Trump se ganó el derecho a gobernar.

“Le debemos el tener una mente abierta y el otorgarle una oportunidad de liderar al país”, dijo en su discurso en el que concedió la derrota.

Imelda Salazar, una organizadora de derechos a favor de los inmigrantes en Chicago, aún no llega a ese punto. Rompió en llanto al tocar el tema de la victoria de Trump.

“No he dormido. Estoy triste. Estoy enojada y todo lo demás”, reconoció. “Pero lo que más me llama la atención es que no estoy sola”.

Javier Benavidez, director ejecutivo del Proyecto de Organización Suroeste en Albuquerque, New Mexico, dijo que es posible que los activistas realicen manifestaciones pacíficas cada que Trump visite el estado como presidente. Por ahora, planean una ceremonia amerindia de sanación, como reacción a la campaña electoral.

“Enfrentarse a este nuevo terreno es algo aterrador”, subrayó Benavidez.

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