PERFIL | Carmen Salinas: del cine de ficheras en la era “Jolopo” a una curul en San Lázaro

11/03/2015 - 12:03 am
La actriz Carmen Salinas Lozano. Foto: Cuartoscuro
La actriz Carmen Salinas Lozano llegará a la Cámara de Diputados. Ocupará una curul por el Partido Revolucionario Institucional. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 11 marzo (SinEmbargo).– La tarde del domingo 1 de marzo, el reportero Jorge Nieto, del Diario Basta!, se comunicó a la casa de la actriz Carmen Salinas Lozano. El motivo no era la petición de una reacción a un evento de los escenarios. Solía ocurrir que los comunicadores acudían a ella para encontrar una opinión sobre cualquier acontecimiento, propio o ajeno. Esta vez, su nombre estaba en la lista de candidatos plurinominales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en un sitio de privilegio: el cuarto de la cuarta circunscripción. Carmen Salinas iba a ser Diputada.

En el teléfono, como hilo que se va, ella dijo:

“… Me dijeron que sabían que tenía años de no aceptar una invitación a una candidatura y que habían visto mi empatía con todo el pueblo, sobre todo con los jóvenes. Por eso pensaron en mí y la verdad acepté gustosa porque hay mucha gente que sí necesita ayuda realmente, que se dedica a trabajar y no a robar como otros …”.

No volvería a declarar nada más. Un consejero la interrumpió con la señal de “moción”. Ya no respondió llamadas. De nadie. El consejo fue no revelar ninguno de sus planes ni sentimientos, no decir quién roba o quién no y sobre todas las cosas, no mencionar ni responder sobre la Casa Blanca, ese escándalo inmobiliario que derruyó al Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto después de la investigación periodística del equipo de Noticias MVS.

Carmen Salinas, la “Corcholata” o la “Pepsicola”, se había convertido en política. Pero debía guardar silencio unas horas.

Hacía 15 días que había tenido su noche. La presidenta de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), Cristina Díaz Salazar, su amiga, le ofreció una cena en un lujoso salón de Paseo de la Reforma. Artistas, senadores y comunicadores se reunieron en torno a ella, vestida de rojo con ligeras lentejuelas. Noventa personas. Decenas de miles de pesos, según confirman voces en esa confederación representante del llamado sector intelectual del partido.

Ahí estaban figuras del espectáculo como Jacqueline Andere, Norma Lazareno, Cecilia Gabriela, Ernesto Gómez Cruz, Sissi Fleitas, Payín Cejudo, Rosita Pelayo, el productor Omar Suárez, el periodista Gustavo Adolfo Infante y también … el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz.

En su mesa, mientras brinda, el dirigente destaca las habilidades políticas y sociales de Carmen Salinas: “Carmen ha hecho mucho en el ámbito artístico y cultural de México. Este evento lo organizamos en forma íntima, pero si lo hubiéramos hecho masivamente habríamos necesitado del Estadio Azteca”.

La anfitriona será más acuciosa en su discurso en el micrófono: “Desde que te conocí supe que te iba a querer mucho, que serías una persona entrañable en mi vida. Carmen es una mujer hermosa, generosa, alegre y muy aguda en sus comentarios. Es imposible estar cerca de ella y no contagiarse con su alegría. Ella es una inspiración, un ejemplo de que el éxito público no está reñido con la sencillez de una mujer …” Seguirá: “Esta noche, conocemos el valor que tiene en la vida artística y cultural de México. Todos estos años no han pasado en balde. Los invertiste en las personas. Hiciste que la vida de todos los que nos hemos acercado a ti, cambiara para bien”.

La noche transcurrirá entre aplausos, una ensalada mediterránea, carne y poco más de 70 botellas de vino tinto y blanco.

Los que aquí están se enteran que Carmen Salinas ha brincado a la arena política.

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“Yo soy más hombre que tú y más mujer que tu chingada madre”. Esa fue la primera mentada en el cine nacional. La dijo Carmen Salinas Lozano en la película Tívoli de Alberto Isaac, en 1974. Ella, en realidad, se resistía a decir esa línea. Tenía muchas razones: esta apenas era su tercera película. Tenía 35 años de edad y le preocupaba –cómo no- lo que iba a decir la gente en Torreón, Coahuila, donde se encontraba su familia, conocidos y amigos. Pero el director le indicó que la pronunciara como le saliera, que la sintiera. Que eso hacen las actrices. Y la dijo con tal sentimiento que quedó filmada a la primera.

Carmen Salinas nació el 5 de octubre de 1937 de la unión de Jorge Salinas Pérez Tejada y Carmen Lozano Viramontes. Tuvo siete hermanos: Josefina y Esther (quienes ya fallecieron) María Eugenia, Jesús Alfredo, Gustavo, Elena y Roberto Sergio. Asistió a la Escuela Primaria Alfonso Rodríguez. Pero fue protagonista de ese índice que en los cuarenta atravesaba a México: la deserción de la Educación Básica en el tercer grado. En casa –mamá muy presente, padre ausente– se acordó que sólo estudiaran los hijos hombres porque el dinero no alcanzaba. Así que Elena y Carmen, las hijas más pequeñas, suspendieron los estudios.

En el Palacio de los Deportes de Torreón, Coahuila, se realizaban las Noches de Arte y Fortuna. De repente, a Carmen, con nueve años, ese concurso se le convirtió en la fuente de ingreso fija. Participaba todas las noches de viernes. El premio consistía en cien pesos, un estuche de cremas, un kilo de café Colón y una bolsa de papas (contará en varias entrevistas que las cremas se las untaban por todos lados). A fuerza de concursar y ganar, el productor del programa decidió contratarla. Dejó de ganar los cien pesos del primer premio, pero aseguró 15 pesos de salario.

En México, de 1940 a 1956, ocurrió lo que los economistas bautizaron como “El Milagro Mexicano”. La Segunda Guerra Mundial no había hecho estragos en el país. Al contrario, el sector primario se volvió increíblemente dinámico. Los presidentes Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemás Valdés lograron mantener un ritmo de 7.3 por ciento de crecimiento promedio en el PIB nacional. La industria manufacturera y de construcción crecían, mientras el país parecía fuente inagotable de energía y petróleo. México exportaba y al tiempo, no requería del exterior. Pero había pobreza. Y muy marcada. Esos millones de niños y adultos jóvenes que en esos años se quedaron sin estudiar también incurrieron en otro fenómeno: la migración interna. La gente dejaba el campo y se iba a las ciudades grandes.

Carmen Salinas aún no era adulta cuando se fue a Monterrey, Nuevo León. Consiguió ingresar a los programas de radio llamado Matinées Toficos donde interpretaba canciones de Francisco Gabilondo Soler (Cri-Cri) y “Charlando con usted”. En la estación de radio conoció a Juan Cejudo, el papá del actor “El Chato” Cejudo. Un día no llegó Leticia Palma –la actriz que sería entrevistada– y Carmen Salinas (por recomendación de Cejudo) se puso a imitar voces para que el público adivinara de quién se trataba.

En 1953, en uno de sus viajes de regreso a Torreón, fue incluida en el elenco artístico de los festejos de la coronación de la Feria del Algodón que producía Carlos Amador, el dueño de la revista Tele Guía. La adolescencia le había llegado y se presentaba como imitadora. En el elenco estaban Pedro Vargas, Ana Bertha Lepe, Nicolás Urcelay, las Hermanas Navarro, Rosa de Castilla, Los Tex Mex, Los Xochimilcas y la cantante Amalia Cristerna. El tiempo estaba medido para cada actor. Todos eran estrellas. No sobraba ni un minuto para ella. Además, Carlos Amador preguntaba cada noche: ¿Quién es Carmen Salinas? ¿Quién es Carmen Salinas? ¿Quién es Carmen Salinas?

Dieciséis años después, Carmen Salinas Lozano debutará en el Cine, en “La Vida Inútil de Pito Pérez”. Después en Doña Macabra. Y luego, en Tívoli.

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La actriz Carmen Salinas. Foto: Cuartoscuro
“Carmelita” Salinas siempre se ha pronunciado abiertamente en favor del PRI. Foto: Cuartoscuro

José López Portillo y Pacheco gobernó México de 1976 a 1982. Llegó a la Presidencia de México con un margen que no dio paso a ningún cuestionamiento: no había partidos de oposición en la contienda. El PPS y el PARM jugaron con el PRI. El candidato conocía este mapa. Sabía que una vez que el Presidente Luis Echverría lo había nombrado candidato priista, él sería el Presidente. De cualquier forma, realizó una campaña que duró siete meses por toda la República. Al final, a las urnas acudieron 17 millones 695 mil personas de 26 millones que tenía el padrón.16 millones votaron por él. Cuando se vio ganador, dijo: “La ciudadanía acudió a las urnas para acreditar nuestra capacidad de conducción de este país”.

“Hasta que uno se haya muerto, nadie sabe si su vida ha resultado buena o ha resultado mala”. Esa frase de Sófocles es el epígrafe de “Mis Tiempos”, la biografía política que escribió López Portillo. Él no cumplió el sofisma. El juicio de la Historia lo alcanzó. “Agarren a López por pillo” –decía el actor Jesús Martínez “Palillo” desde un teatro de carpa frente a un público apabullado por el alza de precios en todo, tortilla, chile, camión. Los caprichos convertidos en actos de gobierno, el despilfarro en la residencia oficial de Los Pinos y el nepotismo marcaron su gobierno.

En la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) impuso a su hermana, Margarita. ¿Qué hacemos con un cine que no tiene presupuesto? “Darle espacio a compañías privadas. Que produzcan”, fue la respuesta en ese despacho instalado en Coyoacán. Así nació en México el “Cine de Ficheras”. Y durante todo el sexenio de “Jolopo”, como popularmente se le llamaba al Presidente, no dejó de proliferar con una fórmula cuyos ingredientes imprescindibles fueron los desnudos feneminos, los agasajos con el baile tropical, los albures desbocados y en todo momento, el cabaret, lo turbio, la noche, la noche de la Ciudad de México.

Cinematográfica Calderón produjo en 1975 Bellas de Noche, una adaptación de la obra de teatro “Las ficheras”, puesta en México en 1971 en el Teatro Principal, de Víctor Manuel Castro Arozamena “El Güero” (1024-2011). La dirigió Miguel M. Delgado. Pero se le impuso un toque de censura –esa práctica que a la par se ejercía en la Secretaría de Gobernación– y se llamó “Bellas de Noche”. Un título que aludía a Belle de Jour de Luis Buñuel, filme de 1967.

En ese guión nació “La Corcholata”. Una prostituta que no para de tener aventuras en los barrios del Distrito Federal. Habla con albures. Tiene clientes jóvenes y ancianos. Parece divertirse de su circunstancia o por lo menos, ver el drama de la vida con sentido del humor. “La Corcholata” se burla de sí misma y de los demás en atmósferas insertas en un país carcomido por la miseria. Un personaje tan dinámico que pudo saltar a otros guiones: la misma “Corcholata” aparece en “Noches de cabaret” y “La Pulquería”, también del Cine de Ficheras.

En estos días, “La Corcholata” preocupa a los analistas políticos. Que “La Corcholata” se comió a Carmen Salinas y será ella quien ocupe la diputación plurinominal para la que la postula el PRI, han escrito algunos columnistas en la prensa mexicana. Que el discurso de “La Corcholata” suba a tribuna, es una de las preocupaciones. José Fernández Santillán, profesor-investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de México (ITESM) dice que al final, “Corcholata” se volvió un personaje entrañable, querido o repudiado; pero reconocido. A eso le apuesta el PRI en sus peores tiempos de descrédito (tiene el 55 por ciento de repudio, según una encuesta de Mitofsky). Ese es el recurso que desea utilizar para emerger de la crisis que en estos momentos atraviesa a todas las instituciones”.

Si para los actores, “personaje es destino”, Carmen Salinas Lozano tendría muchos y no sólo a “La Corcholata”. Completó 107 películas y decenas de puestas en escena en teatro y cabaret. En Cada quien su Vida, obra representada en el Salón México, del dramaturgo Luis G. Basurto, fue “La Pepsicola”. Estaban Ernesto Gómez Cruz, Héctor Bonilla y María Rojo. También era una prostituta, pero su discurso era otro; esta hacía crítica política y –la improvisación, el recurso eterno de la Salinas– aprovechaba para decir que pertenecía al PRI; pero “ah, cómo hace falta cambiar, cómo hace falta otra revolución”.

La televisión no ha prescindido de ella. Su debut ocurrió en 1955. Al diario Basta! le contó: “Fui a XHTV, el Canal 4, que estaba en un localito de Bucareli, era un programa que pasaba al mediodía y se daban consejos para el hogar”. En Televisa, Carmen Salinas Lozano ha sido actriz de veinte telenovelas, imitadora y conductora de “talk shows”.

“Carmen Salinas es un ícono. Eso es lo innegable”, refiere el periodista de espectáculos, Antonio Carrizosa, un coleccionista y sabedor de la cultura popular, quien tuvo durante muchos años una columna fija en “Notitas Musicales”. Hoy, Carmen Salinas es el resumen de su propia biografía: abandonar la escuela, esforzarse, trabajar, trabajar. Ser madrina de grupos que exigen derechos como la comunidad gay o los damnificados del terremoto de 1985. Como luchadora social, Carmen Salinas ganó una batalla: que no se demoliera el Teatro Blanquita.

A finales de los ochenta acudió al estudio de 24 Horas que conducía Jacobo Zabludovsky para pedirle al entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari su intervención para que no tumbaran lo que ella llamó como “El Bellas Artes de los Pobres”.

Eduardo Huchim, analista del sistema electoral mexicano, no observa un problema en la persona de Carmen Salinas como Diputada. Prefiere esperar a conocer cuál será su comportamiento como legisladora. No se llama a sorpresa porque el PRI la haya postulado. “El PRI quiere ser votado a toda costa y se vale de estos perfiles, de estas vidas, de estas biografías”.

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Carmen Salinas se volvió la burla de las redes, después de su destape en el PRI. Foto: Twitter
Carmen Salinas se volvió la burla de las redes sociales después de su destape en el PRI. Foto: Twitter

Es 4 de marzo y el PRI cumple 86 años de existencia. En la sede nacional de Insurgentes norte se está celebrando aquel momento en que Plutarco Elías Calles convocó a un grupo de “elegidos” el 22 de noviembre de 1928 para fundar lo que se llamó Partido Nacional Revolucionario (PNR) con la idea de unificar a los caciques regionales del país, se está festejando la instalación de estatutos.

También, todos los candidatos a las diputaciones, están siendo ungidos por el dirigente nacional, César Camacho Quiroz.

Carmen Salinas va a hablar. Por fin. No había aceptado ninguna entrevista, después de que le habló al Diario Basta!. La rodean los reporteros. Como si se tratara de las cien representaciones de una obra de teatro, o el final de una telenovela, dice que está feliz. Pero aquí es el patio del PRI. Está parada donde hace veinte años desfiló el féretro de Luis Donaldo Colosio Murrieta, acribillado en Lomas Taurinas de Tijuana; se ha detenido justo afuera del auditorio Plutarco Elías Calles donde tomaron posesión como candidatos Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. El mismo lugar que la noche del 1 de julio del 2000 lució desierto porque se había perdido la elección presidencial. Donde volvió a caer confeti en 2012, cuando Enrique Peña Nieto recuperó la Presidencia de la República.

Hay una crisis de instituciones, coinciden los analistas políticos consultados para este perfil. Y uno de los asuntos que abonaron con la crisis fue el hecho de que el Presidente Peña Nieto tenga una casa de más de 50 millones de pesos en las Lomas de Chapultepec, adquirida con facilidades del Grupo Higa, un contratista favorecido con licitaciones públicas y locales.

–¿Qué piensa de los escándalos de corrupción, de las casas blancas, de todo esto que ha salido relacionado con el Presidente Peña Nieto?

–No, de eso no te voy a opinar, hija.

–¿Por qué no?

–Porque también mi casa está pintada de blanco.

Es muy probable que Carmen Salinas sea Diputada, dado que ocupa un sitio de privilegio en la lista de plurinominales del PRI: el cuarto de la cuarta circunscripción.

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