Ciudad de México, 19 de mayo (SinEmbargo).- La desigualdad es un motivo grande de discusiones en todo el mundo, sobre todo en lo referente a la calidad de vida. De esta manera, por sentido común, se puede deducir que las sociedades y los individuos más ricos tienden a una vida más extensa que aquellos que apenas tienen el capital para pagar sus deudas.
Sin embargo, la relación entre las percepciones económicas y otros aspectos de la vida diaria pueden ir más allá de facilidades con el sector salud o educativo. Es entonces que la actividad sexual también parece determinada por el nivel de ingresos de las personas.
La compañía de juguetes sexuales Lovehoney se dio a la tarea de realizar una encuesta en la que los resultados revelaron que sólo 4 por ciento de las personas con salarios altos tienen relaciones sexuales todos los días, mientras que este porcentaje se triplica para las personas de ingresos bajos, publicó The Daily Mail.
Sin embargo, la frecuencia de actividad sexual se reduce de manera más dramática cuando el sueldo sobre pasa los 254 mil dólares al año, ya que en este caso la frecuencia de las relaciones sexuales es de tan sólo una vez por semana.
No obstante, existe una ventaja en lo que respecta a los profesionales que ganan más y tienen sexo con menor frecuencia, y esta es que son más aventureros al momento de tener relaciones sexuales, ya que, de acuerdo con el estudio, los ricos buscan más juguetes sexuales para darle vida a su relación.
Pero no sólo la vida sexual es un reflejo de los ingresos de las personas, sino también de su inteligencia. Así, un estudio reciente de la Universidad de Duke indica que los multimillonarios, como grupo, tienen un nivel muy alto de educación y las capacidades cognitivas bien desarrolladas.
Así, el estudio hecho por Jonathan Wai, científico investigador de Duke, afirma que “el índice promedio de capitales es mayor entre los multimillonarios que asistían a los colegios de élite que entre los que no lo hacían”, dio a conocerla cadena de noticias CNBC.
Sin embargo, lo cierto es que las suposiciones que hace el estudio pueden ser impugnadas, ya que la capacidad cognitiva de los multimillonarios se estima por la asistencia a los mejores colegios y no por su coeficiente intelectual.
Así mismo, no se toma en cuenta que el ingreso a estas prestigiosas instituciones se debe a veces a que los estudiantes lograron ingresar porque sus padres fueron alumnos o por la aportación económica de sus progenitores a estos colegios.
Por su parte, Wai le da la razón a estos argumentos y admite que la capacidad intelectual no es indicador absoluto de los estudiantes de escuelas renombradas. Sin embargo, el investigador concluye que la brecha de riqueza va de la mano con la brecha educativa y que los más ricos del mundo son “extremadamente inteligentes”.
“Creo que deberíamos considerar a fondo las implicaciones que un grupo selecto de personas intimidantemente inteligentes también tienden a retener una parte desproporcionada de la riqueza mundial y el poder”, agregó Wai. “Dependemos de estas personas para tomar decisiones acertadas para todos nosotros.”
