Investigación

Un año después, Tanhuato no se come la versión oficial: “fue una matanza…”, dicen las familias

22/05/2016 - 5:50 pm

Hace un año, el 22 de mayo, el Gobierno federal se apresuró a señalar a los muertos en Tanhuato como “criminales” y miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Pero sus familiares insisten en que es mentira, que en ese lugar fueron “torturados y ejecutados” trabajadores del rancho, no delincuentes. Hoy, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo en su cuenta de Twitter: “A un año de los asesinatos en Tanhuato, la ONU-DH refrenda su compromiso con las víctimas. Pendientes: Verdad, Justicia, Reparación…”

Foto 1: Tumba de Francisco Daniel Magallón Torres, muerto a los 17 años. Al centro: Teresa Tejeda con la foto de Víctor Hugo Reynoso Tejeda, muerto en Tanhuato. Abajo: Altar colocado en la calle en honor a los "guerreros" de Ocotlán. Fotos: Sanjuana Martínez
Foto 1: Tumba de Francisco Daniel Magallón Torres, muerto a los 17 años. Al centro: Teresa Tejeda con la foto de Víctor Hugo Reynoso Tejeda, muerto en Tanhuato. Abajo: Altar colocado en la calle en honor a los “guerreros” de Ocotlán. Fotos: Sanjuana Martínez

Ciudad de México, 21 de mayo (SinEmbargo).– Francisco Javier Magallón Pérez tiene preparadas hoy las flores, la música en vivo y dos misas para su hijo Francisco Daniel, uno de los 42 que murieron en Tanhuato, Michoacán, en el Rancho El Sol, donde la Policía Federal dice hubo un enfrentamiento.

“Fue una matanza, no un enfrentamiento. No mataron a unos animalitos. Las familias seguimos esperando justicia para los 42, pero parece que el gobierno quiere que olvidemos todo”, dice mientras apura los preparativos para el primer aniversario.

Aquel 22 de mayo, el Gobierno federal se apresuró a señalar a los muertos como “criminales y miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero sus familiares siguen insistiendo que es mentira, que en ese lugar fueron “torturados y ejecutados” trabajadores del rancho, no delincuentes.

Fotos, testimonios y documentos señalan la forma en que murieron los 42, cuyos cadáveres mostraban huellas de tortura, balazos en la espalda, fracturas múltiples, quemaduras, tiros de gracia…

Según sus familiares, entrevistados por SinEmbargo en julio del año pasado, la ropa de los 42 estaba intacta: “Los torturaron y luego los vistieron”, dice al recordar la forma en que le fue entregado el cuerpo de su hijo de 17 años.

“Parece que esta es la matanza olvidada, así lo toma el gobierno, como si matar a 42 personas no fuera nada. Nosotros no olvidamos, ni vamos a olvidar y seguimos exigimos justicia”, dice en entrevista.

Hoy desde temprano el cementerio municipal de Ocotlán tendrá dos misas y habrá un homenaje a los jóvenes con sus fotos y flores, puestos en un altar improvisado.

“Nosotros le tenemos preparada su misa a las doce, su música en vivo para cantarle a mi hijo los corridos que más le gustaban, luego les vamos a hacer un homenaje en el altar del cementerio con sus fotos y su ramo de flores, mandamos hacer unos arreglos”, dice emocionado.

Dice que no puede olvidar la forma tan cruel como “asesinaron” a su hijo: “Yo lo que quiero es que los policías federales y militares que me lo torturaron y lo mataron, que paguen, que les caiga la ley sobre ellos. No fue cualquier cosa, fue una masacre”.

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“MUERTA EN VIDA”

Ayer durante el día, Teresa Tejeda estuvo en el cementerio, honrando la memoria de su hijo Víctor Hugo Reynoso Tejeda, quien murió también en el Rancho El Sol: “Me arrancaron la mitad de mi corazón, me dejaron muerta en vida. Vivo por vivir. Si hubiera justicia sería distinto, la forma en la que nos los mataron, en todo lo que duraron para entregarnos los cuerpos fue bien feo. No podemos olvidar, aunque el gobierno quiera silenciar y olvidar esta masacre….¿Cuándo lo voy a recuperar? Nunca”.

Su hijo tenía 28 años y era vendedor de pollo, al igual que el resto de su familia. Graduado como técnico mecánico en el Cbetis del Centro Universitario de La Ciénega de la Universidad de Guadalajara y debido al desempleo aceptó el trabajo en el rancho para labores de mantenimiento y agricultura.

Teresa no puede contener el llanto: “Lo sueño, hablo con él, lo siento y le digo: mi hijo mándame esa fuerza, esa juventud tuya, mándame todo eso que tú tenías para soportar esto, ayúdame por si yo me quiero doblar o caer, ayúdame para levantarme, para ser fuerte”.

Teresa recuerda el momento que le entregaron a su hijo como una auténtica “pesadilla”: “Los policías federales se burlaban, decían: “cayeron como uno pajaritos, los agarramos dormidos”. Qué triste que se refieran así a otros seres humanos, ellos también tienen hermanos, esposas, hijos. Ellos deberían estar en la cárcel”.

Comenta que el año pasado, las familias fueron entrevistadas por los visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH): “Pero ya no volvieron, ni cumplieron lo que nos dijeron, ni publicaron el informe sobre esta horrenda masacre. Supimos que el mismo gobierno los amenazó”.

Luego de los hechos, la CNDH informó que abrió un expediente de queja y que solicitó a las autoridades que estarían involucradas a rendir informes detallados de su actuación.

Teresa dice que tampoco la Comisión de Atención a Víctimas (CEAV) los atendió, ni mucho menos les proporcionó el apoyo económico: “Ya los mataron como si fueran animales, por lo menos, nos hubieran indemnizado a cada una de las familias, bastante necesidad tenemos”.

El entonces Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido descartó que se tratara de ejecuciones extrajudiciales, pero en septiembre del año pasado, las fotos que demuestran esas ejecuciones extrajudiciales fueron filtradas al periodista Carlos Loret de Mola.

Familiares de los 42 han investigado y pudieron determinar que la cifra dada por el gobierno es “falsa”: “Sabemos que asesinaron a 48 porque existen las copias de actas de defunción. Además dos de los muchachos que andaban trabajando en el rancho lograron huir y fueron testigos de todo”.

Añade: “Yo nunca imaginé que mi hijo tuviera este fin. Mi muchacho no andaba en malos pasos, pero en caso que así hubiera sido, mejor me lo hubieran detenido, metido a la cárcel si quieren de por vida, pero me lo mataron y no está justificado. No fueron dos o tres cuerpos, fue una masacre de casi 50 personas. Pero el gobierno tapa. Y al policía federal caído le hacen todos los honores, ahora dicen que fueron tres. Los asesinos de nuestros hijos siguen libres, ni los han molestado”.

Teresa llora durante unos minutos, su voz se llena de indignación cuando piensa en la impunidad que ha cubierto a los responsables: “Si tuviera enfrente a Enrique Peña Nieto le diría que es una basura, una persona que no vale nada, un farsante que trae una máscara. Tiene al pueblo en la mentira, masacrando a nuestros jóvenes como esos muchachos de Ayotzinapa perdidos hasta la fecha, ni cuerpos, ni nada. ¿Dónde están? ¿Qué hicieron con ellos?”.

Añade: “Esta es la matanza más olvidada. El gobierno se lava las manos, tiene licencia para matar, para extorsionar, para todo, para torturar, para quitar la vida así de fácil, y aparte les pagan para que asesine, gracias a los impuestos de todos los mexicanos”.

Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.
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