El diplomático retirado dice, en un artículo publicado en varios medios de su país, que si los políticos mexicanos no escuchan a los ciudadanos “y ajustan sus prioridades como realidades que evolucionan, es poco probable que el Gobierno proyecte una mejor imagen ya sea en casa o en el extranjero. Y, por desgracia, ninguna campaña de relaciones públicas será capaz de arreglar eso”.
Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo).– Antonio Garza, ex Embajador de Estados Unidos en México y ahora consultor internacional, dijo hoy en un texto de su autoría publicado en distintos medios estadounidenses que si México desea mejorar su imagen en el exterior, dado el golpeteo que ha sufrido en las precampañas electorales de su país, debería empezar con la corrupción en casa.
Antonio Garza duró como Embajador siete años. Al final de su encargo, México le otorgó la más alta condecoración para un extranjero: la Banda de Águila Azteca. Hijo de migrantes mexicanos, estuvo casado con la mujer más rica de América Latina: María Asunción Aramburuzabala.
“[Enrique] Peña Nieto y el resto de su Gobierno deberían empezar por las leyes y reformas contra la corrupción, por el futuro de los mexicanos y el futuro de su país. Aliviar las preocupaciones de los estadounidenses deberían ser más que un subproducto feliz de estos esfuerzos [anticorrupción]. Sin embargo, si los políticos no escuchan a los mexicanos y ajustan sus prioridades como realidades que evolucionan, es poco probable que el Gobierno proyecte una mejor imagen ya sea en casa o en el extranjero. Y, por desgracia, ninguna campaña de relaciones públicas será capaz de arreglar eso”, escribió Garza.
Después de soportar meses de retórica hostil en las primarias de Estados Unidos, México ha tenido suficiente, dice Garza en su artículo. “En una reorganización diplomática y estratégica, las autoridades mexicanas han anunciado una nueva estrategia para pulir la imagen del país en el extranjero. No batallar en encontrar material, dada nuestra amplia y fructífera relación bilateral. Pero si México realmente quiere cambiar su imagen, tiene que empezar en casa”.
“Las preocupaciones de los estadounidenses con respecto a México comenzaron mucho antes del actual proceso electoral. Los recientes incidentes de intimidación inflaman las emociones bilaterales, especialmente cuando están ligados a cuestiones internas sensibles como la inmigración indocumentada o la seguridad fronteriza. Sin embargo, la percepción generalizada de los estadounidenses sobre un México corrupto y violento y operado por los carteles también se deriva en gran parte de los retos muy reales del país”, agregó el Embajador retirado.
Esto significa, dijo, “que si México es serio sobre mejorar su imagen en el exterior, el primer paso es reconocer que el problema no es sólo de relaciones públicas, sino también a su contenido”.
“Hay muchos lugares para empezar, pero el movimiento más fácil y rápido sería adoptar y fortalecer la legislación contra la corrupción que está actualmente languidece en el Congreso. Este paquete legislativo es la segunda parte de las reformas anticorrupción presentadas el año pasado, que modifican catorce artículos constitucionales y establecen el Sistema Nacional Anticorrupción (para coordinar esfuerzos nacionales, estatales y locales), entre otros cambios bienvenidos”.
Sin embargo, dice Tony Garza, “esta primera ola de reformas creó el marco y se supone que las leyes secundarias pondrían carne a los huesos legislativas. Ahora, con el final de la última sesión del Congreso y con dos semanas hasta la fecha límite para aprobar la legislación, sólo cinco de los siete proyectos de ley aparecieron”.
Aún más decepcionante, crítica Garza, también ha desaparecido la Ley 3de3, diseñada por la ciudadanía -que exige a las autoridades mexicanas declarar públicamente tres cosas: riqueza, conflicto de intereses y registro de impuestos-.
“En su lugar hay una Ley propuesta por el Gobierno que requerirá a los funcionarios que hagan las mismas declaraciones, pero su publicación completa es meramente facultativo”, agrega.
Los decepcionantes resultados, considera el ex Embajador, “se deben a maniobras del Congreso, a un vacío en el liderazgo político, y a un enfoque obstinado (y un tanto desconcertante) sobre la economía a expensas de casi todo lo demás”.
Destaca que pese a que la popularidad del Presidente Peña Nieto ha caído a un mínimo de 30 por ciento, presumiblemente influenciada por las preocupaciones sobre el estado de derecho y el reciente aumento de la violencia, “ha habido poca desviación en la estrategia y los mensajes administrativos”.
Garza dice que “no debería de extrañar entonces que México se encuentre de ‘mal humor’”, en referencia a las declaraciones que Enrique Peña Nieto hizo recientemente.
Y en esta misma lógica, continúa, no es de extrañar que muchos mexicanos y estadounidenses duden de que el Gobierno de México se ha comprometido a impulsar e implementar cualquier reforma real para los retos más difíciles del país.
Y señala que ninguna pieza de la actual legislación será suficiente para hacer frente a los retos existentes de corrupción o de seguridad rapantes.
“Las buenas leyes son un requisito, pero son tigres de papel sin ejecución y financiación”, dice el ex funcionario y señala que son áreas en las que México a menudo es deficiente.
