Juegos Olímpicos de Londres 1948, año en el que Inglaterra puso su granito de paz

29/07/2013 - 1:30 am

 

Foto: Twitter
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Ciudad de México, 29 de julio (SinEmbargo).- Dormidos en barracas destinadas para soldados de guerra, atletas esperaban su turno para competir en medio de un ambiente de protesta por su presencia. Era 1948 en Londres, con su gente intentando reanimarse después del letargo de seis años que la Segunda Guerra Mundial provocó. La victoria de Los Aliados, tres años antes, habría de provocar significativos cambios en la organización política del mundo. Surgieron la Organización de las Naciones Unidas como un facilitador global en busca de la paz entre los gobiernos del orbe. Con la necesidad de reactivar la vida, la capital inglesa fue seleccionada como sede de la edición XIV de los Juegos Olímpicos.

Luego de la olimpiada organizada por la Alemania, Nazi en 1936, Tokio fue seleccionada para la edición cuatro años después. Los japoneses renunciaron, y en su lugar, Helsinki fue honrada. La capital finlandesa se preparaba para su justa cuando la guerra estalló. Fueron 12 años, tres ciclos olímpicos que no se pudieron llevar acabo. Una vez llegada la paz, Londres, capital innovadora, cuna de grandes hallazgos culturales que el mundo ha disfrutado, alzó la mano. En sus calles, la desolación de personas con la mente llena de pesadillas aborrecían la idea de celebrar en plena transición del horror hacia la estabilidad emocional.

“Los juegos de la austeridad” fue el mote que la prensa le dio a la justa olímpica británica. Sin la construcción de nuevas instalaciones, con la ración de comida limitada para los atletas y con instalaciones militares reconvertidas en Villa olímpica, así arrancaron unas desangeladas olimpiadas desde el punto de vista de las marcas. El deporte hacía su presentación luego del conflicto bélico más importante en la historia de la humanidad. En tiempos donde el debate aún estaba en pañales, la añorada concordancia entre naciones, tuvo su principio más práctico en estos juegos. Nada mejor que un escenario deportivo para conocer mejor la complejidad de la mente humana.

Fanny Blankers-Koen. Foto: Twitter
Fanny Blankers-Koen. Foto: Twitter.

Tras la ruta olímpica comenzada en Grecia, con una breve modificación debido a la guerra civil que había en Atenas, la antorcha llegó a Londres después de recorrer Italia, Suiza, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Francia. Wembley, templo destinado al futbol, había resistido los bombardeos nazis, razón para que fuera el recinto principal de las competencias junto con el Támesis. Participarían 59 delegaciones, en la primera olimpiada televisada. Ahí, se pudieron ver atletas que habían perdido sus mejores años deportivos inmersos en el conflicto mientras a la mente se venía los que había fallecido. En ese ambiente enrarecido, una señora de 32 años dedicada al cuidado de sus dos hijos, se erigió como la estrella de la competencia. Fanny Blankers-Koen ganó cuatro medallas de oro en competencias de velocidad. Al final, le regalaron una bicicleta.

En una fiel representación de los tiempos que se vivían, el húngaro Karoly Takacs que formaba parte del equipo de tiro de pistola, tuvo que reinventarse para poder competir. Diestro de nacimiento, una granada le arranco el brazo derecho. Aun así, llenó de emotividad el estadio cuando ganó la medalla de oro disparando con la zurda, tras intensas horas de entrenamiento. Al igual que Takacs, el mexicano Humberto Mariles Cortés, fue una figura destacada montando a su caballo tuerto “Arete” con el que ganó dos medallas de Oro. Militar de vocación, Humberto fue una figura deportiva tras su sobresaliente actuación en Londres.

El 29 de julio de 1948, comenzó una historia que tenía más cuestionamientos que certezas. Los Juegos Olímpicos de Londres, dieron comienzo a una era de cambios recurrentes gracias a la actividad deportiva. A partir de aquella edición, con algunos aspectos mercadológicos que empañan el espíritu de la olimpiada, cada cuatro años se reúne a lo más representativo del mundo deportivo de alto rendimiento para competir en pos del respeto entre naciones. El año pasado, la capital inglesa volvió a ser sede. Sesenta y cuatro años después, con una clausura imponente, un imitador de Wiston Churchill hizo recordar aquella proeza del 48, cuando Inglaterra puso su granito de arena buscando la paz.

Humberto Mariles Cortés. Foto: Twitter
Humberto Mariles Cortés. Foto: Twitter

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