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Pablo Kalaka: un muralista del pueblo que camina por Latinoamérica y pinta sus paredes

10/08/2018 - 12:00 am

Nació en Chile, pero vive en Venezuela, “donde los negros, los pobres, la gente sin dientes, decidió ser dueña de su destino”. Pablo Kalaka se encuentra pintando un mural en el mercado de Minneapolis, mientras sueña con venir al país que vio nacer a Diego Rivera, su maestro.

Ciudad de México, 10 de agosto (SinEmbargo).- Kalala es pintor y muralista y como tal tiene en Diego Rivera a su maestro. Le contamos que el Palacio Nacional ya está abierto para ver esos murales de nuestro máximo pintor y se ilusiona con la posibilidad de venir a México.

Ahora pinta una pared en Minneapolis, muy cerca de México y todos los motivos son mexicanos. Le decimos que no son lo mismo los que viven en los Estados Unidos a esta nación tan compleja, tan fascinante.

Pero no lo quiere creer. Para él Minneapolis es México y siente que allí es un pedazo de este país tomado a los Estados Unidos. En esta ciudad, entre tamales, artesanías mexicanas y los tacos que ya tienen carácter internacional, los “mexicanos” cultivan la adoración a su patria.

Kalaka nació en Chile pero se crió en Venezuela, donde defiende a Hugo Chávez (1954-2013) y por supuesto cree que ese reciente atentado contra Nicolás Maduro “fue para ver de qué está hecho el pueblo venezolano”.

Hijo de artistas, quiere pintar todo Latinoamérica. Foto: Archivo Kalaka

Pinta paredes desde hace muchos años. Se considera, como dijimos, pintor y muralista. Pinta solo pero siempre hay mucha gente involucrada. En el caso de Minneapolis es la organización Goodspace Murals, con Greta McLain y Cándida González, que le abrieron las puertas.

“Estoy haciendo un mural para un mercado latino que queda en Minneapolis, hicieron una convocatoria abierta y me llamaron. Es un mural sobre cosas relacionadas a la vida del mercado que es un 99 % mexicano. Lo cual para mí es perfecto porque amo la cultura mexicana, un poco lo que estoy contando son los tres puntos relacionados con la vida interna del mercado. Una metáfora que explique que la gente que va a comprar ese mercado de productos mexicanos va a comprar cultura. No vivo aquí, sólo estoy de paso para hacer el mural”, dice Kalaka.

–También es cierto que es una cultura mexicana mezclada con los Estados Unidos, ¿verdad?

–Bueno, adentro del mercado la vida es muy mexicana, rabiosamente mexicana. Claro, al vivir en los Estados Unidos, tienen una dinámica muy de acá. Hay una señora, por ejemplo, que vende ropa mexicana, desde trajes de charros para niños hasta trajes huicholes. La Virgen de la Guadalupe está en cada tienda donde venden comida mexicana.

Vista parcial del mural que el artista pinta en Mineápolis, EE.UU. Julio 2018. / Cortesía Archivo Kalaka

–Desde acá uno ve a Estados Unidos muy metido en contra de los Estados Unidos, pero la vida cotidiana es muy distinta

–Me llama mucho la atención en Minneapolis sea una especie de zona de resistencia cultural muy progresista. Creo que la gente está muy cómoda aquí, la verdad. Es una comunidad muy próspera y muy trabajadora. Hay muchos inmigrantes sin documentación, lo que llaman “ilegales” y que está en una situación terrible por todos esos avances de Donald Trump. Es una comunidad que ha sabido defenderse de la discriminación y del odio. La comunidad negra está en peor situación. Se nota físicamente en la ciudad. Los barrios empobrecidos de la comunidad negra están segregados, muy lejos.

–Cuéntanos de tu arte

–Yo soy muralista. El grafiti es un género dentro del mural, del arte urbano. Yo no hago grafiti. Trabajo con pinturas, en un arte que no es efímero, intenta perdurar y tiene que pasar con una interacción con la comunidad. Hay un diálogo y permiso de la comunidad.

–¿Qué significa actuar con la gente?

–Por lo general ya tengo mucha confianza, sobre todo en Venezuela, donde más me conocen. Me dan toda la libertad del mundo. En este mural de Minneapolis la comunidad del mercado tenía intereses muy concretos, hice una propuesta conceptual de cómo iba a ser el tema y fue aceptada. Los detalles de qué poner y qué no fueron los más dialogados. Lo que se dialoga en el día a día. Uno de los compañeros que tiene una florería allí, pasa y me dice que las mujeres en el mercado no usan el pelo así, sino que me enseña el tocado, los moños…Escucho eso, lo investigo y me doy cuenta de que tiene razón. Es una interacción muy interesante.

–¿Has evolucionado como artista?

–Siempre uno va evolucionando. Tengo las mismas preocupaciones estéticas y de contenido desde el principio, nunca he estado del todo conforme y voy afinando. Ahora estoy haciendo los mejores trabajos, creo yo. Diego Rivera es uno de mis maestros, junto con David Siqueiros, son fundamentales para mí. He aprendido mucho más de la técnica del hacer de Diego Rivera, aunque Siqueiros me apabulla mucho más. Tengo el sueño de ir a México e ir para trabajar. José Guadalupe Posadas llegó a mi vida cuando tenía 15 años. Mi padrastro era ingeniero de sonido de Rocío Durcal, siempre tuve a México cerca de mí.

Mural que está en el Espacio recuperado por los vecinos del Raval, Ágora Juan Andrés/ Cortesía Archivo Kalaka

–¿Cómo consigues el lugar para pintar?

–Cada experiencia cambia. Hago unos trabajos por contrato y otros por militancia. Por uno u otro motivo siempre intento que haya gente adonde llego. Es muy difícil llegar sobre la base de nada a pintar a alguna parte. De aquí voy a Chile y allí hay un montón de compañeros que están montando un festival y ellos me van a ayudar. Yo pinto solo, pero nunca estoy solo, necesito movilizar a mucha gente alrededor. Aquí en Minneapolis tengo el apoyo de las compañeras de Goodspace Murals, con Greta McLain y Cándida González. Son un colectivo de muralistas impresionante.

–Estabas en los Estados Unidos cuando pasó el atentado contra Nicolás Maduro. Parece ser que la oposición no logra hacerlo caer por elecciones y quiere un Golpe de Estado ¿Cómo lo viviste?

–A nadie nos sorprende los modos cada vez más rocambolescos de tomar el poder por las vías irregulares. Cada día hacen más el ridículo a nivel internacional y ese atentado fue una idiotez total. En mi opinión fue más un intento de medir nuestra capacidad de respuesta. Creo que se encontraron de nuevo con un adversario que los tomó por sorpresa. La oposición en nuestro país lleva más de 20 años desde que apareció Hugo Chávez, tratando de construir por la izquierda una alternativa, entregada a los niños ricos crecidos en un país petrolero. Son gente con una cantidad escandalosa de poder y de dinero que todavía no da crédito de que los negros, los pobres, la gente sin dientes, haya decidido ser dueña de su destino.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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