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Jorge Alberto Gudiño Hernández

15/06/2019 - 12:05 am

Sobre la seguridad

“Basta de culpar a unos y a otros. Es tiempo de echar a andar lo que sea necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos”.

Norberto Ronquillo fue secuestrado, su cuerpo fue localizado sin vida el pasado lunes. Foto: Cuartoscuro

Lamento profundamente el secuestro y la muerte de Norberto Ronquillo.

Durante más de diez años di clases en la Universidad del Pedregal. Durante más de veinte he impartido diferentes materias en varias universidades. La noticia de la desaparición de Norberto y sus funestas consecuencias me afectaron mucho pero eso no es lo importante, pues mi sentir es incomparable con el hecho mismo y con el sufrimiento de sus amigos y familiares.

Me indignó, sin embargo, la respuesta de las autoridades. Esa suerte de exculpación del presidente a la jefa de gobierno. Un acto que, cuando menos, resultó ridículo.

Es cierto que la delincuencia en esta ciudad tiene largos antecedentes, que se remontan a administraciones anteriores. También lo es el hecho de que, durante este sexenio, ha aumentado el número de secuestros y asesinatos en la capital del país. Y eso no puede ser imputable al pasado… o no sólo al pasado.

Me niego a aceptar que votamos por una serie de gobernantes ingenuos: aquéllos que desconocían las problemáticas del país o de la ciudad. Les entregaron un cochinero, a decir de ellos, pero debía ser algo de lo que estaban conscientes cuando aceptaron gobernarnos.

Es cierto, la inseguridad no se acaba por decreto ni, tampoco, en seis meses. Tal vez sea un problema que requiera medidas que llevarán años. Lo que no se puede seguir sosteniendo a nivel discursivo es que es culpa del pasado. Bajo ese argumento, ningún problema tendría solución toda vez que siempre habrá un lastre que acarrear.

Me parece preocupante que no se noten con claridad las políticas y las estrategias orientadas a la disminución de la violencia. Si una sociedad no puede habitar segura, entonces el resto de los problemas se vuelven anecdóticos. La certeza de que uno puede salir de noche de una universidad, caminar por las calles sin temor o respirar tranquilamente en cualquier paseo citadino deberían ser la base para cualquier mejoramiento en el nivel de vida. Es, casi, el punto de partida para generar un estado de bienestar en el país. E, insisto, no se nota que se haya hecho nada al respecto. Al contrario, las cifras crecen y los pretextos se siguen refugiando en lo sucedido.

Deseo, sobra decirlo, que se capture y se castigue a los responsables de lo sucedido a Norberto. Sin embargo, espero que esto no suceda como una excepción debido al impacto mediático de su caso. Es necesario que tanto la prevención del delito como el sistema de impartición de justicia comiencen a funcionar de manera contundente. No sólo por un estudiante universitario o por dos. También por loa miles de personas que mueren mensualmente, por quienes padecen el terror de vivir en carne propia la violencia que ya desborda a la ciudad y al país.

Este jueves llovió fuerte y hubo las consabidas inundaciones en las calles. Hace un mes, la contingencia ambiental nos encerró en nuestras casas. Hace varios, vivimos el desabasto de combustible. Se habla de recortes en programas prioritarios que afectan a miles de enfermos o de personas marginadas. Hay recortes en el gasto para la investigación, la academia y las artes. Todo eso es grave, muy grave. Pero nada lo es tanto como la incertidumbre de no poder salir a la calle, a hacer lo que hacemos todos los días, pues bien podríamos ser, ahora, nosotros mismos las víctimas.

Basta de lamentos, discursos y apoyos populares. Basta de culpar a unos y a otros. Es tiempo de echar a andar lo que sea necesario para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin eso, de poco valdría que no se inundare de nuevo alguna zona de la ciudad. Es difícil, por supuesto, y, de nuevo, no es algo que se resuelva con rapidez. Pero también es sensible y bien vale la pena orientar buena parte de los recursos a esos resultados que son mensurables en las cifras oficiales y, sobre todo, en la tranquilidad de las personas.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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