Sergio E. Avilés

Joyas de la familia, un relato que vaga entre novela histórica y el thriller

Sergio E. Avilés

Joyas de la familia, un relato que vaga entre novela histórica y el thriller

Sergio E. Avilés

Joyas de la familia, un relato que vaga entre novela histórica y el thriller

24/12/2022 - 12:00 am

Sergio E. Avilés compartió en entrevista con SinEmbargo cómo nació hace 30 años su más reciente novela Joyas de la familia, así como el origen de su estilo narrativo y el mensaje que esconde esta obra.

Ciudad de México, 24 de diciembre (SinEmbargo).– Rubén Pablo es un detective privado de Saltillo, Coahuila, contratado para encontrar una gargantilla de diamantes, una situación que lo llevará a conocer su origen, pero también a verse amarrado a una silla, con una bolsa de plástico sobre la cabeza y reponiéndose de la tortura que la acaban de infringir dos personas que quieren saber también dónde esta esta joya que esconde todo un relato histórico, que narra el escritor, periodista, guionista y cineasta Sergio E. Avilés en su novela Joyas de la familia (Alfaguara).

“La novela está construida alrededor de Rubén Pablo, él tiene una narrativa caótica y acelerada que es exacerbada porque al llegar a cierta edad, en ese momento él tiene 54 años, le empieza a entrar como a muchos de nosotros un terrible temor de padecer Alzheimer, entonces los recuerdos se agolpan y quieren salir y quiere darles vida antes de que los pierda. Y además tiene la característica de que ha sido brutalmente atacado por alguien que quiere esa joya, lo torturan, lo golpean, y lo dejan para morir con una bolsa de plástico sobre la cabeza”, comentó el autor en entrevista con SinEmbargo.

De esta manera, el lector es testigo —desde las primeras y a lo largo de las 332 páginas que componen esta novela— de los últimos instantes de la vida del personaje, en los cuales todo se agolpa y todo se teje de una manera extraordinaria, todo porque él no quiere regresar el anticipo que le dieron para realizar esta investigación. Entonces, a toda costa quiere darle una razón de ser a su trabajo, lo cual da pauta a una narración, en apariencia caótica, que habla sobre la larga historia detrás de la alhaja, que cruza “diversas dinastías europeas, y en la que participan tanto Napoleón como la reina Victoria”, como destaca la reseña.

Sergio E. Avilés compartió en entrevista con SinEmbargo cómo nació hace 30 años su más reciente novela Joyas de la familia.

“Todas esas historias tienen como fondo, como trasfondo, las diferentes facetas de una joya como un diamante que todo lo que hace es reflejar la naturaleza humana, lo que llevamos dentro. El interior de las personas, en las profundidades de su alma, también es una representación de las joyas, porque éstas vienen de las entrañas de la Tierra y cargan consigo todo ese sentimiento y toda esa personalidad que se esconde dentro de cualquier persona”, expuso.

Lo cierto es que Joyas de la familia se centra en la historia de una alhaja que por diversas cuestiones terminó en México, un hecho real, que Sergio E. Avilés conoció en 1992, cuando empezó a escribir esta novela. “En 1992 se acercó conmigo una amiga muy querida y me dijo ‘oye, la abuela de tu compadre me acaba de regalar esta joya y yo veo que no pertenece a Saltillo. No hay un lugar a donde pudiera ir aquí vistiendo esto sin que me sintiera mal y quisiera saber un poquito más de ella, de dónde viene’, pero la señora ya padecía de Alzheimer”, recordó.

Sergio E. Avilés contó cómo a partir de una pequeñísima firma de un diseñador que estaba en la gargantilla pudieron comenzar su indagación. “Dimos con algunos papeles del marido de la señora, de la dueña original en Saltillo, dimos con que esta joya había venido del Hotel Regis en la Ciudad de México y en esa época confluyó en el Hotel Regis el Rey Carol de Rumania que venía escapando de su matrimonio, venía con una nueva pareja, con la que vivió el resto de su vida”.

A partir de este hecho empezó con la historia, hasta que la pausó. “Me atoré porque dije ya conté la historia de Carol de Rumania y cómo vino a dar aquí a México, y cómo estuvo en el Hotel Regis un rato, qué más y ahí me quedé”.

Todo cambió cuando un día invitó a su amigo cercano, el guionista y escritor Guillermo Arriaga, a platicar con sus alumnos, quienes le pidieron un consejo como escritor y como cineasta. “El les dijo, ‘el mejor consejo que les puedo dar en la vida es: terminen lo que comienzan, no dejen las cosas a medias’. Me cayó la pedrada a mí, dije aquí tengo esta historia que comencé y que pues iba como a la tercera parte, pero no sabía a dónde ir”.

“De repente salió la historia gracias a que sufrí una desviación sexenal. En el 2000 me hice cargo del Instituto de Ecología de Coahuila, en el Instituto homenajeamos alguna vez a los guardias forestales que habían dado inicio al cuidado de los bosques en Coahuila y uno de ellos nos dio un discurso en donde narraba un hecho tras otro, y cantaba y saltaba y bailaba, parecía no estar ligando las ideas, pero todas eran maravillosas y tenían relación con su vida como guardaparques, entonces pues me pareció una manera interesante de narrar y entonces empecé a usar esa técnica narrativa que es parecida un poco al cantinfleo. Continué con la novela y prácticamente 2018 a 2020 fue cuando la escribí”.

Esta, de hecho, es la marca de la narración que hace Rubén Pablo, quien va ligando las ideas que parecen no tener relación, pero que él la encuentra a través de un juego gramatical, que lo lleva a empezar hablar del color verde y luego a platicar sobre el compositor Giuseppe Verdi. “Este personaje te dice todo porque te brinca y con un detalle te habla de una paloma blanca, y de ahí se brinca a un edificio blanco y de ahí se brinca a un edificio de 20 pisos y de ahí se brinca al brinco que dio del vigésimo piso, etcétera. Entonces por un pequeño detalle va ligando las ideas”.

“Parece ser que no hay relación entre las historias que está contando, pero te das cuenta que en todas las familias y en todas las personas tanto de la realeza como del mundo real, que es el nuestro, el de carne y hueso, aquellos viven en un mundo de fantasía, que a veces no es fantasía sino pesadilla, como lo hemos vestido repetido una y otra vez porque es pesado ser rey, la carga que impone sobre la vida de uno, al fin de cuentas nos narra la condición humana y desgraciadamente no siempre en su lado más atractivo, sino más que nada en la ambición, la traición”, añadió.

Aunque al fin de cuentas, precisó, el objeto de la novela es “acercarse a la gente mayor, de acercarnos, de escucharlos y de compartir esas historias y de conservarlas en objetos muy sencillos que no tengan valor más que simbólico, porque a fin de cuentas aunque los diamantes tengan tanto valor monetario no dejan de ser piedras, moléculas de carbón bien alineadas solamente, pero pueden guardar un recuerdo sentimental muchísimo mayor a cualquier valor económico y pues eso creo que es lo que vale la pena en la vida conservar y siempre salvar para las generaciones futuras”.