Carla Guelfenbein

La pasión atraviesa la raza humana desde el inicio de los tiempos: Carla Guelfenbein

Carla Guelfenbein

La pasión atraviesa la raza humana desde el inicio de los tiempos: Carla Guelfenbein

Carla Guelfenbein

La pasión atraviesa la raza humana desde el inicio de los tiempos: Carla Guelfenbein

25/12/2022 - 12:00 am

La escritora chilena Carla Guelfenbein habló con SinEmbargo sobre las motivaciones, impulsos e hilos que teje alrededor de La naturaleza del deseo, una novela sobre la pasión, la pérdida y, por supuesto, sobre el deseo.

Ciudad de México, 25 de diciembre (SinEmbargo).– La pasión “atraviesa la raza humana desde el comienzo de los tiempos”, señaló en entrevista la escritora chilena Carla Guelfenbein, quien emplea este sentimiento como el hilo conductor de su última novela, La naturaleza del deseo (Alfaguara), una historia que relata la relación pasional de dos chilenos: S, una escritora que vive en Londres y afronta la pérdida de su hijo; y F, un abogado casado de Santiago de Chile que busca escapar de su realidad.

“La idea de escribir particularmente sobre la pasión es una idea que me rondaba hace mucho tiempo, pero de alguna manera no sabía cómo encararla, por dónde, de qué forma. Había tocado a lo largo de mis nueve novelas —porque esta es la novena— siempre el tema del amor, siempre parejas que se encuentran, pero nunca había transformado el tema del amor pasional en el centro de mis novelas”, comentó Guelfenbein en entrevista con SinEmbargo.

La autora compartió que la idea de nombrar a sus personajes simplemente como F y S, y de referirse a los lugares en donde esconden su relación con números corresponde a una cuestión de despersonalizar a los protagonistas y su espacio.

“Ellos son F, él; S, ella. Son él y ella, en el sentido de que son todos los amantes, todos los hombres, todas las mujeres, porque en la vida adulta cualquier ser humano ha vivido algún grado de esa pasión, en menor o mayor medida, pero es un sentimiento que atraviesa la raza humana desde el comienzo de los tiempos”, precisó. “Lo mismo las ciudades, estos dos amantes, F y S, se encuentran en diferentes ciudades del mundo y las ciudades tampoco tienen nombre, tiene número, Ciudad 1, Ciudad 2 […] porque en el fondo son un telón de fondo a estos dos amantes que están en el primer plano, viviendo esta historia y que son todos los amantes”.

Si bien el amor pasional toca a sus protagonistas de principio a fin, siempre a través de la mirada de S, hay otra cuestión que atraviesa al texto y sus personajes: la pérdida. S busca reponerse de la pérdida de uno de sus dos hijos, un suceso que acaba con su matrimonio y la consume hasta que conoce a F. Esa misma pérdida la hereda S también con el exilio de sus padres a causa de la dictadura de Augusto Pinochet, que le lleva a crecer en Londres con los ojos puestos siempre en un Chile del que apenas conoce.

“Ella efectivamente tiene un sentimiento de no pertenencia, uno la ve bastante aislada, sola, muy autosuficiente en sus emociones, su hija, su amiga, trabaja en un colegio, escribe, es escritora, no pertenece del todo y eso también es un campo fértil para que irrumpa el Eros, porque irrumpe en una tierra en la cual es una mujer con ciertas carencias en el fondo”, expuso Guelfenbein.

La autora de La naturaleza del deseo refirió en la plática la dinámica en la que subsisten la pasión con la pérdida. Explicó que hay ciertos aspectos de la escritura que son conscientes y que un escritor pone en juego ciertas cosas, como, por ejemplo, esta contraposición entre el Tánatos, la muerte, este espacio puro en que ella vive y el Eros; “cómo el Eros interfiere en el Tánatos, y cómo en este caso vence al Tanatos”.

“Ella es una mujer inteligente, una mujer culta, una mujer que tiene referencias, una mujer que tiene todos los instrumentos para defenderse de una pasión irracional, de una pasión que mirada desde afuera uno dice cómo esta mujer con tantos instrumentos de defensa o tantas formas en las que ella hubiera podido tomar consciencia del torbellino que se estaba metiendo, no lo puede hacer y esto también tiene que ver con la fuerza del Eros”, destacó en cuanto a S.

Y sobre F, puntualizó: “(Es) un personaje complejo, yo diría, no solamente un hombre infiel, hay una intranquilidad en su interior, gigante, una intranquilidad, una carencia que no sabe cómo llenar en el fondo, y que llena con esta búsqueda vertiginosa de la pasión”.

La naturaleza del deseo, la novena novela de Carla Guelfenbein.

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—La Naturaleza del deseo toca distintos temas: el duelo, la pérdida, pero me parece que el punto del cual se ancla es el amor pasional, ¿es así?

—La idea de escribir particularmente sobre la pasión es una idea que me rondaba hace mucho tiempo, pero de alguna manera no sabía cómo encararla, por dónde, de qué forma. Había tocado a lo largo de mis nueve novelas —porque esta es la novena— siempre el tema del amor, siempre parejas que se encuentran, pero nunca había transformado el tema del amor pasional en el centro de mis novelas.

Siempre hay otras circunstancias que están rondando y que van de alguna manera diseminando otros temas, pero esta vez decidí escribir particularmente de esto, porque me parece un tema super interesante. Es decir, me parecía muy interesante investigar a través de la Literatura, de la lectura. Leí mucho las grandes victorias pasionales de la historia universal de la Literatura, historias como la de Abelardo y Eloísa, y la de Tristán e Isolda que están en la novela, pero también está toda la obra entera de Shakespeare, que muchas de sus obras también tratan sobre este tema.

Me parecía un desafío súper interesante y a mí los desafíos me interesan. Siempre busco en cada una de mis novelas, de alguna manera, salir de mis propios lugares comunes y entrar en nuevos territorios y este, a pesar de haber tocado tangencialmente el tema, era algo que me resultaba terriblemente atractivo y desafiante, porque los peligros eran infinitos y las posibilidades de fallar son infinitas también, porque es un tema que ha sido tocado mil y millones de veces.

—¿A los personajes principales los nombras simplemente como F y S para despersonalizarlos?

—La intención es mucho lo que tú estás diciendo. Ellos son F, él; S, ella. Son él y ella, en el sentido de que son todos los amantes, todos los hombres, todas las mujeres, porque en la vida adulta cualquier ser humano ha vivido algún grado de esa pasión, en menor o mayor medida, pero es un sentimiento que atraviesa la raza humana desde el comienzo de los tiempos.

Lo mismo las ciudades, estos dos amantes, F y S, se encuentran en diferentes ciudades del mundo y las ciudades tampoco tienen nombre, tiene número, Ciudad 1, Ciudad 2, y hay pequeñas pinceladas que pueden captar de qué ciudad estoy hablando o no, pero no tiene importancia porque en el fondo son un telón de fondo a estos dos amantes que están en el primer plano, viviendo esta historia y que son todos los amantes.

—Cuentas la novela a partir de la visión de S, es decir desde la perspectiva de la mujer, algo pocas veces planteado.

—Yo crecí leyendo novelas escritas por hombres, mirando películas dirigidas por hombres, escritas por hombres, en la cual la sexualidad miraba a través de ese ojo masculino. Por supuesto que hay una tradición de Literatura, hay libros que fueron escritos en el siglo XIX incluso por mujeres, que tratan el tema de la sexualidad pero que son muy aislados, yo creo que recién hoy día, siglo XXI, las escritoras han encontrado un lugar y se han tomado el centro, el corazón de la Literatura y pudiendo hablar de todo, digamos, y por supuesto la sexualidad femenina, que ha sido un tema vedado, ocultado, considerado, no solamente menor sino que incluso de mal gusto, por lo tanto, ciertamente, esta es una mirada femenina, de una mujer sobre su sexualidad, sin duda.

—Otro de los eje que es ineludible no mencionarlo es la pérdida, la pérdida no sólo del hijo, sino también de la patria a través del exilio. Háblame de esto, por favor.

—Yo no había unido la pérdida de la patria o la pérdida de la tierra con la pérdida de un hijo. Ya sabemos (que la historia trata) de una mujer que ha perdido un hijo, y que vive este duelo, no solamente ha perdido a su hijo sino que producto de este gigantesco dolor también perdió su matrimonio, por lo tanto es una mujer que está increíblemente defendida ante cualquier tipo de emoción que eventualmente la pudiera vulnerar, que pudiera volver a sentir el dolor que ha sentido ante la pérdida de su hijo.

Por un lado está eso, sin duda. En un escritor de alguna manera hay ciertos grandes aspectos que son inconscientes y que surgen en la escritura, pero hay ciertos aspectos de la escritura que son conscientes y que uno pone en juego ciertas cosas, como, por ejemplo, esta contraposición entre el Tánatos, la muerte, este espacio puro en que ella vive y el Eros; cómo el Eros interfiere en el Tánatos, y cómo en este caso vence al Tanatos.

Ese era un poco la idea de esta mujer con esta gigantesca pérdida y por otro lado está una pérdida generacional, en el sentido de que sus padres han huido de Chile durante la dictadura de Pinochet, lo que ocurrió con mis padres también, y han nacido en esta tierra que no es suya, que no le pertenece del todo, pero que sí le pertenece.

Ella observa de niña cómo sus padres estaban aguardando día a día que cayera la dictadura y así transcurrieron los años y los años, ellos aguardando con las maletas listas para partir, pero nunca partieron. El padre muere en Inglaterra, la madre ya viejita y ahí está, entonces también está esta pérdida que no le pertenece completamente a ella, pero que es un legado familiar de la no pertenencia. Ella efectivamente tiene un sentimiento de no pertenencia, uno la ve bastante aislada, sola, muy autosuficiente en sus emociones, su hija, su amiga, trabaja en un colegio, escribe, es escritora, no pertenece del todo y eso también es un campo fértil para que irrumpa el Eros, porque irrumpe en una tierra en la cual es una mujer con ciertas carencias en el fondo.

—¿Esta irrupción del Eros es una manera en la que cada uno escapa de sus demonios?

—Ella se resiste al principio y es también una forma de poder describir la fuerza que puede tener la pasión, a pesar de las resistencias racionales. Ella es una mujer inteligente, una mujer culta, una mujer que tiene referencias, una mujer que tiene todos los instrumentos para defenderse de una pasión irracional, de una pasión que mirada desde afuera uno dice cómo esta mujer con tantos instrumentos de defensa o tantas formas en las que ella hubiera podido tomar consciencia del torbellino que se estaba metiendo, no lo puede hacer y esto también tiene que ver con la fuerza del Eros.

Él es un personaje súper complejo, porque por un lado lleva esta vida que le acomoda, una vida formal en Santiago de Chile. Ella vive en Londres y se encuentran en diferentes ciudades del mundo. Él es un abogado que vive en Santiago, con una familia perfectamente bien constituida, de un nivel económico alto, que sigue las convenciones de su época, de su lugar, de esta vida casi un poco provinciana, con un montón de reglas, y sin embargo, él tiene una fuerza que no cabe adentro, tiene una pulsión, no solamente erótica sino también heróica, que no cabe adentro de esa vida, adentro de ese pequeño cuadrado que es su vida.

Entonces él busca, porque hay miles de formas en las cuales alguien puede buscar, puede ser a través de la creatividad, puede ser a través de espacios de libertad personal, hay gente que se sube a las montañas y se tira en paracaídas, digamos, buscando ese vértigo, buscando ese salirse de los márgenes, y él lo busca en la pasión. De hecho, hay un momento en que él le dice que ella que ha tenido 22 amantes anteriores a ella, aún diciéndole que ella es la más especial, pero le confiesa que en el fondo esto es como parte de su existencia. Ese es el personaje de F, un personaje complejo, yo diría, no solamente un hombre infiel, hay una intranquilidad en su interior, gigante, una intranquilidad, una carencia que no sabe cómo llenar en el fondo, y que llena con esta búsqueda vertiginosa de la pasión.

—Y no sólo es una relación pasional física, hay una relación también intelectual, incluso parte del erotismo se conduce por medio del elemento interior más que el físico

—Ese equilibrio también era parte de uno de los desafíos de la escritura de esta novela. Es una relación física, es una relación pasional, por lo tanto, eso tiene que ser parte de la historia, era imposible soslayarlo. En mis anteriores novelas lo había soslayado porque no era necesario, yo no creo empatar al lector por que sí, introducir violencia porque sí, introducir sexo porque sí. La historia es la que tiene que llamar a lo que sea que tenga que contener, y en este caso, esta novela tenía que contener, obviamente, el ingrediente erótico concreto, y eso era un escollo difícil, porque los peligros son gigantescos, los lugares comunes, la vulgaridad, etcétera, una cantidad de cosas, y yo creo que una de las formas en las que creo logré no caer en estos precipicios tiene mucho que ver con lo que tú dijiste, que hay un mundo interior que sostiene esto, hay una mente que sostiene esto, hay un corazon que sostiene, hay una mirada desde el interior de ella que de alguna manera le va dando una dimensión más profunda a simplemente el acto, simplemente el tocar, simplemente todo lo que ocurre. Eso era fundamental y es parte constitutiva de la novela estos dos estratos de la sexualidad.

—¿Cuál es la naturaleza del deseo?

—La naturaleza del deseo es algo que fui descubriendo absolutamente. Es muy simple: el deseo es una etapa de transición entre lo que no tienes y lo que tienes. Es decir, el deseo no es un estado estático, es un estado en movimiento, porque una vez que tú satisfaces el deseo, el deseo se acaba ¿No es cierto? Sea lo que sea.

En ese sentido, el deseo es un estado de transición y uno de los elementos que hace que sea tan atractivo y sea tan difícil, y sea tan vertiginoso, y ahí es donde radica, en esta definición del deseo, y por eso la novela se llama La naturaleza del deseo, no la naturaleza de la pasión ni la naturaleza del amor, es la naturaleza del deseo porque si nosotros vemos todas las historias de amor de la humanidad hablan exactamente de ese espacio entre el deseo no cumplido y el deseo cumplido, y no solamente hablan de eso, sino que son historias en las cuales los amantes intentan alargar lo más posible ese estado de transición como en el caso de Tristán e Isolda.

Yo hablo de ellos, de cómo se van poniendo obstáculos cuando el rey los encuentra y les da su bendición, y dice ‘ok, ya perdí, ándate con tu amante’. Ella vuelve donde el rey, para continuar siendo amante de Tristán, es decir, los amantes intentan extender el deseo hasta el infinito, en el caso de Tristán e Isolda hasta que se mueren, hasta que Trsitán se muere, porque saben que una vez satisfecho ese deseo se acaba, entonces el deseo es un estado de carencia, es un estado de expectación, es un estado de transición, es un estado endemoniado y a la vez impresionantemente atractivo.