Author image

Mario Campa

21/05/2025 - 12:05 am

China corteja a América Latina

Números de la Red ALC-China muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en América Latina pasó de ser casi cero en el 2000 a promediar 12.5 mil millones de dólares anuales desde el 2010.

El encuentro China-CELAC celebrado en Pekín acaparó buena atención por lo mucho que la geopolítica tiene en juego. Por vez primera, fueron los mandatarios de Brasil, Chile y Colombia y no los ministros del exterior quienes encabezaron un foro que busca contrarrestar los intereses económicos de Estados Unidos y diversificar las cartas de América Latina. "La intimidación y la coerción sólo conducen al aislamiento", declaró el Presidente chino, Xi Jinping, en referencia al proteccionismo que enarbola Donald Trump. Tras unos días de intenso cortejo chino a la región, cabe destacar cinco puntos clave.

En primer lugar, hay señalas claras de que China está dispuesta a fortalecer sus lazos con los gobiernos de América Latina. Por ejemplo, Xi y Lula firmaron más de 30 acuerdos para la inversión china en Brasil, incluyendo infraestructura y minería. El Banco Central de Brasil y el Banco Popular de China también firmaron una línea de intercambio de 157 mil millones de reales (~28 mil mdd). Mientras tanto, Colombia firmó un acuerdo de cooperación sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, a pesar del escozor provocado entre un sector del empresariado colombiano dócil a los intereses de Washington. China también prometió una nueva línea de crédito por 9 mil 200 millones de dólares a CELAC y exentó por un año el requisito de visa para ciudadanos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay. En una rara demostración, las acciones de acercamiento trascendieron la mera buena voluntad.

En segundo sitio, es previsible que el intercambio comercial genere nuevas tensiones con los Estados Unidos. Las exportaciones de América Latina y el Caribe a China pasaron de sólo 14 mil millones de dólares en el 2004 a 194 mil mdd en 2023, crecimiento cuyo múltiplo de 14 veces es atribuible en un 65 por ciento a sólo cuatro bienes: hierro, cobre, soya y petróleo. En cuanto a las importaciones, pasaron de 28 mil millones de dólares a casi 300 mil mdd impulsadas por la manufactura— la creciente cuota de mercado de los autos chinos es un ejemplo—. Washington enfrentará dificultades para conseguir materia prima a descuento y nuevos mercados para sus productos e inversiones en la medida que China le haga sombra en la región.

El tercer punto es que correlaciones de fuerza desfavorables al interior y un intenso calendario electoral podrían descarrilar lo ganado en Sudamérica. En Chile, Colombia y Brasil existe una alta probabilidad de que los partidos de derecha ganen las próximas elecciones. Incluso si las coaliciones de izquierdas sorprenden con victorias, difícilmente tendrán anchos márgenes de gobernabilidad para ampliar la cooperación con China. Por otro lado, un desconocimiento de los acuerdos firmados hoy con la economía más grande del mundo por paridad de poder adquisitivo es impensable por temor a represalias: lo bailado nadie lo quitará con facilidad.

En cuarto lugar, la Administración Trump no se quedará de brazos cruzados y buscará contrarrestar la creciente influencia china. Estados Unidos considera cada vez más a Pekín como un rival estratégico en América Latina. En el 2017, la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS)— un documento periódico que identifica amenazas geopolíticas — nombró por primera vez el intento de China de atraer a países latinoamericanos a su órbita mediante inversiones y préstamos. En el 2020, el Marco Estratégico para el Hemisferio Occidental enfatizó que las Américas son cruciales para la seguridad nacional, la paz y la prosperidad de Estados Unidos y alertó sobre la dependencia tecnológica regional y la exportación de materias primas a China. En la actualidad, la agenda de Trump en el Canal de Panamá, las amenazas de aranceles a México y la obstaculización de la línea cambiaria entre China y Argentina delatan los miedos de Washington.

Por último, México podría quedar fuera del nuevo orden comercial si juega mal sus cartas. Presa de amenazas, podría sellar un destino inmediato encadenado a la dependencia. Números de la Red ALC-China muestran que la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en América Latina pasó de ser casi cero en el 2000 a promediar 12.5 mil millones de dólares anuales desde el 2010. Brasil, Perú y Argentina captan más IED china que México, más dependiente de la inversión estadunidense. Si Washington presiona al vecino para endurecer su oposición a China, es probable que los bienes y capitales procedentes de Asia caigan aún más que lo trazado en el Plan México. Podría conllevar riesgos sectoriales. Al crecer la dominancia tecnológica de China, entonces la competitividad de fabricantes con problemas como Nissan, Volkswagen o las Tres Grandes de Detroit podría situar a México en un escenario de desindustrialización prematura por geopolítica adversa.

América Latina debe evitar ser un mero instrumento neomercantilista al servicio de Washington o Pekín. Para construir nuevos órdenes globales, no bastan cambios superficiales en las relaciones comerciales. Si la región aspira a salir de las trampas del ingreso medio y en el caso de México a eludir vendettas de los Estados Unidos, hace falta un plan continental para ganar autonomía estratégica. El primer paso es desconfiar de nuevos redentores y el segundo es girar la conversación desde una integración regional total (hoy quimérica) hacia la cooperación temática eficaz mediante vehículos ligeros como CELAC, donde un actor externo como China tenga un rol como aliado o socio y no como mandamás. Sería la mejor forma de ablandar a Estados Unidos en su propio juego mientras las cadenas de medición se mueven yarda a yarda hacia una zona de anotación que hoy día implica el blindaje de las soberanías, desde la energética hasta la tecnológica.

Mario Campa
Mario A. Campa Molina (@mario_campa) es licenciado en Economía y tiene estudios completos en Ciencia Política (2006-2010). Es maestro (MPA) en Política Económica y Finanzas Internacionales (2013-2015) por la Universidad de Columbia. Fue analista económico-financiero y profesor universitario del ITESM. Es planeador estratégico y asesor de política pública. Radica en Sonora.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

Opinión en video