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Daniela Barragán

26/04/2025 - 12:04 am

La Secretaría del Bienestar, el objeto de deseo

Con la rebelión de los morenistas contra Ariadna Montiel, la Presidenta Claudia Sheinbaum está advertida de las intenciones que ya comenzaron a gestarse dentro del Partido. Es la defensa de la Secretaría del Bienestar la defensa del legado de AMLO, que no es un asunto menor y ojalá en los siguientes años lo tengan muy presente quienes integran Morena.

El expresidente Andrés Manuel López Obrador, en la recta final de su Administración, no titubeaba al decir que su principal logro, el que más le llenaba de orgullo, fue la disminución de la pobreza en el país.

De 2020 a 2022, la pobreza disminuyó en todos los estados de México. Ninguna entidad mostró un aumento de personas en esa condición en un periodo que abarcó la pandemia por COVID-19, una inflación que rompió expectativas en todo el mundo y la guerra entre Rusia y Ucrania. Con esos datos, tenemos que la pobreza en el país sería la más baja registrada en los últimos 32 años.

De acuerdo con los datos presentados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 36.3 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, es decir, 46.8 millones de personas. La cifra es menor a la reportada dos años antes, presentada en la etapa más compleja de la pandemia, en donde se contabilizó a 55.7 millones de personas en pobreza.

De 1990 a la fecha, se pueden observar los incrementos de la pobreza relacionados con crisis económicas. Por ejemplo, de 1994 a 1996 la pobreza pasó de 52.4 por ciento a 69 por ciento. La cifra se redujo con los años, hasta el año 2006 que llegó a 42.9 por ciento, pero con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fueron 12 años en que la pobreza se mantuvo en una cantidad que alcanzó al 46.2 por ciento de la población.

Andrés Manuel López Obrador recibió un país con el 41.9 por ciento de pobres; cuatro años después, la cifra rompió el piso del 40 por ciento para situarse en 36.3 por ciento.

El otro dato inédito fue la reducción de la pobreza en todos los estados, incluso en los que concentran la pobreza histórica. Chiapas es la entidad más pobre de México, el 67.4 por ciento de la población vive en pobreza; para 2020 el porcentaje era de 75.5 por ciento y en 2018, de 78 por ciento.

Guerrero tiene un 60.4 por ciento de pobreza y la reducción en dos años fue de casi ocho puntos porcentuales, pues en 2018 se ubicaba en 67.9 por ciento; Oaxaca para 2022 tiene un 58.4 de pobreza y en 2020 se situó en 61.7 por ciento, y en 2018 en 64.3 por ciento.

Otro dato que destaca es que el umbral de personas que están en una posición en la que no son pobres y no son vulnerables a serlo, aumentó al ubicarse en 34.9 millones de personas, luego de que desde 2016 esa cifra se mantuvo entre 28 y 29 millones.

A la par, la población vulnerable a ser pobre por sus ingresos disminuyó a 9.3 millones, que fueron niveles que se tenían en 2016.

Todos estos datos, reportados en 2023 por esta reportera, sirven para sustentar la hipótesis de este texto: la Secretaría del Bienestar resguarda el legado más importante de López Obrador. No de Morena ni de la Cuarta Transformación. Del lopezobradorismo.

Esta semana la Presidenta atajó un intento de parte de un sector del partido para tener injerencia en la dependencia que se encarga del funcionamiento de todos los programas sociales. La acción vino desde la Cámara de Diputados; la información publicada en La Jornada y Latinus documentó que un grupo de morenistas exigieron la renuncia de Ariadna Montiel por déspota y corrupta.

La Presidenta, luego de respaldar a la Secretaria, dejó ver la posible causa de la molestia, ya que les dijo a los diputados que no había reuniones privadas para gestionar programas sociales que les permitieran autopromocionarse.

No es gratuito que esta nueva batalla sea por la Secretaría del Bienestar. Controlarla es tener datos de toda la población que goza de un programa social, que para 2025 son 15.2 millones de personas; es hacerse de un despliegue de personal en los hogares de todo el país, que son los más de 19 mil servidores de la Nación, y lo más importante: el dinero.

Para 2025, de los más de 9.3 billones de pesos aprobados por la Cámara de Diputados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025, 835 mil 535 millones de pesos están destinados a los programas del bienestar, de acuerdo con datos oficiales.

La cascada de datos sobre el comportamiento de la pobreza en México retratan la cúspide de lo que trabajó López Obrador desde que fue Jefe de Gobierno. Durante su Administración (2000-2006), los medios se encargaron de asegurar que su política de apoyos sociales para adultos mayores endeudaría a la capital. No ocurrió.

Luego de eso, la mayoría de los estados intentaron copiar el modelo aunque lo hicieron al estilo priista: dar dinero para tener controlada a la población y tener asegurados sus votos en las elecciones.

En algunas entidades se les obligaba a las personas de la tercera edad, sin importar su condición, a acudir a las oficinas a registrarse e ir mes con mes a la llamada prueba de vida. Hombres y mujeres con bastón o silla de ruedas tenían que formarse bajo el sol para poder hacerse merecedores de ese derecho. Para colmo, los apoyos llegaban de manera irregular: a veces puntuales, a veces con retraso de más de un mes y a veces incompleto.

En el entonces Distrito Federal, los funcionarios visitaban a los adultos en sus hogares, no sólo para la prueba de vida sino también para escuchar sus problemas y sus necesidades, sobretodo, de salud.

Los censos del bienestar empezaron la misma semana en la que López Obrador ganó la elección para poder empezar a repartir el dinero el 1 de diciembre de 2018. Los medios siguieron la misma coreografía de años antes: advirtieron del endeudamiento y de las terribles intenciones de López para cooptar a la gente con dinero para asegurar victorias electorales. No claudicó y apostó porque los programas sociales y el dinero destinado a ello fueran en aumento.

Descolocó hasta a los expertos en materia que sostuvieron por años que los programas sociales debían ser focalizados, destinados solamente a los “más pobres”. El modelo actual de programas sociales apostó por la universalización y así todos son elegibles. El otro acierto fue quitar intermediarios y hacer de todo esto un derecho constitucional.

Los resultados ahí están. Los retrató Coneval y no pueden decir que ese organismo lo hizo para quedar bien con López Obrador ya que el Presidente desde su primer año dijo querer desaparecer al Consejo y lo logró.

La política de desarrollo social le costó mucho a López Obrador pero el tiempo le dio la razón. Con su fórmula la pobreza bajó y todo país debe sentir como propio ese logro y aspirar a que esa cifra baje todavía más.

Pero lo que vimos esta semana es que hay políticos de Morena para los que la Secretaría del Bienestar es el verdadero objeto de deseo. Desafortunadamente, el trabajo hecho hasta el momento podría venirse abajo en poco tiempo si cae en manos de alguien con malas intenciones: sería sencillo desviar dinero, guardar dinero o poner la política de desarrollo social en manos de quien busque objetivos personales como una gubernatura o cualquier otro puesto. ¿Quién no desea todo ese poder?

Con la rebelión de los morenistas contra Ariadna Montiel, la Presidenta Claudia Sheinbaum está advertida de las intenciones que ya comenzaron a gestarse dentro del Partido. Es la defensa de la Secretaría del Bienestar la defensa del legado de AMLO, que no es un asunto menor y ojalá en los siguientes años lo tengan muy presente quienes integran Morena.

Tal como lo afirmé en la columna pasada con motivo de los 20 años del desafuero en contra de López Obrador, lo más sencillo para muchos de los que se dicen obradoristas es subir una foto con el expresidente o citar una frase de alguno de sus discursos. Lo difícil es respetar y cuidar lo que le costó años. Porque pasaron más de dos décadas para que demostrara a todo el país, al aparato mediático, político e intelectual que él tenía razón y que el país, y su economía tenían las facultades para poder disminuir la pobreza.

López Obrador aguantó años y el modelo creado puede descomponerse apenas sea secuestrado. La Presidenta quedó advertida y los que buscaron meter mano en la dependencia también.

El mensaje es: la Secretaría del Bienestar no se toca. Esa debería ser la defensa de todos nosotros. Más allá de Morena, de la Presidenta, la oficina que se encarga de la distribución de la riqueza, del otorgamiento de derechos sociales, de la disminución de la desigualdad, es algo que debemos defender todos de aquellos que se frotan las manos por capturarla.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.

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