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Alejandro Calvillo

17/05/2025 - 12:05 am

Coca, Nestlé & Co. la reunión secreta

La reunión secreta confirma, como muchos otros documentos filtrados desde el interior de las corporaciones, que las corporaciones de ultraprocesados conocen los daños de sus productos desde hace más de 25 años y los han venido negando. 

El 8 de abril de 1999 se encontraron en Minneapolis, en una reunión secreta, 11 de los directivos de las más grandes corporaciones de ultraprocesados, de la comida chatarra, no hubo reporteros ni minutas, fue una condición de la reunión. El asunto de la reunión era solamente uno: la epidemia creciente de obesidad, la responsabilidad de estas corporaciones y cómo enfrentarla. Asistieron directivos de empresas como Nestlé, Kraft y Nabisco, Coca-Cola, Mars y Procter & Gamble. Ahí estaban reunidos directivos de empresas rivales en el mercado, que luchaban por lograr mayor consumo de sus productos, no a través de volverlos más saludables, sino más hiperpalatables. Entre los asistentes a esa reunión, estuvieron directivos de Cargill y Tate & Lyle, que abastecen a estas empresas de sal, grasa y azúcar, que son los tres pilares, los tres ingredientes clave de los ultraprocesados para hacerlos hiperpalatables, para inducir a los consumidores a comer de más.

La reunión fue promovida por el director ejecutivo de la empresa Pillsbury, James Behnke, y acompañado por Michael Mudd, vicepresidente de Kraft. Se encargaron de exponer, ante la audiencia de gran parte de las corporaciones más poderosas del mundo en la producción de ultraprocesados, la evidencia científica sobre el aumento en el consumo de sus productos, su relación con la epidemia de obesidad y los daños a la salud de la población. Mudd realizó una presentación de más de 140 diapositivas sobre el aumento del consumo de estos productos, su composición, su relación con diversas enfermedades e, incluso, sobre los costos estimados de la obesidad y sus consecuencias para Estados Unidos: costos estimados entre 40 y 100 mil millones de dólares al año en diabetes, hipertensión, tres tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, entre otras.

La evidencia estaba ya en todos lados. Walter Willett, director del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, señalaba directamente la responsabilidad de estas corporaciones: “La transición de los alimentos a ser un producto industrializado ha sido el problema fundamental”. La Asociación Americana del Corazón, el Centro de Control de Enfermedades, la Sociedad del Cáncer, universidades e institutos de salud señalaban ya el impacto de estos productos industrializados en la salud.

Cuando Mudd terminó su presentación, vino el silencio que fue cortado por el director de General Mills, Stephen Sangers. General Mills era ya una de las corporaciones que había inundado el mercado con cereales repletos de azúcar dirigidos a ser el primer producto consumido por los niños en la mañana. Sangers se levantó y comentó en tono molesto: “No me hablen a mi sobre nutrición…háblenme de sabor, si este producto sabe mejor.” El desprecio a los datos sobre el impacto de sus productos en la salud, sobre los costos para la población y los sistemas de salud, no tenían ninguna relevancia, lo importante era el negocio y para que el negocio prospere todo está en el sabor. Nadie argumentó en contra. Como describe Michael Moss en su libro “Salt, Sugar, Fat”, donde recoge el testimonio de Mudd, después de las palabras del director de General Mills, los ejecutivos se levantaron de sus asientos y se dirigieron a los elevadores para dirigirse al piso 40 a cenar, como si nada hubiera ocurrido. 

Las grandes corporaciones de los productos ultraprocesados, de los cuales hay evidencia de que son la principal causa de enfermedad y muerte en muy diversos países, han temido ser llevadas a juicio por los daños a la salud que han causado. Tienen pavor a verse en el asiento de los acusados que ocuparon hace años los directivos de las grandes tabacaleras, miedo a recibir severas sentencias, como las multimillonarias multas que recibieron estas al demostrarse que ocultaron y negaron los daños que el consumo de tabaco estaba provocando: daños a cientos de miles y a millones de personas. Las tabacaleras negaron, durante decenios, el carácter adictivo de la nicotina y la relación del tabaquismo con el cáncer, lo que aumentó su culpabilidad.

Como lo comentamos anteriormente, Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Kraft, Kelloggs, Mondelez y Conagra, entre otras corporaciones, han sido demandadas por un joven de 18 años que las responsabiliza de haber desarrollado diabetes tipo 2 e hígado graso no alcohólico desde la edad de 16 años, señalando que la enfermedad crónica grave con la que vivirá el resto de su vida es el resultado del consumo de productos de estas empresas, que nunca advirtieron el daño que estaban provocando en su salud.

El joven Bryce Martínez es representado por la firma de abogados Morgan & Morgan, que se presenta como la firma especializada en responsabilidad civil más grande de Estados Unidos. ¿Por qué una demanda de una persona es tan importante? Porque es el procedimiento que las leyes permiten, y así han iniciado las demandas para reparación de daños en varios casos.

La demanda es icónica ya que este caso representa, sin exagerar, a miles de millones de personas alrededor del mundo que sufren los daños causados en su salud por el cambio de sus dietas a productos ultraprocesados, productos que dejan de alimentar y aumentan el riesgo de muy diversas enfermedades, sin advertir a los consumidores sus daños.

La demanda de Bryce Martínez es un documento con un gran sustento científico que fundamenta el reclamo de este joven, que tiene detrás de él a cientos de millones de personas que han sido afectadas en su salud por el consumo de productos que estas corporaciones han puesto en el mercado. Se trata de corporaciones que no sólo no han advertido de sus daños, sino que los han negado, lo cual les pone en el mismo lugar que las tabacaleras cuando negaron los daños del tabaco. 

Para concluir esta colaboración compartimos los primeros puntos mencionados en esa demanda:

  1. Una de las mayores amenazas para nuestra salud, y la salud de nuestros hijos, son las sustancias que dominan los estantes de nuestras tiendas de comestibles: los alimentos ultraprocesados.
  2. Los alimentos ultraprocesados ("UPF") son sustancias comestibles producidas industrialmente que son imitaciones de alimentos. Consisten en productos que eran alimentos que han sido fraccionados en sustancias, modificados químicamente, combinados con aditivos y luego reensamblados utilizando técnicas industriales como el moldeo, la extrusión y la presurización
  3. Los UPF son ajenos a la experiencia humana previa. Son invenciones de la tecnología industrial moderna y contienen poco o nada de alimentos integrales.
  4. La prevalencia de estos alimentos explotó en la década de 1980 y han llegado a dominar el entorno alimentario y la dieta estadounidenses (tanto como la mexicana, agregamos). El problema es particularmente pronunciado en los niños, que ahora obtienen más de 2/3 de su energía de UPF en promedio.
  5. La explosión y el consiguiente aumento de la UPF en la década de 1980 estuvieron acompañados de una explosión de la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas que cambiaron la vida.

La reunión secreta confirma, como muchos otros documentos filtrados desde el interior de las corporaciones, que las corporaciones de ultraprocesados conocen los daños de sus productos desde hace más de 25 años y los han venido negando. 

Ya es hora de llevarlos a la silla de los acusados y que paguen sus daños.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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