La realidad virtual es la última frontera tecnológica del mundo de los videojuegos. Teniendo eso en mente, imagina que pudieras adentrarte en los mundos fantásticos que las consolas tienen para ofrecerte, pudiendo experimentar realidades alternativas de manera tan real, que sería difícil distinguir si se trata de un sueño o de una pesadilla. Pues bien, un video nos presenta una interesante propuesta, en la que podemos observar a un joven inmerso en un mundo caótico, donde la violencia es normal y la locura es necesaria.
Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo).- Corridor Digital publicó un video en el que nos muestran el momento en que un joven recibe un par de los lentes de realidad virtual más avanzados. Tras hacer uso de ellos, de súbito el muchacho se observa transportado al agitado mundo de “Grand Theft Auto”, donde además de sobrevivir a balas y explosiones, tendrá que resistir al entrenador del tutorial, un desquiciado personaje que confunde al zagal con un mexicano -después de todo es moreno- y que lo arrastra por el mundo virtual.
Durante el material podemos apreciar cómo primero el joven se asombra por esta “maravillosa” experiencia, para poco después, conforme se va adentrando en este mundo de fantasía, hallarse aterrado y en busca de una salida, pues lo que antes parecía divertido e increíble ahora se torna tan real y descarnado que ahuyenta.
Quizá sea un chascarrillo muy bien hecho, aunque también esconde una terrible moraleja: ten cuidado con lo que deseas, pues el anhelo puede llegar a ser más una condena que una bendición.
En ese sentido, esa cierto que añoramos tener mejores y más realistas experiencias virtuales; sin embargo, el límite de la fantasía es la noción de saber que por más real que parezca no deja de ser una mera ilusión. ¿Qué pasaría si ella se volviera tan similar a la realidad que casi no hubiera distinción? ¿Seguiría siendo divertido o se volvería una verdadera pesadilla?
Como sea, mientras eso sucede, podemos seguir disfrutando de este vívido sueño, en el que el crimen es normal e inclusive alentado, en el que uno se puede dejar llevar, ya que a pesar de la atrocidad, no hay ningún daño.
