Angelina Jolie y Draco Rosa: dos maneras distintas de enfrentar el cáncer

26/05/2013 - 1:00 am
La portada de la revista Time
La portada de la revista Time

Ciudad de México, 26 may (SinEmbargo).- En días recientes dos famosos de distinto tenor han sido noticia por sus declaraciones y actitudes respecto de una enfermedad que en el mundo, según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), constituye una de las principales causas de muerte: el cáncer.

Angelina Jolie, la célebre actriz estadounidense de 37 años, ocupó el centro de las noticias al saberse su decisión de realizarse dos mactestomías para prevenir el mal.

En nuestro ámbito, el no menos conocido cantautor neoyorquino Draco Rosa, de 43 años, dio detalles de cómo fue padecer el cáncer en el abdomen, cerca del hígado, del que se muestra restablecido luego de someterse a un trasplante de médula.

No son ni serán, como es lógico, los únicos famosos ligados con una enfermedad que sólo en 2008, siempre de acuerdo con la OMS, causó 7,6 millones de muertes.

Se prevé, además, que las muertes por cáncer sigan aumentando en todo el mundo y alcancen la cifra de 13,1 millones en 2030.

Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Sin embargo, Jolie y Rosa representan dos maneras muy diferentes de relacionarse con la enfermedad.

Si a la una la precede una fama mundial que provoca que cada uno de sus gestos y acciones cobren relevancia global, al otro lo justifica el haber atravesado un estado de salud terminal por cuya recuperación se apostaba muy poco.

Una quiere huir de la muerte temprana, el otro vive a pleno el milagro de estar vivo.

Los dos ponen en tela de juicio hasta qué punto la fama es un pasaporte abierto para abrir el debate en un tema donde se exige un rigor de especialistas que no es necesario en otros planos.

LA VITAMINA C Y LOS TRATAMIENTOS MILLONARIOS

En una conferencia de prensa llevada a cabo en las instalaciones de Sony Music el pasado jueves, el cantautor neoyorquino Draco Rosa contó su experiencia con el cáncer. Fue sincero y valiente. No se guardó nada.

“Cuando me diagnosticaron la enfermedad, le dije a mi doctora que no iba a hacer quimioterapia, de ninguna manera. Dejé todo lo que estaba haciendo, me compré varios libros de células, de memorias de las células, etc. Me inscribí en seis convenciones sobre la enfermedad y en una de ellas conocí a la nutricionista guatemalteca Nina Nissen, quien ha sido una bendición enorme en mi vida”, contó.

“Ella me enseñó el significado del comer y cómo los alimentos afectan tu salud. Me hice vegano, perdí peso y comencé a aplicarme altas dosis de vitamina C, de sodium bicarbonato, un tratamiento muy agresivo a cargo del doctor italiano Marco Simoni. Luego me fui a la clínica en Houston, donde los tratamientos son carísimos, casi me quedo sin un duro. Cada vez que te inyectan, pagas 9 mil dólares, las pastillas cuestan 500 dólares a la semana”, reveló.

“Después del tratamiento alternativo que había seguido y mediante un escaneo en Houston, nos damos cuenta de que de los tres tumores, dos habían desaparecido. Había quedado uno y era muy maligno. Comencé entonces la quimioterapia, pero el cáncer no remitía. En el medio de ese proceso comencé a grabar el disco Vida, como una especie de legado.

Frente a la incertidumbre, los médicos deciden hacer un trasplante de médula. Al principio, no funcionó. Sin embargo, en diciembre del 2012 me hacen un análisis y me comunican que estoy libre de cáncer”, expresó.

La actitud del artista neoyorquino, hijo de padres puertorriqueños, frente a su experiencia es discreta. No quiere ser vocero de un tema para el que –dice- “hay tantos tratamientos como personas que padecen la enfermedad”.

“Podría contarle mis impresiones sobre el cáncer a cada enfermo, pero no podría ser portavoz en general, porque hay tantos cánceres como paciente. Mi caso es único, pero también lo es el de cada individuo que sufre de este mal”, dijo el artista, quien lo único que hará al respecto es publicar un libro sobre alimentación con la nutricionista Nina Nissen.

EL FACTOR ANGELINA

El caso de Angelina Jolie es mucho más complejo y polémico. Obviamente, no se discute su derecho a decidir sobre su cuerpo como más le plazca, sino la banalización que acerca de su doble mastectomía han hecho los medios en forma exagerada y sin contar con información científica de primera mano.

Se trata de una decisión personal que no debería crear escuela, al menos sin la supervisión médica de rigor; por tanto, ¿a qué viene la portada de Time poniéndola como ejemplo para las mujeres que padecen la enfermedad?

En una conversación privada con esta cronista, un periodista venezolano cuya identidad nos reservamos, contó el caso de su hermana, una médica oncóloga que, como medida preventiva y luego de realizarse el examen genético que le daba un alto porcentaje de riesgo de cáncer, se realizó también una doble mastectomía.

Al año siguiente de la operación, el cáncer de mama se le declaró de todas formas.

Cuando la famosa actriz estadounidense declara que “No quiero que mis hijos tengan como yo una madre que se muere por cáncer”, ¿puede con ello garantizar que no sufrirá la enfermedad sólo porque se quitó los pechos?

El 20 de mayo pasado, el diario vasco DEIA sacó un reportaje muy detallado que fue reproducido por varios medios en español, incluida la revista etcétera y el portal PlanetaEllas.com.

Con el título “Lo de Angelina banaliza el cáncer”, el periódico da cuenta del examen genético llamado BRCA1 y que en el caso de la actriz determinó la posibilidad de que desarrollara el cáncer en un 87%.

Se trata de un examen caro y poco frecuente.

“El problema es que ahora este tipo de diagnósticos puede llegar a obsesionar a mucha gente que querrá someterse a la prueba”, dijo una de las pacientes entrevistadas por DEIA.

Un extenso reportaje de la agencia EFE informa que la cirugía de mastectomía “consiste en la extirpación de los senos y está indicada para mujeres portadoras de una mutación genética que implica un riesgo elevado de padecer cáncer de mama”

Lo que se conoce como mastectomía profiláctica es cuando se extirpan las mamas de manera preventiva, sin que exista la enfermedad.

EFE
EFE

“El síndrome de mama y ovario hereditario está causado por mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2. Son mutaciones que afectan a todas las células del organismo y también a los gametos, óvulos o espermatozoides, por lo que pueden pasar a la descendencia”, afirmó Carmen Guillén, responsable de la Unidad de Consejo Genético del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

“En las familias que tienen una mutación de este tipo, el riesgo de desarrollar cáncer es muy elevado. Se cree que algunos factores genéticos y ambientales pueden modificar en cierto modo ese riesgo, pero la predisposición que causa la alteración genética puede ser tan alta que, independientemente de los hábitos de vida que tenga esa persona, podría llegar a desarrollar un cáncer”, dice la profesional entrevista por la agencia EFE.

“No obstante, la doctora afirma que el 90% de los cánceres no son hereditarios y comenta que la mayoría de las mujeres que acuden a una consulta de oncología debido a un cáncer de mama no tiene estas mutaciones”, dice el reportaje.

“Es importante que el principal mensaje para toda la población sea que la mayoría de los cánceres no son hereditarios y que los hábitos de vida son muy importantes en la mayoría de los casos, más que otros factores”, concluye la especialista.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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