EPN: AFUERA TODO BONITO, ADENTRO NO TANTO

27/06/2013 - 12:00 am

El Presidente intenta recuperar la confianza en México con una permanente actividad internacional. Los analistas dicen que poco resultado se tendrá si en el país no cambian las cosas y la economía no mejora. Por ahora, coinciden, las giras y visitas de Estado sólo han servido para reforzar la imagen de él, de Enrique Peña Nieto…

La famosa gira de Londres, en donde presumió reformas, como la energética, que tendrán fuerte oposición en México. Foto: Cuartoscuro
La famosa gira de Londres, en donde presumió reformas, como la energética, que tendrán fuerte oposición en México. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).- Como en los viejos tiempos -los del PRI personificado en Miguel de la Madrid o Carlos Salinas de Gortari-, el Presidente Enrique Peña Nieto ha tenido una intensa actividad diplomática en los últimos dos meses: recibió a su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama; limó la tensa relación con China a través de la visita de su líder Xi Jinping; y él mismo fue invitado a un almuerzo del Grupo de los 8 (G-8) en Irlanda del Norte.

Cada uno en su oportunidad, los presidentes Obama y Jinping, fueron honrados con cenas de gala en Palacio Nacional. Obama saludó de mano a los miembros del gabinete peñista. En su turno, el premier chino recorrió al lado de Peña Nieto y la primera dama, Angélica Rivera, las edificaciones mayas de Chichén Itzá y al final, aceptó posar cuando estrechaba la mano del mandatario mexicano. “Este es un buen lugar para sellar la amistad”, le dijo Peña Nieto a Jinping frente a la pirámide de Kukulkán.

Dos semanas después, los líderes del Grupo de los 8 invitaron a Peña Nieto a almorzar.

México, según analistas de las Relaciones Bilaterales, alguna vez tuvo una posición fuerte en el orden internacional. Pero la crisis de seguridad crispada durante el gobierno de Felipe Calderón lo hizo retroceder y desdibujarse ante el mundo. Recuperar el rumbo es uno de los objetivos de la política de Enrique Peña Nieto, quien personifica los nuevos días del PRI en el poder. Se trata de una ambición que, por ahora, sólo está basada en la construcción de su propia  imagen -en mucho sostenida en las reformas del Pacto por México- y que puede desplomarse si dentro del país no se genera crecimiento económico y un ambiente de paz.
En el panorama, como dice José Antonio Serro Castiñón, maestro de tiempo completo de Economía Internacional y Economía de México en la Universidad Iberoamericana (UIA), hay un mensaje claro: “México quiere volver a ser un protagonista internacional y está diciendo: aquí estoy de vuelta”.
¿QUÉ PASA ADENTRO?

La esperanza en el interior, para los mexicanos, no ha ido en aumento. Ni en términos económicos ni de Seguridad. El gobierno recortó de 3.5 a 3.1% la previsión del crecimiento económico para este primer año peñista luego que el Producto Interno Bruto (PIB) creció 0.8% en el primer trimestre ante la caída del sector industrial, el cual tiene fuertes vínculos con Estados Unidos. Fue el declive más pronunciado en los últimos tres años.

Por otro lado, el fantasma de la violencia siguió amenazante. Tener en la entraña a ese fenómeno, a México le cuesta más del 15% del PIB y su gasto para encararlo, resulta mayor que el que hace en Educación, según un documento del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

La inseguridad fue en escala. Ya no hay quien esté fuera de su alcance. Todos los ciudadanos mexicanos, ya sea en las ciudades o en el campo, viven bajo sus sombras, se lee en ese estudio que fue apoyado por instituciones internacionales.

Armando Azúa, docente del Departamento de Historia y Estudios Internacional de la misma UIA, admite que México tiene la clara intención de virar el rumbo en la escena internacional, pero hace un matiz y dice que es muy temprano para celebrar.

“Después de los encuentros internacionales de Peña Nieto sólo hay oportunidades, no realidades. Hay un cambio de gobierno y otro manejo de la imagen presidencial. La imagen, basada en los logros del Pacto por México, no es la realidad, pero nos puede ayudar a construir una política exterior con un papel mucho más activo del desarrollo nacional. Que no se nos olvide que hubo épocas donde tuvimos buena imagen, justamente la época de Carlos Salinas”.

-¿Qué ocurrió después?

El especialista sostiene que no se logró dar el paso hacia la solidez de una política exterior que trajera resultados y en mucho, contó la alternancia política.

De visita por Colombia. Foto; Cuartoscuro
De visita por Colombia. Foto; Cuartoscuro

EL ESTANCAMIENTO

El ingreso de México al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) el 25 de julio de 1986 hoy es visto por los analistas de las relaciones bilaterales como el punto de partida para una carrera rutilante del país. Una carrera que derivó en la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá, y otros acuerdos comerciales con naciones de América Latina y Asia. Pero, según ellos, fue una carrera que se interrumpió en los 12 años de los gobiernos del PAN.

“(Antes de la alternancia) México se posicionó mucho en el contexto internacional. Vemos una gran posición en 1994 (firma del TLC) que contrasta con el México de 2013”, dice Roberto Sánchez de la Vara del Departamento de Estudios Empresariales de la UIA.

El especialista añade: “No quiero que se vaya a malinterpretar que durante el foxismo y el calderonismo no hubo presencia de México en el exterior; sin embargo con excepción del Tratado de Libre Comercio con Perú, que se da en la última etapa del gobierno de Calderón, no hubo una presencia fuerte de México en el concierto internacional en lo que se refiere a la promoción comercial de México”.

La introducción del libro Los retos internacionales de México, urgencia de una nueva mirada (Siglo XXI, 2011), que reúne ensayos de expertos en política exterior, presenta un diagnóstico de la década durante la cual, el PAN estuvo en el poder: “Existe la percepción generalizada de una transición democrática que perdió el rumbo, cuyo rasgo más vulnerable es la amenaza del narcotráfico que penetra todas las capas del sistema político y provoca niveles alarmantes de violencia e inseguridad. La capacidad de las instituciones (…) está rebasada para hacer frente a esta situación”.

Coordinados por Guadalupe González, investigadora de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), y por Olga Pellicer, diplomática e investigadora del Departamento de Estudios Internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), los especialistas en ese texto describen “un descuido de la élite mexicana, empresarios y medios de comunicación” ante los problemas que enfrentaban las relaciones exteriores del país. Sobre todo porque México estaba “ensimismado” en la Guerra contra el Narcotráfico y  “desinteresado” sobre lo que ocurría allende sus fronteras”.

En entrevista, el especialista Armando Azúa admite tal ensimismamiento. “El país no tenía una imagen tan favorable por el manejo de esa guerra. Hoy, las cosas son diferentes. Peña Nieto no menciona la Guerra contra el Narco en el exterior. Y en el exterior no se alcanza a ver la problemática de la política interna. Si bien los problemas no están resueltos del todo en México, para el mundo parece que hay algunas posibilidades de avance”.

No puede cantarse victoria. De nada servirá lograr un reposicionamiento si en el interior del país, la inseguridad continúa con sus laceraciones. Sin la resolución de problemas, el golpe de timón no será posible. Azúa, por ejemplo, indica que la inseguridad puede ser el gran lastre de las relaciones internacionales en la política peñista. “Si después de un buen número de años, esto no se traduce en mejoras, la marca-país se va a ir por el suelo. Hay que invertir en Seguridad. Hay que aprovechar lo que llega a partir de la buena imagen para dar estabilidad y seguridad al país. Las empresas extranjeras llegan pero los empresarios no vendrán si late el riesgo del secuestro; por ejemplo”.

El encuentro con el Presidente chino. Foto: Cuartoscuro
El encuentro con el Presidente chino. Foto: Cuartoscuro

LA ASIMETRÍA

El gobierno de Enrique Peña Nieto arrancó mientras las ventas al exterior de productos mexicanos se estancaron. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que en enero de 2013 el déficit preliminar de la balanza comercial era de dos mil 879 millones de dólares, comparable con el de enero de 2012, de 274 millones de dólares. El país mantiene desequilibrio con casi todos sus socios, pero un superávit con Estados Unidos, país al que le envía el 85% de sus productos.

De la Vara, el especialista en Negocios Internacionales de la UIA, dice que el gobierno peñista aparenta una gran intención de quitar todas las brechas. “De esta labor gubernamental se espera que sea posible incrementar la Inversión Extranjera Directa en México”.

Y la China lejana se avecina. Es con ese gigante asiático con quien México mantiene una brutal asimetría comercial que en 2012 superó los 50 mil millones de dólares; es decir, por cada 10 unidades que importa, exporta una. No obstante el desequilibrio, China es el segundo socio de México, después de Estados Unidos.

Con China, en la pasada década, los desencuentros y la tensión predominaron. El origen de la rispidez puede ubicarse cuando México se opuso a que el país asiático ingresara al GATT, que a la postre se convirtió en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Vinieron más desaires de regreso. En plena crisis del Virus de la influenza H1N1, el gobierno chino retiró toda la carne de cerdo mexicana de una Feria Agropecuaria y le pidió a turistas connacionales que abandonaran el país. Después, el ex Presidente Felipe Calderón recibió al Dalai Lama, dirigente del Tíbet, lo que molestó a las autoridades del Gigante de Asia.

Con tal historial, el pasado 4 de junio, el presidente Xi Jiping aceptó la anfitronía de su homólogo mexicano. Su encuentro quedó asentado en una declaración conjunta que incluye once acuerdos culturales y comerciales. En palabras de Peña Nieto, lo más sobresaliente es que, a partir de ahora, la carne de cerdo podrá ingresar al país asiático, así como todas las categorías de tequila.

Peña Nieto y Xi Jinping también anunciaron que se pondría fin a las diferencias entre los dos países en el tema de la industria textil y se crearía, dentro de la Secretaría de Economía, una Unidad Especializada de Asuntos México-China.

No obstante los apretones de mano, aún no hay motivos optimismo. Los internacionalistas consultados no ven que la balanza comercial pueda equilibrarse con el Gigante de Asia. Armando Azúa es tajante: “¡Definitivamente no! Para empezar es demasiado desigual como para que en el corto plazo pasemos al equilibrio de las economías. Acaso la desigualdad podrá suavizarse, pero China va a seguir mandando más cosas de las que nosotros seamos capaces de mandarles”.

José Antonio Serro Castañón, catedrático de Economía Internacional, va más allá. Dice que México debe voltear a verse a sí mismo como exportador. Da un ejemplo: “Conseguimos un sistema de cuotas exentas de aranceles en un tratado con Japón y en muchos productos ni siquiera las hemos alcanzado”.

El internacionalista remata: “Hay que tratar que las inversiones vengan. Que si China se comprometió a hacer el tren que va a Querétaro, que venga a hacerlo. Pero hay que ver cómo vamos a entrar nosotros al mercado chino”.

Los especialistas consultados por Sin Embargo coinciden en que si no es en México, China conducirá sus dardos hacia otro lugar de América Latina. El mapa parece estar despejado. Apenas si entabló relaciones diplomáticas con Costa Rica y empezó la edificación de un estadio de futbol en tanto que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció la construcción del canal interoceánico con capital de aquel país.

EL SOCIO ESTRATÉGICO

Sin el tema tradicional de la migración y con claro énfasis en la agenda económica, al final, la visita del 2 de mayo del Presidente estadounidense Barack Obama a México, sembró más esperanzas que certezas. “Con Estados Unidos estamos en una de las mejores épocas. Es un momento muy adecuado, como lo tuvieron el Presidente Carlos Salinas de Gortari y su homólogo, George Bush. Tal y como lo dijo el presidente Obama, nos ven como un socio estratégico y así, nosotros debemos verlos. Es de esperarse que esa filosofía predomine”, expone Sánchez de la Vara.

Justo en la relación con el vecino del norte es donde está abierta la ventana de oportunidades. Los internacionalistas no creen que haga falta mencionar –como solía ocurrir- a los muertos en el Desierto de Arizona o el Río Bravo, o la legalización de los inmigrantes mexicanos a través de la Reforma Migratoria.

Armando Azúa, del Departamento de Historia y Estudios Internacionales de la UIA, acepta que el gobierno peñista busca un reposicionamiento de México en el mundo, el cual debe ser aprovechado para abordar los temas “candentes” en la relación bilateral con Estados Unidos.

“La agenda humanitaria sí se trató con suficiencia en la pasada visita de Obama, pero no se hicieron declaraciones muy a fondo. El proceso legislativo norteamericano donde ahora se encuentra la reforma migratoria podría haberse entorpecido. Obama no puede venir a ofrecer cosas que el Congreso apenas está discutiendo”, dice Azúa.

Así, el nuevo gobierno mexicano ha salido a la escena internacional. El ánimo es claro: recuperar un rumbo, el marcado por los otrora gobiernos priistas. Por ahora, sólo ha logrado sembrar oportunidades.

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