¡Qué agallas tiene ese árbol!

10/05/2015 - 12:01 am
Encino con agallas
Encino con agallas

¿Y cuándo sabremos algo de los 43?

La palabra “agallas” normalmente se utiliza para denotar a alguien muy valiente, alguien que se arriesga a llevar a cabo una empresa arriesgada o alguien muy aventado, sin embargo en biología tiene otras acepciones. En primer lugar las agallas de los peces son las órganos que utilizan para respirar en el agua, también conocidas como  branquias; mientras que en el caso de las plantas, el término agalla se refiere a una estructura globosa que crece generalmente sobre las hojas y son producto de la parasitación de un bicho.

            Las agallas en las plantas son estructuras anormales que se producen cuando un insecto o ácaro oviposita dentro del tejido vegetal, o al ser atacada por un microorganismo como virus o bacteria. Ante la presencia de estos bichos la planta reacciona con un crecimiento acelerado englobando el huevo, y este tejido servirá de alimento y protección para la larva que emergerá del huevo unos días después de que su madre lo puso en la planta. No se conoce bien la genética involucrada con la producción de agallas pero se sabe que algunos genes que se encienden también están activos en la formación de las flores. Las características principales que distinguen a las agallas de otro tipo de crecimientos anormales de las plantas, es que la reacción de la planta ante el ataque del organismo extraño incluye sin excepción fenómenos de hipertrofia (crecimiento exagerado de las células) e hiperplasia (multiplicación excesiva de las células). Muchas agallas se producen en la hojas, pero también hay insectos que ovipositan en los peciolos, en los tallos, en las flores e incluso en los frutos, así que la diversidad de agallas no es exclusiva de las hojas.

            Lo interesante es que cada organismo inductor de agallas produce una agalla diferente en la planta, hay una diversidad grande de formas en las agallas, algunas chicas y lisas, otras peludas y otras con espinas. Entonces la apariencia de las agallas es especie específica, y más aún en una misma planta varios bichos agalleros producen diferentes agallas, por lo que es de suponer que cada bicho está activando diferentes genes en la planta que inducen la producción de la agalla con características únicas.

            Un grupo de plantas que es considerado como productor de agallas por excelencia son los encinos que pertenecen al género Quercus, nuestro país es un centro de diversidad de estas plantas y se identifican 161 especies. En particular en la especie Quercus castanea se han identificado 19 tipos de agallas diferentes por lo que se le considera un “súper-hospedero”. Es probable que los lectores hayan observado alguna vez un árbol que parece manzano con unos frutos gigantes, que al acercarse a cosechar, se nos damos cuenta que es un encino y no un manzano (ver la figura), y que los frutos no son tales sino unas bolas extrañas que al abrirlas tienen una textura fibrosa con un centro duro, son las agallas producidas por una avispa pequeña. En algunos lugares de México se comen estas agallas cuando están verdes, desconozco si saben bien o tienen alguna virtud alimenticia.

            En el grupo de los insectos los órdenes donde hay muchas especies agalleras son  los Hymenoptera (avispas), Diptera (moscas) y dentro de los ácaros en la familia Eriophyiidae, y constituyen un número importante especies con este hábito. Los cálculos mas recientes sobre a cuánto asciende el número de bichos agalleros arrojan cifras de hasta 130,000 especies. Para hacer justicia de lo que representa esta cifra podemos compararla con el número total de especies de vertebrados, todos los pájaros, mamíferos, peces, anfibios y reptiles juntos suman únicamente 66, 178 especies, es decir que los agalleros tienen el doble de diversidad.

Dado que hay tantas especies, algunos agallaros son de importancia comercial puesto que atacan cultivos agrícolas como el aguacate que presenta infestaciones por un Psílido que produce agallas de forma cónica sobre las hojas, o las agallas producidas por un virus en plantas de arroz, en ambos casos la producción se ve drásticamente mermada.

            En sistemas naturales las agallas son comunes en tanto en la zona templada como en los trópicos, y en particular son mas abundantes en hábitats con estrés por sequía, como los matorrlaes y selvas bajas caducifolias o el dosel de la selva húmeda. Al parecer en estos lugares las condiciones de clima extremas reducen la mortalidad de las larvas de los agalleros debido a una disminución en la incidencia de sus depredadores y parasitoides.

            Me parece fascinante como al detenernos a observar una estructura que pareciera anormal sobre una planta, abrimos una caja de sorpresas donde la biodiversidad explota. ¿Cuántas estrategias de vida diferentes y especies nuevas nos quedan por descubrir? Espero que logremos tener un modo de vida que sea mas compatible con la conservación de este increíble planeta azul para que las futuras generaciones puedan seguir sorprendíendose con las maravillas de la biodiversidad.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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