El amor, esa noble quimera: 15 escritores lo sienten, lo leen

14/02/2015 - 12:00 am

Son 15 los escritores que develaron su sentir acerca del a veces incomprendido, complicado y enigmático amor. Diversas concepciones nos ofrecen un panorama amplio de lo que puede significar este sentimiento en cada persona, según su experiencia. El amor entonces se vive diferente. Aparte del agasajo de saber qué representa el amor para ellos, nos nutren el corazón con sus novelas favoritas con pretexto de este 14 de febrero.

Foto: Shutterstock
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Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).- ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú, dicen los versos célebres del inolvidable Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), sevillano de nacimiento y madrileño por opción. Con el tiempo y la acumulación de desilusiones el amor se tornó para muchas personas en un testimonio de lo cursi y, a qué negarlo, ya es multitudinaria la legión de grinchs a los que les brota urticaria cuando escuchan la famosa palabreja de cuatro letras.

A la poesía becqueriana, rebosante de miel, le corresponde en nuestros tiempos el canto escéptico y provocador del músico italiano Tonino Carotone cuando canta aquello tan escatológico de “Me cago en el amor”.

Pero que no cundan los pánicos, hasta el más descreído tarde o temprano cae en las redes de Cupido, ese gordito rubio que debería meterse las flechas en la aljaba antes de ni siquiera rozarnos la piel con sus puntas letales.

¿Y qué piensan los escritores de todo este asunto? Al fin de cuentas, son ellos los que con sus historias y pensamientos parecen dialogar más de tú a tú con el amor. ¿Sí o no?

SD_01 Laura Martínez-Belli no cree en las almas gemelas
No creo en las almas gemelas, sino en las almas compañeras. Esas que se reconocen al encontrarse y embonan a pesar de ser dispares como piezas de un rompecabezas.  Y cuando eso sucede, todo cobra sentido. No obstante, el amor debe ser una elección.  Decidir que deseas compartir tu vida con “X” persona con pros y contras, una elección hecha con la cabeza y no con el estómago. Entonces el amor deja de ser esa esencia poderosa que cuando es malentendida nos controla y en ocasiones hasta martiriza.

El amor debe ser  una decisión más cabal y menos autónoma que nos libera, nos hace avanzar y sortear los obstáculos que la vida puede poner (y seguramente pondrá) en el camino.  Y sin embargo, cuando amas a alguien se establece un vínculo que va más allá del dolor y del placer, de la alegría y de la tristeza, un vínculo que no se deshace por más que sople el viento (en contra o a favor).

El amor no estrangula, no silencia, no encadena, no compromete, no juzga. Y sin embargo, ata como las raíces estabilizan al árbol. El amor es la fuerza que ayuda a cargar el peso de la vida y enriquece la simpleza de la rutina.

Novela de amor favorita: La tierra de nuestros padres, por William Nicholson, “un novelón de esos que te recuerdan que a menudo los mejores amores son los más silenciosos”.

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SD_02 Marcelo Britos, por el amor de un hijo
Es curioso que una definición formal del amor, sea una manifestación afectiva que parte de la propia insuficiencia de quién lo siente. Es decir, necesita completarse en otro. Aun así creo que es más complejo. Los amores anclados en el deseo, suelen ser caníbales, y en lugar de completar, quitan.

Supongo que como tantas otras cosas, como por ejemplo la fe, el amor no puede encontrar explicación sino es en la experiencia. Por mi parte, me he enamorado muchas veces, pero sólo una vez sentí algo que trascendía lo ordinario y lo banal de la carne. Algo que no buscaba para combatir insuficiencia alguna, sino para hacerme feliz. Estuve en pareja varios años y tuve la oportunidad de criar, desde pequeño, al hijo de mi ex. Tengo la plena convicción que en aquellos años, junto a ese niño, aprendí a ser un mejor hombre. No creo haber estado nunca tan cerca del amor, de una empatía excepcional, como entonces.

Novela de amor favorita: Es una pregunta realmente artera para un lector. Cómo elegir una novela, en un océano de ellas; obras inolvidables hay a montones, por suerte. Pero no voy a rehuir al desafío: elijo Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy. Es en el único lugar en donde pude encontrar todo lo que precisa una historia, y que a la vez revela de una forma magistral la insondable naturaleza humana, por momentos sublime, por momentos atroz.

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SD_03 Élmer Mendoza, por el amor a Leonor
Amor es la fuente de la memoria que alimento cotidianamente con momentos que he vivido, vivo y viviré con Leonor.

Novela de amor favorita: Amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez.

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SD_04 Juan José Rodríguez, una necesidad básica
Las etapas y edades del amor quizá solo las podemos percibir con más fuerza desde de la edad mediana del ser humano. Confundir el amor con el romance y el romanticismo es el error más peligroso que afrontamos o cometemos sin darnos cuenta. No hay loco que no sea enamorado, suele decir la gente en Sinaloa, y aunque uno lo ve como un accidente que perturba o estremece nuestras vidas, para algunas personas es una necesidad básica y tienen razón. El gran problema es que el amor siempre destruye lo que inventa, lo que infesta y lo que infecta. Pero siempre todos esos momentos son una gran fiesta para el espíritu.

Mi novela de amor favorita: Tom Sawyer, de Mark Twain. Ya sé que no es novela de amor propiamente, pero yo era un niño romántico y tímido y esa historia me revelaba que era posible que se diera el amor entre infantes… Algo similar me pasaba en la tele cuando veía la serie Remi: no me ruborizaconfesar esa parte de mi educación sentimental.

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SD_05 Cynthia Rymski, el amor como una imagen
El amor es para mí una imagen y tiene que ver con lo que estoy escribiendo ahora, es una mano, es tener una mano que poder tomar y apretar.

Mi novela de amor favorita: Hace muchos años que no lloraba con un libro y me ocurrió con De A para X, de John Berger; son las cartas de una mujer a su amado preso por terrorista en una cárcel de algún país árabe. No quería terminarlo, quería seguir llorando, era tanta la belleza que había, tanta la sensibilidad, el afecto entre esas dos personas que solo se podían comunicar por carta que no quería que acabara nunca.

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SD_06 David Miklos, lo que el amor no es
Me preguntas qué es el amor. Y te respondo: el amor es todo lo que no es. Es decir: el amor es y no es todos sus lugares comunes, así como sus aparentes excepciones. El amor que es hoy no es el amor que será mañana: el amor, pues, es algo en constante transformación, inasible, imposible de definir. No hay mayor frustración que comprender que el amor que creemos que existe a la vez no existe: el amor es una especie de antidialéctica, una fuerza o una nulidad única encontrada consigo misma, en oposición a sí misma. Eso es el amor. O no. Creo.

Novela de amor favorita: Son tres en una, y una no es, en apariencia de nuevo, una novela: Written on the Body (Escrito en el cuerpo), de Jeanette Winterson; The English Patient (El paciente inglés), de Michael Ondaatje y los Fragments d’un discours amoureux (Fragmentos de un discurso amoroso), de Roland Barthes. Son, estos tres, los libros que más he abrazado y subrayado en mi vida amorosa.

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SD_07 Martín Solares, amor no es enamoramiento
A diferencia del enamoramiento (ese sentimiento de obnubilación total hacia una persona, que dura entre tres y cuatro años y se explica por una sobreproducción de serotonina provocada por el contacto con esa misma persona), el amor es un sentimiento de obnubilación parcial, que puede durar toda la vida sexual adulta de un mamífero. Con el paso del tiempo le permite pasar del silencio ante la presencia de una persona a musitar tres o cuatro palabras, que suelen ser: “Sí, mi vida”.

Novela de amor favorita: La mejor novela de amor que he leído últimamente: Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios, de Marçal Aquino. Al mismo tiempo un tratado sobre el amor y el relato de una pasión enorme entre un artista y una mujer casada, esta novela cuenta una historia de amor con los recursos y la precisión de una novela negra. Mejor libro de cuentos sobre el tema: Por eso la perdiste, de Junot Díaz. Cada uno de esos relatos ofrecen, a pesar de los cambios de protagonistas, de tonos y de puntos de vista, el relato de una relación que se truncó abruptamente y los esfuerzos de los implicados para superarla.

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SD_08 Antonio Ramos Revilla, el amor como desesperación
Para mí el amor debe ser la desesperación y en ese sentido, mis novelas favoritas tienen a personajes desesperados por el amor que viven y que los impulsa, los bloquea, en muchas ocasiones los destruye, pero en cuya lenta destrucción al mismo tiempo forma nuevos vocablos en su personalidad.

Novela de amor favorita: Anna Karenina, de Leon Tolstoi a Madame Bovary, de Gustave Flaubert, La edad de la inocencia. de Edith Wharton, incluso La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne.

En la literatura nacional me gustaron mucho Demasiado amor, de Sara  Sefcovich. Aunque muchos la denigran, Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, es una gran novela e incluso una novela de Beatriz Rivas me parece sensacional, La hora sin diosas.

Francisco Rebolledo tiene dos novelas estupendas que si bien, no son eminentemente románticas, tienen a dos grandes personajes cuyo eje es encontrar el amor: a Fausto Rasero que cada vez que hace el amor observa el futuro y al hidalgo, cuyo nombre no recuerdo ahorita, que en La mar del Sur lo único que desea es acostarse con la esposa del capitán de la Nao que los conduce a América. Creo que al final de cuentas toda obra literaria se nutre de amor en alguno de sus matices.

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SD_09 Emilio Gordillo, el amor como ficción
La expectativa: cariño, comprensión, crecimiento, generosidad. Lo que es en realidad: la mayor ficción de todas, con sus reglas, sus juegos y políticas. Construye sentido. Nos pone un pie dentro y otro fuera de la realidad. Nos expone y nos empodera. Nos vuelve torpes e invencibles a la vez. El amor permite evadir lo real, sobrevivir vital y psicológicamente al horror. Varía según la edad. Conozco amores increíbles, concretos, duraderos y aparentemente reales pero nunca viví uno así – mi comedia del matrimonio duró dos meses – así me inclino por la matriz del amor, que es el amor adolescente, intenso, inicial.

El Paraíso al que no se puede volver, el que buscaba Witold Gombrowicz a sus cuarentaitantos, recorriendo la zona portuaria de Buenos Aires a la caza de jovencitos que le devolvieran un poco de su amor, de su juventud. Todo es pérdida en ese amor. Es lo menos capital, no tiene redes ni contactos. Love is a loosing game, cantaba Amy Winehouse y tenía razón.

Novela de amor favorita: El pasado, de Alan Pauls, un libro inmenso de amor vampírico y terror. En mi escena favorita, una misteriosa mujer vestida de rojo incita a Rímini a arrojarse a la aventura una vez más y escapar. Ella conoce todo su mito masculino construido en 20 años y lo convierte en un artefacto. Rímini es besado por ella y no puede acceder. Ha perdido esa juventud necesaria. Se ha convertido en relato, en un adulto, en algo fijo e inamovible, estático como el amor exigido por la sociedad, cuando el mundo es puro flujo. Help a él, de Rodolfo Fogwill, su manera de transgredir reescribiendo desde el título el amor borgeano por Beatriz Viterbo en El Aleph – reescritura de la Beatriz de Dante -.  Solo que este encuentro amoroso después de la muerte tiene todo lo que le falta al de Borges: fetiche explícito, cabellos de un cuerpo hermoso ya muerto, drogas, fluidos y fecas, sexo duro y extenso, piel – porque la piel es el órgano más grande del cuerpo y nos lo olvidamos todo el tiempo y fracasamos .

También me gusta ese excesivo libro de un Anónimo: Mi vida secreta. Interminable relato de las experiencias sexuales de un victoriano. Seis tomos de puro amor, reducidos a 600 páginas por excesivo. Pornográfico en su tiempo y hoy también. Para mí es un libro de amor.

También El libro uruguayo de los muertos, de Mario Bellatin y Bonsai, de Alejandro Zambra. El amor. En la juventud era puro aprendizaje, exceso y energía. En los veintes placer y perfeccionamiento, focalización del placer. Equilibrio.

A mitad de los treintas, una canción de José José, con la voz hecha trizas, pero aun cantando, con mucha fuerza y sentido, pero del ridículo.

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SD_10 Elma Correa y el amor confundido
Le di muchas vueltas y siempre terminé en lo mismo; bueno, pues, la verdad, yo confundo el amor con la resaca y las ganas de ir al baño.

Novela de amor favorita: Durante muchos años fue La espuma de los días, de Boris Vian, pero desde que descubrí La belleza del marido, de Anne Carson, un libro que puede ser leído en clave de novela sin problema, comparten el sitio. Y la trilogía de Agota Kristof (El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira) siempre me recuerda cuánto y porqué amo la ficción.

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SD_11 Antonio Calera-Grobet y el amor no es una enfermedad mental
No creo que el amor sea la enfermedad mental más grave. Ni una pasión inútil. Creo justo lo contrario. El más alto religador entre los hombres, quiero decir “cordial” en un sentido casi religioso. Para mí el amor es la causa original y final de mi vida. Mi patria son los que amo. Vivo para amar a los míos. Busco seres queridos. Y he derribado muchas barreras en mi vida para lograrlo.

Salvo mi primera novela, todos los demás libros pueden ver como libros dedicados al amor. Pero sucede que, a la vez, hablar de amor equivale a ajarse en la República de las letras. Así como  en pleno siglo XXI da prurito escribir sobre sexo, asumirse sexual en la escritura, da culpa, vergüenza a las plumas hablar del amor. Como si fuese algo que vulnerara, ajara, fracturara la solidez de su propuesta artística. Como hablar de ternura. Hablar de ambas truena la jetatura, pica la armadura (¿Alma dura?). En fin.

Novela de amor favorita: No recuerdo al amor como una cosa de novela, aunque me volví loco cuando era joven con El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Me sacudía, como aún y a todos, la imposibilidad del amor.

Recuerdo el tatuaje severo del Werther, de Goethe; las teorías de Stendhal sobre el nacimiento o la cristalización del amor: su Ernestina. Recuerdo por supuesto la obra de Octavio Paz. No La llama doble. La obra de Paz está dedicada al amor, pero recuerdo más sensaciones límite con libros límite: recuerdo a La Celestina y las andanzas del Quijote como un libro por amor. Es la verdad. Y más recientemente, El Cuaderno de Monelle, de Marcel Schwob; el Aurelia, de Gérard de Nerval.

Eso sí, más que nunca, recuerdo un par de golpes espirituales  que me trituraron severamente: la forma deber el mundo de los primeros románticos (la cosa del Sturm und drang: el ímpetu y el ataque, la tormenta y la pasión). Me refiero a esa cosa axiomática de dar la vida por el otro, la muerte por el amado. Éxtasis poético. Y por el otro lado a los surrealistas. Eluard, de Chazal. Soupault, Char, Picabia, los demás. El amor a la mujer mediante el amor al lenguaje. Y bueno, ya en esto, recuerdo la contundencia de un herraje profundísimo que no se escapa aún de mi memoria: Unión Libre, de Andre Breton. Me metí a Breton por las venas. Los surrealistas fueron los nuevos románticos. Ahora olfateo el amor en las bestias que están por fallecer y a las cuales pertenezco: en Depeche Mode, Tom Waits, Nick Cave: en la ternura del movimiento oscuro, en los toros y los bares de mala muerte. Hace poco, una mujer de la cual me enamoré profundamente, me dijo: “Amas demasiado. Eso te dejará sólo”. Se fue. ¿Existe tal cosa de amar mesuradamente? Pero eso soy. Amar al tuétano de la civilización porque amor es mundo, se le llame como se le llame.

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SD_12 Luis Panini, el amor como desequilibrio químico
Supongo que el amor es el resultado de un desequilibrio químico a nivel neuronal porque la felicidad que provoca es una emoción que sólo puede sentirse durante momentos efímeros intercalados entre largos y aplastantes periodos de desdicha.

Estoy enamorado de Fortunata y Jacinta, mis gatas. Creo que jamás lograré sentir por un ser humano lo que siento por ellas, esa pureza indefinible que se manifiesta como un cosquilleo en mi pecho capaz de desafiar cualquier función cerebral. Algunas veces he cometido el error de confundir amor con enamoramiento, una sensación pasajera gobernada por la lujuria. Culpo a la cultura popular por favorecer la expresión “hacer el amor”. ¿Qué significa? Lo que hago en la cama no tiene nada que ver con el amor.

Novela de amor favorita: tiene que ser Borrowed Time: An AIDS Memoir (Tiempo prestado: Una memoria del SIDA), del autor estadounidense Paul Monette. En ella describe el desmoronamiento físico y mental de su novio, mientras ambos tratan de negociar con la muerte un poco más de tiempo durante el clímax de la epidemia. Jamás he leído una historia más conmovedora. La devoción y los cuidados que Monette le dedicó a su amante moribundo sólo pueden definirse como verdadero amor.

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SD_13 José Eugenio Sánchez, son varias las definiciones

El amor tiene diferentes significados

1. Un accidente cósmico

2. Una enfermedad mental

3. Una sombra al tiburón

Novela de amor favorita: Shelterign the sky, de Paul Bowles; On the road, de Jack Kerouac.

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SD_14 Claudia Guillén y lo mejor de mí

El amor es eso que saca a flote lo mejor de mí.

Novela de amor favorita: Ana Karenina, de Leon Tolstói y Pedro Páramo, de Juan Rulfo. En ambos casos el amor es lo que lleva a los protagonistas a su fin.

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SD_15 Juan Pablo Proal y el amor noble

El amor: el verbo más hermoso y elevado que puede tener un ser humano hacia el otro.

Novela de amor favorita: Tristessa, de Jack Kerouac.

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Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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