CUANDO LOS MÚSICOS TAMBIÉN SON LITERATOS | 10 libros sustanciales

16/07/2016 - 12:04 am
Son músicos y quieren también ser escritores. Foto: Shutterstock
Son músicos y quieren también ser escritores. Foto: Shutterstock

Escriben con vocación literaria, aun cuando son conocidos por su profesión de músicos. La palabra extendida de muchos de nuestros cantantes favoritos se desangra en libros con resultados y destinos diversos.

Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).- A veces no alcanza la guitarra. Los discos, las grabaciones, los conciertos, quedan escasos frente a la necesidad de expresión de artistas que quieren brillar con registros varios.

Es el caso de muchos músicos de profesión que a lo largo de la historia, como nuestro chico de portada Albert Pla, han probado suerte también en la literatura. Aquí van 10 libros sustanciales, para conocer el amor por las letras que cultivan nuestros músicos favoritos.

Una edición bilingüe de Sexto Piso. Foto: Especial
Una edición bilingüe de Sexto Piso. Foto: Especial

1.“El hueco de la mano”, de PJ Harvey

“Subimos la montaña / apagamos el motor / trepamos una barricada / y caminamos hacia la aldea / entre miles de ciruelas caídas / la pulpa, morada, negra / se abre paso a través de las pieles abiertas / oscureciendo el camino”.

Poesía de viaje, versos que andan por el mundo y se arraciman en un libro que es como una joya, editado por Sexto Piso.

Las palabras de El hueco de la mano traen a una poeta en toda regla, concentrada en la figura siempre luminosa de la cantautora PJ Harvey.

Foto: Especial
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2.“El hermano alemán”, de Chico Buarque de Holanda

“Chico Buarque no sólo es un gran escritor, sino que es también un gran tipo: desternillante, innovador, profundo”, ha dicho el autor estadounidense Jonathan Franzen. Se refiere también a uno de los cantautores más importantes de Brasil (nacido en Río de Janeiro, en 1944), quien ahora se aproxima al hermano ausente y al hacerlo ha escrito, probablemente, la novela de su vida.

Entre los múltiples libros que forran las paredes de su casa, Ciccio, álter ego de Chico Buarque, encuentra una inquietante carta fechada en Berlín el 21 de diciembre de 1931. Al leerla descubre que su omnipresente e inaccesible padre tuvo un hijo con una tal Anne Ernst. Pero no será hasta años más tarde cuando sienta la necesidad de saber lo que ocurrió con ese medio hermano. Es entonces cuando empieza una búsqueda que ocupará toda su existencia.

Un paracaídas listo para abrirse. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Un paracaídas listo para abrirse. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

3.“Paracaídas y vueltas”, de Andrés Calamaro

Nacido en Buenos Aires hace 54 años, Andrés se ha dedicado sin quererlo o no a relatar la historia contemporánea de su país con una lucidez que sólo puede provenir –más allá de su talento innegable- de una raíz familiar –su hermana es la cantante y activista Hebe Rosell- donde el pensamiento y el análisis de la realidad circundante tienen sentido en tanto propician un hecho artístico o intelectual.

Tal como lo señala su amigo y mentor Rodolfo Palacios –quien lo instigó a escribir Paracaídas y vueltas– Andrés Calamaro “se crió en un ambiente cultural y musical. En su casa vio ensayar a Les Luthiers y conversar a su padre, el escritor Eduardo Calamaro, con el poeta Alberto Girri. La suma de los días y las noches lo volvieron un intelectual “genético” pero rústico, que recorre los márgenes sociales por voluntad propia.

“No es una autobiografía al ciento por ciento, pero espero que este libro no sea mi único libro y trascienda la mecánica de la música”, dijo el artista sudamericano.

Foto: Especial
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4.“La puta diabla”, de Fito Páez

“Hay una idea en la novela que me interesa mucho como motor a través de todos estos años con los amigos, los hijos, los asistemtes en los escenarios, las mujeres, con todo este revolcón que es la vida”, dijo el conocido músico argentino cuando presentó, en 2013, su primer trabajo literario, La puta diabla.

“Es la idea de la máscara: cómo las personas somos muchas personas Y cómo ese lugar, en vez de ser tomado con angustia, puede ser absolutamente divertido y vital. Ese lugar puede ayudarnos a encontrarle el humor a lo que no lo tiene. Es una suerte de espacio que he intentado poner en escena todos estos años. Y la novela habla profundamente de eso: todos somos especiales, cada gesto es importante, todo es acción y espectáculo a la vez, sin que eso implique una herida sobre la pureza”, afirmó.

“Al texto lo pueden llamar autobiográfico, pero tengo la posibilidad de mirar desde afuera, reírme, y pensar que los volví a engañar. Porque Félix Ure, el protagonista, es una suma de muchos personajes que adoro, recuerdo que por momentos pensaba en Cassavetes, en Alberto Ure, en Charly, todos me ayudaron a construir este personaje”, explicó.

Foto: Especial
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5.“List of the Lost”, de Morrissey

Una novela breve del genio de la música nacido en Manchester, editada por Penguin Random House.

Trata sobre un equipo de atletismo en las afueras de Boston y la crítica la fulminó, al punto de que el libro integró las listas de lo peor del año en Inglaterra; de hecho, nadie se ha animado a traducirla a nuestro idioma.

Pero él no se achica y no pierde las esperanzas de convertirse en un escritor a tiempo completo, una tarea sin duda mucho más sana que las giras internacionales que han mellado, como sabemos, su salud.

En 2013, el ex líder de The Smiths publicó su autobiografía y tuvo con ella mucho éxito.

“Mi primer libro ha sido más éxitoso que cualquier disco que haya sacado, así que sí, tengo mis esperanzas en el futuro de escritor”, destacó Morrissey.

Foto: Especial
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6.“El diario de un López”, de Jaime López

Jaime López es uno de los personajes que de una forma u otra ha marcado la escena de la música popular mexicana y sobre todo de esta capital. Quien no recuerda ese himno no oficial del chilango: la Chilanga Banda (después reinterpretado por Café Tacvba).

Ahora, como parte de la colección Rhythm & Books (donde varios rockeros muestran su talento literario), López nos comparte un diario de lo más surreal. Aquí nos cuenta las andanzas de su querido Darío (así nombra a su diario), un personaje que viaja en un mundo donde comienza por ir a una consulta con el corrector de estilo para terminar en lugares de lo más improbables. Historias en las que resaltan el uso del lenguaje como un juego.

Destaca que el texto respeta la caligrafía del autor en el momento de escribir estos pasajes. Además, cada  fragmento está acompañado por un par de ilustraciones que más allá de aclararnos los viajes mentales de Darío, nos empujan a la libre interpretación de los textos. (Reseña escrita por: Ernesto Casarrubias , de Péndulo Condesa)

Foto: Especial
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7.“La canción de la bolsa para el mareo”, de Nick Cave

“Es el recuerdo de un niño que atraviesa la mente de un hombre que está en una suite del Hotel Intercontinental, en el centro de Nashville (Tennessee), al que le están poniendo en el muslo una inyección de esteroides que transformará al cantante griposo y afectado por el jet lag en una deidad”.

Así evoca el cantautor Nick Cave al niño del puente a que va dedicado el libro La canción de la bolsa para el mareo y que, traducido al español por Mariano Peyrou, lanzó la editorial Sexto Piso en México.

¿Es un niño real? ¿Es un niño que sólo habita en los sueños del artista? ¿Es el artista hecho niño en el filo de la escritura automática, a bolígrafo, en bolsas para el vómito de los aviones?

Nacido en Warracknabeal, en 1957, el músico es particularmente conocido por su trabajo con el grupo Nick Cave & The Bad Seeds, fundado en 1983, una tarea que se ha destacado su también significativa producción como escritor y cineasta.

Y el asno vio al ángel (Pre-Textos), es una novela ganadora del Libro del Año 1990 por Time Out Magazine y  en 2015 se estrenó el documental 20.000 días en la Tierra, que narra 24 horas ficticias en su vida.

Foto: Especial
Foto: Especial

8.“Tarántula”, de Bob Dylan

Una escritura automática muy propia del surrealismo en boga en los ’60, con una sucesión inabarcable de imágenes sensoriales y crudas, ininteligibles en el primer plano de la razón, aunque plenas de una sustancia ajustada a un hombre que puede hacer con las palabras lo que se le antoje, dan rienda suelta a un Dylan que no esculpe las oraciones, ni las trabaja: sólo las vomita a 10 mil kilómetros por ahora.

Quién sabe si entender, comprender, sean valores a los que el Dylan de entonces e incluso de nuestros tiempos intente suscribirse con convicción.

Su arte en solitario y rebelde puede –y provocadoramente, también quiere- prescindir de las rutas placidas y matemáticamente solubles.

Recorrer los intrincados pasadizos de un discurso enraizado en una idea dylaniana por naturaleza: “Yo acepté el caos, pero no estoy seguro de que él me acepte a mí”, es tocar la canción interna que exalta el individualismo a ultranza, celebra la locuacidad anfetamínica y reveladora de la primera juventud y no esconde el disgusto con el statuos quo.

Tarántula, la primera y única novela del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007, es una lectura iniciática imprescindible para comprender el imaginario dylaniano.

Los niños Robert y Patti. Foto: Especial
Los niños Robert y Patti. Foto: Especial

9.“Éramos unos niños”, de Patti Smith

Fue el verano en que murió Coltrane. Los hippies alzaron sus brazos vacíos y China detonó la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterey. Fue el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida: fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe.

Era el mes de julio de 1967 y eran unos niños, pero a partir de entonces Patti Smith y Robert Mapplethorpe sellaron una amistad que solo acabaría con la muerte del gran fotógrafo en 1989. De eso habla este espléndido libro de memorias, de la vida en común de estos artistas, los dos entusiastas y apasionados, que cruzaron a grandes pasos la periferia de Nueva York para llegar hasta el centro neurálgico del nuevo arte. Fue así que acabaron instalándose en el hotel Chelsea y se convirtieron en los protagonistas de un mundo hoy ya perdido donde reinaban Allen Ginsberg, Andy Warhol y sus chicos y se creaban las grandes bandas de música que marcaron los años finales del siglo XX, mientras el sida hacía estragos.

Lejos de ser un libro triste y nostálgico, Éramos unos niños es un homenaje a la amistad sin trabas, y sus páginas cargadas de vitalidad y humor nos devuelven el sabor de esa gran ciudad donde hubo un tiempo en que casi todo era posible.”Éramos unos niños es una oda a Mapplethorpe, pero también es una carta de amor al arte de los ’70 en Nueva York.” (Time Out New York)

En español y catalán. Foto: efe
En español y catalán. Foto: efe

10.“La doble vida de las hadas”, de Santi Balmes

“Piensa en la nieve cegadoramente blanca de las altas montañas. Piensa entonces en la nieve, cuando está cerca del hombre y es, una y otra vez, pisoteada. Piensa en las nieves sucias. Quizás este cuento debería llamarse El hada de las nieves sucias”.

Todo el mundo pasa por malas épocas, incluso los seres mágicos. Pero las hadas, como todos, también tienen momentos de felicidad, efímera o no. Porque en eso consiste la dualidad de la vida.

Hadas deprimidas, mutantes capaces de condensar un mes en un segundo, mofetas psíquicas, peces explosivos e inquilinos inmortales pueblan el mundo de los relatos de Santi Balmes, líder de la banda Love of Lesbian, donde él mismo se sumerge como protagonista, mezclando realidad y ficción con su inconfundible estilo a caballo entre el humor y la lírica.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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