Autora: Angélica Vázquez del Mercado
El turismo es un actividad relativamente reciente en México, pues apenas en los años cuarenta se le empezó a considerar como una industria que incide directamente en el desarrollo económico del país.
Durante su campaña política, Miguel Alemán lanzó una idea innovadora a través de un documento conocido como la “Carta turística”, que proponía aprovechar el turismo en la captación de divisas para el país, las que a su vez impulsarían a otros sectores de la economía.
Entre 1946 y 1952, se construyó la base de la infraestructura turística que permitió el lanzamiento de destinos ahora reconocidos como tradicionales:
Acapulco, Manzanillo, Mazatlán, Puerto Vallarta, Cabo San Lucas, Cozumel, Isla Mujeres, Veracruz, Mérida, Guadalajara y la capital del país.
Se trataba de atraer a extranjeros y estimular a los nacionales, para lo cual se hizo necesario también crear los medios: carreteras, aeropuertos, y desde luego hoteles. En 1946 había 4200 cuartos disponibles, diez años después rondaban los 80 mil.
Desde entonces se pensó que uno de los grandes atractivos era el patrimonio cultural y mostrar el folklor local. En el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines se empezó a promocionar el turismo arqueológico, de modo que las entidades más visitadas fueron aquellas ricas en tal recurso, como Oaxaca y Yucatán.
Acorde con su personalidad, el presidente esperaba desalentar otra de las áreas más atractivas del sector, el llamado turismo “de vicio”, próspero en ciudades como Tijuana y principal atractivo de los estadounidenses que buscaban la diversión sin límites.
En la década de los sesenta se impulsó el turismo cultural (no hay que olvidar que el escritor Jaime Torres Bodet fue secretario de Educación Pública en esos años): las ciudades coloniales recobraron su viejo brillo, nacieron museos, se limpiaron zonas arqueológicas.
Al finalizar la década, el turismo era ya una actividad de relevancia nacional por su capacidad para generar empleos diversos, el monto de las inversiones y la socialización de la vida en general.
La segunda mitad del siglo XX significó el descubrimiento del turismo como actividad económica prioritaria por parte de las autoridades y dio lugar a una incipiente modernización. Sin embargo, la realidad es que la riqueza generada no se distribuyó en forma equitativa, al grado de que ciudades como Acapulco presentan aún graves problemas de urbanización, ausentismo escolar y un largo etcétera. Como dice la canción: “mal repartida, la riqueza está mal repartida”.
Publicado por Wikimexico / Especial para SinEmbargo
