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Ana Cristina Ruelas

07/11/2016 - 12:00 am

#Impunidadmata

    La impunidad de los crímenes contra periodistas no es algo fortuito. Las agresiones no son un daño colateral al estado de inseguridad. En la violencia contra la prensa y su impunidad existe una intención detrás. La intolerancia a la crítica mezclada con la capacidad de matar y la falta de sanciones son la […]

 

 

En México, del total de las agresiones a periodistas que han sido investigadas por la Procuraduría General de la República desde 2010. Foto: Cuartoscuro
En México, del total de las agresiones a periodistas que han sido investigadas por la Procuraduría General de la República desde 2010. Foto: Cuartoscuro

La impunidad de los crímenes contra periodistas no es algo fortuito. Las agresiones no son un daño colateral al estado de inseguridad. En la violencia contra la prensa y su impunidad existe una intención detrás. La intolerancia a la crítica mezclada con la capacidad de matar y la falta de sanciones son la fórmula perfecta para que ninguna agresión se vuelva una casualidad.

Cuando se asesina a un periodista se mata la verdad de su investigación, de su palabra; luego, la verdad de su muerte y; finalmente, en muchas ocasiones,  la de aquellos que a través de él o ella aprendieron la lección.  La impunidad mata una y otra vez, así se convierte en una forma perpetua de agredir.

En nuestro día de muertos, el 2 de noviembre, se celebra en todo el mundo el Día internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas. Desde su reconocimiento, la Asamblea General de las Naciones Unidas dijo que “la impunidad envalentona a los criminales y al mismo tiempo tiene un efecto aterrador sobre toda la sociedad, en particular, sobre los propios periodistas. La impunidad conduce a más violencia, y se establece así un círculo vicioso”. La valentía de los criminales es directamente proporcional a la cobardía o tolerancia de las autoridades por atender el problema.

La impunidad en los crímenes contra periodistas es una constante en el mundo, de 800  asesinados en la última década, solamente en el 10% de los casos existe una condena[1]. En México, del total de las agresiones a periodistas que han sido investigadas por la Procuraduría General de la República desde 2010 (alrededor de 798 averiguaciones previas), solamente existen condenas en dos casos, el .25 por ciento[2].

Ese día, la organización Reporteros sin Fronteras publicó en su lista de “Depredadores de la Prensa” a los Zetas, sin embargo, valdría la pena señalar que si bien es cierto que los grupos criminales intensifican la violencia, no son los mayores agresores. ARTICLE 19 ha documentado que en los últimos 7 años, los mayores perpetradores de las agresiones contra la prensa son los agentes de estado (49.7%). De ahí que sea conveniente para el gobierno replicar esta teoría y responsabilizar al crimen organizado de las agresiones –como lo hizo el Presidente Enrique Peña Nieto en la reunión anual de la Sociedad Interamericana de Prensa- y que sea cada vez más complicado hablar de justicia y verdad para las y los periodistas.  Consignar a los agentes del Estado significa rendir cuentas sobre la responsabilidad de violentar derechos humanos y este no ha sido, ni es capaz de hacerlo.

Así, nos encontramos con pretextos tan burdos para  el acceso a la justicia como cuestionar ser o no ser un periodista (caso de Moisés Sánchez[3]); como la falta de facultades para identificar el móvil de una agresión (caso de Rubén Espinosa[4]);  con la necesidad de agotar los recursos legales nacionales -después de 11 años sin justicia- antes de recurrir a los internacionales (caso de Lydia Cacho[5]), entre muchos otros.

En México, la justicia no es ciega y tiene conflicto de interés, tiene los ojos abiertos y sabe a quién toca.  Por esto, la impunidad contra los crímenes cometidos contra periodistas requiere un análisis de fondo que permita reconocer las diferentes violencias a las que se encuentran expuestos, desde las económicas que suponen una forma de censura indirecta y que son incentivadas por los gobiernos, las institucionales que cansan y no dejan trabajar, las que desprestigian y etiquetan, las que agreden y las que matan.

[1]  Seguridad de los periodistas y la prevención de la impunidad http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/freedom-of-expression/safety-of-journalists/

[2]  Estadísticas FEADLE.

[3] No más evasiones: asesinato de Moisés Sánchez se investigará en relación con su labor periodística

No más evasiones: asesinato de Moisés Sánchez se investigará en relación con su labor periodística

[4] Caso Narvarte: Un año después, justicia y verdad estancadas http://articulo19.org/caso-narvarte-un-ano-despues-justicia-y-verdad-estancadas/

[5] Lydia Cacho: 10 años sin justicia, un sólo detenido http://articulo19.org/lydia-cacho-10-anos-sin-justicia-un-solo-detenido/

 

Ana Cristina Ruelas
Ana Cristina Ruelas, colabora en la oficina regional para México y Centroamérica de ARTICLE 19. Es abogada y maestra en administración pública y políticas públicas. Se desempeño como Directora Regional y Oficial del Programa de Derecho a la Información en la misma organización y ha trabajado en organizaciones de derechos humanos en México y en Perú en temas relacionados con participación ciudadana y educación para el desarrollo.

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