Ricardo Ravelo
28/11/2024 - 12:03 am
Veracruz: El megaproyecto de Rocío Nahle
"La entidad también tiene amplias redes del cártel de Jalisco Nueva Generación, grupo criminal que se afincó en el estado con Miguel Ángel Yunes Linares".
De acuerdo con su Plan de Desarrollo 2024-2030, el proyecto de transformación de Veracruz comenzará a partir dl primer minuto de gobierno de Rocío Nahle. Se trata de un asombroso plan de inversiones en todos los rubros que, según la nueva mandataria, colocará al estado en el lugar donde debe estar: entre las entidades más prósperas. Pero la tarea no será nada fácil. Ella cargará con la herencia negra de Cuitláhuac García Jiménez –corrupción, protección al crimen, obras inconclusas, deuda social y estatal, redes de tráfico de influencia, narcogobiernos en los municipios, tres cárteles bien posicionados que deberán ser combatidos para garantizar la pacificación del estado y la gobernanza. Y por si fuera poco, también tendrá que lidiar con el llamado clan de Los Yunes, ahora aliados de la 4T, que ya están cobijados con impunidad luego de traicionar a su partido –el PAN –a raíz de que el senador Miguel Ángel Yunes Márquez votó a favor de la Reforma Judicial tras una larga negociación con Adán Augusto López, líder del Senado, a quien le atribuyen esta sucia operación que liberó a Yunes Márquez de la cárcel.
Rocio Nahle, quien este 1 de diciembre rendirá protesta como gobernadora de Veracruz –la primera mujer en alcanzar ese cargo –se propone llevar a cabo una transformación profunda desde el primer minuto de gobierno.
Se trata del nuevo Veracruz, el Veracruz que visualiza la exsecretaria de Energía, todo un reto, sin duda, porque la tarea no será sencilla, entre otras razones, por la pesada herencia que recibe de Cuitláhuac García Jiménez, quizá el más mediocre de los mandatarios que ha tenido ese estado en toda su historia.
Si Patricio Chirinos se dedicó a gobernar envuelto en la embriaguez –mientras su secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, gobernaba con represión, espionaje y de la mano del crimen organizado –Cuitláhuac García pasa a la historia como el más gris de los gobernantes. Y no sólo eso: También le hereda a Nahle un grave problema de corrupción –hubo tráfico de influencia, desvío de recursos públicos, saqueo abierto al erario, protección al crimen, abusos y excesos que, según se observa, no serán castigados por ser parte del mismo partido. García Jiménez se va con las alforjas llenas y, además, blindado con impunidad. Y ante ello, habrá silencio, como prima en Morelos pese al desaseo que dejó Cuauhtémoc Blanco.
Pero a partir del lunes 1, todos los tropiezos de García Jiménez serán parte de la historia negra de Veracruz.
Y es que ese día inicia un nuevo tiempo para uno de los estados más prósperos de México y, al mismo tiempo, uno de los más castigados por la inseguridad.
Rocio Nahle ha tenido el suficiente tiempo para construir un megaproyecto y así impulsar las actividades productivas centrales del estado, en su mayoría en crisis: El fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa; cadenas de suministros con productos regionales y el incremento –que urge –de empleos que impidan la migración hacia Estados Unidos y la inseguridad.
Nahle, severamente cuestionada por presuntos actos de corrupción por parte del clan Yunes que nunca se demostraron, ahora piensa en regresar a Veracruz a los primeros lugares a nivel nacional, fomentando el turismo, apoyando a los emprendedores, construyendo infraestructura –portuaria, carretera y caminos rurales o artesanales –e inyectándole recursos al transporte público y al sistema de seguridad en todo el estado. Este último rubro, por cierto, está totalmente abandonado, pues muchos pueblos están bajo el yugo del crimen organizado.
El megaproyecto de Nahle no deja de lado el respaldo a la ganadería, pesca, turismo; las inversiones para el desarrollo de los artesanos y sus artes y no sólo eso: también se dispondrá –expone en su plan de desarrollo –de recursos para detonar el crecimiento de los puertos de altura.
En este caso se trata de las terminales portuarias de Veracruz, Tuxpan y Coatzacoalcos, sin olvidar que en Alvarado también pueden construir un puerto alterno al de Veracruz y que actualmente está en sumido en la ruina al igual que toda su infraestructura pesquera, pues las crisis y la corrupción han golpeado a esa pequeña terminal.
El desarrollo del cabotaje –transporte entre puertos –será clave para el gobierno de Rocío Nahle, como lo es para el gobierno federal, según lo anunció la presidenta Claudia Sheinbaum en días pasados e su habitual conferencia mañanera.
Dice Nahle en su plan de gobierno: “Trabajaré en coordinación con las aduanas para agilizar la inspección y las operaciones de cabotaje, reduciendo los costos asociados a las navegaciones entre puertos nacionales.
Todo esto sin soslayar la importancia que tiene para toda la región sureste el proyecto del Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, donde se promoverá que empresas manufactureras, metalúrgicas y de innovación tecnológica se asienten en los cuatro parques industriales ya licitados. Para las empresas –expone en su proyecto –están garantizadas las facilidades fiscales que el gobierno de México les otorga.
Un rubro clave en el desarrollo de Veracruz, que cayó en la debacle debido a la aplicación de políticas fallidas y a la corrupción, será el rescate de la industria petroquímica y de los fertilizantes. Este proyecto va de la mano con el rescate de la refinación (de combustibles). La nueva gobernadora señala que con el mismo ímpetu que trabajó para rescatar las refinerías pondrá de pie a la petroquímica.
Y, además, en su proyecto para construir el nuevo Veracruz también sostiene que impulsará la construcción de un complejo de amoniaco y urea. Para ello, sellará una alianza estratégica con Pemex en Poza Rica “para que nuestra campo en México tenga los fertilizantes necesarios y así eliminar las importaciones que aún se tienen”.
En su plan de desarrollo las comunicaciones son una prioridad. Por ello, otro de sus compromisos centrales será la construcción de caminos rurales. Para ejecutar este proyecto los recursos se entregarán directamente a los habitantes, expone. Y se les dará asesoría para su manejo e inversión.
También se van a construir los puentes necesarios. Su programa contempla arrancar con uno en Martínez de la Torre, otro en Boca del Río y, con apoyo federal, se ampliará el de Coatzacoalcos. Con base en los recorridos que hizo en campaña –recorrió todos los rincones del estado – Nahle señala que son veintitrés los municipios que tienen urgencia de contar con esta infraestructura.
Para las carreteras no se escatimarán recursos. El proyecto incluye algunas rutas que deben atenderse, entre otras, Coyutla, Uxpanapa, Santiago-Isla; Tenochtitlán-Misantla; Atoyac-Huatusco y otras demarcaciones que están abandonadas.
El impulso al turismo será un detonador de riqueza, y los objetivos en este rubro –además de las promociones nacionales e internacionales –serán apoyadas por el nuevo proyecto del tren de pasajeros y carga México-Veracruz, antes conocido como “El Jarocho”, que desapareció debido a la corrupción y a las políticas erráticas que se aplicaron en el pasado.
A todo lo anterior se añaden planes especiales en educación, construcción de escuelas, universidades, promoción de inversión extranjeras, rescate de tradiciones, apoyo al campo y fortalecimiento de las exportaciones de productos veracruzanos que requieren mercado dentro y fuera de México.
Del megaproyecto de Rocío Nahle bien podría decirse que suena paradísiaco. Pero nada resulta descabellado, sobre todo, tratándose de una mujer disciplinada que tiene muy claro el camino que debe seguir porque conoce, como nadie, las necesidades que arrastran los veracruzanos desde hace varios sexenios: durante su campaña recorrió todas las demarcaciones del estado, las zonas más alejadas y pobres, razones suficientes para sensibilizarse política y humanamente.
De esos largos y agotadores recorridos surgió el megaproyecto que, según afirma en su plan de desarrollo, transformará a Veracruz en una potencia nacional.
Pero el camino para lograrlo no tiene la tersura de una alfombra real; tampoco la perfección de una autopista europea o japonesa libre de baches y obstáculos.
Todo lo anterior será muy difícil de concretar si Veracruz no cuenta con elevados niveles en la seguridad pública. El desarrollo sólo se disfruta con paz social, de otro modo toda infraestructura será para beneficio de criminales. Y Nahle lo sabe. Por esa razón el combate a los delitos del fuero común y federal –crimen organizado –estará en manos de Alfonso Reyes Garcés, quien proviene de las Fuerzas Armadas. Su más reciente cargo fue haber sido jefe de estudios y subdirector de la Heroica Escuela Naval Militar.
Fungió, en el pasado reciente, como director de Operaciones Especiales en la extinta Policía Federal Preventiva –que dirigía desde la Secretaría de Seguridad Pública Genaro García Luna, hoy sentenciado a 38 años de cárcel en Nueva York por servir a los intereses del cártel de Sinaloa –donde consolidó su carrera en el combate al crimen y la inseguridad nacional.
El proyecto de seguridad de Rocío Nahle se basará en la coordinación interinstitucional entre policías estatales, municipales, Guardia Nacional, Fuerzas Armadas, entre otras, cuya coordinación nacional depende de Omar García Harfuch, el superpolicía del segundo pido de la Cuarta Transformación que, por cierto, inició el sexenio asestando golpes a los cárteles de la droga, menos a los presuntos narcopolíticos como Rubén Rocha (Mayo) Moya, gobernador de Sinaloa, quien se mantiene en el cargo a pesar de que esa entidad está convertida en un río de sangre desde el 25 de julio pasado, cuando fueron secuestrados Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, entregados a la justicia de Estados Unidos en El Paso, Texas.
Reyes Garcés no la tiene fácil en Veracruz. Esa entidad es refugio de capos como Gil Caro Quintero –sobrino de Rafael Caro; era el protegido de Eric Cisneros, exsecretario General de Gobierno con Cuitláhuac García, pues permanecía escondido en el municipio de Vega de Alatorre, una demarcación muy visitada por Cisneros cuando era funcionario.
La entidad también tiene amplias redes del cártel de Jalisco Nueva Generación, grupo criminal que se afincó en el estado con Miguel Ángel Yunes Linares, en cuyo bienio los jefes de policía –en los municipios panistas –se convirtieron en jefes de plaza de ese cártel.
También operan células del cártel del Golfo y del Noreste.
Y si realmente la nueva gobernadora quiere devolverle la paz al estado tendrá que hacer un verdadero diagnóstico para desmantelar la red de narcoalcaldes que gobiernan en Veracruz y que llegaron al poder financiados por los grupos criminales.
La zona norte del estado y el centro están plagados de alcaldes vinculados al secuestro, cobro de piso tráfico de drogas, venta de protección, cobijo de bares y prostíbulos –giros negros –donde se venden todo tipo de drogas al amparo oficial. Y, junto con este flagelo, en Veracruz es urgente una depuración de los cuerpos policiacos, pues en la mayoría de los municipios las policías operan como cerco de protección de criminales y, a la sazón, como brazos armados de los cárteles.
Así, es claro que sin diagnóstico, no podrá haber combate frontal al crimen. Y aquí debe incluirse a la clase política ligada a esos intereses. Sin este desmantelamiento integral, podrá haber desarrollo pero nunca paz social, quizá el anhelo más urgente de la sociedad.
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