Opinión en video
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Periodismo digital con rigor
15-12-2025 - 12:08 am
La orden dentro de la bancada (y de Morena, en general) es priorizar “la unidad”. Dicen que “la unidad está por encima de todo” porque, supuestamente, “los enemigos de la 4T están afuera de la 4T”. Por eso cada rebelión contra Pedro Haces y Ricardo Monreal estuvo siempre condenada al fracaso. Da risa el trágico malentendido. Los troyanos se enamoran del caballo y cuando descubren que adentro vienen sus enemigos, en vez de neutralizarlos les sirven su ponchecito de Navidad y les dan las llaves del auto nuevo. “La unidad” de la 4T es un malentendido. Como si les gustara la tragedia, la unidad está por encima de los principios, qué va: por encima hasta del buen gusto.
A finales de 2023, una investigación de Forbidden Stories, consorcio de periodistas y medios ubicados en todo el mundo, reveló que corporativos, empresarios y políticos habían gastado millones de dólares en una empresa española de desinformación llamada Eliminalia que amenazaba a las redacciones de revistas, diarios, televisoras y radiodifusoras; presionaba en las hemerotecas; citaba una conveniente interpretación del derecho al olvido y luego se dedicó a enviar supuestas resoluciones judiciales a los grandes centros de almacenamientos de datos (donde están los servidores de los medios de comunicación) para que desde allá se notificara a los periodistas que debían eliminar contenido que no les gustaba.
Cito un caso extremo que explica bien qué hacía (o hace) Eliminalia. Uno de sus clientes era (o es) nada menos que el corrupto priista Javier Duarte de Ochoa, exgobernador de Veracruz. Este saqueador de recursos públicos ha sido acusado no sólo de ratero vulgar: también de haber ordenado el multihomicidio de la Colonia Narvarte –nunca nadie lo olvide–, donde Rubén Espinosa Becerril, Nadia Vera, Mile Virginia Martín, Yesenia Quiroz y Olivia Alejandra Negrete fueron brutalmente asesinados. Nadia y Rubén dejaron grabado un testimonio en el que acusaron directamente al corrupto Duarte de ser el culpable si alguien atentaba contra su vida. Aunque usted no lo crea, ese testimonio no fue suficiente para vincular a esta piltrafa humana con el homicidio. Yo personalmente le pregunté a Miguel Ángel Mancera si investigaría a Duarte por este crimen (era el Jefe de Gobierno entonces) y me dijo que sí. Me mintió y le guardaré eso siempre.
Bueno, pues este ratero y presunto asesino, Javier Duarte, contrató los servicios de Eliminalia para “limpiar su reputación” en toda la red. Los contrató estando en prisión con dinero seguramente del que se robó. Y claro que se dedicaron a limpiarle la reputación. Presionaron a medios mexicanos, muchos de ellos pequeños y –se entiende– asustadizos, para que se eliminaran textos que lo mencionaran, como si no hubiera una condena por algunos, no todos, los delitos que cometió.
Como este ratero priista, corporativos, empresarios y políticos de mala entraña contrataron a Eliminalia y presionaron por años a medios y hemerotecas; amenazaron a personas físicas y morales con demandas judiciales que los dejarían en la calle para, así, según ellos, “limpiar su reputación”.
Y entre los contratantes de los servicios de Eliminalia, ventilados durante la investigación de Forbidden Stories, está otro mexicano: Pedro Haces, Diputado federal por Morena, brazo derecho de Ricardo Monreal y dueño de CATEM (Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México), el sindicato acusado en varios estados por extorsión y hasta secuestro y donde se cobijaba Edgar Rodríguez Ortiz, apodado como “El Limones”, jefe de plaza del grupo criminal “Los Cabrera”.
En octubre de 2024, legisladores de Morena se sorprendieron al saber que la amenaza era real: debían obedecer a Pedro Haces, o atenerse a las consecuencias. Algunos intentaron zafarse; otros temieron incluso por su integridad física.
Cada uno había hecho su trabajo en casa. Había caminado las calles con morral y había convencido a los votantes para que se decidieran por ellos y por Claudia Sheinbaum Pardo, su candidata a la Presidencia. Todavía (me contó uno de los legisladores) respiraban la euforia del triunfo cuando la realpolitik les dio un golpe de realidad. Pedro Haces, ese tipo corpulento y siempre amenazante, era su jefe y quien no se le rindiera sería doblegado. Punto. No había de otra. El dueño de la bancada, Ricardo Monreal, así lo había decidido.
–Monreal y Pedro Haces habían provocado el descalabro de 2021 en la Ciudad de México, imagínate –me dijo ese legislador–. Y ahora había que rendirse ante ellos.
No voy a dar su nombre, por supuesto, porque dentro de la bancada de Morena hay miedo real a confrontar a esos dos personajes. Tienen más poder y dinero que la mayoría.
–El Presidente [Andrés Manuel] López Obrador llamó “traidor” a Monreal por el descalabro de 2021 –le recordé.
–Sí. Y Pedro Haces fue el operador de Ricardo Monreal contra Claudia. Muchos lo sabíamos.
Los periodistas Enrique Méndez y Fernando Camacho, del diario La Jornada, contaron cuando 50 legisladores abandonaron la plenaria de Diputados de Morena por la manera en que Haces designó las 15 comisiones en San Lázaro: el amenazante líder sindical simplemente armó una plantilla y obligó a que la firmaran todos, o casi todos.
Los que protestaron, de acuerdo con la información que se dio a conocer entonces, fueron amenazados. Algunos denunciaron amenazas de muerte.
–Yo te conozco, sé por dónde andas –les habría dicho Pedro Haces.
Un grupo de legisladores firmó un texto de protesta que se fue al vacío: ¿a quién entregárselo? ¿Quién es más poderoso que Monreal y Pedro Haces?
Ganaron en 2024, pero eso no les daba razones para celebrar. Al contrario: antes que fiesta, debían agachar la cabeza.
Pedro Haces es multimillonario. ¿De dónde sale su dinero? No tengo idea. Por lo que él mismo presume, se ve que perfectamente puede pagar el tren de vida de Ricardo Monreal o de quien sea. Bueno, uno de los escándalos recientes más famosos fue cuando se descubrió que el zacatecano usaba helicóptero para desplazarse. Un helicóptero pagado por Pedro Haces, claro. Muy elegante, el señor jefe de los Diputados de Morena. Supongo que son las ventajas de entregarle la bancada de la izquierda a un mafioso.
En agosto de 2024, los diputados de la izquierda fueron llevados con engaños a los terrenos de Pedro Haces. En una propiedad de lujo del líder sindical se anunció que sería el mandamás de Morena en la Cámara de Diputados. No me voy a entretener en los detalles; en los ríos de alcohol que corrieron, en la comida que se sirvió y en las jetas de muchos al darse cuenta en manos de quién estaban. Sólo diré que un grupo grande de legisladores intentó rechazar la decisión de Ricardo Monreal y no pudo. Ese grupo no recibió apoyo. Terminó desintegrándose.
La orden adentro de la bancada (y de Morena, en general) es priorizar “la unidad”. Dicen que “la unidad está por encima de todo” porque, supuestamente, “los enemigos de la 4T están afuera de la 4T”. Por eso cada rebelión contra Pedro Haces y Ricardo Monreal estuvo siempre condenada al fracaso. Da risa el trágico malentendido. Los troyanos se enamoran del caballo y cuando descubren que adentro vienen sus enemigos, en vez de neutralizarlos les sirven su ponchecito de Navidad y les dan las llaves del auto nuevo. “La unidad” de la 4T es un malentendido. Como si les gustara la tragedia, la unidad está por encima de los principios, qué va: por encima hasta del buen gusto.
“Estamos unidos en torno al liderazgo de Ricardo Monreal Ávila para impulsar las reformas de la Cuarta Transformación en la LXVI Legislatura", dijo Pedro Haces en un video de 1:13 minutos de duración que publicó en sus redes. Se ve su hermoso jardín, un salón versallesco, copas, meseros, grupos musicales en vivo que parece que él mismo pagó con dinero de no sé dónde. “Que sepan que aquí hay un amigo siempre en todo lo que se ofrezca”, agregó.
En esa misma reunión, Ricardo Monreal tomó en micrófono. Con su tono de falsa humildad –que usa sobre todo durante periodos electorales– dijo de Pedro Haces: “Lo estimo, lo aprecio. Cualquier cosa, yo ando en muchos temas, pero Pedro me ayuda como segundo de nivel mío. Es decir, para organizarme, trabajar...”.
Y en ese video, al menos allí, se escucharon aplausos. No dudo que muchos legisladores sean aliados de Monreal y Haces; y que otros, desorientados, crean que al aplaudirlos a ellos aplauden a Claudia Sheinbaum, a Andrés Manuel López Obrador y a la Cuarta Transformación.
Eliminalia mandó correos a SinEmbargo e incluso a la empresa donde SinEmbargo tiene almacenada su base de datos. Correos amenazantes, legaloides. Y mientras eran peras o manzanas; mientras buscábamos abogados probono para defendernos –los medios pequeños no contamos, como los políticos, despachos a nuestra disposición–, eliminamos el texto de Pedro Haces. Pero no del todo. Lo guardamos.
Y luego se destapó el escándalo. Forbidden Stories y el diario español El País dieron conocer que Eliminalia “ha ingresado en la última década millones de euros por limpiar la reputación en Internet de centenares de condenados e investigados en 54 países por corrupción, blanqueo, abusos sexuales y narcotráfico”. Y pues sí: Pedro Haces había logrado que SinEmbargo eliminara información comprometedora.
Los periodistas Joaquín Gil y José María Irujo publicaron que México era un gran cliente de Eliminalia y que en Latinoamérica otros 400 ciudadanos y empresas le habían pagado para que les limpiara el nombre. Había “exgobernadores [mexicanos] atenazados por la corrupción, como el priista mexicano de Veracruz Javier Duarte; médicos con un tenebroso pasado vinculado a la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), el brazo represor de la dictadura del general chileno Augusto Pinochet (1973-1990), como Hernán Horacio Taricco Lavin”. Había un empresario acusado de lavar dinero al cártel de Los Zetas: Miguel Ángel Colorado Cessa.
Y estaba Pedro Haces.
“Las tarifas que desembolsan políticos, narcotraficantes, abusadores sexuales, delincuentes de cuello blanco y empresarios en apuros por evaporar su pasado digital oscilan entre los 500 dólares por una web –según un contrato de 2018– a 427 mil 584 dólares. La factura depende de los artículos a neutralizar y su complejidad”, escribieron los periodistas españoles.
Recuperamos el texto, por supuesto. Lo volvimos a publicar con esta cabeza:
“Este es el texto que Pedro Haces exigió se borrara usando firma de desinformación”.
La liga es esta: https://www.sinembargo.mx/4326254/este-es-el-texto-que-pedro-haces-exigio-se-borrara-usando-firma-de-desinformacion/
Pongo una parte del texto que publicó con su firma la periodista Sanjuana Martínez (el 5 de marzo de 2019, originalmente):
“Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).– El Senador por el partido Morena y secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), Pedro Haces Barba, estuvo preso por una averiguación previa por robo de vehículo y portación de armas prohibidas. Así consta en el expediente número CRV/114/98 de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, cuya copia está en poder de SinEmbargo, la cual señala que el Senador suplente del ex dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez Cázares, estuvo preso.
“El actual Senador fue detenido el 28 de marzo de 1998 y su caso número 21043/D/98 turnado a la entonces Procuraduría General de Justicia (PGR). Luego consiguió su libertad bajo fianza para enfrentar el proceso por robo y portación de armas prohibidas, en libertad. La ficha de la Subdirección de Identificación de Servicios Periciales de la Procuraduría capitalina, le señala el domicilio, en ese entonces, en la calle Tesoreros 26, colonia Toriyo Guerra, en Tlalpan, y establece que el Senador por Morena y líder sindical enfrentó una investigación por delitos federales en la PGR, junto a otras dos personas detenidas, una de ellas, pariente, de nombre Alfonso Magali Haces.
“A pesar de estos antecedentes penales, Haces Barba, ha dirigido el Sindicato Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Vigilancia, Traslado de Valores, Manufacturas de Equipos de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, Similares y Conexos de la República Mexicana, una organización que se supone debería haber sido dirigida por personas sin antecedentes de robo. Desde que Morena anunció su lista de candidatos plurinominales al Senado de la República, el nombre de Haces Barba fue impugnado por su supuestos vínculos con negocios con el ex Gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
“En mayo de 2016, fue difundida en medios de comunicación una conversación del ex Gobernador de Oaxaca, José Murat, y Duarte ahora preso por varios delitos, donde le hablaba de ‘nuestro amigo Pedro Haces’ a quien el primero decía deberle 30 millones de pesos y Duarte le dice que ya tiene el dinero para pagarle, dinero proveniente del Seguro Popular; una cantidad que supuestamente fue depositada a la empresa Servicios Integrales de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, S.A. de C.V. (SEGLIM), propiedad del Senador de Morena y líder sindical.
“La CATEM está considerada ahora como una ‘confederación lopezobradorista’ y señalada como ‘La nueva CTM’ de Morena”.
Y continúa…
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15-12-2025 - 12:03 am
El derrumbe del duartismo y del PRI como partido en la entidad de Chihuahua, tuvo en esa denuncia el gran detonante. La acción correspondió a un esfuerzo ciudadano y está instalado en el imaginario colectivo de los chihuahuenses. Pero hay algunos detalles que ahora preocupan con Duarte en Almoloya.

Para la clase política mexicana –no importa el partido en el que se parapete– la corrupción política es tan importante y delicada que no se puede dejar jamás en manos de los ciudadanos. Es algo así como un coso en el que sólo pueden lidiar el pequeño club de quienes ejercen el poder a sueldo y hacer sus ajustes de cuentas, enquistados en los cargos gubernamentales de primer orden.
Hoy de nueva cuenta el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, ha regresado a prisión; ahora sí está en una de a de veras, que se significa como una caja fuerte del Estado donde se encierra a los delincuentes de más alta peligrosidad. A este momento sabemos que se le dictó auto de reclusión preventiva, lo que hace presumible que su cautiverio se prolongará por un buen tiempo.
Saludé la decisión de la nueva Fiscal Ernestina Godoy de proceder a la detención del tirano de Chihuahua; es una medida que tiene pertinencia desde el ángulo que se le quiera ver. El anterior Fiscal, Alejandro Gertz Manero, había mantenido empolvado la causa que data del 23 de septiembre de 2014, cuando Unión Ciudadana lo denunció penalmente, sin que se haya transparentado el destino de esa primera denuncia que emergió de fuera de la esfera de la clase política.
Luchar contra la corrupción desde el ámbito ciudadano, apostando a que el derecho vigente se aplique debidamente y exigiendo a la vez que las instituciones funcionen y lo hagan con responsabilidad, es extremadamente difícil. Hacer investigaciones y obtener pruebas es una tarea titánica, y lo sería más con la abolición en marcha del acceso público a la información, que no gusta a los poderosos.
Con la denuncia de 2014 se le imputó a César Duarte un enriquecimiento ilícito por el importe de 65 millones de pesos que empleó para crear un fideicomiso familiar –su esposa incluida– para hacerse de acciones controladoras de un banco en proceso de creación que estaba en curso y que, en efecto, se autorizó por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Crear el banco a partir de pequeñas uniones de crédito implicó canalizar a estas un enorme caudal de depósitos de dinero público para acreditar, falsamente, gran flujo de operaciones que justificaran la fundación de una institución de banca múltiple; muy chihuahuense, decía Duarte, como en los tiempos del porfirista Banco Minero, o del poderoso Comermex que en su tiempo creó Eloy S. Vallina. Eran delirios de grandeza del mitómano ballezano.
El derrumbe del duartismo y del PRI como partido en la entidad de Chihuahua, tuvo en esa denuncia el gran detonante. La acción correspondió a un esfuerzo ciudadano y está instalado en el imaginario colectivo de los chihuahuenses. Pero hay algunos detalles que ahora preocupan con Duarte en Almoloya:
En primer lugar, ¿qué ha sido de esa fundada denuncia?, porque las fiscalías –todas– no han querido informar. Incluso me resulta bochornoso que hoy al procesado se le diga “César N” y a su fotografía se le ponga una banda negra en el rostro, como si nadie supiera de quién se trata. Cosas de la reforma penal.
A tal grado ha llegado esto que he promovido un amparo, señalando como autoridades responsables, entre otras, a la fiscalías generales de la federación y de Chihuahua por las omisiones de conocer el estado que guarda el proceso, y la exigencia de que se turne a los jueces competentes. En el caso de la fiscalía local, esta ha informado, procesal y administrativamente, que ignora la existencia de nuestra denuncia, que es hecho público y notorio, incluso a nivel nacional y se cuenta con copia de recibido, también difundida masivamente.
Cuando la causa contra Duarte se inició, se buscó que holgadamente el tiempo no se traslapara con alguna elección constitucional, en parte para que la ciudadanía no partidizara el caso, y en parte para tener una resolución informada, ahora sí con los efectos completos que pudiera tener. Pero eso no ha sucedido.
Los 65 millones del referido fideicomiso debió acreditarlos César Duarte como obtenidos lícitamente, lo que era imposible. Empero, era obvio que se iba a concluir que la procedencia de esa cantidad era ilícita, con todas las posibles fuentes: la obvia, el erario público; y la no tan obvia, pero contabilizable, que fuera producto de tráfico de influencias, fruto de su colusión con el crimen organizado.
Lo que ahora tenemos en circulación a través de los medios es algo que se parece a lo que se denunció originalmente, pero nadie lo sabe a plenitud, sino la clase política que decide mantener bajo reserva infinidad de datos para su oportunista manipulación.
En la sociedad se ve el hecho como un distractor, o como un adelanto de la carretera pavimentada para que Morena gane la futura elección en Chihuahua, privando al PAN de una de las joyas de su corona.
Hay oportunistas, como Javier Corral, que en cuestión de minutos se apresuró a salir en medios prácticamente para decir que era el autor de tal medida tomada por la FGR, que él está en el centro de todo esto, mordiéndose la lengua, porque precisamente él ha evadido la acción de la justicia empleando el más burdo influyentismo.
Quiero decir con esto que a Duarte se le está convirtiendo en una especie de limpiador de la imagen de un neomorenista como Corral y fuente que hace de la política en Chihuahua un juego de odios personales. Y esto, obviamente que está mal, desde el momento en que no sabemos a ciencia cierta de qué se trata, aunque podamos especular con ello.
Por lo pronto, en un juzgado de distrito de la ciudad de Chihuahua mantenemos la pelea en estos días para que los ciudadanos, así en plural y sin subrayar méritos de nadie, sepa que sus fundamentales acciones cobran resultados. Para algunos es tarea de ilusos, pero, como dice el dicho, no hay peor lucha que la que no se hace.
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14-12-2025 - 12:05 am
Y habría que insistir, la caída de los gobiernos populares en América Latina, uno tras otro, tiene mucho menos que ver con la acción de la ultraderecha, aunque haya sido la beneficiada, que con la impaciencia y el desencanto de las mayorías que votaron por ellos.

El verdadero riesgo para el movimiento de la Cuarta Transformación no es la ultraderecha nacional e internacional, sino la eventual inconformidad entre la mayoría de los votantes sea por inseguridad, insatisfacciones económicas o una mezcla de ellas. No es Milei quien puso fin a los gobiernos populares de Argentina, sino los millones de personas que decidieron optar por él. Excéntricos e irresponsables han habido siempre; un Milei habría sido irrelevante hace 10 años. En 2015 la mayoría mantenía la esperanza en un gobierno popular de izquierda, en 2025 dominaba la desesperanza.
Digo lo anterior porque veo con preocupación el tiempo e intensidad que dedican algunos colegas, simpatizantes de la 4T, a alertar sobre la fuerza de la ultraderecha internacional y nacional, y la peligrosa estrategia que se ceba sobre el Gobierno de Claudia Sheinbaum. No pretendo minimizar este fenómeno. Es evidente que el fantasma del populismo de derecha, aupado en la era Trump, recorre Europa y ahora América Latina. El problema es que la excesiva atención a este punto, la ultraderecha, lleva a olvidar que el verdadero sujeto de la historia es el pueblo, los ciudadanos, los votantes, o como quiera llamárseles. Y peor.
En 2018 la oposición hizo justamente lo que ahora hace la izquierda. Asumió que el problema era Andrés Manuel López Obrador, en lugar de entender que 35 años de gobiernos en favor de los sectores prósperos ,pero minoritarios, habían provocado la inconformidad de las mayorías. Ellos fabricaron su propia oposición. Resultaba más fácil atribuir la pérdida del poder a la “perversidad y demagogia” del tabasqueño, que asumir su responsabilidad o la necesidad de cambiar. La izquierda, ahora en el poder, corre el riesgo de incurrir en lo mismo.
Tal actitud se conoce en psicología como externalización de la culpa o victimismo. Tendencia en las personas a atribuir sus problemas a factores externos, con lo cual evita la responsabilidad personal y le permite mantenerse en una zona de confort que le exime de tomar conciencia de sus errores y cambiar. Un comportamiento que describe puntualmente lo que la oposición ha estado haciendo los últimos ocho años. Si el apoyo popular del que goza la 4T es culpa de la demagogia y las dádivas del gobierno (lo cual supone que la mayoría de los mexicanos son tontos o vendidos), el PAN o el PRI no tienen necesidad de cambiar, mejorar la propuesta de cara a las mayorías o, al menos, lavarse el rostro. Basta exhibir la perversidad y lo dañino de las posiciones del adversario, en este caso, Morena.
El riesgo de que ahora se inviertan los papeles está a la vista. Atribuir toda marcha de protesta o una campaña de bloqueos carreteros a la acción de los intereses oscuros de la oposición, conlleva el peligro de dejar de ver los agravios y las fuentes de inconformidad que anidan entre los diversos actores sociales. Y habría que insistir, la caída de los gobiernos populares en América Latina, uno tras otro, tiene mucho menos que ver con la acción de la ultraderecha, aunque haya sido la beneficiada, que con la impaciencia y el desencanto de las mayorías que votaron por ellos.
Por supuesto que la oposición tratará de montarse en cualquier expresión de malestar de parte de la población; eso sucede en cualquier lugar del mundo. Pero resulta muy peligroso, para un gobierno sustentado en el apoyo popular, creer que toda expresión de malestar es producto de la manipulación de la derecha. El 70 por ciento o más de la población aprueba el desempeño de la Presidenta Claudia Sheinbaum, sí; pero también son evidentes los pendientes de millones de mexicanos. No necesariamente son panistas los vecinos que interrumpen una calle por la desaparición de una de sus hijas; ni priistas todos los transportistas que bloquearon los caminos en demanda de seguridad. E incluso si algunas manifestaciones tuvieran un origen esencialmente político tampoco es algo perverso. Para empezar 40 por ciento de los mexicanos votaron por una opción diferente a Sheinbaum, y eso son muchos millones de personas. Que algunos de ellos salgan a la calle a mostrar su inconformidad con políticas públicas o acciones de los gobiernos de Morena, no tiene nada de sorprendente. En lugar de estigmatizarlas convendría mostrar a muchos de estos ciudadanos, con acciones y resultados, que el gobierno está atacando los problemas que les preocupan.
Es cierto que resulta útil conocer las estrategias que sigue la derecha para socavar la imagen de la 4T. Exhibir el modo de operar de los asesores importados, expertos en guerra sucia mediática. Es interesante, también, documentar los enormes presupuestos dedicados a estas operaciones. Sin embargo, todo eso deja de ser útil, si deriva en el victimismo, en la externalización de la culpa. O, como dirían los clásicos, si se quita la vista del balón. No es en lo que hagan o dejen de hacer Ricardo Salinas Pliego o Claudio X. González donde estriba el potencial fracaso o éxito de la 4T. Dependerá, más bien, de su capacidad para afrontar su verdadero compromiso: mejorar sustancialmente las condiciones de vida de las grandes mayorías. Eso significa, encontrar el financiamiento para ampliar sus políticas redistributivas y, sobre todo, activar la economía para generar los empleos que necesita la mitad de ese pueblo bueno que vive en la informalidad. Perderse en infiernillos, instalarse en el reproche, acusar a otros de la propia suerte, refugiarnos en la zona de confort respecto al verdadero reto, es el peligro de fondo. Peor aún, el victimismo anticipa el martirologio, una coartada para justificar un posible fracaso. Magnificar al adversario anticipa el resultado: lo intentamos, pero ellos eran muy malos y poderosos. @jorgezepedap
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14-12-2025 - 12:04 am
Ese esfuerzo de vivir bien, de hacerlo mejor, pues deja de tener sentido cuando la corrupción y la inseguridad se apropian de nuestro entorno, no importa lo que hagas. Una parte de uno mismo se va entristeciendo al ver la pérdida del sentido de estar viviendo con libertad.
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14-12-2025 - 12:03 am
Las recientes amenazas a Venezuela no son un asunto pasajero sino el preludio del trato que toda América Latina puede esperar del gobierno de Trump y Estados Unidos para los próximos años.

Tal como lo había anticipado desde su discurso en su toma de posesión en su segundo mandato como Presidente de Estados Unidos, Donald Trump ya confirmó su deseo de relanzar la llamada Doctrina Monroe con la que amenaza con controlar los recursos, la economía y las relaciones políticas de todas las naciones de América, en lo que llama “nuestro Hemisferio Occidental”.
Esto quedó confirmado con la publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos publicada el pasado 5 de diciembre. El documento revela un cambio de estrategia geopolítica de la actual potencia dominante en el capitalismo mundial, para centrarse en regiones estratégicas, especialmente en América Latina a la que amenaza con controlar mediante el reclutamiento o la expansión, ya sea mediante el poder suave o la presencia militar.
El documento contiene frases grandilocuentes en donde se presenta a Estados Unidos como la nación elegida por Dios o predestinada a ser la nación “más grande y poderosa” de la historia de la humanidad. En la introducción del documento, el mismo Presidente Trump se auto elogia y dice: “Durante los últimos nueve meses, hemos salvado a nuestra nación y al mundo entero, que se encontraban al borde del abismo y de la catástrofe […] Ninguna administración en la historia ha logrado un cambio tan espectacular en tan poco tiempo”.
La Estrategia de Seguridad del gobierno de Trump sostiene que el objetivo central de la misma es preservar la grandeza de esa nación: “Este documento es una hoja de ruta destinada a garantizar que Estados Unidos siga siendo la nación más grande y próspera de la historia de la humanidad”. El texto repite una y otra vez las preferencias ideológicas del movimiento MAGA que sostiene a Donald Trump, como la preeminencia militar, los valores tradicionales conservadores, y su crítica a lo que llaman la ideología woke, es decir, reitera su política de cuestionar y eliminar derechos sociales de minorías, ideológicas, y de diversidad sexual ganadas por las sociedades en los pasados 50 años.
Pero entiende que Estados Unidos ya no es la única superpotencia, como queda en claro al admitir que con China compite como iguales. Lo relevante es que de facto el gobierno de Trump renuncia a un dominio mundial como habían hecho las élites y gobiernos de Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial para precisar que se centrarán en las regiones que consideran estratégicas. En este sentido anticipa menor presencia en Medio Oriente, al tiempo que exige a sus socios europeos y asiáticos (Japón y Corea del Sur) una mayor participación y carga económica para garantizar la defensa militar de esas regiones.
El documento contiene cuatro líneas centrales: una introducción donde se preguntan “¿Cuál es la estrategia estadounidense?” y en donde se hace una crítica a la estrategias de política exterior estadounidense al “desviarse” de sus objetivos centrales y como ese “desvío” ha sido corregido por el Presidente Trump. En el segundo apartado se expone “¿Qué debe querer Estados Unidos?” en general y del mundo. En el tercer apartado se precisan los “medios de que dispone Estados Unidos para conseguir lo que quiere”.
Al final se definen los principios y prioridades de la estrategia de seguridad en cinco regiones del mundo. En primer lugar se pone al Hemisferio occidental como “el corolario de Trump a la Doctrina Monroe”. La segunda región se define para Asia, con China como claramente como la potencia emergente. En un acto de sinceridad, los estrategas estadounidenses ya dan un trato de iguales a China. Dice en una parte del documento: “Desde la reapertura de la economía china al mundo en 1979, las relaciones comerciales entre nuestros dos países han sido y siguen siendo fundamentalmente desequilibradas. Lo que comenzó como una relación entre una economía madura y rica y uno de los países más pobres del mundo se ha convertido en una relación entre dos países casi iguales”.
“Una relación entre dos países casi iguales”, se admite ya en el gobierno de Trump por lo que para mantener su predominio proyecta “ganar el futuro económico, y prevenir los enfrentamientos militares”. El documento establece que no permitiría la reunificación de Taiwán con China y el control del Mar de China por donde transita un tercio del comercio mundial. En la tercera región se expone la estrategia para los países europeos quienes reciben un trato de desprecio y de regaño por parte de los estrategas estadounidenses. Sostienen que su economía estancada y excesivamente regulada y las políticas migratorias están por llevarlos a un “desvanecimiento civilizacional”. Peligrosamente sostienen que ven con “optimismo” el fortalecimiento de partidos tradicionalistas, es decir, de derecha o ultraderechistas.
Uno de los cambios significativos de la estrategia geopolítica es que ya no ven a Medio Oriente como el centro de la política exterior estadounidense, entre otras cosas porque dejó de ser la principal fuente energética de Estados Unidos y de los países capitalistas desarrollados. A África sólo se le asigna el objetivo de zona para invertir y tener el acceso a minerales y tierras raras.
En todos los casos la visión “estratégica” de Estados Unidos para las regiones del mundo, presupone que todos los aliados deben aumentar sus gastos y defensa militar para “transferir cargas” y así “construir la paz”. Es una visión ominosamente militarista y guerrerista de un Presidente que se ha obsesionado en ser reconocido como promotor de la paz.
Y en este reajuste de la política exterior estadounidense declaran la utilización de la vieja Doctrina Monroe como la base de su nueva política geopolítica para América Latina, pero con el corolario de Donald Trump, como lo llaman en el documento. Por ello ya muchos comentaristas, entre broma y serio, han comenzado a llamar a la nueva estrategia de seguridad como la Doctrina Donroe.
Como se sabe, en 1823, el Presidente James Monroe declaró su pretensión de impedir que las potencias europeas tuvieran injerencia en este hemisferio, por lo que proclamó que “América era para los americanos”, entendiendo por americanos sólo a los estadounidenses.
Algo semejante acaba de declarar descarada y cínicamente el gobierno de Trump en esta nueva Estrategia de Seguridad. Señalan en el documento: “Queremos asegurarnos de que el hemisferio occidental siga siendo lo suficientemente estable y bien gobernado como para prevenir y desalentar las migraciones masivas hacia Estados Unidos; queremos un hemisferio cuyos gobiernos cooperen con nosotros contra los narcoterroristas, los cárteles y otras organizaciones criminales transnacionales; queremos un hemisferio que siga estando a salvo de incursiones extranjeras hostiles o del control de activos clave, y que respalde las cadenas de suministro esenciales; y queremos garantizar nuestro acceso continuo a ubicaciones estratégicas clave. En otras palabras, afirmaremos y aplicaremos un ‘corolario Trump’ a la doctrina Monroe”.
En esta explícita declaración de intenciones de volcarse sobre el continente americano (“hemisferio Occidental” la llaman) anuncian su intención de impedir que otras potencias económicas intervengan en esta región, y comprometen a todas las embajadas y relaciones consulares a trabajar para ganar los contratos de infraestructura y de acceso a los recursos estratégicos de la región solo para empresas de Estados Unidos.
Y para ello amenazan incluso con el uso de la fuerza. “Debemos restablecer nuestro acceso independiente y fiable a los bienes que necesitamos para defendernos y preservar nuestro modo de vida. Para ello, será necesario ampliar el acceso de Estados Unidos a los minerales y materiales esenciales, al tiempo que se combaten las prácticas económicas depredadoras”. Sin tapujos y abiertamente consideran que el Occidental es “nuestro hemisferio” y anticipan que van por los “minerales y materiales esenciales” de los países de la región.
Visto a la luz de este documento que presenta la visión de lo que quiere el gobierno de Estados Unidos para el mundo de los próximos años, las recientes amenazas a Venezuela no son un asunto pasajero sino el preludio del trato que toda América Latina puede esperar del gobierno de Trump y Estados Unidos para los próximos años.
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14-12-2025 - 12:01 am
Lo llamativo del Silbo gomero es que se complejizó lo suficiente como para no limitarse a un par de avisos diferentes. Al traducir a silbidos las letras, permite diálogos que parecen inverosímiles (hay videos donde se muestra, con claridad, el alcance de estas conversaciones).

Desayuno con JQ. A la mitad del plato fuerte, se lanza a contarme una historia de la que se acaba de enterar, la del Silbo Gomero. Es una forma de comunicación que fue muy utilizada en La Gomera, la más pequeña de las Islas Canarias. No es difícil imaginar a los habitantes de la región, en medio de un paisaje montañoso, silbando por doquier para comunicarse con sus cercanos.
El asunto es que, a diferencia de esos chiflidos que hemos soltado por doquier, este sistema hace una sustitución clara de los fonemas por diferentes tipos de silbidos, variando el tono, la duración y la intensidad. Tras un periodo en que se utilizaba a partir del idioma guanche, se consiguió adaptar al español.
Recuerdo que, de niño, en lugar de tocar el timbre de la casa de mis amigos, me limitaba a chiflar cierta sucesión de notas. Así nos ahorrábamos tiempo. No era necesario que nos abrieran la puerta para preguntar por aquél a quien buscábamos. El chiflido no sólo iba dirigido a una persona en particular, sino que, gracias a ciertos matices, permitía identificar a quien silbaba.
Más tarde, un amigo tocaba el claxon de su coche cuando se acercaba a su casa para avisar que había llegado y, dependiendo de un par de posibilidades, incluso avisaba que iba a buscar estacionamiento o que se iba a dar una vuelta. Hoy en día, incluso silbo cuando llego a determinados lugares para avisar que estoy ahí.
Lo llamativo del Silbo gomero es que se complejizó lo suficiente como para no limitarse a un par de avisos diferentes. Al traducir a silbidos las letras, permite diálogos que parecen inverosímiles (hay videos donde se muestra, con claridad, el alcance de estas conversaciones).
La sustitución de un código por otro no es única en este peculiar lenguaje. El código morse es una sustitución de letras por impulsos eléctricos; los códigos de barras cambian a los números por líneas de diferente grosor, algo que sucede, incluso, con los códigos QR que nos rodean hoy en día. Es claro que para utilizar estas sustituciones lingüísticas hay que entrenarse. Yo, que incluso tuve problemas a la hora de hablar con F (algo que hacían los adultos cuando yo era niño para que no me enterara) y que tengo mal oído, veo como toda una proeza una comunicación de este tipo.
Lo triste es que los teléfonos celulares y los mensajes de texto hacen que sea menos necesario comunicarse en la sierra Gomera por medio de silbidos. Pero ¿qué no habría dado yo por contar con un código de este tipo en la infancia y la adolescencia, para hacerle saber a mis pares algo de lo que no quería que se enteraran los demás?
Contraigo los labios y lanzo un silbido. Es pobre y sin muchos matices. Una lástima. Me entero que, ahora, se dan clases en las Canarias para no permitir que se pierda este sistema. Ojalá lo consigan. Larga vida al Silbo gomero.
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13-12-2025 - 12:05 am
La segunda vuelta de 2025 reedita, en cierta forma, el eje de los comicios del año 2000. Una fuerza gubernamental de izquierda cuya gestión es evaluada negativamente por los ciudadanos busca conservar el poder frente a una formación de (ultra) derecha que despierta serias dudas sobre su compromiso con la democracia.

Por Orestes E. Díaz Rodríguez
El próximo mes de enero se cumplirán veintiséis años de un desenlace electoral inédito en la historia posterior al retorno a la democracia en 1989.
Corría el final del mandato del Presidente centroizquierdista, Eduardo Frei Ruiz - Tagle. El panorama electoral no era promisorio. El desempleo alcanzaba el 11 por ciento, el crecimiento era nulo, la conflictividad social y la percepción de inseguridad estaban en alza y el rechazo a la gestión del gobierno alcanzó el 45 por ciento contra apenas un 28 por ciento de aprobación.
La continuidad de la coalición gubernamental estaba en dudas. Cuando el candidato presidencial del partido gobernante compite llevando sobre sus hombros el lastre de la insatisfacción ciudadana con el desempeño del Presidente de turno, retener el poder, generalmente, es improbable.
Pero, las elecciones presidenciales del año 2000 contradijeron esa tendencia. Superando un contexto electoral desafiante, Ricardo Lagos, candidato del oficialismo logró imponerse en la segunda vuelta por apenas tres puntos porcentuales sobre Joaquín Lavín, representante de la coalición de derecha.
Desde el retorno a la democracia fue la única ocasión en que el partido gobernante retuvo el poder pese a que el rechazo a la gestión del mandatario de turno era mayoritario. En el futuro no faltaron intentos fallidos. En las presidenciales de 2013 y 2021, la apuesta de la centroderecha gobernante por conservar el poder se estrelló contra el obstáculo insalvable que representó el hartazgo ciudadano con el desempeño del ejecutivo de turno, Sebastián Piñera. Mientras en los comicios de 2017 la centroizquierda batalló infructuosamente contra el rechazo a la gestión de gobierno de Michelle Bachelet.
Aunque el pobre desempeño del Presidente Frei Ruiz-Tagle potenció las opciones de triunfo de la oposición, el caudal de votos de la derecha resultó insuficiente. En el año 2000, a sólo una década del inicio de la transición y con el fuerte legado de enclaves autoritarios que dejó el dictador, un eventual ascenso al poder de la derecha representaba una seria amenaza para la continuidad del régimen democrático en construcción en Chile.
Los lazos de Joaquín Lavín y los representantes principales de la derecha con el régimen militar pinochetista eran inocultables. En el imaginario de segmentos decisivos de electores un eventual ascenso al poder de la derecha constituía una amenaza para la continuidad democrática. Las fallas en la gestión de Frei hicieron de la oposición una fuerza electoralmente más pujante. Incluso, alcanzaron la mejor votación de su historia. Pero, no convencieron a la mayoría de los votantes comprometidos con el rumbo democrático del país que constituían una alternativa de gobierno creíble.
Existe una importante similitud entre la segunda vuelta electoral del año 2000 y la que se efectuará el próximo 14 de diciembre. La candidata presidencial de la coalición de gobierno, la comunista y exministra de Trabajo, Jeanette Jara, compite arrastrando la carga de una evaluación ciudadana notoriamente negativa del desempeño del Presidente de turno, Gabriel Boric.
La encuesta de septiembre-octubre del Centro de Estudios Públicos (CEP) ubica la desaprobación de Boric en 62 por ciento. Sólo el 28 por ciento aprueba la gestión del mandatario. Indudablemente, es un dato que, tanto en Chile como en América Latina, ha anunciado de manera consistente un desenlace electoral desfavorable para el oficialismo.
Pero, en la esquina contraria se encuentra la figura controvertida del líder del partido republicano, José Manuel Kast. En 1998, Kast apoyó la opción a favor de la continuación de Pinochet. Presidió la red Political Network for Value que muchos consideran de posiciones extremas. Ha defendido el legado económico de la dictadura y en las elecciones de 2017 aseguró que el General votaría por él si viviera. Kast y los republicanos proceden de uno de los extremos del espectro ideológico (ultraderecha) y no cuentan con experiencia ejecutiva a nivel nacional.
El informe de 2024 de Latinobarómetro arrojó que el 61 por ciento de los chilenos apoya la democracia. La pregunta es, un eventual gobierno de Kast, ¿representa una amenaza para la continuidad del régimen democrático en Chile?
En efecto, la segunda vuelta de 2025 reedita, en cierta forma, el eje de los comicios del año 2000. Una fuerza gubernamental de izquierda cuya gestión es evaluada negativamente por los ciudadanos busca conservar el poder frente a una formación de (ultra) derecha que despierta serias dudas sobre su compromiso con la democracia.
El antecedente del año 2000 es importante pero no forzosamente decisivo. No hay que olvidar que los comicios presidenciales de 2023 en la vecina Argentina enfrentaron también a una fuerza gubernamental de orientación izquierdista devaluada por una gestión infructuosa (Unión por la Patria) y a una formación política de extrema derecha sin experiencia de gobierno (La Libertad Avanza) que, sin embargo, obtuvo el respaldo de la mayoría indiscutida del electorado.
La contienda electoral entre esos dos tipos de adversarios no necesariamente concluye con el mismo resultado. Por eso, el punto de partida correcto debe ser otra interrogante. Por ejemplo, ¿de qué depende que la competencia entre un oficialismo de izquierda mal evaluado y una formación de derecha con una credibilidad limitada unas veces se incline a favor de un contendiente y en otras oportunidades lo haga en beneficio del otro?
El respaldo del electorado en esas circunstancias depende de la percepción que predomina sobre el contexto en que acuden a votar. Si el mismo tiende a ser percibido como moderadamente desfavorable apoyarán la continuidad del partido gobernante. Pero, si es percibido como crítico optarán por dejar en un segundo plano sus dudas y respaldarán a la fuerza política retadora.
La última encuesta del CEP brinda algunas pistas sobre el dominio desde el que acudirán a votar los chilenos el próximo 14 de diciembre.
El 84 por ciento califica como mala o regular la situación del país. El 80 por ciento considera que el país se encuentra estancado o en decadencia. El 89 por ciento califica la actual situación política del país como regular, mala o muy mala. El 64 por ciento considera que la democracia funciona mal o regular contra el 33 por ciento que considera lo hace bien o muy bien. El 48 por ciento está de acuerdo con que en algunas circunstancias un régimen autoritario puede ser preferible o le da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario. Mientras que para el 47 por ciento la democracia es preferible a cualquier forma de gobierno.
A su vez, otras mediciones muestran hacia dónde podría inclinarse la balanza. La imagen de los candidatos es una medición que importa. Esta vez, Kast llega a la elección con 38 por ciento de imagen positiva y 39 por ciento de negativa. Sustancialmente diferente del Kast perdedor de las elecciones de 2021. Entonces sólo el 16 por ciento lo evaluaba positivamente mientras el 61 por ciento lo hacía negativamente. En cambio, su adversaria, Jeanette Jara, registró un 32 por ciento de imagen positiva contra un 44 por ciento negativa.
En primera vuelta, Jeanette Jara obtuvo 26.8 por ciento contra 23.9 por ciento de Kast. En tercer lugar se ubicó el populista Franco Parisi del partido de la gente con casi el 20 por ciento de los votos. El respaldo de los votantes de Parisi, quien anunció que votaría nulo, será muy importante y según las encuestas, mientras el 49 por ciento de sus seguidores apoyaría a Kast sólo un 16 por ciento respaldaría a Jara.
A su vez, dos candidatos presidenciales, el libertario Johannes Kaiser y la representante de la derecha tradicional Evelyn Matthei alcanzaron en primera vuelta el 14 por ciento y el 12.5 por ciento de los votos, respectivamente. Ambas formaciones, cercanas ideológicamente al partido republicano, inmediatamente otorgaron su respaldo en segunda vuelta a Kast.
Aunque los republicanos de Kast obtuvieron la mayor representación en la cámara de diputados y el senado los escaños que controlan son insuficientes para impulsar reformas legislativas que subrepticiamente cambien la naturaleza del régimen político. En caso de llegar a ser fuerza gobernante, la composición del congreso los obligará a dialogar y llegar a acuerdos con otras fuerzas.
Por último, Kast centró su campaña en tres temas prioritarios del ciudadano chileno en los que los resultados el oficialismo fueron insatisfactorios: orden, control migratorio y economía.
La sorpresa sería que se reditara el desenlace electoral del año 2000. Parece más sensato esperar que la mayoría del electorado deje en un segundo plano las reservas que pueda tener sobre una eventual gestión de Jose Antonio Kast y lo coronen como el nuevo Presidente. Algunas veces la historia se repite, pero en otras ocasiones se reinventa.
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13-12-2025 - 12:05 am
Hay una resistencia a quedar atrapados en los estímulos del laberinto, hay un impulso a tratar de salir de sus pasillos, de sus recovecos, a reducir la velocidad, a comenzar a guardar silencio, a volver al espacio comunitario, a retomar los valores colectivos, al bien común contra la tiranía que ahora se presenta como modelo en varias partes del mundo.
Las señales de la distopía en la que nos ha sumergido la civilización dominante actual, determinada ésta por el poder de las grandes corporaciones globales, tienen muy diversas expresiones.
Así como si se tratara de un laboratorio en que los ratas han nacido al interior de un laberinto, que no pueden pensar o imaginar un espacio más allá de las paredes, pasillos y recovecos de ese laberinto, así, para parte importante de la humanidad, muchos aspectos de esta distopía civilizatoria, aparece como algo natural, como parte de una evolución natural de nuestra especie, no pueden ver más allá.
Hay quienes están interesados en que el laberinto no sé vea, que los individuos, en su conjunto, no vean más allá de los pasillos y sus recovecos, son quienes se benefician del laberinto, quienes lo mantienen y buscan reforzarlo, aunque el laberinto muestra, cada vez más, la imposibilidad de mantenerse.
En el laberinto se ha cambiado la comida, se ha sustituido los alimentos naturales por productos diseñados en otro laboratorio, logrando productos altamente apetecibles, llenos de aditivos para hacerlos más atractivos, para que se consuman de más, logrando el abandono de gran parte de los alimentos naturales. El agua se ha sustituido con bebidas extremadamente dulces, a tal grado que se han convertido en una adicción en el laberinto. En pocos años, han llegado las epidemias de enfermedades con las que se llenan los hospitales.
A los individuos pequeños, para atraerlos al consumo de esos productos, se les comenzó a asociar su consumo con personajes de cuento, fantásticos, con sonidos y colores muy atractivos que logran aumentar en sus cerebros las descargas de placer. Así los pequeños perciben esos productos como parte de la felicidad.
En el laberinto, sus diseñadores, han realizado pruebas con sensores en sus cerebros para medir los impulsos de gratificación que provocan los diversos ingredientes de sus productos y cómo los personajes, sonidos y colores con los que acompañan a sus productos aumentan esa gratificación. Hay una resistencia a quedar atrapados en los estímulos del laberinto, hay un impulso a tratar de salir de sus pasillos, de sus recovecos, a reducir la velocidad, a comenzar a guardar silencio, a volver al espacio comunitario, a retomar los valores colectivos, al bien común contra la tiranía que ahora se presenta como modelo en varias partes del mundo.
Ojalá el péndulo de la historia haya llegado ya al extremo. Podría ser éste un tiempo de recogimiento, de misericordia, es decir, "tener un corazón para la miseria" o "sentir piedad en el corazón por el que sufre" y, claro, actuar.
Un tiempo para retomar los orígenes verdaderamente cristianos, para retomar los valores que muy diversas sabidurías comparten, la llamada filosofía perenne.
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13-12-2025 - 12:03 am
Es el caso, también, de los escultóricos edificios de Frank Gehry, que murió hace pocos días y cuya obra es considerada como una marca de genialidad. La primera vez que se tiene la oportunidad de conocer alguno de sus colosales monumentos la sensación es de asombro.
La arquitectura es una disciplina artística que se ha caracterizado por protagonistas de egos gigantescos. Los arquitectos geniales parecen competir, unos contra otros, para llegar a la cúspide más alta, modificar la línea del horizonte con su firma. Más allá de sustentar el espacio habitable a partir de la escala humana, su intención parece ser la de mostrarnos como una infinitésima parte de su creación. Un reto a las proporciones, a la matemática, a la lógica, entre más grandilocuente y excéntrica resulte, más valorado es su autor.
En ocasiones, la monumentalidad de un edificio es como un abrazo que nos hace pequeños. Ejemplos de ello, Zaha Hadid y su museo MAXXI de Roma, inoperante y complicado a nivel museográfico; Norman Foster y el frustrado antiambientalista aeropuerto de Texcoco, que ha dejado una moraleja de hasta dónde el progreso y la pretensión pueden deteriorar un lago como el que hoy apreciamos en su plena recuperación. Tadao Ando y su imposición que produce un ambiente asfixiante con un muro delante del océano, literal, en la afamada residencia de artistas internacionales Casa Wabi. O uno de los más tristes despropósitos, que no podía ser más que obra sexenal de presupuesto exorbitante, que ha concluido en un fracaso, el Museo Internacional del Barroco en la ciudad de Puebla (MIB) de Toyo Hito.
Es el caso, también, de los escultóricos edificios de Frank Gehry, que murió hace pocos días y cuya obra es considerada como una marca de genialidad. La primera vez que se tiene la oportunidad de conocer alguno de sus colosales monumentos la sensación es de asombro. He vivido la experiencia frente al Guggenheim de Bilbao, Louis Vuitton de París, la Torre LUMA de Arles. Merecen mención aparte La Sala Pierre Boulez en Berlín y el Walt Disney de Los Ángeles.
Pero ante la magnificencia que para muchos vuelve a Gehry uno de los mejores arquitectos del mundo, también hay que reconocer que sus innovadoras y excéntricas formas podrían ser vulnerables al paso del tiempo. Juez implacable, el contador de horas se ceba con los sueños humanos. Tiene el poder de volverlos clásicos o desecharlos al no reunir los atributos que logren vencerlo. Ciertas obras que hoy fascinan, en algunos años llegarán a sentirse avejentadas. Me pasa que, después de varias visitas a la Fundación Louis Vuitton de París, en medio de los Bosques de Boloña, lo encuentro artificioso y en gran medida caprichoso. Estas velas que parecen suspendidas en el espacio, como si no pesaran, se aprecian cansadas de tanto figurar. El gris de sus cristales pareciera empañado. Siempre cobra un precio a las exposiciones que se presentan. La retrospectiva de Rothko, por ejemplo, obligaba a sustraerse del grandilocuente espacio exterior para entrar a la metafísica del artista, cuya infinita capacidad de sumar capas a la experiencia humana, jamás dejó a un lado al espectador. Al contrario, lo invitaba a penetrar con él a esos otros universos, ámbitos que acogen y abrazan como un remanso, siempre de su mano.
El mejor momento de este museo se lo regaló Daniel Buren con su intervención de líneas en vivos colores que parecían restituir la organicidad perdida.
Para muchos, la virtud de Gehry ha sido la osadía con la que alteró los espacios y el tiempo de la arquitectura, modificando su esencia de contenedor a contenido en sí mismo, es decir una escultura más que un edificio funcional. ¿Qué podemos admirar después de ser impactados por esas gigantescas moles en las que hojas de acero lucen ingrávidas? Son tan atractivas que han servido como anclas para revivir viejas y abandonadas ciudades, convirtiéndolas en sedes de turismo cultural masificado.
La historia de la arquitectura ha sido marcada por la necesidad de protección. Las cuevas rupestres fueron el ámbito en el que se descubrió la intimidad. La primera idea del yo distinto al otro. Los cultos mágicos ocurrieron delante o dentro de las cuevas. Axis mundi, sitios de encuentro, propiciaron el ritual y la invocación de las divinidades. Nuestra casa es hogar alrededor del fuego que nos convoca. Es nuestro templo que sacraliza la vida cotidiana, origen de la religión, religare. Afuera queda lo profano, dentro lo sagrado. La vida religiosa demanda sus propios ámbitos; las catacumbas cristianas fueron refugio para propagar la Buena Nueva; del politeísmo se rindieron a la idea de un sólo dios.
Con el Románico el ser humano afianzó la idea de Dios cercano; sus iglesias de plantas cruciformes encarnan el cuerpo de Cristo. En el Gótico, lo humano retó a Dios elevando sus estructuras para poder mirarle de frente. Los primeros arquitectos conocidos son comparables a seres divinos, Genios: Bernardo de Claraval, Fillipo Brunelleschi, Rafael Alberti, Miguel Ángel o Francesco Borromini fueron constructores capaces de rebasar la escala humana desafiando cualquier imposible.
La Modernidad del siglo XX habló de futuro negando los valores tradicionales. Los espacios arquitectónicos se volvieron imposiciones monumentales. Así como la pintura tuvo una capilla Sixtina con Miguel Ángel; un tiburón en formol de 11 millones de dólares con Damien Hirst o en la música la posibilidad del Arte Total con Wagner, la genialidad de un constructor llega a considerar sus obras un arte más allá de la funcionalidad arquitectónica como es el caso de Gehry.
Pero así como a lo largo del tiempo podrán discutirse sus atributos arquitectónicos, su capacidad para generar espacios acústicos de la mano de Yasuhisa Toyota serán valiosas aportaciones por siempre. Dos genios en busca de aprehender el sonido. La música es un arte cuya liquidez tiene el atributo de penetrar a través de cada uno de los millones de poros de nuestra piel. Su invisibilidad la hace etérea pero definitoria de lo que somos y en cómo percibimos. De alguna forma es el arte absoluto porque abarca nuestro ser por completo. Gehry tuvo la sensibilidad para comprender que el espacio interior sería el punto de partida de la arquitectura. En el Walt Disney City Hall partió de la escala humana y nunca la dejó de tomar en cuenta haciendo que creciera y se expandiera hasta llegar al cascarón. Si sólo apreciamos la sala de conciertos por su imponente silueta nos quedamos cortos; la acústica es lo que más cuenta en este espacio que danza en el tiempo. Igual que la sala Pierre Boulez de Berlín, que aún llega más lejos al dejar a un lado la fastuosa arquitectura que lo caracteriza para sumergirse en el prodigio del sonido.
Es altamente probable que las estructuras flotantes de Gehry lleguen a cansar a quien debe lidiar con ellas. Pero la verdadera genialidad del hombre que entendió que la música era un universo cuya grandiosidad se da en los pianissimos como en los crescendos queda dignificada en el Walt Disney Music Hall y en el Pierre Boulez, que además acunó a la fundación Barenboim- Zaid. Ambos partieron de una idea musical cuya escala es la humana. No importa que pase fuera o cómo se vean los edificios, el tráfico, las manifestaciones, la vida que pasa. En ese sentido, Gehry se redime, y por un momento deja de ser arquitecto para volverse cómplice nuestro. Estos laboratorios musicales abonan a lo más esencial del ser humano: nuestra consciencia infinita para concebir la genialidad y, al mismo tiempo, recordarnos lo pequeños que somos. @Susan Crowley
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13-12-2025 - 12:02 am
Tres dinámicas interrelacionadas son claves para entender la desigualdad: la concentración de la riqueza en la cúspide, la insuficiente tributación sobre capital y herencias, y la erosión de los salarios reales frente a la valorización de activos.

El sino del escorpión ha agotado la lectura del Informe Mundial sobre Desigualdad 2026 y ha confirmado sin lugar a dudas que la desigualdad no es un accidente, sino el resultado de decisiones políticas y estructuras económicas claramente dirigidas a concentrar la riqueza y el poder del planeta en unas pocas manos; una situación injusta a lo bestia que exige inmediatas respuestas fiscales y sociales coordinadas a nivel nacional y global, para combatir tamaño desfiguro.
Esta sería la conclusión más obvia de esta última reporte del World Inequality Lab, editado por cuatro de los mayores expertos en políticas económicas de la actualidad: Lucas Chancel, Ricardo Gómez-Carrera, Rowaida Moshrif y el mismísimo Thomas Piketty, autor de clásicos estudios de la economía que revelaron el verdadero rostro expoliador del capitalismo, como El capital en el siglo XXI (2013), Capital e ideología (2019) y Una breve historia de la igualdad (2022).
Además de los nombres anteriores, el informe se apoya en una red de más de 200 investigadores afiliados al World Inequality Database (WID), que colaboraron en la investigación de capítulos y apartados por cada región y país, además de realizar contribuciones técnicas y de revisión por pares, elementos que devienen esenciales en el desarrollo del informe de casi 300 páginas.
Además, insiste el alacrán, el informe llega en un momento clave de otra crisis del capitalismo (sí, una más), en la cual las promesas de recuperación luego de tantas crisis sucesivas se topan de frente con realidades económicas radicales a escala global: salarios estancados para la mayoría, activos financieros que se valorizan para unos pocos y estados que recortan gasto social justo cuando más se necesita. El reporte subraya entonces que la desigualdad es tanto una cuestión de distribución como de institucionalidad: no basta con crecimiento económico (ese otro gran fetiche) si la repartición de la renta y la riqueza favorece sistemáticamente a las élites económicas.
En términos periodísticos, el informe le dice al venenoso con toda claridad que la desigualdad ya dejó de ser un mero dato técnico para convertirse en el eje que explica por qué la polarización política, por qué el estancamiento de la movilidad social y por qué la confianza en las instituciones se desploma por todos lados. Tres dinámicas interrelacionadas son claves para entender la desigualdad, reporta el Informe: la concentración de la riqueza en la cúspide, la insuficiente tributación sobre capital y herencias, y la erosión de los salarios reales frente a la valorización de activos. Estas dinámicas alimentan una espiral donde la riqueza genera más poder político y mayor capacidad para moldear normatividades y reglas a favor de intereses particulares siempre cuestionables por conflictos de interés.
En momentos en que los multimillonarios del mundo se sienten atacados y abogan por el derecho a la desigualdad y su derecho a no pagar más impuestos (Salinas Pliego dixit), las afiladas recomendaciones del reporte son claras y políticamente exigentes: impuestos progresivos sobre la renta y la riqueza, impuestos a las herencias, fortalecimiento de la fiscalidad corporativa y mayor inversión pública en salud, educación y protección social.
Como comprueba este documento, no se trata sólo de recaudar más, sino de diseñar sistemas fiscales que reduzcan la capacidad de acumulación extrema a la que se han dirigido las políticas económicas liberales y neoliberales sin piedad, sistemas fiscales diseñados específicamente para financiar bienes públicos que sostengan la igualdad de oportunidades. A lo anterior, el informe añade la necesidad legal de la plena transparencia patrimonial y de medidas que limiten la elusión y la evasión fiscal transnacional, un punto crucial en un mundo donde el capital se mueve con facilidad entre jurisdicciones.
Para América Latina y otras regiones con históricas desigualdades estructurales, las lecciones del informe son dobles: por un lado, la urgencia de políticas redistributivas; por otro, la necesidad de fortalecer capacidades estatales para implementar reformas que no sean capturadas inmediatamente por intereses privados. La política fiscal redistributiva debe ir acompañada de reformas laborales, regulación financiera y políticas industriales que creen empleos decentes y reduzcan la dependencia de rentas de capital.
Otro de lo puntos más destacados a juicio del escorpión, es que el informe conecta desigualdad y sostenibilidad, algo que llega al corazón del capitalismo industrial: la crisis climática y la desigualdad se retroalimentan. Las poblaciones más vulnerables sufren primero y más, mientras que las emisiones históricas de gases y la acumulación de activos ligados a combustibles fósiles concentran beneficios en pocos actores. Por eso, si realmente se persigue efectividad de acciones en materia de sostenibilidad y ecología, las innumerables transiciones verdes abusivas, deben rediseñarse con justicia distributiva, combinando impuestos ecológicos progresivos con transferencias y reconversión laboral para no reproducir nuevas formas de exclusión.
Para lograr que, en medio de esta profunda crisis, pueda sobrevivir algún modelo efectivo de la democracia redistributiva, entendida como un espacio para la negociación colectiva de demandas y exigencias de igualdad, los gobiernos deben reconocer que la desigualdad es política y actuar en consecuencia.
Este Informe sobre Desigualdad 2026 no ofrece recetas mágicas, reflexiona el alacrán, pero sí el mapa de un camino difícil, tortuoso y no sin resistencias poderosas. Hay que realizar reformas fiscales históricas (ahí te quiero ver Secretaría de Hacienda) y lograr transparencia y políticas públicas redistributivas. Sin ellas, el mentado crecimiento al que tantos le prenden veladoras se mantendrá como lo que ha sido hasta ahora, un privilegio para que pocos concentren cada vez más riqueza y poder, mientras la mayoría recibe promesas vanas de progreso e igualdad.
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