Miles de millones para crear “elefantes blancos”; los lujosos teatros de China que sólo sirven de adorno

07/11/2013 - 12:00 am
Foto: Vocativ
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Ciudad de México, 7 de noviembre (SinEmbargo).– China está ocupada construyendo decenas de grandes, lujosos teatros, aparentemente sólo para ser contemplados desde afuera.

Así, las ambiciones para edificios como el Tianjin Grand Theater, inaugurado apenas el año pasado se limitan en estos días a adornar las alturas del cielo chino. Sin embargo, no es el único que actualmente padece esta suerte.

Situado a unos 136 kilómetros de Beijing, esta sede de 250 millones es la brillante pieza central de un rediseño urbano masivo en la histórica ciudad portuaria asiática. Se extiende a través de 89 ​​hectáreas y cuenta con una sala de ópera con mil 600 asientos, un teatro de conciertos con mil 200 asientos y un espacio de rendimiento multifuncional de 400 localidades. Así mismo, en los primeros meses, el teatro fue engalanado por grandes compañías de ballet de Rusia, la Orquesta de Filadelfia y el Cuarteto de Cuerdas Emerson.

Sin embargo, el resplandeciente teatro pronto se encontró con obstáculo que cortó su impulso. “No hay dinero”, dice Qian Cheng, director general del inmueble.

Desafortunadamente, en toda China, la historia es la misma: abundancia de riquezas para la construcción y sólo unas cuantas monedas para la operación. El gobierno gastó un equivalente a 50 mil millones de dólares para construir 40 nuevas grandes espacios para espectáculos en todo el país en los últimos tres años, según el Instituto de Industrias Culturales de la Universidad de Pekín.

De esta manera, la suma colosal ha servido para costear por impresionantes lugares equipados con iluminación de lujo, exquisitas salas de ensayo y sistemas de sonido que son la envidia de muchas ciudades occidentales. Sin embargo, el flujo de efectivo cesa cuando se trata de mantener estos espacios grandiosos en operación, dejando al país salpicado de impresionantes teatros que no pueden cubrir los gastos de agenda y promoción. Esto, a su vez, conduce a un problema todavía mayor: los asientos vacíos.

“Quieren 300 funciones al año,” dice Qian, refiriéndose a los funcionarios que impulsaron la construcción del teatro. No obstante hay un pequeño problema, agrega: “Ellos simplemente no tienen la intención de apoyarlos”.

Qian es bien conocido en la comunidad artística mundial por haber desafiado a las autoridades chinas al traer artistas occidentales al Beijing Concert Hall. De hecho, pasó cinco años en la cárcel por esto antes de dirigir el Tianjin Grand Theater. Así que al principio fue capaz de llamar a amigos de todo el mundo para programar presentaciones internacionales en Tianjin, pero recientemente las reservas se han reducido al mínimo, porque no puede pagarlos.

Foto: Vocativ
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Mientras tanto, un teatro impresionante en Wuxi (una península artificial) que se inauguró en 2012 y costó 200 millones dólares, celebró sólo 10 actuaciones en los dos primeros meses de este año. Asimismo, el Donguang Yulan Theater, de 100 millones, celebró una docena; mientras que el Huizhou Cultural Arts Center, de 70 millones, tuvo cuatro funciones.

Pero incluso esas pocas actuaciones no se agotan debido a la insuficiente financiación, así como los altos precios de los boletos . Muchos de los teatros se encuentran décadas por delante de las comunidades en vías de desarrollo a las que están destinados a atraer como audiencia. Por otra parte, los boletos pueden costar hasta seis meses un salario promedio en China.

Si bien, estos sitios en Beijing pueden contar con el apoyo de grandes empresas que compran entradas para espectáculos de celebridades a cualquier precio, para repartir entre sus clientes y empleados privilegiados, los teatros en ciudades menores como Tianjin apenas tienen una oportunidad de seguir en funcionamiento después de su inauguración.

De acuerdo con el sitio Vocativ, un periodista extranjero residente en China, que pidió el anonimato dijo que las autoridades del gobierno local a menudo no ven más allá de la necesidad irresistible de construir compulsivamente. “Es como si se reunieran y decidieran que todas las ciudades de cierto tamaño deberían tener uno de los siguientes: estadio deportivo, aeropuerto internacional, museo y un teatro grande”, dice, añadiendo que en este estado unipartidista, sin importar la lógica, si es financiado “debe ser construido”.

Puede llevar toda una generación antes de que el apoyo financiero a largo plazo para las artes coincida con el ritmo de la construcción. Para entonces se habrán perdido todas estas instalaciones de clase mundial. Sin embargo, aún no hay señales de una desaceleración. Prácticamente todos los principales despachos de arquitectos del mundo están activos en China, atraídos por la financiación alocada en una economía global tacaña.

“Estar en China es disfrutar de una libertad casi absoluta”, dice Meinhard von Gerkan, fundador de la reconocida firma alemana GMP Architekten, que diseñó el Gran Teatro de Tianjin y muchos otros. Von Gerkan recuerda la manera en la que durante un encuentro casual con funcionarios de la ciudad, cerca de Tianjin, se limitó a esbozar un plan urbano multimillonario allí mismo, en una servilleta. “¿Dónde en el mundo se puede hacer esto?”, agrega.

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