México

¿Quién viola y mata a una dulcera de 24 años? Pasó en Edomex, hace 9 meses. Y como si fuera nadie…

13/04/2018 - 11:00 am

La frialdad e indiferencia de las autoridades del Estado de México frente a los feminicidios queda evidenciada con la historia de Diana, una joven vendedora de dulces asesinada en julio de 2017. Su caso ha generado indignación, coraje e impotencia desde que se exhibió que la chica fue reportada como un hombre cuando encontraron su cadáver.

Han pasado nueve meses y las autoridades siguen sin mostrar interés en esclarecer  el crimen. “Ni siquiera cuentan con una línea de investigación”, denuncia la familia.

En tres años, 2015, 2016 y 2017, se asesinaron a 8 mil 190  mujeres, según dato del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Estas cifras reflejan un crecimiento de asesinatos de mujeres en 52 por ciento, de 2014 a 2017, destaca el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

Ciudad de México, 13 de abril (SinEmbargo).- Diana Velázquez Florencio fue violada y estrangulada en Chimalhuacán, Estado de México. Su cuerpo fue localizado en la vía pública pero reportado como el cadáver de un hombre. Posteriormente fue apilado en la morgue de Nezahualcóyotl donde su hermana lo encontró por casualidad. El crimen contra Diana retrata la indiferencia de las autoridades del Estado de México ante los feminicidios.

La familia de la víctima narra una historia de omisiones e insensibilidad por parte de las autoridades que, a nueve meses, aún no termina.

Diana Velázquez Florencio tenía 24 años de edad cuando fue privada de la vida.

Vendía dulces en las calles de Chimalhuacán. Pretendía juntar dinero para comprarse una computadora y terminar sus estudios vía Internet. Quería concluir la preparatoria y después aplicar a una licenciatura.

“Era reservada, no era muy sociable. No le gustaba el Facebook o las redes sociales. Quería tener una carrera y ser madre”, comenta en entrevista Laura Velázquez, la hermana menor.

A Diana tampoco le agradada las selfies o fotos. La última imagen es una fotografía para sus tramites escolares, al concluir la secundaria abierta.

Diana desapareció la madrugada de 2 de julio cuando salió de su casa ubicada en Santa María Nativitas. La madre pensó que había salido a realizar una llamada telefónica, porque adentro del inmueble tenían mala recepción.

Pasaron los minutos y Diana no regresaba. Su madre marcó a su celular. A las 2:45 horas contestó la llamada y también por mensaje donde decía: “ya voy”. Pero jamás regresó.

Lydia Florencio y Laura Velázquez, madre y hermana de Diana, acudieron a la Fiscalía de Chimalhuacán a interponer el reporte de desaparición. Eran las 08:00 horas aproximadamente, narra Laura.

Las autoridades se negaron a levantar el acta con el argumento que era muy pronto para denunciar y debían esperar 72 horas. Las familiares regresaron a buscar en las calles.

Un reporte a muy temprana hora alertaba de la presencia de un cadáver en la calle Francisco I. Madero, de la colonia Guadalupe, atrás de la Plaza Chimalhuacán. Era el cuerpo de Diana. Había sido violada, estrangulada y arrojada en esa avenida de relativo tránsito.

Policías municipales, ministeriales y peritos acudieron al lugar y reportaron el hallazgo de un cuerpo “masculino”. Pidieron a una funeraria privada que lo trasladara a las instalaciones de Servicios Periciales en Nezahualcóyotl; de esto se dio cuenta la familia tiempo después.

Sin imaginarse que el cuerpo de Diana ya había sido localizado e ignorado, el resto de la mañana y medio día ese domingo 2 de julio sus familiares continuaron con la búsqueda por diversas colonias.

Alrededor de las 16:00 horas regresaron a casa y volvieron a marcar a los números de Diana. Una mujer contestó y colgó pero Lydia, la mamá, insistió. Una voz femenina respondió y arguyó que ella había adquirido el celular cerca de las 12:00 de la tarde en el tianguis de San Vicente.

“En ese momento pensamos lo peor”, recuerda Laura.

Los parientes regresaron a las oficinas ministeriales de Chimalhuacán para levantar la denuncia. Un Ministerio Público les tomó la declaración. Los primeros días pasaron entre pesquisas y trámites.

Desde un principio solicitaron las imágenes de las cámaras de vigilancia de la zona a las autoridades de Chimalhuacán, quienes respondieron que debían de pedirlas en Nezahualcóyotl.

Jairo, papá de Diana, y Laura acudieron el jueves 6 de julio a las oficinas en Nezahualcóyotl para entregar unos oficios para los videos. En ese momento, Laura pensó en acudir al Semefo a preguntar si había algún cuerpo.

Después de dos horas de espera, una funcionaria atendió a Laura y Jairo. Les manifestó que tenían el cadáver de una mujer y les enseñó una fotografía, pero el padre no la reconoció del todo. Luego les mostró unos documentos donde describían la ropa que portaba la chica. Era igual a la que vestía Diana. El padre y la hija pasaron a las instalaciones.

La escena que observó Laura se quedó grabada en su memoria, dice.

“Estaban los cadáveres, de hombres y mujeres, en el piso. Había mucha sangre, sin ningún tipo de cuidado. Todos a la intemperie, desnudos y con alto grado de descomposición”.

A Laura y a Jairo les mostraron los restos de la joven pero seguían sin poder reconocerla por el grado de descomposición.

“Ella estaba abierta y así me la enseñaron. La tenían allí, su ropa también, había sangre. Dejaron que [las prendas como evidencia] se contaminaran”, detalla Laura.

Diana acostumbraba a peinarse con trencitas. Laura pidió que le mostraran la cabellera. Le presentaron una bolsa con cabellos trenzados. Fue así –además de un braisiere– como la identificaron inicialmente.

“Ahí nos dijeron que para entregarnos a Diana necesitábamos una funeraria”, recuerda.

Laura y Jairo regresaron a Chimalhuacán. Contactaron unos servicios fúnebres de nombre El Prado, situados cerca de la Fiscalía, detalla la entrevistada.

“¡Es la del domingo!”, dijeron cuando fuimos.

La frase de los empleados reveló a Laura y a su familia que la joven fue localizada desde el día de su desaparición. Trataron de indagar más y cuestionaron a los empleados peros estos optaron por llamar a un comandante de la Fiscalía General del Edomex.

CREYERON QUE ERA PROSTITUTA…

El agente, cuestionado del por qué no notificaron a la familia del hallazgo de Diana, argumentó que no lo hicieron porque creyeron que era una prostituta. Además, mostró una imagen del día en que encontraron a Diana.

Laura asevera que en la fotogradía Diana estaba en una posición diferente a lo que establece el expediente.

“En la carpeta dice que la hallaron boca abajo, en la foto ella estaba boca arriba, se le veían los senos. La escena fue manipulada, se ve que tomaron esa fotografía para el morbo”, explica la hermana de la víctima.

“A ellos no les importa si matan a una mujer. No entiendo por qué no nos informaron es como si quisieran borrar su crimen, como si con no identificarla iba a terminar en la fosa común para que nadie la reclamara y nadie exigiera justicia para ella”, detalla Laura.

Se estima que durante 2017 fueron asesinadas 1 mil 583 mujeres en sólo 18 estados del país, de acuerdo con la información proporcionada por las fiscalías y procuradurías estatales, y documentada por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio en su más reciente reporte anual, presentado el pasado 10 de abril.

De los mil 582 asesinatos, sólo 479 fueron investigados como feminicidios, es decir 30 por ciento de los casos, abunda el informe de la organización.

En tres años, del 2015, 2016 y 2017, se asesinaron a 8 mil 190 asesinatos de mujeres, según las cifras desagregadas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). En 2015, 2 mil 144 asesinatos; en 2016, 2 mil 790 y en 2017; 3 mil 256. Los asesinatos contra mujeres crecieron aproximadamente 52 por ciento, de 2014 a 2017.

La última fotografía de Diana. Foto: Especial

SIN JUSTICIA

Han pasado nueve meses y el asesinato de Diana aún no se ha esclarecido. Las autoridades mexiquenses ni siquiera han establecido una línea de investigación, denuncia Laura Velázquez.

En la ropa de Diana se encontraron muestras de semen, al igual que en su cuerpo, pero no se ha realizado el análisis para identificar al agresor o confrontar el ADN.

Tampoco se realizaron exámenes toxicológicos para establecer si Diana fue drogada. “Ellos dijeron que no tenían el equipo”, agrega Laura.

El raspado de uñas, para verificar si había restos de piel del atacante, es otro estudio que no se realizó.

“El pretexto fue que ellos [autoridades] no observaron huellas de lucha , eso nos dijeron”, detalla Laura. Pero, ¿cómo podría tener validez dicho argumento si la joven ni siquiera fue identificada como mujer desde el inicio?

El cadáver de Diana fue tratado sin los cuidados periciales correspondientes, no se embalaron pruebas en la escena donde la encontraron, no se resguardó en lugares aptos.

Lo videos de las cámaras no se entregaron.

La familia también solicitó a la Fiscalía las sábanas telefónicas de los celulares. Estos registros de las compañías telefónicas quedan guardados sólo por un año. A nueve meses aún no las obtienen. Los ofendidos temen que se llegue el año y se pierda esta información.

“Tal parece que a nadie le importa si matan a una mujer” dice Laura Velázquez, quien denuncia que han recibido de las autoridades malos tratos, gritos y hasta insultos.

“Ha sido error tras error. Omisiones. No nos han entregado nada y sabemos que esto es cuestión de tiempo. Nos quieren desesperar, que pase el tiempo para no obtener las pruebas y que se cierre el caso, porque no quieren trabajar”, agrega la hermana de Diana.

En cambio, sí han obtenido gritos y reclamos de los funcionarios de la Fiscalía del Estado de México que incluso –afirma la entrevistada–, hasta las han culpado por no avanzar en la investigación.

“Uno de los comandantes nos dijo que no hiciéramos alboroto, que nos quedáramos calladas. […] El Comandante Chavero nos dijo que no hiciéramos ruido que a lo mejor el agresor ya habrá huido por nuestra culpa [por visibilizar en medios el caso]”, detalla.

La familia se acercó a colectivos para evidenciar las omisiones de las autoridades y desde hace meses han participado en manifestaciones para exigir justicia.

La familia y otras activistas fueron amedrentadas cuando repartían información e invitaciones a la marcha del 25 de noviembre de 2017. Eran ocho personas quienes entregaban volantes. Seis patrullas de policías llegaron al lugar.

“Nos dijeron que no podíamos entregar eso, que alborotábamos a la población, que aquí no había feminicidios. Ese día detuvieron a dos compañeras: Sofía y Margarita”, acusa Laura.

RECOMENDACIONES, LLAMADOS A MISA

El Estado de México modificó el tipo penal de feminicidio en 2014. Implementó la Alerta de Género (AVG) en 2015 y pese a múltiples recomendaciones de la Alerta y de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), como contar con un protocolo de investigación del feminicidio, en esa entidad prevalece la falta de investigación como feminicidio en los asesinatos mujeres.

El 83 por ciento  de los casos se investiga como homicidios dolosos, de acuerdo al más reciente informe del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF).

“Esto es aún más preocupante al reconocer que el Estado de México es una entidad que presenta un contexto de alta criminalidad, en donde diversos grupos operan en distintas regiones del estado, principalmente en los municipios de la zona oriente. Como OCNF hemos documentado un patrón de desaparición de niñas y jóvenes. Si bien el Estado de México ha implementado algunas de las medidas previamente mencionadas, éstas no se ven reflejadas en la disminución de la incidencia delictiva ni en las investigaciones de las muertes violentas de mujeres en la entidad”, detalla el documento presentado apenas el pasado 10 de abril.

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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