¿Estás harto de la playa y de los centros turísticos recurrentes en esta temporada? No te preocupes, afortunadamente México es poseedor de una gran riqueza a lo largo y ancho de su territorio.

En Sin Embargo SD hicimos un recuento de siete lugares que puedes visitar y que seguro no te imaginabas que existían o simplemente habías dudado de su atractivo. A veces, las cosas más divertidas e interesantes no se encuentran tan lejos, ni son tan costosas.

Lugares místicos, perdidos y poco visitados es lo que necesitas. Desde el sur hasta el norte hay zonas un tanto desconocidas. Algunas son las indicadas para valientes y aventureros. Si por fin decidiste salir de la rutina, estas opciones te pueden ayudar a elegir tu próximo destino de recreación.

1.

Salto de Quetzalapa

(Puebla)

Más allá del atractivo colonial que tiene Puebla, existen diversos lugares extraordinarios y poco conocidos. Como el Salto de Quetzalapa, una maravilla natural al norte del estado (limítrofe con Tlaxcala). Recuperando las instalaciones de la antigua central hidroeléctrica que daba vida al poblado de Chignahuapan, se creó un parque recreativo que alberga esta belleza natural con una caída más de cien metros de altura, y en el que se puede acampar o alquilar una cabaña. Es un parque protegido, así que es un buen lugar para entrar en contacto y respeto con el entorno natural. Cerca de aquel municipio existen balnearios y aguas termales. En el lugar también podrás encontrar restaurantes con platillos típicos de la zona para disfrutar de la rica gastronomía local.

En total son dos cascadas que se forman desde una inmensa roca, al borde de la barranca que divide el caudal del río. En la zona elevada del parque se puede admirar la vertiginosa caída desde su bifurcación original. Unos cuantos kilómetros más adelante se encuentra el acceso al ejido de Tulimán, un verdadero oasis oculto en el bosque. Es seguro y existen servicios que se adaptan a cualquier bolsillo.

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2.

Huautla de Jiménez

(Oaxaca)

La sierra mazateca es la tierra de la sabiduría y del amor. Fue la zona donde Maria Sabina descubrió sus poderes curativos y curó a su pueblo. Huautla de Jiménez (Lugar de las Águilas), municipio del estado de Oaxaca, fue el lugar favorito de estrellas del rock como The Beatles, millonarios, escritores y periodistas en la década de los sesentas. Muchos aventureros, en busca de la cura a sus males o de un viaje espiritual llegan a este lugar lleno de tradición y de magia.

Se dice que muchos hippies setenteros se quedaron vagando en aquella sierra, al parecer el viaje de LSD o la paz de la naturaleza los encantó de por vida. No es fácil que los pobladores permitan ser parte de sus rituales con hongos o peyote; sin embargo se puede intentar yendo año con año. Por otra parte, existen atracciones como la Caída de agua de la regadera, el cerro de la Adoración, el Sótano de San Agustín y las cuevas de San Antonio. (NOTA: Aunque el poblado es tranquilo, reportes periodísticos indican la presencia de grupos delictivos o pandillas. Así que toma precauciones).

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3.

Ciudad de Toniná

(Chiapas)

Esta acrópolis maya tiene una antigüedad de mil 700 años. Se ubica en el municipio de Ocosingo, Chiapas. Es una de las ciudades mayas mejor situadas, pues sus edificios y pirámides han permanecido firmes pese al paso de los años, los vientos de los océanos y el paso del hombre. Tanto es así que en 2010 expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron una pirámide de 75 metros, 10 veces más grande que la del Sol en Teotihuacán, Edomex.

Expertos aseguran que Toniná fue un fuerte militar. En el año 909, se escribió allí la última inscripción de los mayas de la época clásica. Lo rodea la selva y los vientos del Océano Atlántico y el Océano Pacífico. Los recorridos son de 8 a 17 horas, todos los días del año. Ocosingo se ubica a 30 kilómetros de San Cristóbal de las Casas, en el corazón de la región tzeltal. Su plaza conserva dos testimonios de la época colonial, una caja de agua de planta hexagonal, y la Iglesia de San Jacinto sede del convento Dominico que administraba Yajalón, Sitalá, San Martín Abasolo y otros pueblos.

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4.

Jardín de Las Pozas

(San Luis Potosí)

Xilitla es un pueblo con tradiciones ancestrales de los nativos nahuas y téenek, quienes conviven en armonía con la naturaleza y la modernidad. Está situado en una porción montañosa de la Huasteca que por la ubicación y el ambiente prodigioso, de inmediato hechiza al visitante. Para entender esto hay que verlo, hay que sentirlo, hay que recorrer sus calles empinadas, visitar sus atractivos y dejarse abrazar por la niebla. Es el lugar perfecto para personas que adoran la lluvia, el sonido y misterio de la naturaleza.

En la década de los cuarentas el artista británico Edward James decidió crear su jardín del Edén en el municipio de Xilitla. El resultado fue un maravilloso complejo arquitectónico surrealista. La Sierra Madre Oriental resguarda el templo mágico que fundó James.  El municipio se encuentra localizado en la parte sureste del estado, en la zona huasteca a 350 kilómetros de la capital de San Luis Potosí.

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5.

Cabaña Angelita

(Hidalgo)

Si lo que quieres es total tranquilidad, existe un hotel en medio de la nada llamado Cabaña Angelita donde no tienes que preocuparte en lo absoluto, pues serás atendido en todo momento, solamente reserva con anticipación, ya que la casita tiene capacidad para seis personas.  Está totalmente amueblada (sala, comedor, chimenea, tres recámaras, dos baños completos, cocina equipada, frigobar, terraza, estacionamiento) y cuenta con servicios de televisión y DVD, aire acondicionado, tina de hidromasaje. Puedes asar carne a las brasas, practicar algún deporte o dar un paseo a caballo.

Si quieres ponerle suspenso a tu visita, tienes que ver el cortometraje La Mina de Oro, de Jaques Bonnavent. La Cabaña Angelita se encuentra en el municipio de Meztitlán, Hidalgo (Muy cerca de Veracruz). La sierra otomí encierra parques, comunidades y montañas que rodean este lugar. Más al sur se encuentra Real del Monte y Huasca de Ocampo, al oeste Ixmiquilpan y las grutas de Tolantongo, al norte puedes visitar la reserva ecológica Abra-Tanchipa (San Luis Potosí).

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6.

Cerro de Piedra Bola

(Jalisco)

¿Te imaginas un cerro con cientos de piedras esféricas de diferentes tamaños? Eso es lo que hay en este lugar. Según sus pobladores, cada piedra tiene poderes especiales. Pero nadie puede llevarse una roca pues han permanecido durante millones de años como testigos silentes e inertes de la fauna que las rodea. Estos materiales pétreos están protegidos por las leyes del hombre y forman parte de la reserva ecológica asentada en el municipio de Ahualulco del Mercado, Jalisco.

Piedras Bolas se encuentra en el cerro del mismo nombre (bautizado así en honor a las esferas pétreas que abundan en el sitio), a 14 kilómetros de la cabecera municipal de Ahualulco del Mercado, a mil 100 metros sobre el nivel del mar. El área protegida es de 256 hectáreas, de las cuales, 156 son de uso restringido. Nadie sabe cómo y cuándo surgieron estas esferas. Los habitantes de la región hablan de humanos gigantes que las transportaron hacia ese lugar.

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7.

Las dunas de Samalayuca

(Chihuahua)

Hay personas que no les gusta la vegetación, la playa sino el desierto. Los lugares áridos, secos y despoblados son lo suyo. Si te identificas con este ecosistema tienes que conocer las dunas que se forman en Samalayuca, Chihuahua. En este desierto  ubicado a 50 kilómetros de Ciudad Juárez, se pueden practicar deportes extremos como surf de arena, carreras de cuatrimotos y motocross; también automóviles 4×4 se enfrentan en aquel mar de arena.

Varios restaurantes organizan la cena a mitad del desierto. Platillos locales son la especialidad de la noche. Hasta hace unos años no existía nada en esta zona, pero con el paso del tiempo el Gobierno estatal invirtió para crear un espacio seguro y turístico. Tanto así que se ha convertido en el lugar preferido de deportistas extremos de todo el mundo.