Ciudad de México a 25 de agosto (SinEmbargo).- Las “tribus” o corrientes que fungían como contrapeso al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se debilitaron a partir de septiembre del año pasado y hoy, serán los “Los Chuchos” o Nueva Izquierda (NI) de Jesús Ortega Martínez y Alternativa Democrática Nacional (ADN) de Héctor Bautista López, las que elegirán principalmente a la nueva dirigencia, encabezada actualmente por ambas expresiones.
“Ahora si alguien dice ‘es que en el PRD lo que va a pasar es lo de siempre, se van a poner de acuerdo la mayoría para imponer’, pues sí, como en la Cámara de Diputados o en el Senado. Yo no conozco ningún Grupo Parlamentario minoritario en la Cámara de Diputados o en el Senado que por sí mismo gane una votación, si no tiene el respaldo mayoritario. Es el juego democrático, así se llama, juego democrático”, contestó el martes Carlos Navarrete Ruiz, presidente del Sol Azteca, a la pregunta de si veía viable la desaparición de las “tribus”.
La respuesta del dirigente fue que el PRD funciona con un sistema parlamentario, en donde se eligen consejeros a través de planillas. Esas planillas son presentadas por las distintas corrientes y al final cada una obtiene un porcentaje.
Aunque nadie es mayoría, la tendencia de los perredistas a nivel nacional es la unión entre NI y ADN, corrientes que entre las dos suman casi 59 por ciento de los votos al interior del Consejo Nacional.
“Ellos buscarán mantener el control. Será entre ellos mismos la toma de decisiones para la próxima dirigencia”, dijo Enrique Gutiérrez Márquez, académico del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (UIA).
El experto explicó que durante mucho tiempo la toma de decisiones al interior del PRD estuvo sustentada por los liderazgos y por una diversidad de opiniones que hacían del partido una fuerza heterogénea.
Hoy los perredistas que quedaron, después del éxodo de líderes en todo el país que se dio desde hace tres años y se agudizó durante los últimos meses, no cuentan con una idea clara y proyecto de hacia dónde ir, argumentó.
“Restringen la gran pluralidad a unos cuantos grupos que han terminado de controlar al partido”, dijo.
En las elecciones del Consejo Nacional actual que se realizó en septiembre del año pasado, la corriente de Jesús Ortega -NI-, obtuvo 36 por ciento de los votos totales, mientras que ADN, corriente que lidera Héctor Bautista, se quedó con 21.9 por ciento.
La expresión que lidera René Bejarano Martínez, Izquierda Democrática Nacional (IDN), obtuvo apenas 16 por ciento de los votos. Al final, el Consejo Nacional eligió a sus líderes: Navarrete Ruiz, de “Los Chuchos” como presidente y a Bautista López, líder de ADN, la segunda “tribu” más importante, como secretario general.
Ese Consejo será al que elija a los nuevos dirigentes. Corrientes como la de Marcelo Ebrard Casaubón, Movimiento Progresista, desaparecieron con la salida de su líder.
SIN TRIBUS: BARBOSA Y ZOÉ ROBLEDO
Algunos de los perredistas que hacen votos para que desaparezcan las corrientes o “tribus” del Sol Azteca son el Coordinador del partido en el Senado de la República Miguel Barbosa Huerta y el Senador Zoé Robledo Aburto.
Barbosa emplazó hace unos días a las corrientes a disolverse antes de la elección de los nuevos dirigentes.
Sin una transformación profunda del PRD, las alianzas electorales que se puedan construir, podría fracasar, dijo.
Zoé Robledo advirtió que de no disolverse las corrientes internas, el partido enfrentará el riesgo del rechazo de los distintos actores sociales a los que el Sol Azteca plantea buscar en sus nueve puntos para la transformación.
Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto de Estudios Superiores del Tecnológico de Monterrey (Itesm), explicó que las corrientes del PRD son uno de los elementos que le da certidumbre al partido.
Todo el mundo sabe a qué atenerse, cuando la presencia se disputa en las urnas, dijo.
Sin embargo la migración de líderes y militantes hacia el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la salida de varios de sus fundadores, originó que la estructura de corrientes se “desmorone”, indicó.
“Quedan más o menos el mismo número de antes, pero ha habido movimientos al interior y hacia afuera”, agregó.
Gutiérrez Márquez explicó que el PRD nunca pudo consolidarse como un partido político maduro, debido a que fueron los liderazgos los que institucionalizaron sus prácticas, y no la fuerza política como tal.
“Cuando pierden estos líderes morales que controlaban a los grupos, el PRD no tiene las herramientas como instituto político para solventar las diferencias entre las voces disidentes dentro del partido. Esto ha generado una hegemonía y la ruptura, de los que se salen. Nunca pudieron construir una estructura medianamente adecuada y democrática, que permitiera el funcionamiento de ese partido, a pesar de las diferencias”, detalló.
Aunque se hable hoy de disolver a las corrientes, el académico dijo que el Sol Azteca ya no cuenta con aquellos grupos que eran contraparte y que le deban al partido un rostro plural, una de sus características más importantes.
“Me parece una estrategia mediática interesante querer desaparecer de un plumazo a los grupos del PRD, pero se necesita algo más que eso. El PRD puede convertirse en una franquicia política nada más”, dijo.
