Angélica Simón****

Bimbo ofrece a sus consumidores más que rebanadas de pan: “con el cariño de siempre”, dice en su promesa comercial, mientras Daniel Servitje, el director general de esta, la panificadora que llega al 99 por ciento de los hogares mexicanos, ha hablado muchas veces de forma pública sobre la relevancia de limpiar su cadena de producción, de la conservación del agua y la biodiversidad.

Pero decir, no es lo mismo que hacer.

Hasta ahora, para que el cariño de siempre de Grupo Bimbo llegue a cada mesa en forma de pan, se siguen utilizando aditivos (edulcorantes, saborizantes artificiales y todo lo que no tienen los alimentos naturales), así como ingredientes obtenidos mediante un modelo de agricultura industrial que usa un cóctel de plaguicidas que, aunque no podamos “ver” en nuestras rebanadas, tienen efectos en el medio ambiente y en la salud de la gente.

Estos plaguicidas causan daños a los sistemas endócrino y nervioso, están relacionados con malformaciones, incidencia de cáncer y se han encontrado en leche materna de quienes viven cerca de donde se producen los ingredientes (1).

¿Podemos llamar a esto cariño? ¿Podemos creer en su compromiso por limpiar su cadena de producción? En verdad queremos hacerlo pero estamos esperando que su decir se traduzca en acciones concretas.

Al ser la panificadora más importante del mundo tiene el poder de dejar atrás este sistema de producción sucio y devastador y liderar la carrera hacia la agricultura ecológica y ésta, no puede permitir el uso de plaguicidas.

Tras más de un año de campaña, durante los cuales Greenpeace ha sumado a más de 100 mil personas en México y EE.UU. quienes han pedido a la creadora del osito más dulce del sector que transite hacia un modelo de producción sustentable y que no dañe a polinizadores como las abejas, las mariposas, y la vida acuática, el pasado viernes 23 de septiembre Bimbo cumplió con el plazo para presentar su plan de trabajo pero seguimos esperando que lo ponga en práctica.

La empresa tiene que demostrar que transitarán a un modelo de agricultura sustentable, social y ambientalmente, libre de plaguicidas y transgénicos. La eliminación de estas sustancias tóxicas no puede ser negociable si realmente quiere a sus consumidores y si busca ser congruente.

En el marco de la carrera global 2016 organizada por la panificadora, cientos de activistas aprovecharon el escenario para decirle a Bimbo que su meta debe ser convertirse el líder en la competencia hacia la agricultura ecológica que asegure una tierra sana.

Es por eso que le preguntamos al director general de Grupo Bimbo, Daniel Servitje:

Si su meta no es que todos los mexicanos ganemos una alimentación y una tierra saludable, entonces ¿hacia dónde corre?

****Angélica Simón es coordinadora de medios en Greenpeace México

Greenpeace

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